Capítulo 24
Jimin despertó sobresaltado, asustado se sentó en su cama y revisó toda su habitación con la mirada.
Cuando no encontró nada fuera de lo normal, frunció el ceño y tomó el despertador que tenía en su mesita de noche para verificar la hora.
Eran las 05: 30 am, el sol aún ni siquiera comenzaba a salir.
Confundido bajó sus pies e hizo una mueca de dolor al sentir un ardor en sus nalgas. Mordiendo su labio inferior se sacó con cuidado sus pantalones y se colocó un bóxer.
Justo cuando comenzaba a pensar en Yoongi y como lo había dejado solo otra vez, un sollozo reprimido antes de un golpe a la pared hizo eco hasta su habitación.
Sin esperar un segundo más, el omega se levantó y salió de su habitación ingresando a la del alfa, encendió la luz ahuyentando la oscuridad del interior.
Yoongi estaba dándole la espalda con una botella de licor en su mano derecha mientras que con su puño izquierdo volvía a golpear la pared con fuerza.
—¿Yoongi? —llamó sorprendido y atemorizado.
El alfa se detuvo un segundo y todo su cuerpo se tensó.
—Lárgate. —ordeno cortante y con voz rasposa.
El menor trago saliva y con valor, se internó más en la habitación hasta abrazar con fuerza al mayor desde su espalda.
—¿Qué sucedió? —pregunto notando que el alfa se había vuelto a colocar su camiseta y chaqueta.
Tal vez había salido cuando se quedó dormido.
¿Pero a altas horas de la noche? ¿Y a dónde?
La preocupación comenzó a carcomerlo profundamente desde adentro.
—¿Estuviste bebiendo? —pregunto abrazándolo con fuerza cuando intentó alejarlo.
—No —gruñó el alfa—. Lo intento, realmente me gustaría beber hasta que pierda totalmente la conciencia y no pueda recordar nada, pero a la vez es eso lo que me lo impide, porque sé que no debo olvidar, mis recuerdos son mi tortura y castigo —contestó con desprecio frío y... Roto.
"Está lastimado, roto" pensó Jimin igual de angustiado que su lobo.
Ésa era la sensación que le estaba mostrando el mayor, la cual había estado intentando ocultar con tanto esmero. Era debido a esto que seguramente Yoongi alejaba a las personas no permitiendo que ninguna fuera realmente cercana, manteniendo distancia con todos, una barrera.
Estaba lastimado.
Y Jimin quería saber, deseaba conocer el dolor de Min Yoongi y ayudarlo a sanar. Quería ser ese soporte que el alfa necesitaba tan desesperadamente a pesar de que no lo admitiera.
—Largo Jimin, no soy buena compañía en este momento —gruño bajo, agarrando con fuerza la botella de licor entre su mano.
Un poco más de fuerza y esta se podría quebrar. Pero el dolor no era un factor que le preocupara a Yoongi, aunque sabía que si el menor seguía insistiendo estar a su alrededor en aquel momento, comenzaría a atacarlo con palabras.
—No me iré Hyung, habla conmigo —pidió soltándolo para dar vuelta y enfrentarlo—. Yo te quiero ayudar, Yoongi —.Min rió de forma falsa y brusca, dura.
Pero el alfa no quería ayuda, menos de alguien que no le entendería, que comprendería la palabra dolor.
—¿Y en qué me vas a ayudar tú? —señalo burlesco, inclinando su cabeza con una sonrisa ladina resentida.
—Puedo hacerlo —le aseguró sin dejar que su lobo se intimidara, este era un momento para ayudar a su alfa, no de acobardarse—. Solo... Habla conmigo, cuéntame cuál es tu castigo, tu dolor —insistió levantando su mano, dejándola sobre el pecho del mayor. Dejó que su aroma lentamente se propagara en la habitación de manera suave.
—¿Y qué vas a saber tú de castigos? ¿De sufrimiento y dolor? —espeto apartando de un manotazo la pequeña mano del omega, estrellando la botella de licor en el suelo, rompiéndose en pequeñas partes y desparramando el contenido.
Jimin le enfrentó, correspondiendo aquellos intensos ojos azules que pedían a gritos ayuda, consuelo.
—Lo sé, sé lo que es sufrir y culparse por algo, creyendo de todo corazón que yo tengo la culpa y nadie más —expresó e instintivamente pensó en sus marcas, aquellas que le acompañarían por el resto de su vida.
