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Familia

♡Dedicado a una persona que hace mucho pidió este One-shot, espero que lo evas y te guste. Siento la tardanza en serio.

♡Divergencia del canon.

♡Implicación de uso de drogas

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Las cadenas alrededor de sus muñecas y cuellos eran el recordatorio de que jamás huirá de su pasado. Le ardían las heridas sin tratar de la batalla anterior, sin embargo lo amargo de la situación eclipsaba cualquier dolor, los años de tormento y abusos golpeaban su mente.

Nombres, caras, experiencias, golpes y gritos, todas como un balde de agua helada que dejaron caer con el cubo incluido.

La falta de luz hizo que al momento de la puerta abrirse lo cegó de inmediato; frente a él una persona que deseo no volver a ver apareció, no había cambiado mucho tras los años solo nuevas cicatrices había en su cuerpo.

—Cuando oí a uno de nuestros peones —dijo con disgusto —que había visto a mi hermanito muerto en una aldea no me lo pude creer, tanto tiempo, Giyū.

—¿Qué quieres? —respondió mirándola con desprecio.

Lo siguiente fue una patada en la cara que le hizo girar la cabeza, no le dolía, y si lo hacía no lo demostraría.

—¿Así es como tratas a tu hermana mayor? Eres una decepción.

—¿Entonces para que me quieres?

—Ni un hola, se nota que Tsutako te mimó mucho —Ante la mención de su hermana Intentó ir hacía la mujer sin inmutarse —, a propósito, me enteré de su muerte. No me sorprende, era débil.

—Si solo vas a hablar mal de ella mejor cállate y di lo que quieres.

—Sencillo, cuando tu y la estúpida de Tsutako se fueron padre no pudo hacer más que dejarme como la heredera del clan —La mujer se paseaba por la habitación arrastrando una silla, sentándose frente a un Tomioka irritado —. El problema es que él seguía con la idea de que el linaje debe continuar y el clan crecer —escupió con desdén.

》Así que habló con un reconocido clan para arreglar un matrimonio entre su hijo y yo, pero yo no quiero casarme, no cuando estoy en mi punto máximo como líder —El fastidio era palpable en su cara, siempre supo que odiaba la idea del matrimonio.

—¿Eso qué tiene que ver conmigo? —cuestionó deseando terminar las cosas.

—A eso voy —Lo golpeó otra vez —, impaciente como siempre, resulta que en ese momento me llegó el mensaje de tu aparición como tesoro caído del cielo.

—¿Quién es? —Otra bofetada a su cara, comenzaba a pensar que lo hacía más por diversión que por otra cosa.

—Eres terriblemente impaciente, hermanito —Se reacomodó en su asiento con una sonrisa que le dio escalofríos —, eso le encantará a tu esposo.

Su mirada se abrió sin creer lo que le decía, su propia hermana lo vendía por su egoísmo sin importarle si tenía una vida.

— "Es igual a nuestro padre" —El parecido entre su progenitor y su hermana era escalofriante. Tanto en ideas como en lo físico.

—Se feliz, es de una buena familia y resulta que estos meses ha buscado alguien que lo satisfaga mejor que sus múltiples esposas. Justamente a un hombre, y sacaste la belleza de nuestra madre —Sujetó el rostro del pelinegro examinando sus facciones.

—No has respondido —El agarre en los lados se apretó propiciando marcas rojas de los dedos.

—Espero y te eduque bien —La furia de ambos tensaba el ambiente que escucharon pasos alejándome —, pero supongo tienes derecho a saber, es Uzui Katashi.

Su rostro se deformó en una mueca de horror al escuchar el nombre; a Katashi lo recordaba de los pocos entrenamientos juntos, las luchas contra él eran de pesadilla, cada golpe sanguinario le pintaba feos moretones y aún cuando se rendía él seguiría hasta que alguno de sus hermanos mayores o Tsutako los separaba. De vez en cuando eran solo los dos, por lo que se aseguraba de mantener distancia cosa fácil por su agilidad pero cuando lo alcanzaba defenderse era tarea difícil.

Por supuesto que le regresaba los golpes, de vez en cuando acertaba con las armas, sin embargo solo duraría un tiempo antes de que sus brazos morados y sangrantes por los ataques flaquearon. Curiosamente jamás tocó su cara: costillas, pecho, piernas, espalda, manos y cualquier otra parte las pegaría sin piedad, pero su rostro casi nunca lo tocaba.

—¡Basta, por favor! —Un Tomioka de alrededor de los ocho años estaba en el suelo con la guardia alta bloqueando los puñetazos del otro. Ya sus brazos temblaban y las lágrimas de sus ojos caían —¡Espera, ya no puedo, detente! —rogó.

—¡Katashi, ya es suficiente! —Un chico mayor sacó a su contrincante de encima con una mueca de enojo —Si te dijo que te detengas lo haces, no hay razón para ser tan cruel.

—Si se la dejó fácil no va a aprender, no es mi culpa que sea débil —El otro chico se enfadó pero pasó de largo para ayudar a Tomioka.

—Lamento mucho el comportamiento de mi hermano —Se arrodilló a revisar las heridas de sus brazos y se le acercó al oído —, sacó lo peor de nuestro padre.

—Gracias —Intentó pararse siseando del dolor.

—Ven aquí —Lo levantó con cuidado de no tocar más peores áreas —, de nuevo, lo siento por lo que te causó, es algo bruto.

Detrás de ambos la mirada fulminante de Katashi lo mataba, lucía irritado, en pocos minutos su hermana Tsutako arribó al lugar acompañada de una hija del clan Uzui. Le agradeció al amable chico por detenerlos y se aseguró de cuidar de él en su recuperación, el otro por su parte volvió a disculparse por su hermano menor.

En los siguientes entrenamientos la rutina se repetía: correr, defenderse, escapar, ser alcanzado y luego golpeado.

Un tiempo después su hermano mayor se les unió para impedir cualquier herida fatal que le provocará Katashi. Le agradecía mucho a ese chico de estar ahí.

Ese chico

Ese chico

— "Tengen...¿Acaso era...Tengen?" — No era cercano a ningún Pilar, menos de alguien como Uzui, aunque en su mente el sentimiento de apreció perduraba. Ahora solo rezaba porque lo rescataran.

Siempre lo fue en el pasado apareciendo cuando más lo necesitaba. Justo ahora solo rezaba a los dioses para que lo sacaran de ahí.

[•]

—La aldea de los herreros ha sido atacada —La noticia del viejo cuervo congeló a cada persona que lo escuchaba —, el Pilar del Agua, Tomioma Giyū, ha sido secuestrado.

Sin esperar nada a los Pilares se dirigieron a la posible reunión con el Patrón, la cual no tardó en ser anunciada.

Al estar ahí notaron la presencia de los llamados Kamaboko Squad, Genya y Kanao. El Patrón no tardó en aparecer luciendo preocupado y sin saludar como usualmente lo hacía.

—Me temo que las malas noticias son ciertas, sin embargo los jóvenes han de explicar la situación, por favor.

—¡Si! Yo, Kamado Tanjiro, acababa de recoger mi katana encontrándome con Tomioka. De repente- —Inosuke se le encimó sin permitirle continuar.

—¡Una especie de ninjas azules aparecieron de la nada y nos atacaron con muchas cosas puntiagudas.

La mención de la palabra ninja hizo a Uzui estremecerse, sabía quién podría ser el responsable del atentado pero le asustaba pensar que eso ocurrió de verdad. La culpa le pesaba, le prometió a su hermana que los protegería y falló.

Juró por su nombre que se encargaría de cuidarlos en su escape y más allá, de seguirlos por las sombras para asegurarles una vida próspera lejos de la sangre y la guerra.

¿Cómo pudo olvidar esos ojos peculiares? Eran un sello distintivo del clan ¡Maldita sea, la mayor parte de su adolescencia la pasó cuidando de ambos, ¿Cómo es que los olvidó así como así?! Era su deber. Antes de Pilar, antes de esposo y antes de todo era protector de los hermanos, del pequeño Giyū.

Su rostro debió evidenciar el malestar pues los Pilares lo miraban preocupados, Renguku le decía algo más no escuchaba más que su mente reclamándole.

—Hermano, si muero, ¿cuidarías de Tsutako y su hermano? —Ambos vendaban sus heridas del reciente entrenamiento, sentados en el patio observando las estrellas hasta que la chica rompió el silencio.

—Eso es una tonterías, no morirás así que no me lo pidas —La idea no tenerla le dolía, ya perdió a muchos hermanos.

—Tengen, habló en serio, por como van las cosas no sé si sobreviva y... —detuvo cualquier movimiento bajando la cabeza —no quisiera abandonarla a su suerte.

—Yū, eres talentosa, sin duda pasarás todas las pruebas que nos ponga padre —Al verla notó las lágrimas en sus ojos.

—Prométeme que los cuidarás, por favor, Uzui —Frunció el ceño, no lo haría porque significaba que aceptaba su posible muerte.

—Tu puedes hacerlo, Yū, además ¿Es por su posición? Nuestro clan es bueno.

—¡No es por los Clanes! —gritó ofendida —Ella es una chica linda y de buen corazón, es lo contrario a lo que representan nuestras familias, es...Es especial —susurró avergonzada por su comportamiento.

—¿Ella te... —El silencio fue la mejor respuesta, sabía que eran cercanas, más no se imaginaba que tanto, si su padre se enteraba probablemente se encargaría de que jamás se vieran otra vez.

Su hermana lloraba y temblaba, Yū, quien siempre se mostraba firme ante la adversidad ahora se desmoronaba frente a él asustada por lo incierto del futuro.

Sin decir nada la rodeó en un abrazo confortable, en respuesta Yū se aferró con todas sus fuerzas.

—Si te vas yo me quedaré a cuidarlos, te lo juro por mi vida.

Le falló, una y mil veces, dio por sentado que Tomioka era capaz de defenderse que olvidó por completo el juramento a su hermana, y ahora era muy tarde.

