Eramos amigos, y nos hemos vuelto extraños...
Mas luego la fuerza omnipotente de nuestra misión nos separó, empujándonos por mares distintos, bajo otros rayos de sol, y acaso no volveremos a encontrarnos o quizás sí; pero no nos conoceremos, porque nos habrán transformado otros mares y otros soles.

~FREDERICK NIETZCHE ~

Era increíble pensar como los desastrosos sucesos impulsados por mentes retorcidas, podían terminar en juntar dos caminos como los suyos en una forma tan significativa. El día en que nació la deuda o la amistad Charles nunca espero que fuera fácil. Sus pensamientos son confirmados por el vaivén en los dos extremos de un hilo, sin planes de acabar.

Charles había vivido tanto a través de los libros y sus investigaciones, pero había visto aún más a través de los ojos de otros. Conoció el sufrimiento y el dolor de cualquier persona al azar en la estación Grand Central Terminal. Aveces ni siquiera tuvo que usar su don, como con Raven hasta cierto momento.

Ningún dolor lo afecto tanto como el de aquel hombre. La vida había actuado como un verdugo para Erik, lo que hacía más difícil para Charles convencerlo de hacer lo correcto.

Algunas veces se vio tentado, quería dejarlo descargar toda su ira en contra de quienes lo habían dañado, puede que así encontrara algo de paz, puede que de alguna retorcida forma sí se trataría justicia. Iba a retroceder cuando él se lo pidió, entendiendo que lo necesitaba. Pero Charles no solo vio dolor, tambien podía ver la bondad de un gran hombre. No permitiría que se condenara a sí mismo. No sí había un poco de esperanza.

Charles jala el primer hilo bajo el mar, siendo la primera persona en ofrecerle su mano al eterno solitario. Erik lo jala, necesita apagar su dolor y la venganza está en la yema de sus dedos. No la dejaría ir.

Y luego, todo lo que sigue es eso: Erik intenta llenar el vacío y él no permite que su amigo vaya demasiado lejos.

Erik se va, porque el mismo Charles le pide que lo haga, por primera vez, creyendo que tal vez no hay tan dichosa esperanza. Sabe lo importante que son el uno para el otro, también sabe que esa amistad acabaría con él tarde o temprano, tal como sucedió con sus piernas. Lo despide y duele. El sufrimiento le aprieta mas fuerte el corazón cuando se lleva a la pieza más importante de su vida.

Su amiga, hermana, todo lo que amó. Lo abandona, porque Erik es implacable aún cuando no lo está siendo. La guerra derrumba todo por lo que vivió, y ni Erik ni Raven estan ahí. La mansión era gigante para una sola persona y las paredes comienzan susurrar. La locura iba a matarlo, así que toma una elección. Su poder por su tranquilidad.

Por años desea no haberse lanzado aquella noche al agua para salvar a un loco que emprendía una misión suicida.

Odia a su amigo y aun así vuelve a jalar el hilo. Lo hace tras una y cada mala elección. Porque no puede evitar entrar al su mente, entre tanto odio y dolor no ve a Magneto... ve a Erik Lehnsherr. Lo ve intentándolo, ser mejor. Se le escapa una sonrisa, que luego se deshace al presenciar en sus recuerdos como la ilusión de un hombre es masacrada por otros hombres que siguen órdenes.

Uno y otro intento que resultaron en un Erik roto que había tratado de volver al camino. Porque Dios, o lo que quiera que los gobernaba el mundo, había decidido que él simplemente era así, nacido para sufrir. Para ser el villano de una historia que no puede ser contada de otra forma.

No se mentiría, sabia que en buena cuota Erik era una pequeña mente retorcida. Con nobles ideales, pero innegablemente peligrosa. No se podía negar la oscuridad siendo tan visible. Charles deja de intentar convencerlo, porque ya no puede hacer otra promesa que sabe que no depende de él. Después de tanto, el profesor ha perdido algo de fe.

Sus caminos no se cruzan por un largo tiempo y luego vuelven, pero ya no son los mismos. El mundo ha cambiado y ellos también, no son los jóvenes que alguna vez tuvieron el estupido sueño de ser héroes; en realidad, Erik nunca fue ese joven, no del todo.

Charles por su parte, seguía hurgando de vez en cuando en su viejo amigo, con la intención de hallar un poco de esperanza.

Ahí estaba todavía.