Yoongi negó con su cabeza, sin poder creerle. Alguien tan brillante y cálido como Jimin no pudo haber sufrido nunca por algo en su vida.
—¿Tú? ¿Un chico mimado y caprichoso que lo tiene todo en la vida? —señaló casi con asco—. Tienes una vida perfecta Jimin, tienes a tus padres, hermanos y amigos. Una familia. Tuviste una infancia normal, como la que todo niño amado debería de tener —niega con su cabeza—. No conoces el sufrimiento.
Retrocedió hasta sentarse en su cama, haciendo puños sus manos mientras recordaba lo que había visto. Aquellos niños maltratados y luego su madre... Inconsciente en la habitación principal.
Aunque Namjoon le había felicitado por llamarlo para investigar al borracho y descubrir la horrorosa verdad, Yoongi se seguía sintiendo... Mal. Y aunque sabía que no había nada que él pudo haber hecho... Aun así...
Los recuerdos volvieron a abordarlo para atormentarlo. Quería estar solo, y sufrir solo. Como siempre.
—Tú no puedes decir eso —pronunció Jimin, aunque no lo admitiera le dolía que el alfa lo estuviera juzgando.
—Vete Jimin... —ordenó y alzó su cabeza para mirarle cuando este no obedeció, otra vez—. ¿Qué crees que haces? —pregunto confundido cuando el menor se quitó su camiseta—. Ah, ¿crees que con sexo lo vas a arreglar? Que vas a hacerme hablar —ríe con frialdad.
En silencio, el omega siguió con lo suyo ignorando las crueles palabras del alfa hasta que estuvo solo con su bóxer puesto, entonces esquivando los vidrios rotos se ubicó frente a Yoongi.
—No sabía que te interesaba tanto el sexo Jimin, tanto como una puta —declaró Yoongi observando el rostro del menor despectivamente.
Sabía que lo estaba haciendo, atacando a Jimin con palabras para mantenerlo alejado. Precisamente por eso le había pedido que se fuera, sus palabras siempre eran duras y frías, el menor no tenía la culpa de nada pero demonios si no podía cerrar su estúpida boca.
—Bien, tengamos sexo si es lo que tanto deseas. Porque eso quieres, entrar en mi cama para intentar conocerme, —sonríe— eso no va a pasar.
Furioso y dolido, Jimin golpeó con su palma el rostro del alfa, sabiendo que no le iba a afectar en lo más mínimo.
—Crees que solo porque tengo personas que me aman, una familia, que no he sufrido nunca en la vida —exclamó sintiendo sus ojos brillosos, se dio vuelta para mostrarle su espalda—. Ahí te equivocas, porque yo también sufrí, alfa idiota.
—¿Q-qué...? —balbuceo Yoongi contemplando las antiguas quemaduras circulares, como si fueran las de un cigarro en su espalda baja.
Había escuchado hablar de los padres de Jimin, y ninguno de los señores Park se veía capaz de hacer aquello, ¿tal vez algún familiar? ¿Tíos? ¿Primos?
¡Demonios! Quería saber quién fue el imbécil que dañó al menor.
—¡Tú idiota! ¡No me conoces! ¡Así que no hables como si me conocieras! ¡Como si supieras por lo que pase y sufrí! —grito con dolor, dándose media vuelta reveló su lloro rostro.
Fue un crudo golpe para Yoongi ver esas lágrimas y la verdad en aquellos ojos.
Mierda. Jimin realmente había planeado acercarse y ayudarlo, no discutirle y buscar pelea pero... Que Yoongi hablara como si le conociera de toda la vida le enfureció.
—¡Eres un idiota! —sollozo intentando escapar de la habitación, pero Yoongi reaccionó antes y se lo impidió rodeando su cuerpo con sus brazos para jalarlo y dejarlo sobre su regazo a horcajadas.
—Lo siento —susurró Yoongi apretándolo con fuerza, obligándolo a esconderse en su cuello, sin darle la más mínima oportunidad de irse—. Lo siento... —repitió arrepentido, sintiendo el tembloroso cuerpo del menor, escuchando sus dolorosos sollozos.
—Eres un idiota —pronunció el omega entre hipidos.
—Lo sé, por eso te pedí que salieras de la habitación, sabía que te iba a herir con mis palabras —se lamentó Yoongi, realmente.
Había ahuyentado a personas que intentaron ayudarle en su pasado, le había dichos cosas aún más crueles que lo que le dijo a Jimin, pero era la primera vez que se sentía culpable, que se disculpaba.