—¡Tengen! —el gritó de Rengoku lo sacó de sus pensamientos.

—¡Patrón, permita que seamos mis esposas y yo quienes rescatemos a Tomioka, por favor!

—Tengen, ¿Está relacionado con tu pasado? —Tragó pesado, solo pensarlo le lastimaba.

—Fallé, Patrón, es mi culpa que secuestraran a Tomioka, era yo quien debía protegerlo y fallé —Se inclinó en disculparse.

Mentira, solo ocultaba la vergüenza de su rostro por ese fatal error, además de la indiferencia de su trato al Pilar del Agua.

—Comprendo, en ese caso Tengen le pediré a un escuadrón que te acompañe, no queremos más pérdidas.

El resto de la reunión no escuchó más, en su mente se acumulaban los recuerdos de cada momento e interacción donde su actitud fue pésima para con Tomioka; Yū lo odiaría sin pensarlo. Las imágenes de su pasado recluidas por su mente se acumulaban causándole náuseas.

No esperó a nadie para levantarse e irse a su casa a informarle a sus esposas de la terrible situación que atravesaban, no se sentía cómodo en exponerlas otra vez a ese ambiente, sin embargo tampoco era capaz de ir solo y afrontarlo. No por su familia sino por Giyū.

[•]

Las pocas comidas que le pasaban por las rejillas eran la cosa más miserable. Los guardias los entregaban como si fuese la mejor recompensa que le podrían dar.

Sabía que habían pasado como al menos dos días desde el ataque a la villa gracias a la luz que pasaba por las rejillas.

Ahora se cuestionaba cuánto tiempo le quedaba antes del día de su boda arreglada, a juzgar por la escasa presencia de guardias y las nulas visitas de su hermana se podría decir que menos de dos semanas. Aunque conociendo a su familiar se encargaría de que fuese en menos de una.

La soledad de la celda le daba más libertad a su mente para recordar su pasado enterrado.

Los entrenamientos

Los abusos.

Los terrores.

Su espalda ardía al recordar los castigos de su padre por su debilidad y sentimentalismo. Al día de hoy no era capaz de soltar lágrimas sin temer ser juzgado.

De la nada el sonido de la cerradura abriéndose lo puso alerta y al subir la mirada se topó con un hombre que reconoció por el odio en los Iris rosa. El miedo que de niño le provocaba volvió a él en el instante que lo tuvo delante.

—No era mentira cuando tu hermana dijo que te hiciste más lindo con los años —se hincó a su altura tomando el rostro por las mejillas —Eres perfecto.

—Katashi —Escupió con odio.

—Es adorable que aún me recuerdes —La sonrisa en su rostro le dio un escalofrío.

—¡Ya se conocieron, perfecto! —Su hermana entró a la sala con una sonrisa de suficiencia en su dirección —¿Qué te parece?

—Acepto el trato, ¿Cuándo puedo tenerlo?

—¡No desesperes, Katashi! Ya está todo listo para que en cuatro días se haga la ceremonia pero si quieres puedes estrenarlo antes solo dime —Las náuseas subieron por su garganta, daba asco como hablaban de él como si no fuese más que un objeto.

Más allá de eso, la forma en que Katashi lo observaba y analizaba su cuerpo lo estremecía. Un deseo morboso, asqueroso.

—Tengo una misión mañana, pero envíalo a mi casa en dos días —lo volvió a mirar pasando suavemente su pulgar por su mejilla —No sabes cuanto deseo probarte —susurró.

—Te odio —dijo mientras se alejaba lo más que podía de él.

—Y eso lo hace mejor, no puedo esperar para hacerte llorar como cuando éramos niños —Sin más que decir se levantó del lugar y salió hablando con su hermana sobre los preparativos.

¿Cómo se había permitido una situación tan humillante?

[•]

—¡Tengen, mírame! —Por primera vez desde que llegó a su Finca salió de su trance por el grito de Hinatsuru —Tranquilo, se que es una situación desesperante pero saldremos de ésta, lo prometo —las manos de su esposa tomaron su rostro y lo junto con el suyo.

—No puedo perderlo, no podría —sollozó, sintiendo el peso de la culpa caer en su espalda.

—Lo sabemos.

—¿Noticias del escuadrón que vamos a llevar? —desvio el tema.

—Sí, serán los jóvenes cazadores de la aldea y algunos otros más, Suma y Makio están poniéndolos al tanto de todo así que quédate aquí y cálmate —le murmuró solo para él con una dulzura que solo su esposa tenía.

—¿Qué hice para merecerlas? —preguntó más relajado aunque sus ojos aún demostraban el dolor que tenía.

Cuando su esposa se fue solo quedó él con sus pensamientos, viajando a lo más olvidado de ellos.

—¡Katashi, ya! —desesperado saltó del árbol para detener a su hermano quitándoselo de encima del chico quien ya tenía morados los brazos por tantos golpes.

—¡¿Por qué me detienes, Tengen?! No le estás haciendo ningún favor, lo haces débil —siseo dándole una mirada fulminante a su hermano.

—¿Favor? Katashi escuchate ¡Mírate! Eres demasiado cruel —Se acercó al joven chico con sumo cuidado para inspeccionar los hematomas — si lo lastimas así jamás podrá entrenar de nuevo —De su uniforme sacó un ungüento.

—Duele —siseó al sentir el ungüento contra su piel.

—Lo sé, lo siento —Le dio una sonrisa apenada —Giyū, ¿verdad? —Asintió —Tengen, hermano mayor del idiota de ahí. Prometo que detendré esto —Con cuidado lo levantó y limpió su uniforme —¿Por qué no vas a descansar en lo que yo tengo una charla con mi hermano?

—Permiso —A pesar de querer irse su padre ya le había advertido que si volvía a huir de un entrenamiento ganaría un castigo peor que el castigo por perder, así que se limitó a alejarse un poco para comer algunas bolas de arroz que Tsutako empacó.

—¡No sabes de qué hablas! —le reclamó Katashi.

—Te conozco, y deja te digo algo hermanito, vas a hacer que te tema antes de que le gustes.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Le de flores? —dijo enfadado —No se hace así, se demuestra tu superioridad en el campo, tu fuerza y habilidades. Soy superior a él y eso lo hará decidir estar conmigo —sentenció con firmeza y fiereza en sus ojos.

—Esa es la manera de nuestro padre, su familia es distinta.

—Su hermana no lo parece.

—La mayor no, pero el resto de ellos son muy amables y diferente a ti y a mi, así que prométeme que vas a tratar de ser más fácil con el —Katashi lucía reacio a la sugerencia de su hermano pero una mano en su hombro lo hizo relajarse.

—Bien, seré amable —fue todo lo que dijo antes de irse.

Suspiró agobiado por la situación, sabía que los niños eran a veces crueles con quienes les gustaba, sin embargo el pensamiento de su hermano lo alarmaba de sobre manera. Para calmar sus miedos fue a buscar al muchacho, a quien encontró ocultó en unas ramas.

El sonido de los pasos pareció alertarlo, por no decir asustarlo, al ver cómo su cuerpo se hizo un ovillo y los brazos se pusieron defensa ante cualquier golpe se le estrujó el corazón; de forma cautelosa se sentó a su lado y bajó los brazos del menor.

—Hey, ¿Estás bien? —Los ojos azules denotaban aún el miedo en el chico.

—Tiene razón, soy muy débil —dijo con tristeza.

—No lo escuches, solo se esfuerza demasiado en ser como nuestro padre, eres muy joven —Un suave sonrojo de vergüenza se dibujó en sus mejillas —. Katashi no es bueno expresando sus sentimientos.

—A mi me pareció muy claro que me odia —dijo mientras acercaba sus rodillas a su pecho.

—No te odia, todo lo contrario —soltó una risa —, no lo pienses mucho ¿si?

—¿No puedo entrenar con usted? Me siento más seguro y aprendería de usted —La sorpresa en su rostro no se pudo ocultar.

—Me halagas pero mi nivel es un poco más alto que el tuyo y no quiero arriesgarme a dañarte.

—Pero...Katashi me lastima —La mirada que el pequeño le dio removió su corazón y la pena de acciones que no eran suyas pero de alguna manera sentía la responsabilidad.

Verlo tan asustado lo rompió, y sin embargo no le importaba tanto como el hecho de ver a alguien tan temeroso de la vida; fue en ese momento que las palabras de su hermana hicieron sentido, las veces en que lo observó notó el sensible corazón del chico. Sin saber qué más hacer en pro de subirle el ánimo observó a su alrededor en busca de cualquier cosa

En eso sus ojos captaron los hermosos pétalos de dos flores fugitivas que de alguna manera se había colado a la oscura área de entrenamiento.

—"Que irónico" —pensó para sí mismo. Entre sus dedos tomó una de las flores y con suma delicadeza la colocó en el cabello del otro, sorprendiendo a Tomioka, quien solo atinó a revisar su cabello tocando la flor unas veces y luego lo miró curioso —Tu hermana y tú son iguales a estas flores.

—Linda forma de decir delicado —dijo un poco sarcástico sacándole una risa a Tengen.

—No me refería a eso —agarró la otra —Vienen de un árbol de corteza dura, tronco firme. Sin embargo son muy distintas a las hojas que dio, ustedes le dan una belleza singular y están hechos para una misión distintas, no proteger, sino navegar con el viento para esparcirse —Sus ojos se cruzaron con los vibrantes lapis lazuli.

Esas gemas tan singulares eran hermosas, tan bellas que causaron una fuerte palpitación en su pecho peor que cualquier veneno jamás provocado en él a ocasionado y secando su garganta en la manera en que solo una visita al desierto lograría.

Intentar algo de lo que el fondo de su mente le gritaba era impensable sabiendo a conciencia que ese chico frente suyo era el enamorado de su hermano, sin embargo su neutralidad se rompió cuando el contrario le regaló una suave sonrisa. Su blanca cara fue pintada de un llamativo rojo en ese mismo instante.

