♠ Capítulo 1 ♠
Llegué al departamento a las 12 del mediodía, recuerdo éso perfectamente. Le quería dar una sorpresa a mi novio, Ryan. Las puntas de mi pelo acababan de ser teñidas de rosa, al estilo californiano y se miraban encantadoras.
Cuando me dirigía hacia la sala para colocar mi bolso escuché demasiado movimiento en la planta superior y me pareció extraño. Él generalmente a éstas horas del día dormía.
Subí las escaleras lentamente, saqué el móvil y tecleé el número de la policía ¿qué tal si le estaban robando? Ahora que miro hacia atrás reconozco que fue una estupidez, pero era lo que había.
Mientras más me acercaba a la planta superior se empezaron a escuchar gemidos ¿lo estaban torturando acaso? Mi cerebro hizo cortocircuito y me pregunté ¿los asaltantes habían sido tan estúpidos de torturarlo en su propia casa? Digo ¿qué tal si lo venían a visitar?
-¡Ah, sí! ¡Sigue, sigue!
En un momento reconocí que ésa no era la voz de mi novio y tampoco parecía estar sufriendo mucho.
-¡Más rápido, más rápido!
¿Quería más rápido llegar a su tumba? Porque éso era justo lo que estaba consiguiendo. En un parpadeo la incredulidad llegó a mí ¿acaso se estaba acostando con otra?
Caminé con pasos rápidos a la puerta de la que, supuse, provenían los gemidos de vaca pujando.
La abrí y en efecto, se estaba revolcando con otra ¡de perrito! ¡Él se había encargado de repetirme hasta el cansancio que odiaba ésa posición!
Cuando él miró hacia la puerta y sus retinas me enfocaron la palidez llegó a su rostro. Já, perro ladra pero no muerde ¿verdad?
-¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios! ¡Quítate Marina!
¿Con qué así se llamaba la zorra? Metiéndome en mi faceta de "nada me afecta" lo miré, por alguna extraña razón la ira no corría por mis venas, quizá más tarde lo haría, pero en éste momento me estaba dejando pensar con la cabeza fría.
-¿Sabes qué? Me sorprende, me sorprende mucho- volteé a mirarla- ¿Nombre completo?
-Ma... Marina Dumplert.
Ah, así que de su raza. Los Dumplert eran una familia de la alta élite hotelera, reconocida por las grandes estafas que habían hecho. Voltié a ver el rostro de mi pareja (hasta ese momento, claro está)y la tez trigueña de Ryan se veía pálida.
-¡Amor, no te vayas! ¡No te vayas!
-¿A dónde me estoy yendo, carajo? ¿No ves que estoy bien plantada aquí, en frente de tí, con cara de estúpida cornuda?
-Lo siento, amor. Fue un desliz solamente, yo te amo a tí.
En éste momento sí que me estaba empezando a sentir dolida y mi lengua no tuvo problemas en bañarse de ponzoña.
-¿Sabes qué? Quédate tú, la zorra y tu pito pequeño.
Su cara se mostró ofendida.
-Ah, pero éso no decías anoche.
Solté una sonrisa ladina, que advertía heridas a quien estuviera cerca.
-¿Y qué se supone que te decía? ¿Amor, no me provocas ni una mísera humedad? ¿Que todos los orgasmos fueron fingidos para no herir tu ego de macho alfa dominante?
-¡No te pases, Leilany!
En ése momento se me ocurrió una idea sorprendente, miré la pantalla de mi celular y, efectivamente, el número de la policía seguía marcado, sólo tenía que pulsar el botón verde, empecé a soltar las lágrimas de frustración e intenté que mi voz se cortara.
-¡De...-hipido- degenerado!- Sollozo, perfecto. Esto iba a ser perfecto.
-¿Qué... qué estás haciendo?- Preguntó Ryan en un par de alientos.
Él sabía perfectamente que por situaciones como éstas yo no lloraba. Actuaba y luego pensaba , no había más en mi vida. Por cierto amiguitos, si están leyendo ésto déjenme darles un consejo: No sigan mi ejemplo, primero piensen y luego actúen (No como yo, please)
Pulsé el botón verde y me aseguré de correr escaleras abajo para tener la respiración acelerada.
-Policía de Nueva York ¿Cuál es su emergencia?
-Mi novio- me aseguré de sacar un sollozo- Él... él intentó violarme, ayúdeme por favor.
-¡Vuelve aquí, pequeña zorra!
Uff, él no tenía una reventada idea de lo mucho que me había ayudado su grito con mi cuento. seguramente tenía una ligera noción de que la venganza estaba por venir y no le iban a convenir los titulares de la mañana siguiente "Magnate hotelero, Ryan Clandkart engaña a su novia" o aún mejor "Ryan Clandkart, verdadero estafador, como en sus relaciones amorosas"
-Señorita, escúcheme, necesito su nombre y su dirección.