Jimin sabía que si deseaba que Yoongi se abriera y confiera en él, primero él tendría que hablarle y contarle su pasado, por lo que cuando su llanto se calmó, se enderezó y guió las manos del alfa al interior de sus muslos.
Los ojos de Yoongi volvieron a bajar para recorrer las quemaduras de cigarros esparcidas por la hermosa piel, había dos cicatrices de líneas finas a lo largo en cada muslo, hasta la mitad, solo un poco más arriba de la rodilla.
—¿Qué sucedió, Jimin? —preguntó el alfa, simplemente no podía no hacerlo, quería... Necesitaba saber.
—Mi hermano y Namjoon me celebraron una fiesta sorpresa para mi cumpleaños —comenzó—, todo iba bien pero cuando la fiesta estaba en todo su esplendor me sentí abrumado y subí a mi habitación, no me di cuenta que un imbécil me siguió... Y mientras todos estaban de fiesta nos encerró apagando la luz para que no pudiera ver su rostro... No importó cuantas veces lloré, supliqué y grité, nadie fue a ayudarme, nadie me escuchó... Él... Me violó y lastimó... Tantas veces... Que perdí la cuenta —contó tratando de bajar el ardor en su garganta.
Ciertamente era un pasado que ya había superado gracias a la ayuda profesional y de sus seres queridos, pero eso no quería decir que no le afectara cuando hablaba de ello.
—¿Cuántos años...? —susurró sin poder enfrentar la mirada del omega, acariciando con cuidado las cicatrices.
—Tenía 16 años en ese entonces.
16 años... ¡Mierda!
Yoongi apretó su mandíbula intentado controlar la rabia en su interior de solo pensar...
—No permití que ningún alfa se me acercara otra vez luego de eso, les tenía miedo —susurró lo último.
Yoongi dejó de mover su mano al comprender la gravedad de lo que Jimin acababa de revelarle.
Él había sido su primero luego de aquella experiencia tan traumática. Le permitió tenerlo, tocarlo y poseerlo aún después de...
Tragó el nudo de su garganta, demasiadas emociones encontradas comenzaron a embargarle.
Ahora entendía por qué no le gustaba dormir con la luz apagada y la puerta cerrada. El comportamiento de Namjoon, su hermano y sus amigos.
—Pero... Tú sonríes... —pronunció sin poder comprender.
Como alguien que hacía sufrido lo de Jimin... Podía sonreír y tener una personalidad tan brillante, sin tomar en cuenta lo caprichoso y mimado.
—Claro que sonrío y soy feliz —aseguró Jimin e inspiró profundamente—. Aquí está la diferencia, mientras tú te encerraste en tu dolor y alejaste a las personas, yo hice todo lo que pude para superarlo y en vez de alejar a las personas que me querían ayudar, los acepté con gusto —suspira—. Sí, a veces recuerdo todo lo que sufrí cada vez que veo estas feas cicatrices en mi cuerpo, sin permitirme alejarme del todo de mi pasado pero... Solo es uno quien decide si ser feliz o no, y yo decidí serlo sin importar qué. No quería darle el gusto a aquel idiota de arruinar mi vida.
Aunque no quería aceptarlo, Yoongi sabía que tenía razón.
—No son feas... —susurró no pudiendo realmente hablar de ello, de lo que sentía y su pasado, no en ese momento que sabía lo que le había pasado al menor.
Jimin sonrió triste, observando las cicatrices en el interior de sus muslos.
Yoongi no se había dado cuenta de ellas la otra vez, ellas habían sido una de las razones por lo que había estado tan nervioso la primera vez.
—Son horribles, lo sé. Son la parte menos favorita de mi cuerpo —susurró contemplando al alfa que se había relajado y vuelto a ser él mismo otra vez.
Ambos se quedaron en silencio, agradecidos de cierta forma de la presencia del otro en ese momento.
—¿Qué sucede? —preguntó en tono bajo cuando el alfa lo dio vuelta, acomodándolo para que estuviera en el centro de la cama.
Yoongi no dijo nada, solo retrocedió y luego se inclinó plantando besos entre los muslos del menor, poniendo especial atención en cada cicatriz en su camino.
Min no quería usar palabras para expresar lo agradecido que estaba porque Jimin le haya contado algo tan importante de su pasado, porque se haya quedado y enfrentado.
Ahora había muchas cosas que podía comprender respecto a la personalidad del omega.
Ese horrible momento había sido un momento decisivo en la vida de Jimin, que le había concedido la personalidad que tenía hoy en día.
Y tenía razón, Jimin tenía razón.
Mientras él decidió enfrentar su dolor y superarlo aceptando la ayuda de todos, él decidió encerrarse y alejar a todos, no permitiendo que nadie entrara en su vida temiendo ser lastimado y volver a lastimar otra vez... Hasta que llegó Jimin.
—Yoongi —gimió el menor arqueando su espalda mientras los besos codiciosos del alfa comenzaban a subir por todo su cuerpo.
Sabía que estaba usando el cuerpo del omega para no hablar aún de sí mismo, lo haría... Pero después.
Lo primero en su mente era en besar cada parte del omega y... Estar en su interior.
Quería de alguna forma demostrarle lo orgulloso que estaba porque Jimin había logrado lo que él no, y como ya estaba demostrado que no era bueno con las palabras, un alucinante orgasmo estaba en su mente.
—No —susurró cuando las manos del menor comenzaron a tocarlo. Jimin le observó confundido con aquellos ojos húmedos por las lágrimas.
Mierda... Él había sido el causante de ellas y eso no le gustaba.
—Esta vez es mi turno, ¿recuerdas?
—Pero... El sofá... —le recordó.
—Ah-ah, ese fue tu castigo —señaló con una pequeña sonrisa—. Date vuelta, quiero ver como siguen mis marcas.
En silencio, Jimin se dio vuelta colocándose en cuatro. Yoongi le quitó el bóxer revelando los rojos glúteos.
—Uhm... Tendremos que comprarte una crema —susurró quitándose su ropa.
—Y-yoongi... Q-qué... —balbuceo y gimió profundamente cuando sintió la lengua del alfa recorrer toda su nalga después de morder suavemente.
El alfa acarició los glúteos y los separó viendo aquel punto arrugado que se contraria ansioso. Se inclinó y depositó un delicado beso antes de acariciarlo con su lengua.
—¡Hyung! —gritó Jimin sorprendido—. N-no... Yo tengo... Bañarme —balbuceaba sin poder conectar bien las palabras mientras el mayor lo penetraba con su lengua.
—Te bañaste antes de ir a trabajar —le recordó separando más los glúteos del menor, jugando pervertidamente con su lengua en aquel lugar como si no hubiera un mañana.
Los hombros del pelimorado tocaron el colchón mientras se esforzaba en mantener sus caderas arriba. Bajó su mano e intentó acariciar su necesitado pene.
Al notarlo, Yoongi se alejó y le dio una nalgada—. No te toques.
Rápidamente Jimin alejó su mano mordiendo su labio inferior para no sollozar.
El dolor entre el placer era algo intenso y agonizante.
Satisfecho al ver que el omega no iba a volver a desobedecer, se movió sobre la cama para tomar el lubricante y los condones.
Aunque deseaba jugar un poco con el dulce cuerpo de Jimin, ambos habían tenido su juego preliminar horas atrás en el sofá.
Lentamente estaba cayendo, y no había nada que pudiera hacer, por más inseguro y peligroso que se sintiera.
Sonrió cuando notó que Jimin le observaba con ojitos curiosos y llorosos, sabía que el menor quería participar, pero se estaba esforzando en mantener su promesa y mantuvo sus manos para sí mismo.
—Tus manos —pidió y sumisamente, sin moverse de su posición, Jimin estiró su mano en su dirección—. Prepárate para mí —ordenó echándole lubricante en los dedos.
Sentado sobre sus tobillos contempló a Jimin bajar más sus caderas y meter sus dedos en su ansiosa entrada. El omega gemía bajito, intentando controlar el movimiento de sus caderas de adelante hacia atrás en busca de más fricción con su duro miembro y la cama. Su goteando cabeza chocando con las mantas de la cama, humedeciéndola con el pre-semen.
Yoongi mordió su labio inferior y se colocó el condón mientras comenzaba a masturbarse, casi hipnotizado con los dedos de Jimin entrando y saliendo, balanceando sus caderas.
—Por favor —rogó necesitado el pelimorado.
—Oh bebé, ya voy —aseguró volviendo a acercarse al menor desde atrás. Afirmó con sus dos manos la cintura del omega y acercó su duro miembro a la entrada, deslizándolo de arriba hacia abajo, sin penetrarlo aun.
