-¿¡¿¡Que tú me advertiste qué!?!?- su voz sonaba alterada.

-Bueno, advertencia como tal... pues no, no fue ¡Pero tú decidiste quedarte con el auricular!

-¡Tú nunca me dijiste que tu papá estaba...

Antes de que terminara la oración lo miré enfadada, advirtiéndole con la mirada si se atrevía a decir algo no agradable hacia mi padre.

-Olvídalo- rodó los ojos y le dio otro trago a la bebida y se volvió a ahogar.

Me acerqué a volverle a sobar la espalda.

-¿Tú eres tonto o qué te pasa? Si ya le diste un trago y viste que estaba demasiado fuerte para ti ¿cómo le vuelves a dar un trago de semejante magnitud?

Me miró enfurruñado.

-Hace mucho que no bebía- y me miró con acusación en sus ojos- ¡Tú te lo tomaste como si nada!

-Eso es porque soy tolerante al alcohol...

-Yo también- se cruzó de brazos, parecía más un chiquillo de 16 que uno de 23.

-¿Quieres apostar?- me recargué sobre la mesa para que nuestras narices quedaran rozando- Te advierto que yo nunca pierdo en mis apuestas.

Él me miró con la competencia maquillando sus facciones.

-Apostemos entonces- se quedo pensativo un segundo- ¿Qué apostamos?

Solté una sonrisa maquiavélica, una de las que pocas veces se me escapaban.

-Una semana serás mi esclavo, si yo pierdo... tú eliges.

-No seré esclavo de una desconocida.

Me senté bien en mi silla y me encargué de poner lo más recta que pude mi espalda, la sonrisa seguía pintada en mi rostro.

-Leilany Park, un gusto Joel Lorrein- dije extendiéndole mi mano para que la estrechara, en vez de éso tomó mi mano y depositó un beso en mis nudillos.

-Un gusto, Leilany Park.

Todos en el país reconocían el apellido Park, una de las empresas más ejemplares del país en éstos momentos. El apellido Lorrein también era reconocido, a la misma escala que el Park y nuestras empresas eran rivales, estaban en el mismo mercado, repostería.

A pesar de ello sólo los fundadores estaban peleados, el resto teníamos libre albedrío (según yo), o al menos nadie me había prohibido acercarme  a los Lorrein. Curioso, no lo había reconocido.

-Ahora que ya nos conocemos formalmente ¿podemos o te echas para atrás?

-Podemos, Lany.

Le sonreí y llamé a Rebeca, la encargada de nuestra mesa, en cuanto se acercó me encargué de la orden.

-¿Puedes traernos una botella de Campari y la otra de Dolin Italian Vermouth, por favor?

-Lo siento, no se me permite vender alcohol sin ningún tipo de café y menos con tantos clientes.

-Oh, ya veo- miré a los lado y ví que Joel parecía aliviado, el bar más cerca estaba a 20 minutos en carro, demasiado tiempo, se nos bajaría la emoción- ¿A qué hora cierran?

-A las ocho, señorita.

Miré mi reloj, las 3:30.

-Bien, llámame a tu gerente, por favor.

Se puso pálida.

-S... sí, señorita.

Se retiró y yo me quedé con una sonrisa triunfante, yo siempre estaba con una sonrisa(o al menos lo intentaba), lo que cambiaba era el significado o el tamaño de ésta.

-¿De verdad? ¿Al gerente?

Me encogí de hombros, estando al pendiente por si el encargado del local se aparecía.

-¿Por qué al gerente?

No le respondí, seguía mirando para todos lados.

-Leilany, te estoy hablando.

-Lo sé- volteé a mirarlo- Te te estoy ignorando.

Gruñó enfadado.

-¿Por qué al gerente?

-Voy a rentar el local por unas pocas horas.

En éso ví que un señor regordete y bajito caminaba hacia nosotros.

-¿Estás loca?- su voz salió en un susurro, sólo volteé y le regalé una sonrisa ladina.

En cuanto el señor estuvo en frente de la mesa me paré y le sonreí con cortesía, creo que el cabello pintado no me hacía parecer una persona seria.

-Leilany Park, un gusto- repetí la acción que había hecho con Joel y le extendí la mano, para hacer los saludos más formales.

-¡Oh, señorita Park! Un gusto tenerla con nosotros- estrechó mi mano con gusto- ¿Requiere algo que no le haya sido proporcionado?

-No, no, la verdad es que le quería comentar que... ¡Me siento tan apenada por semejante olvido!- entró la actriz en acción- Necesito rentar el local por un par de horas- me puse una mano en el cuello, como si en realidad estuviera apenada.