—Gracias, Tangen —susurró aun entre esa sonrisa.

Sin poder moverse un sonido lejano llamó su atención obligándolo a voltearse solo para captar la imagen de Katashi ocultó tras una de las ramas de los árboles lejanos a ellos con una expresión de odio puro. Lo más horrible de todo era que ni siquiera iba hacía él sino el inocente Giyū.

Sin decir otra palabra escapó del momento buscando calmar la ira de su hermano y explicarle las cosas con calma, fue gracias a su velocidad que había conseguido alcanzarlo y tomarlo de uno de los brazos.

—¡Katashi, puedo explicarlo, solo quiero que me escuches antes de que hagas cualquier locura que estés pensando! —su hermano aún luchaba bajo sus brazos con furia pero él era más fuerte.

—¡¿Para eso querías que me fuera?! ¡¿Para ver si te lo quedabas?! —reclamó furioso.

—¡Por supuesto que no, jamás te haría eso! —Eso calmó un poco la lucha de su hermano quien se detuvo un poco para escucharlo —Eres mi familia, lo más importante para mi, nada de lo que viste allá es más que un malentendido.

—¿Qué fue el sonrojo? —cuestionó.

—Nada, solo me puse así porque me recordó a cuando eras más pequeño — Que maldito mentiroso fue —cuando aun me sonreías y no eras un amargado —le agarró juguetonamente por el cuello y carraspeó su cabeza ocasionando protestas.

—Entiendo, lamento haber analizado mal la situación.

—No te preocupes, no te culpo por nada, solo ve y descansa. Mañana puedes volver a intentarlo —Katashi asintió y se retiró a su hogar dejando solo a Tengen, ahora odiándose por siquiera imaginar a Giyū de otra forma que alguien a quien su deber dictaba proteger.

Cuando conoció a Suma amó su cabeza pareció centrarse por fin, aunque en el fondo bien sabía que en cada visita al entrenamiento de su hermano sus ojos siempre terminarían en hermosas gemas de mar, las cuales se calmaban al cruzarse con los suyos. En más de una ocasión lo tuvo que salvar del fiero puño de Katashi y cada agradecimiento llenaba de grata su corazón.

Visitarlo sólo parecía enaltecer la perspectiva que tenía de Giyu, notando hasta los más pequeños detalles de su persona y sintiendo que estaba viendo al ser más especial de la vida, ¿Yū sintió lo mismo por Tsutako? ¿Era correcto esto que su corazón experimentaba? Por supuesto que no, era una traición enorme a su palabra, a su lealtad con su familia, y la familia era antes que cualquier cosa para él.

—¿Pero y si lo hiciera parte de mi familia? —En seguida descartó ese horrible pensamiento, se decidió por olvidarse de él y concentrarse en el presente. Su padre quería que tuviese otra esposa así que mejor buscaría una chica.

Y por un tiempo funcionó, poco a poco el enamoramiento se fue guardando en lo más profundo de su ser; eso hasta la maldita prueba en la que sus manos se mancharon con la sangre de sus propios hermanos.

Su padre lucía satisfecho de verlo a él y Katashi de pie, no se lamentó en ningún momento la muerte de sus hijos, no se molestó en recuperar los cuerpos de sus hermanos. Esa noche se generó una ira que jamás experimentó. Tenía trece años cuando ocurrió la desdichada tragedia y cuando uno es joven no piensa en lo que hace.

En la noche había escuchado a Katashi hablar con uno de sus pocos amigos sobre lo feliz que estaba por no tener que ver a Yū, cómo todo el tiempo que la veía odiaba saber que estaba saliendo con Tsutako y él no podía ni hablar con Giyū. Lo escuchó decir lo agradable que fue ver a su hermana morir en vez de aguantar verla desviarse de su camino como mujer y futura madre.

Le asqueó de sobremanera escucharlo hablar así, por lo que sin pensarlo dos veces fue a la casa de los Tomioka para sacar a los dos hermanos de esa locura, Tsutako lució depresiva al escucharlo decir que los ayudaría a escapar sabiendo lo que significaba si Yū no venía con él. Por su parte Giyū aun confundido se limitó a hacer lo que ordenaba hasta que estuvieron en un camino algo lejano de la aldea y los subió a la carreta de unos mercaderes.

—¿No vas a venir con nosotros? —preguntó alarmado el chico al verlo con la intención de alejarlo.

—No, no lo haré —respondió de forma seca.

—¡Pero ¿quién nos protegerá?! ¡Por favor, Tengen, no te vayas! —por alguna razón los ruegos solo lo hicieron sentir impotente, enfadado. Diciendo palabras que no quiso, no realmente.

—¡Tengo cosas más importantes que hacer! ¡Mis hermanos están muertos y solo piensas en que te acompañe! Tengo esposas y un deber, no eres mi maldita prioridad —Se volteó molesto, aunque esa molestía se convirtió en espanto cuando observó a Giyu retroceder de la misma manera en que lo hacía con Katashi.

Intentó decir algo pero las palabras se atoraron en su garganta, buscaba disculparse, aclararle que no estaba molesto con él sino consigo mismo, que jamás le haría daño.

—"No, es lo mejor para todos, no seré capaz de protegerlos, no soy tan fuerte" —Una suave mano tomó la suya; Tsutako abrazaba a su hermano y con los ojos llorosos le daba una mirada de comprensión.

—Yo nos protegeré, ve, antes de que se den cuenta.

Esa fue la última vez que los vio, ni siquiera reconoció realmente a Giyū cuando se lo topó en la reunión de pilares, al oír su nombre no se lo creía. Ese hombre de ahí no podía ser el alegre niño que conoció alguna vez, lucía como una versión más parecida a Katashi con esa mirada seca y los comentarios cortos que lo hacían parecer tener un complejo de superioridad.

Fue un estupido y ahora pagaba las consecuencias de sus nulas acciones.

—¡Escúchenme todos! Esta misión es muy distinta a lo que alguna vez se han enfrentado —frente a él estaba el escuadrón de cazadores que lo acompañaría y a su lado sus esposas —, nuestros enemigos están entrenados para ataques veloces. Su arsenal está llenó de armas de larga distancia y posiblemente envenenadas.

—¿Es cierto que nos enfrentamos a ninjas? —preguntó un chico de entre el grupo.

—Así es, son rápidos, sigilosos y una gran amenaza si son muchos, es por eso que la mayoría de ustedes poseen la respiración del rayo o son muy buenos en lo que hacen, ¿no, Kamado? —caminaba de un lado a otro del escenario —Es posible que los envenenen, quizás Monetsu no lo logré —El rubio reclamó —¡Sin embargo! Esto es para rescatar a una preciada pieza de la Cofradía.

—Escuchen bien, no lo repetiremos si se pierden —Makio comenzó a explicar a detalle el plan de ataque y rescate a los presentes, él por su parte se preparaba para enfrentar de una vez por todas a su pasado y sellar ese capítulo de su vida.

[•]

En el hogar Tomioka todo era un caos, personas corriendo de un lado a otro preparando la finca para la visita y compromiso del reconocido líder de los Uzui, la líder estaba resplandeciente de alegría. Uno que otro susurraban sobre el rumor de en verdad tener presente al hijo fugitivo del jefe y su casamiento.

—Escuché que esta noche vendrá por él —murmuraba uno de los peones.

—Sería mejor que lo matará —Ellos no lo sabían pero Giyū estaba bien al tanto de su conversación.

—¿Has escuchado cómo trata a sus esposas? Oí que la mayoría prefirió exponerse en batalla y morir que volver con él.

—No las culpo, si así es con ella el hombre no tiene salvación —dijo casi obvio —Si lo quiere para placer seguramente lo mantendra en un cuarto encerrado.

—Si es que no lo presta —Los dos hombres se rieron y siguieron su charla como si no hablaran de temas tan turbios, o de la misma persona tras la puerta.

Giyū no se iba a quedar a averiguar que más le haría Katashi, determinado a escapar se encargó de dislocar ambos pulgares para escapar de esposas en sus manos aguantando el dolor. Ya libre reacomodo sus dedos, los ocuparía para empuñar cualquier arma que consiguiera.

Concentró sus fuerzas sus brazos y se lanzó contra la puerta consiguiendo romperla, los ninjas que hacían guardía no tuvieron ni tiempo de reaccionar puesto que con la misma madera de la puerta los golpeó y comenzó su huída. Era consciente del riesgo de encontrarse con algún guardía o su propia hermana pero era peor sentarse a esperar su destino.

Avanzó por los familiares pasillos luchando contra los guardias que se topaba en el camino, consiguiendo un ninjato y algunos kunais en su recorrido; solo ocupaba una ventana y escaparía de ese infierno sin mirar atrás.

Claro que al destino le gusta reírse en su cara cuando cerca del final se encontró de frente con su hermana enojada.

—Vuelve a tu celda, no me hagas golpearte peor de lo que ya lo he hecho —amenazó en un tono firme, igual a su padre.

—Déjame pasar, Hageshī.

—¿No me oíste, maldito? Vuelve a tu maldita celda o juro por Dios que romperé tus piernas.

Sin decir otra palabra ambos se lanzaron al combate con sus armas chocando entre ellas, para Hageshī lucía como una batalla ya ganada considerando que ella poseía más arsenal y hasta una katana, la que le quitó a su hermano en su primer encuentro.

—Aceptalo Giyu, soy mejor que tu. Siempre lo fui, tu no eras más que un niño llorón e inutil que una y otra vez tubo que ser salvado por alguien —De repente su katana fue lanzada al otro lado de la sala por una patada del contrario.

—Y papá me prefería a mí —Eso pareció enoiarla más y se abalanzó para apuñalarlo, fallando en cada intento. Giyū lo esquivaba como si nada, frustrando más a la mujer quien no entendía cómo es que no le ganaba. De repente su muñeca fue tomada y ella fue sometida a una llave —Me he enfrentado a peores cosas.

—Eres un maldito cobarde —En respuesta lo pateó e intentó lanzarle shuriken sin lograr nada —¡Deja de esquivarme, enfrentame! —gritó desesperada.

—No, no es necesario —Rápidamente tomó su katana y en un solo movimiento ya la tenía contra el suelo.

—¡Eres un maldito mocoso!

—Eres adulta, deja de gritar —dijo decepcionado de ver a su única familia de esa forma.

—Esto no va a acabar así Giyū, siempre seré más fuerte que tú.

—Ya no más, hermana —Golpeó el costado de su cuello para detener cualquier movimiento así como lo había hecho con los Kamado. Ahora listo para escapar se levantó justo evitando más armas provenientes del pasillo.

Era consciente que no le permitirían escapar así de fácil por lo que no le sorprendió la docena de ninjas que pronto se interpusieron en su camino, no es que fueran difíciles de vencer pero siendo honesto era una tarea tediosa que hubiese preferido evitar a toda costa para ahorrar fuerzas.

De manera obvia todos se lanzaron en su dirección listo para detenerlo, sin embargo su velocidad era igual o mayor a la de la mayoría, una ventaja que suponía el entrenamiento de los cazadores, no era realmente difícil esquivarlos aunque era cada vez más seguir el paso cuando tanto humanos como armas venían en tu dirección y no deseabas lastimarlos.

Al darse cuenta de eso el número de objetos envenenados que utilizaban era mayor a cada movimiento, era solo cuestión de tiempo cuando al fin cayera pero hasta ese momento lucharía para abrirse paso a su libertad como hace tantos años debió.

Golpes y rasguños no tardaron en estar en sus brazos, estimaba que en poco menos de una hora el veneno actuaría durmiéndolo y no les daría acceso a tan frágil estado suyo.

Ya solo poco menos de tres metros la libertad sería suya para irse y dejar atrás ese infierno, eso hasta que sintió el pinchazo en su cuello que comenzó a adormecer sus extremidades.

Pronto cayó al suelo y su vista se nubló solo viendo por última vez una silueta masculina acercándose, y unos ojos carentes de cualquier emoción. Quería llorar, ni la impotencia contenido en su cuerpo hacía nada por darle fuerzas para correr de ahí, juraba haber visto la luz de la Luna saludarle, sin embargo ya nada valió la pena.

[•]

Expectantes los cazadores esperaban la orden del Pilar para atacar la aldea que tenían enfrente, por su parte Tengen lucía quieto como estatua, esa aura vibrante que siempre lo acompañaba ahora lucía pérdida.

Preocupadas, sus esposas se acercaron a él verificando su estado.

—Saben que no tenían que regresar aquí si no querían —habló por primera vez.

—Al igual que tu, pero aquí estamos por voluntad y deber —le respondió Makio.

—Tengen —Suma tomó su mano —desde que te conocí pude ver ese vínculo especial que tenías con ese chico y no me molestó, me dolió que jamás hicieras nada por mantenerlo cerca —La sorpresa de su esposo al escuchar sus palabras no se ocultó.

—No podía...Mi familia- —Makio rápidamente interrumpió.

—A veces el deber de la familia es hacerte saber cuando estas mal, tu hermano necesita que le pongas un alto.

—Y Tomioka —prosiguió Hinatsuru —necesita de tu ayuda, que hagas fé a tu palabra, así que entraremos ahí y enfrentaremos lo que se nos ponga de frente —Tomó su rostro entre sus manos y lo obligó a mirarlas —Juntos.

—Ja, el cielo me dio unas maravillosas esposas que no merezco —besó la cabeza de cada una y se giró a los demás —¡Escúchenme bien, zánganos! Los dividí en tres equipos, el escuadrón A irá a la torre del Este, B a la torre Oeste y el equipo C me sigue a mi ¡Andando!

—¡Si, señor! —respondieron al unísono.

Dada la orden los equipos se dividieron, listo para la emboscada; Uzui se concentró en seguir el sonido tan familiar de Giyu, era malo cuando pudo determinar su ubicación en la habitación de su padre, aquella destinada al líder del Clan.

Quienes hacían guardias no esperaban los rápidos ataques del escuadrón así que tenían la ventaja de no haber levantado sospechas de su llegada, a cada paso que daba el peso de su pasado se hacía más presente con memorias de él recorriendo ese mismo lugar con sus hermanos.

Las comidas. los entrenamientos, los juegos, los castigos y escapadas nocturnas entre todos para disfrutar antes de que su niñez acabada. En un pasado se hubiese aferrado a eso y se hubiese alejado lo más posible del lugar solo llevándose consigo esas memorias, pero ahora era el momento de enfrentarlo de frente.

A metros de la puerta las, presumibles, esposas de su hermano le cortaron el paso.

—¿Tengen? ¿Qué haces aquí? —cuestionó una de ellas.

—Cumpló mi promesa, por favor muévanse, evitemos esto.

—Sabes que no podemos hacer eso.

—No me dejan más opción —De inmediato y se abalanzó a cada uno para noquerlas sin mucho daño —Es una pena que mujeres tan talentosas estén con él —Decidido se paró frente a la puerta.

—Vienen más Tengen, adelantate, nosotras nos encargaremos —Sin escuchar otra palabra las tres corrieron por el pasillo para detener a cualquiera que se entrometiera.

Respiró, empujó la puerta y se adentro a la sala que una vez respetó; dentro en la cama yacía Giyu atado y amordazado en un mal estado, drogado y el cuerpo llenó de heridas, vulnerable. Encima de él estaba Katashi, quien volteó a verlo, era casi como ver una vez más a su progenitor.

—Tengen, no pensé que siguieras con vida, tienes muchas agallas de mostrar tu cara por aquí —Se alejó del hombre para pararse frente suyo —Con la deshonra que eres.

—Katashi, llegaste muy lejos y debí detenerte hace mucho.

—¿Qué harás? ¿Arrebatarmelo? Giyu ya fue vendido a mi, es de mí propiedad —De repente toda duda que tenía de enfrentar a su hermano se disipó en ese instante.

—No hables de él como si no fuese más que un objeto, es un ser humano —respondió con odio.

—Los que sean débiles no merecen ningún derecho, no pueden ganarsel- —En menos de un segundo una cuchilla yacía a milímetros de su cuello amenazante a cortarlo.

—Es divertido, Katashi —dijo serio —, en este momento eres tú quien es más débil, ¿Debería matarte? —Los ojos de su hermano lucieron incrédulos ante sus palabras.

—Eso no es- —Su mano detuvo a la de su hermano, la pasó por detrás de su espalda y lo golpeó contra la pared.

—He luchado con peores seres que tú, seres con el poder de destruir esta aldea si quisieras —se acercó a su oído —Y tu, no eres más que una piedra a comparación de ellos.

Se acercó a su ventana, con su otra mano tomó la banda que aún poseía Katashi destruyéndola sin esfuerzo.

—Pero no soy como tu —Lo tumbó por la ventana a sabiendas que nada le pasaría, nada más allá que un ego roto, lo que seguramente le dolía más que cualquier otra herida que pudiese hacer.

Fue hacía la cama encontrándose con un Giyū ya más consciente, con sumo cuidado lo tomó entre sus brazos y lo recostó en su pecho mientras limpiaba algunos de los rasguños y acariciaba con el pulgar una de las manos del otro en forma de comfort.

—Pensé que no era importante para ti—susurró agotado y con un tono desilusionado, la luz de la Luna iluminaba lo suficiente para permitirle ver las lágrimas en sus ojos calando aún más el uso de sus propias palabras.

—Lo eres, eres una de mis prioridades más grandes, Giyū —Lo juntó en un abrazó que deseaba haber dado hace mucho tiempo, lo sintió aferrarse a él y se juró que jamás lo soltaría otra vez.

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¡Hola! Yo se que ha sido demasiado tiempo y es mí culpa, había pérdido mi cuenta de tik tok t luego la de Wattpad, además de que entré a la Universidad así que la carga de trabajo es pesada.

Aun así les traje este One-shot que se debía desde hace mucho tiempo y espero que el usuario que me la pidió la haya podido leer. Sinceramente me sorprendió encontrar que hicieron el cambio de ya no haber mensajes directos. La verdad es que no me encanta pero es lo que hay.

Así que decidí abrir una pequeña sección al final de cada capítulo (¿aun se puede no?) para que pongan sus pedidos . Espero y en verdad aun les interese este libro, si no lo entiendo pero quienes siguen aquí muchas gracias.

Ahora, volvamos a lo nuestro, ¿Qué tal unos datos?

Su autora los deja, ¡Bye!

Datos de la Era Taisho

♧Cuando Tomioka se encontró con Tengen se emocionó un poco (mucho), aunque sus palabras terminaron ocasionando que Uzui lo tomará como alguien narcisista igual que su hermano. Le dolió mucho lo distante que era de él pero lo tomó como algo natural, después de todo él no era un Pilar.

♧Tomioka si llegó a desarrollar un crush por Tengen pero cuando supo de Suma decidió no confesarse, y por mucho tiempo perduró el sentimiento (sus doce años) hasta que conoció a Sabito pero cuando lo volvió a ver digamos que algo se removió en su dañado corazón.

♧¡Sí! Tsutako y Yū salieron, a escondidas de todos, menos algunos hermanos. Tsutako de hecho se quedó con un collar que ella le dio.

Datos de la Era Reiwa

☼Tengo demasiados libros en proceso de tantos fandoms y lo peor es que son en inglés así que toca chambear.

☼Sé que tengo un fanfic de Lector x Personaje pero no cuenta así que, estoy escribiendo mi primer librito self ship y Dios...Nadie tratará tan mal a un escritor como él mismo.

☼¡Hasta aquí los datos ajolotitos!

Pedidos de la Era Reiwa

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