—Por favor... —volvió a rogar Jimin, empujando levemente su cadera hacia atrás.
En cuanto lo hizo, el alfa se alejó.
—¡No! Por favor Yoongi —sollozo. En lo único en lo que podía pensar era en ser llenado otra vez por el miembro del alfa.
—Por favor ¿qué? —se burló volviendo a deslizar su miembro por la entrada sin entrar, solo jugando y esperando.
—Adentro... —jadeó haciendo puños sus manos.
—Ah-ah, tienes que decirlo, bebé —el menor volteó a verlo apretando sus labios—. Dilo —exigió Yoongi, lleno de pasión y lujuria.
—... Quiero... Yo... Quiero tu gran pene llenándome, follándome —gimió avergonzado, enterrando su rostro en el colchón.
—Perfecto —canturreo Min observando cómo su miembro comenzaba a entrar en aquellas exquisitas paredes.
Ambos gimieron cuando Yoongi estuvo hasta la empuñadura de su polla, enterrado profundamente.
Jimin jadeó, con su corazón acelerado y su respiración agitada. Cerró sus ojos y gimió largamente mientras su cuerpo se acostumbraba a estar lleno.
Acariciándole la espalda baja, donde estaban las cicatrices, el alfa esperó hasta que Jimin se relajó para comenzar a moverse.
El golpe de pieles chocando penetraba en la habitación junto a sus respiraciones aceleradas y sus batallas de gruñidos, gemidos y jadeos.
Min soltó la cintura de Jimin y comenzó a bajar hasta que el menor estuvo contra el colchón, colocando su peso en su antebrazo a cada lado de la cabeza del omega, abrió sus piernas y comenzó a penetrarlo contra la cama nuevamente cubriéndolo con todo su cuerpo, buscando sus labios mientras lo hacía.
La cama se comenzó a sacudir con las embestidas fuertes del alfa, que salía hasta que estuviera solo la cabeza de su pene y luego entraba con fuerza, una y otra vez, golpeando aquel punto dulce, llevándolo desde el paraíso al infierno, de ida y vuelta.
Su cuerpo sudoroso estaba siendo aprisionado contra el fuerte del alfa, sintiendo cada embestida con fuerza exquisita, sus gemidos se perdían en la boca del mayor mientras su talentosa lengua saqueaba y se adueñaba de esta, reclamándole como su único dueño.
Jimin gimoteo cuando el alfa salió de su interior y se alejó, enseguida echando de menos el contacto del contrario.
Pero no duró mucho, Min le dio vuelta y levantó una de su pierna mientras volvía a entrar sin esperar en su interior.
Pronto comenzó a ser penetrado nuevamente con desenfreno. Yoongi acercó su rostro al oído de Jimin.
—Tócate —ordenó y se volvió a enderezar después de besarle, jalando de su labio inferior.
Tomando la otra pierna del omega, el alfa las separó y empujó hacia Jimin, contemplando como el menor agarraba su lloroso miembro y comenzaba a masturbarse con sus erráticas embestidas. Apretando los músculos alrededor de su pene cada vez que salía.
—Yoongi —gritó Jimin arqueando su espalda mientras su pene comenzaba a lanzar tiras de semen contra su pecho.
El alfa gimió mientras le observaba llegar a su orgasmo, y movió sus caderas unas cuantas veces en el apretado interior antes de llegar también, disparando toda su carga dentro del condón, estando profundamente enterrado en el omega.
Jadeante, soltó suavemente las piernas de Jimin y se dejó caer apoyando todo su cuerpo en su antebrazo.
El menor le observó con cansancio, pero aun así correspondió a sus besos perezosos hasta que el nudo desapareció.
Entonces Yoongi salió del interior e hizo un nudo del condón antes de lanzarlo al suelo. Observó a Jimin con sus regordetas mejillas teñidas de rojo y una sonrisita somnolienta, contemplándolo permitió ceder a uno de sus deseos y se acostó a su lado, tiro del menor contra su cuerpo y lo rodeó con sus brazos antes de cerrar sus ojos.
Tan cómodo y... Perfecto.
Incluso si ya lo sabía, ya no podía detenerse, Jimin estaba llegando a él.
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Tarde en subir pero el cap salió mas largo de lo que esperaba 💕
Muchas gracias a los copitos que me desearon feliz cumpleaños, se les quiere muchooo 😘💕💖💖💖😍
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