-Lo siento, señorita Park, lo cierto es que ya lo tenemos apartado para las cuatro.

Miré a Joel, que parecía querer partirse de risa ahí mismo.

-Señor...- busqué la placa con su nombre- Jackson, sinceramente lo necesito mucho ¿le parece si le pagamos el doble?

-¿Pagamos?- Joel interrumpió.

-Claro.

-¿Los dos?

-¿Te parece si yo el local y tú las bebidas?

Joel extendió otra sonrisa por su rostro.

-Me parece un trato justo- se cruzó de brazos y reposó la espalda- al fin de cuentas, tú pagarás más que yo.

-Yo que tú- negué con la cabeza- No estaría tan seguro.

-¿Entonces?- interrumpió el señor Jackson con una sonrisa ansiosa- ¿El doble más las bebidas?

-Mmmm, no. El doble por el local sí, la misma cantidad en bebidas- señalé en donde estaba la vitrina con el licor para hacer algunas bebidas con la barbilla.

-De acuerdo ¿pasan a mi oficina para hacer el presupuesto?

-Claro- jalé a Joel de la mano hasta que logré pararlo.

-Creo que estás más loca que una cabra.

Lo miré ofendida.

-Vamos, no seas aguado, estamos celebrando.

-Oh ¿de verdad? ¿me puedes decir qué- miró hacia los lados- especial evento?

-Claro, festejamos que rompí con mi novio y vuelvo a estar en el mercado, baby.

Rodó los ojos, no me había dado cuenta de que seguíamos agarrados de la mano hasta que me dio un calambre, lo solté sin parecer intencionado.

Jackson nos abrió la puerta y entré yo primero, seguida de Joel y al final el gerente.

Se sentó en la silla detrás de un escritorio mientras a nosotros nos dejó parados, no había más sillas.

-Bueno, chicos, necesito que me digan sus nombres completos para hacer el registro del contrato.

-Liam Joel Lorrein Lindston.

Abrí los ojos enormemente ¡vaya que tenía un nombre largo!. LJLL, JAJAJAJAJA, la triple ele.

-Bien- dijo Jackson estirando la "e" mientras anotaba en su computadora.

-Tú pagarás por las bebidas ¿cierto?

Joel me miró con el reproche en su mirada y yo le regresé una sonrisa que, intentaba transmitiera confianza.

-Sí.

-Okay, vamos con usted, señorita Park ¿Nombre completo?

Apreté los labios antes de responder, no me gustaba mi segundo nombre.

-Leilany...

-¿Sí?- dijo al ver que no seguía, tapé mi rostro con las manos y suspiré.

-Leilany Baylee Park Rusco.

-¿Me puedes deletrear tu segundo nombre?

Joel retuvo otra carcajada, le dí una palmada en el estómago ¡waho! ¡sí que estaba firme el don!

Me reí interiormente de mi chiste.

-Be, a, y griega, ele y doble e.

-Bien, gracias, dejen les imprimo el contrato.

Nos quedamos callados unos segundos antes de que Jackson interrumpiera.

-¿Tarjeta?

-Sí- dije yo.

-No- dijo Joel, nos miramos.

Unos minutos de silencio en los que escuché a la impresora terminar de trabajar.

-¿Entonces, chicos?

Le dí un asentimiento a Joel para que dijera que no.

-No.

-¿Transacción?

Joel me miró.

-Sí- dije yo encogiéndome de hombros.

-Bueno, aquí está el contrato- lo extendió sobre la mesa y con su pluma empezó a señalarlo- ustedes firman aquí y...-buscó los numeritos con la pluma- aquí está el monto a pagar.

Empecé a leer el contrato y me pareció que todo estaba bien, volteé a mirar a Joel.

-¿Está bien?

-Sí ¿para tí está bien?

-Sí- murmuré encogiéndome de hombros.

-Bueno, dejen les explico, señorita Park, tiene el control total y absoluto del local hasta las seis de la tarde y usted- miró a Joel- con lo que va a pagar tiene derecho a 8 botellas de licor Campari de 750 mililitros y 8 botellas de Dolin Italian Vermouth de 750 mililitros, lo que nos da un total de 9 litros de alcohol ¿Están bien con éso?

-¿Seguro?

Él me miró con una sonrisa divertida.

-¿Crees que me voy a echar para atrás, Baylee?

-Oh, cállate Liam.

-Entonces estamos bien con éso.

-Genial, antes de que yo les ceda la renta del local firmen los contratos, después firmaré yo y tienen 30 minutos para hacer la transacción, mientras los dejo- hizo una seña hacia la puerta y se paró- Si gustan se pueden quedar aquí hasta firmar los contratos, en lo que desalojo al resto de comensales.

