Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝚑 𝚊 𝚙 𝚙 𝚢

Jungkook definitivamente no era bueno en eso.

Era una gran sorpresa, tomando en cuenta su reputación como chico de oro. Cada cosa que se proponía, la hacía sin mayor problema y humildemente se autocatalogaba como el mejor en absolutamente todo lo que hacía.

¿Cómo entonces podía costarle tanto algo tan sencillo como decorar una galleta?

Jimin a su lado tan solo pudo reír con aquella sutileza típica de él y usando su índice, limpió el rastro de glaseado que de alguna manera había ido ir a parar a la mejilla del más alto ahí.

—Lo aprietas demasiado, Jungkookie. Debes ser más suave. —explicó, calmado. Su voz asimilaba a la que algunas personas usaban al explicarle cosas a niños pequeños, y aquello le hizo resoplar.

Sí, era un año menor que el chico a su lado, pero seguía siendo más alto, detalle que le hacía olvidar algo tan banal como un número.

—Este glaseado está malo. —respondió en cambio, refunfuñando mientras dejaba a un lado el mencionado. Miró sus galletas. Donde se suponía que dibujaría el rostro de la figura de un hombre de gengibre sólo habían distintos borrones de colores, y una gomita pequeña pegada al centro, simulando ser una nariz.

Jimin volvió a reír mientras tomaba la pequeña manga del glaseado entre sus manitos, luego se inclinó sobre la mesa y con una maestría única, dibujó lo que serían los adornos de una galleta con forma de pino navideño. No tardó más de diez segundos, y antes de que el dulce secara, pegó algunos brillos y mostacillas para hacerla más llamativa.

Ésa galleta era tan perfecta como su creador.

Jungkook gruñó y musitó un par de palabras que Jimin no alcanzó a comprender, luego, con su orgullo un poco más abajo de lo acostumbrado, volvió a tomar una manga de glaseado, negándose a dejarse ganar en algo tan sencillo.

A cambio, Jimin sonrió, se inclinó hacia él y presionó un ligero beso sobre su mejilla, haciéndole callar sus maldiciones silenciosas.

—Tú puedes, cariño. Sólo sé más delicado.

Y dicho esto, sin darle la oportunidad a devolverle el beso, se alejó para ir a sacar una nueva tanda de galletas del horno.

.
.
.

Si había algo que Jimin amaba –además de los dulces, las siestas, las cosas esponjosas, los gatos, las piedras de colores, los suéteres y a su novio–, era la nieve. Era blanca, suavecita, y aunque más de una vez le habían dicho que era antihigiénica, él adoraba la sensación de ésta derritiéndose sobre su lengua.

Y si había algo que Jungkook amaba, era mirar a aquel chico, riendo de aquella forma que ocultaba sus ojitos mientras los copos blancos caían tranquilamente a su alrededor. Con las mejillas y nariz sonrojadas por el frío, el cabello rubio alborotado bajo una gorra roja y suficientes capas de ropa para hacerlo lucir como un osito de peluche, el pelinegro podía jurar que el chico parecía un ángel, y quizás lo era.

Ningún humano normal podría tener un corazón tan puro como el de su novio.

Tan distraído estaba en la mágica vista, que ni se inmutó cuando pequeños dedos enguantados envolvieron su mano y tiraron de ella en dirección a la dichosa plaza donde todo dio inicio. Se dejó llevar, sujetando con más firmeza el enorme bolso que cargaba en su mano libre e intentando no tropezar con su propia torpeza.

El silencio entre ambos siempre era agradable, por lo que no se esforzó en romperlo, y simplemente caminó junto a él, con la mirada al frente esperando llegar al dichoso lugar.

Pocos minutos después, la visión de Taehyung y Seokjin esperando en medio de la plaza se hizo presente. Ambos chicos sonrieron y se acercaron a sus amigos, quienes los recibieron sin corresponder al gesto.

—Llegan tarde. —Jin fue quién reclamó. Tanto él como Taehyung conservaban el sonrojo a causa del frío, y rastros de nieve sobre sus gorras y chaquetas.— ¿Saben lo propenso que es este niño a resfriarse? Ustedes no son quienes tendrán que hacer caldo de pollo todos los días y calentarle las mantas cada diez minutos.

Taehyung resopló, y queriendo lucir ofendido, intentó cruzarse de brazos, aunque el exceso de ropa se lo impidió.

—Eso no sucedería si no insistieras en sobre protegerme como si fuera un niño pequeño.

—No te sobreprotejo como a un niño, sino como a mi amado espo...