-Soy... soy-sollozo ¿cómo había dicho que se llamaba?- Soy Marina Dumplert, es...estoy en la calle...
En éso ví que Ryan bajaba las escalera, ya vestidito, con la cara roja de furia, le enseñé una sonrisa divertida.
-¡No, no te me acerques!- El grito salió lleno de terror por mi parte- ¡Aléjate!
Se me salió una risa, pero como tenía la nariz tapada por las lágrimas sonó más como un gemido de lamento.
Me tapé la boca con una mano, temiendo haber arruinado el cuento, cuando la voz del policía me aseguró que no había sido así, de hecho, creo que le dio más realismo. No podría aguantar más.
-Marina, escúchame, te vamos a encontrar ¿sí? Tranquila, corre y escóndete en un lugar seguro, no cuelgues la línea.
Tal y como me lo pidió corrí y me encerré en el baño, esperé un par de segundos en lo que aceleré mi respiración y azoté la puerta, no quería fallas en el plan. Ése imbécil se merecía por lo menos una noche en la celda, por perro.
-Lis...Listo,yo- Solté otro sollozo- Ayúdame, por favor, te lo ruego- Hipido- No dejes que me pase nada.
En lo que soltaba mi choro me miré en el espejo, cuando casi se me cae el celular solté un grito ahogado.
-¿Qué pasó? ¿Todo bien?
¿Cómo podía ser tan jodidamente brillante?
Ryan llegó a la puerta del baño y la empezó a azotar furiosamente, a pesar de que sabía, nunca me pondría una mano encima, se me apretujó el corazón. ¿No estaría siendo muy severa?
Tan rápido como llegó esa duda a mi cabeza, desapareció. Yo le había regalado mi lealtad, mi tiempo y mi confianza por más de dos años y él las había desechado de buenas a primeras.
-Marina, necesito que me digas en dónde estás. Aún no hemos podido localizar tu ubicación.
-No recuerdo- hipido. El llanto se había ido, si ésto no avanzaba más rápido todo se iría por el caño.
-De acuerdo, no te preocupes, seguiremos intentando ¿de acuerdo?
-Mi novio es Ryan Clandkart. Estoy en su residencia, es el tercer departamento.
-De acuerdo, éso será de ayuda.
Ryan seguía aporreando a la pobre puerta.
-¡Amor, por favor! ¡No es lo que parece! ¡Déjame explicarte!
Já, ¿que no era lo que parecía? Me dieron unas ganas enormes de gritarle si follarse a otra estando en una relación conmigo no era lo que parecía ¿se le había caído un dulce y lo estaba buscando en su culo? No iba a ser tan estúpida de contestarle, me dejaría en evidencia.
-¡Te hemos encontrado, las patrullas estarán ahí en tres minutos!- La voz del agente me sacó de mi escrutinio, realmente parecía desesperada.
-¿¡¿¡Qué coño hiciste!?!?.
Ups, parecía que el simio ese había escuchado la voz del agente. Había puesto el celular en manos libres para poder... ¿arreglarme? Tenía que estar presentable para cuando los policías llegaran, aunque era una pena que no me fueran a ver, le puse el seguro a la puerta, cuando ellos llegaran yo iba a escapar por la ventana del baño y tiraría el celular en algún basurero.
Empecé a borrar todo lo que había ahí para que no estuvieran tras de mí. Me parecía que también era delito hacer reportes falsos.
-Un minuto, aguanta, chica.
-Gra... gracias- Ésta vez no había sido una farsa, tenía mucha gratitud, ése imbécil no iba a volver a engañar a ninguna otra señorita.
-Hemos llegado.
Fuera del departamento se escuchó alboroto.
-¡¡Abra la puerta, policía de Nueva York!!
-¡¿¡¿Qué carajos hiciste, loca?!?!
Creo que éste había sido el día en el que repetían mi nombre mal más veces, nuevo récord.
-¡¡Abran la puerta, policía de Nueva York!!
Cómo Ryan al parecer no abrió los policías volvieron a gritar.
-¡¡Vamos a entrar!!
Después se escuchó algo estrellándose, supongo que fue la puerta y muchos tipos entrando.
-¡Manos arriba! ¡Queda detenido por intento de violación a Marina Dumplert!
Abrí la ventana y escapé, todo en mi celular estaba borrado. Abrí uno de esos correros con virus, uno tras otro, tras otro, tras otro- Cuando el celular empezó a fallar y simplemente se apagó, entendí (según yo) que era irrecuperable y que nadie sospecharía.
Quiero aclarar algo, si no supiera que Ryan tiene los contactos suficientes para salir de tras las rejas en menos de 48 horas no lo hubiera hecho. En todo caso, yo misma me encargaría de que estuviera sólo por una noche allí. Mi familia también tenía los medios suficientes.
Cuando llegué a la calle me metí a una tienda, pregunté si tenían baño (que por suerte tenía) y entré. Eché el celular por el váter y le jalé a la cadena, después simplemente compré un agua y me fui.
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