-Sí, genial- dijo Joel.

Jackson salió y Joel se sentó en la silla.

-Qué caballeroso.

-Creo que deberías de empezar a preparar la transacción- dijo sacando su celular.

-¡Oh, claro! Deja voy y saco mi celular del escusado- dije acercándome hacia donde él estaba.

-Cuando acabe te lo presto.

Me quedé unos minutos a su lado en lo que registraba todo lo que tenía que hacer para poder hacer la transacción, incluso le tomó fotos al contrato.

-¿Qué haces?

-Tenemos 30 minutos, le estoy mandando foto del contrato a mi abogado.

-Oh, ya.

Pasaron quince minutos y el abogado de Liam nos contestó, dijo que todo estaba en orden y sin problema a la hora de firmar, también le preguntó que para qué tanto alcohol y el chisme.

-Bueno, entonces firmemos.

-¿Sabes que vamos a acabar como una cuba?

-¿No me dijiste que tenías tolerancia al alcohol?

-Tú también lo dijiste.

-Yo no vengo a una cafetería a pedir café con alcohol.

-Venga, si te vas a poner pesado lo dejamos aquí, no hemos firmado nada.

Suspiró.

-Si mis padres se enteran de lo que me acabo de gastar en alcohol...

-Ellos gastan más dinero que nosotros dos juntos.

-Pareces tú la madura.

-Creo que tú... bueno, no, la verdad es que sí, no te comportas conforme a tu edad.

-Éso acaba de empezar, yo no era... no soy así.

-¿Ah, sí? 

-Me dejaron en el altar, mi novia nunca llegó, por eso las ojeras, pasó hace un par de semanas.

-Bueno, entonces, a celebrar- dije agarrando una pluma y firmando en donde nos habían indicado.

-La verdad es que hace mucho no me reía.

-No vale si tu risa fue por burlarte de mi.

-Si vale, porque ni con Amie me reía como lo acabas de conseguir en ¿qué? ¿una hora que te sentaste conmigo?

-Bueno, entonces diré que no me alegra ser tu payaso personal.

Y se rió, ¡se rió! yo estaba indignada, así que le dí una palmada en la nuca a modo de represalia y le puse la pluma en la mano.

-Vas tú, pequeño alborotador.

-¿Pequeño alborotador?

-¡Pues claro! Le alborotaste las hormonas y luego se le calmaron.

Cruel chiste, muy, muy cruel, pero ya lo había dicho, ya nada podía hacer.

-Olvidemos éso- agarró la pluma y firmó en el espacio libre- Así que... si yo gano ¿puedo elegir mi premio?

-Claro, que no sea caro por favor, porque con arrebatos como éstos voy a quedarme en la ruina.

Y se volvió a reir, se me hacia puro choro éso de que no se había reído hace un buen rato, si parecía miss sonrisitas, con cualquier cosa se reía.

Jackson entró a la sala.

-Listo, ya no hay nadie, yo también me iré, regreso hasta las seis ¿Ya firmaron, chicos?-dijo acercándose hasta el contrato y firmando en donde ponía su nombre- Bien, a partir de ahora tienen 30 minutos para hacer la transacción, dejen saco una copia y les doy el contrato.

Joel pulsó en "aceptar" y la primera mitad ya estaba pagada, las bebidas ya eran legalmente nuestras, le dije que sacara screenshot de lo que saliera en pantalla y después me cedió su celular.

Abrí mi cuenta, puse el monto a pagar y el resto de datos necesarios, cinco minutos después ya estaba el pago completado y era nuestro tiempo hasta las seis.

Nos despedimos de Jackson y miré la hora en el celular de Joel, las 4:25.

-¡Vamos, ven, ven!- le grité llendo detrás de la barra y sacando unos vasitos de shot, como no tenían muchos me imaginé que sólo los usaban para medir cantidades.

Agarré las 16 botellas y abrí un par, serví cinco de un licor y cinco del otro.

Cuando terminé alcé la mirada y le tendí un shot.

-¿Listo?

-¿Hablas en serio?- dijo agarrando el shot.

-¿Sí?

Me miró y agarró la botella.

-Observa y aprende, pequeñaja- y se empinó la botella, le seguí el juego y me empiné la otra.

Dejen les explico, a los dos vinos combinados (en realidad son tres, pero no me gusta el ginebra) que hacen el café Negroni o cocktail Negroni se convierte en una infusión de vodka, por éso le pregunté a la chica si era el de vodka, no porque en realidad lo tenga.

Sólo había tomado media botella y ya me sentía mareada, mareada pero muy feliz, era una borracha feliz.