—Déjalo ahí. —Jungkook fue quien interrumpió, alzando su mano en señal de "alto".— Sea cual sea la cursilería que pensabas decir, trágatela. Ya estamos aquí.

Jimin rió por lo bajo y asintió, manteniendo una sonrisa.

—Lamento la tardanza, Jungkook arruinó algunas galletas y tuve que hornear más.

—No era necesario decir esa parte.

Avergonzado, Jeon apartó la mirada. Sus dos amigos rieron, sus risas igual de escandalosas que siempre, comprendiendo el golpe a su orgullo que aquello había resultado.

—Bueno, bueno. Como sea. Aun debemos llegar a la cena.

— ¡Es cierto! No habrán empezado ya, ¿o sí? —preguntó Jimin, sus ojitos tornándose preocupados. La pareja Kim negó de inmediato, haciéndole suspirar.

—Le hablamos a Ginger, dijo que nadie tenía problema en esperarnos.

—Qué alivio. —sonrió, medialunas formándose en su rostro.— ¡Entonces vamos!

Con un asentimiento, los otros tres hombres estuvieron de acuerdo, y pronto emprendieron la caminata hasta el salón donde se llevaría la cena navideña.

Jimin observó con nostalgia la plaza actualmente vacía. Aunque se alegraba de que nadie tuviese que dormir bajo la fría ventisca navideña, los recuerdos que aquello lugar albergaban lograban ablandar su corazón a menudo. Los extrañaba, pero saber que todo era mejor en aquel instante quitaba la nostalgia y la reemplazaba con burbujeante alegría en su pecho.

Cuando llegaron al salón e ingresaron al mismo, no pudo evitar mirar el entorno con cálida fascinación. Las paredes eran de un estilo rústico, y eso acompañado al calor de la chimenea y los alegres colores de la navidad le hacía sentir cómodo, en su hogar, a pesar de que su propia casa estaba a varias calles de allí. Había una larga mesa con diversos platillos listos para ser degustados, y un gran árbol junto a la ventana, cuyos pies estaban cubiertos de muchos regalos. Habían aproximadamente veinte personas en el lugar, todos charlando y compartiendo alegremente.

Se quitaron sus abrigos, y mientras la pareja Kim se alejaba por su lado, él mantuvo su mirada viajando con orgullo en cada persona presente.

— ¡Jimin hyung! —fue una voz conocida la que lo sacó de su ensoñación. Apenas alcanzó a girarse cuando un cuerpo más pequeño se impactó contra el suyo. El abrazo le hizo tambalearse, aunque su sonrisa se mantuvo intacta.

— ¡Kwan! Estás tan grande, wow. —exclamó nada más separarse.

El muchacho resopló ante aquella afirmación, luego rió divertido.

—Lo sé, hyung, me lo dices cada vez que nos vemos, y la última fue hace tres días.

—Si bueno, no puedes culparme, cuando te conocí eras una pulga.

—Tenía cinco años, ¿qué esperabas?

—Que nunca crecieras. —admitió con un puchero. Kwan volvió a reír y negó suavemente.— ¿Qué es lo gracioso? Hablo en serio, verte de doce años es hasta perturbador.

—Exageras, tío Jeon, dile que exagera.

Jungkook, que se mantenía al margen, miró al pre-adolescente y se encogió de hombros, una sonrisa tirando de sus labios.

—No disfruto contradiciendo a mi novio, así que por esta vez no cuentes conmigo. Y no soy tu tío.

Conforme con dicha respuesta, Jimin exhaló una risita y se inclinó para apoyarse en el costado de su pareja. Jeon envolvió sus hombros enseguida con un brazo.

—Nunca cuento contigo. —repuso, entornando la mirada.— Como sea, me alegra verlos aquí, ¡ya podremos cenar! Su tardanza me estaba matando del hambre.

—Y el exagerado soy yo. —Jimin rodó los ojos, pero aun así empujó suavemente al chico para guiarlo a la mesa. Él hizo lo mismo, dándole un ligero empujón al menor de los tres para dirigirse al gran comedor. Las personas poco a poco comenzaron a ocupar cada lugar en la mesa, incluso los más pequeños que corrían alegres por el salón fueron silenciados y acomodados en sus lugares. Kwan se alejó un par de puestos, tomando su lugar junto a su madre, mientras que Jungkook y Jimin fueron a dar en la cabecera de la mesa.

Un silencio repentino llenó la estancia cuando todos estuvieron en sus lugares. Cómo era tradición cada año, desde que aquel hogar había sido fundado, cada persona presente alzó sus manos y la unió a las de las personas que se encontraban a sus costados. Jimin entrelazó sus dedos con los de Jungkook, mientras su otra mano se aferraba a la de una ancianita de blancos cabellos y dulce sonrisa. Park correspondió a dicho gesto y guió su mirada hasta Suni, quién sin soltar las manos de sus pares se había puesto de pie y carraspeado para llamar la atención.

—Sé que esto es algo que digo todos los años, pero...—ella sonrió con dulzura hacia el muchacho, el mismo que años atrás se había acercado a ellos para darle una muestra a su corazón, de que aun existían personas puras en el mundo.— Nunca me cansaré de repetir lo agradecida que estoy...no, que todos aquí estamos contigo, Jimin. Siendo solo un adolescente, asumiste un cargo con nosotros que no te correspondía, nos alimentaste cuando los días eran duros y conseguir un pan era una gran proesa, alegraste nuestros días, nos diste esperanza, y luego un hogar. Siempre pensé que algún día te irías y dejarías de sentirte responsable de nosotros, pero no lo hiciste, jamás nos hiciste a un lado, nos diste abrigo y este maravilloso techo a todos nosotros. Eres un ángel, nuestro ángel, y mientras la vida me permita seguir haciéndolo, seguiré expresando a ti y a tus amigos mi eterna gratitud. —un pequeño asentimiento y una sonrisa dieron final a su ya conocido discurso. Jimin rió con suavidad, nuevamente conmovido con tales palabras y le correspondió al gesto.

Había sido un camino largo, difícil, aunque la llegada de Jungkook, Seokjin, Taehyung y Ginger a su vida habían sido un impulso perfecto para seguir adelante. Nunca había olvidado lo bizarro de su primer encuentro, pero agradecía todo lo sucedido desde entonces. Conocer amigos leales y al amor de su vida ayudaron a impulsar sus sueños. Aunque era un estudiante horrible, el baile fue su mayor aliado al día de convertirse en alguien, su novio en cambio, había optado por la fotografía, mientras que sus amigos eran una brillante pareja artística, siendo Taehyung un saxofonista reconocido, y Seokjin un brillante actor de teatro. Ginger (la extrovertida pelirroja extranjera que impulsó a Jungkook a vender sus besos siete años atrás) fue más sencilla, y aunque su ruptura con Lexie había destruido su alma, pronto se vio capaz de levantarse, seguir adelante y especializarse en ser educadora de párvulos. Todos ellos, a pesar de seguir cada uno sus sueños, fueron capaces de juntarse y ayudar a Jimin a construir aquel hogar para refugiar a cada persona que no tuviese un techo. Había sido un logro conjunto, pero ellos siempre insistían en que él era el principal causante de todo aquello.

No se equivocaban. Su propio brillo y altruismo impulsaron al resto a seguirlo y unir sus vidas en aquella enorme familia.

El suspiro que sus labios soltaron en aquel instante conmovió a Jungkook, quien aun sujeto a su mano lo miraba con expresión tranquila. Ni siquiera se alarmó cuando una pequeña lágrima recorrió el moflete de su pareja. Tan solo sonrió, siendo consciente de lo sensible que su novio era.

Uno de los principales factores que lo llevaron a enamorarse de él con locura.

Jeon apretó su mano con delicadeza en señal de apoyo y con su pulgar frotó el pequeño anillo decorando el dedo de su mayor.

—Yo...realmente creo que esta vez quien debe agradecer soy yo. —se animó a hablar entonces, con la voz quebrada, los ojos mojados, y una sonrisa temblorosa en sus labios. Incluso los ojos de los más pequeños centraron su atención él, expectantes.— Gracias a todos ustedes por ser mi familia.

Y aunque no dijo nada más, aquella frase calentó sus almas incluso más que el fuego en la chimenea, o el chocolate caliente esperando ser bebido en aquella fría noche de navidad.

.

.

.

.

.

No pienso alargar más esto, me siento conforme como está, aunque el último párrafo no me convence. :(

Por si no se notó, esto pretendía ser un especial de navidad pero llegó en marzo JAKSJAJDKS soy lo peor, disculpen.

Y con este último extra, doy por terminada esta historia. Pretendía que el final fuese más centrado en el Kookmin, pero por algún motivo, me gustó más esta idea, además tiene los momentos de la pareja, so, para mí es suficiente.

Si hay errores 1 disculpa, estoy tomando tecito.

Si alguien aun lee esto, espero que te haya gustado, y gracias por haber llegado hasta aquí. Con esta historia también me despido definitivamente de los fanfics de bangtan, ahora me voy al lado otaku de wattpad.

Besos para todos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro