Capítulo 35
ANDREA
He sido débil al caer demasiado fácil en los encantos de Samuel. ——Si no hubiera sido porque el ascensor abrió sus puertas, le habría permitido a Samuel hacer lo que quisiera conmigo sin importar nada más que él y yo.
Ya incorporada al tráfico, me toco los labios inflamado por el beso. Me ha besado... Otra vez.
Necesito calmarme para no causar un accidente.
Sus manos tocando mi trasero y mis pechos, su lengua en mi cuello.
¡Basta Andrea! Dios, no soy una adolescente. Maldita sea, me siento excitada.
❊❊❊
Cuando aparco el coche camino de la entrada de mi casa, veo a la doctora Soledad en compañía de un hombre alto, de unos sesenta o más años.
Salgo del coche y me acerco a ellos.
— Andrea—me dice la doctora y sonrie — lo siento por venir sin avisarte, pero tenía tantas ganas de ver a la niña.
— Me sorprende verla acá——alargo mi mano para saludarla — ¿Cómo ha estado?
— Bien ¿Y tú?—Responde con cariño cuando estrechamos nuestras manos.
— Bien——excepto por la calentura que todavía siento por culpa de su hijo.
— Es mi esposo Jose Antonio, y el padre de Samuel——me presenta a su acompañante.
José Antonio esboza una sonrisa y me tiende su mano.
— Es un placer conocerte Andrea—dice mirándome con sus ojos azules y afables.
— El placer es mío, señor Gallardo, — le respondo cortésmente mientras le estrecho la mano.
Sus ojos no reflejan nada, aún así no puedo confiarme.
— Tienes una hermosa hija, me sorprendió lo idéntica que es a mi hijo.—Añade y sonrie.
— Gracias—No sé que más decir.
— Note quitamos mas tu tiempo, nosotros ya nos vamos — dice Soledad. — Me ha encantado verte, nos vemos pronto.
Sorpresivamente me abraza. — Adiós—dice.
— Adiós Andrea, un gusto en conocerte.—Añade el señor Gallardo.
Ambos se suben a su coche.
Camino hacia la entrada, antes de sacar las llaves, la Señora Cayetana me abre la puerta.
—Andy—dice sorprendidalos abuelos de la niña se acaban de ir
— Lo sé, los encontré — le digo — ¿No te molesta que la hayan visto?
— No, Soledad es una buena persona, imagino que su marido también lo es.
Espero no equivocarme.
Entramos a la casa.
— ¿Papá estuvo con ellos?—Le pregunto.
Me pregunto cómo reaccionó al conocer al abuelo paterno de su nieta.
— Si, de hecho fue amable con los señores Gallardo, aunque no conversaron mucho, y la niña estaba bastante emocionada.
— ¿Dónde están?
— En la habitación de la niña.
Inmediatamente me dirijo al dormitorio de mi princesa. Cuando empujo la puerta escucho a mi padre.
— Eres una niña pequeña, hermosa pero pequeña y no entenderás el comportamiento de los adultos—¿Que está pasando aquí?
— No soy pequeña, pronto cumpliré seis años.
— ¿Crees que tener seis años te hace ser grande?Le pregunta papá cariñosamente.
— Hola—interrumno al entrar en la habitación.
— ¡Mami!—Chilla mi hija bajando de la cama.
— Quédate ahí cariño——le digo cuando veo que ya ha puesto un pie en el suelo.
Me acerco a ella antes de que ponga el otro pie al suelo.
Me siento en la orilla de la cama y mi princesa sube su piecito.
— ¿Viste a mi papi?——Me pregunta
Beso su frente y la atraigo hacia mi.
— Por supuesto.
— Me llamó por teléfono — me dice mi niña.
— ¿Así? ¿Y que te dijo?
— Que me cuide y que me extrañaba.
Wow, Samuel está cada vez más cercano a Zoe. Mi padre se pone de pie
— Las dejo un momento, iré a mi despacho—nos dice.
— Hablamos más tarde—digo
—Vale.
Papá sale de la habitación.
— ¿Conociste tu otro abuelo?¿Que te pareció?Le digo un poco cautelosa
— Mmm... Es un poco serio pero me dijo que estaba encantado de conocerme, creo que le dolía su pancita—me responde tiernamente
— ¿Por qué lo dices?
— Porque se le cayó una lágrima, él dijo que era una basura que tenía en el ojo pero no le creí.—Le doy otro beso en la frente... Era obvio que el señor Gallardo se conmovió al conocerte princesa.
— Ya veo.
Después de pasar un agrandable momento con mi princesa, voy al estudio de mi padre.
Papá tiene la mirada fija en la pantalla del computador. — ¿Todo bien?—Le pregunto.
— Todo bienme responde¿Almorzaste?—Tan preocupado de mi como siempre.
— No—Solo he almorzado los besos de Samuel, pero no comida.
— Come algo, Cayetana hizo una deliciosa pasta a la marinera.
— En un momento iré a la cocina a comer algo—le digo — pero antes dime qué estabas hablando con Zoe cuando entré a su habitación.
Él está sentado detrás de su escritorio
— Me presuntó por que no hablé mucho durante la visita de los padres de Samuel.
— ¿Note gustó ver a los padres de Samuel aquí?——Le pregunto
— No es eso... Es solo que por poco más de cinco años fui el único abuelo de Zoe, y de la noche a la mañana aparecieron un abuelo y una abuela... Quizás estoy siendo egoísta y sé que te prometí poner de mi parte para llevarme bien con la familia paterna de mi nieta, pero es difícil — él sonrie con tristeza. — Me asusta.
Me acerco a el y lo abrazo
— En cierto modo, todo cambió con la enfermedad de mi princesa, ella tiene familia paterna, pero tú siempre serás su abuelo favorito... Eso nadie lo cambiará. Zoe te adora ¿Lo sabes verdad?
El aprieta mi mano.
— Lo sé, creo que estoy envejeciendo y me pongo un poco melancólico y celoso——añade—Los padres de Samuel estaban emocionados, en especial el padre, hasta se le cayó una lágrima.
— Me imagino, Zoe tiene ese efecto.
— Es cierto, pero hablemos de negocios ¿Cómo te fue con Samuel Gallardo?—Me aparto de él
— Bien, llegamos a un acuerdo y él comprará Restrepo S. A.
— Ya veo..
❊❊❊
Son alrededor de las siete de la tarde, mi padre está entreteniendo felizmente a Zoe mientras yo me termino de cambiarme de ropa. Me he vestido con un vestido de gasa negro, es sencillo y corto pero bonito, zapatos Jimmy Choo.
Cuando entro al salón veo a Cayetana dirigiendose hacia la entrada.
— ¿Adónde vas?—Le pregunto
— Están llamando la puerta, iré abrir—me responde.
— Mi corazón da un brinco. Seguramente es Samuel.
—Segundos después Cayetana entra en compañía de Horacio.
— Horacio—intento disimular la decepción que siento, pensé que era Samuel— ¿Cómo estás?.
—él se acerca a mi y me besa en la mejilla.
— Siempre es un gusto verte Andy... Estás preciosa como siempre—me dice sonriendo.
— gracias, no te esperaba. Veo a Cayetana dirigirse a la entrada nuevamente.
— Como no pudimos salir a cenar ayer por la noche, quise venir a verte.—Dice Horacio.¿Vas a salir?.
—Añade curioso mientras me da una mirada de pies a cabeza.
— No ¿Por qué lo preguntas?
— ¡Mami!—escucho el grito de mi hija e interrumpe lo que iba decirme Horacio.
— Estoy en el salón—respondo Mi hija entra corriendo al salón.
— ¡Zoe, no corras! — Por el amor de Dios, podría haberse caído.
— Lo siento mami—me dice timidamente.
— Zoe, te dije que no puedes correr, me asustas de que te caigas.
— Perdón. — Hola Zoe—dice Horacio
— Hola—responde e inmediatamente su rostro cambia y se pone más seria.
— ¿Cómo estás?——Añade Horacio.
— Estoy bien—le responde mi hija cortante.
— Que bueno Horacio le sonríe, pero ella no le devuelve la sonrisa.
—Andy, esto te acaba de llegar—interrumpe Cayetana, con Una caja
—¿Que es?
Cayetana, me pasa la caja, la miro y encuentro unas hermosas rosas blancas, y una tarjetita, sonrío al leer lo que dice.
Gracias por regalarme lo más hermoso en éste mundo.
Ya sé quién lo envía, desenvuelvo las flores y cuento, hay veintiún rosas, saco una y la huelo, la imagen del beso en el ascensor invade mi mente.
Ay Samuel, te amé con toda mi alma cuando era una jovencita llena de sueños, cuando te volví encontrar porque te busqué, los hermosos recuerdos y el amor que sentí se convirtieron en odio por un corto periodo, pero luego el odio desapareció y lo que siento es un deseo incontrolable. Te amo, te deseo con todo mi ser... Deseo tu cuerpo sobre el mío, deseo tus besos, tus caricias... Deseo todo de ti.
— ¿Quien te envió esas flores?—La voz dura de Horacio me saca de mis pensamientos. — ¿Un admirador del cuál yo no sabía?—Añade un poco molesto
— Cayetana, ponlo en un florero y déjelo en mi habitación—digo ignorando el tono de voz de Horacio.
¡Samuel me ha enviado flores! Que lindo detalle, y lo que dice la tarjetita es precioso.
— ¿Mi papi te envío esas flores?—Pregunta mi hija esperando confirmar sus sospechas.
Si hija, tu padre me ha enviado flores—le digo disimulando mi sonrisa, pero es inevitable.
—Pensé que no tenías una relación tan cercana con él — me reclama Horacio.
— Nos llevamos bien, y no sé que pasará entre los dos en el futuro.
— Ojalá y no te equivoques——espeta — Mami ¿Que dice la tarjetita?—Interrumpe Zoe
— Gracias por regalarme lo más hermoso de éste mundo — digo sonriéndole a mi hija.
— ¿A qué se refiere?
— Ati cariño, tu padre cree que eres lo más hermoso del mundo.
— ¡¿Enserio?!—Dice emocionada.
— Por supuesto ¿Y sabes que? Él tiene razón, eres lo más hermoso del mundo.
Mi niña me sonríe ampliamente y sus ojitos brillan de la emoción.
Mi dulce princesa.
Escucho el sonido del teléfono, Cayetana se va a contestar.
— Andy ¿Tienes un minuto para mi?—Dice Horacio.
Quiero hablar en privado contigo.
— ¿Que quieres con mi mamá Horacio?—Zoe increpa a Horacio.
— Cosas de adultos princesa——responde Horacio incómodo.
Mi hija pone sus manitos en su cintura y se prepara a enfrentar Horacio, pero Cayetana interrumpe.
—Andy. el señor Gallardo quiere hablar contigo—me pongo nerviosa de inmediato.
— Voy de inmediato.
— ¡Quiero hablar con él! — chilla Zoe
— Permiso Horacio.
Me voy a responder el teléfono.
Con mano temblorosa tomo el teléfono. Estoy nerviosa. —¿Samuel?—Maldita sea, no reconozco mi voz. —Andrea—responde cálidamente
— Creo que te he llamado con el pensamiento——Mierda, no puedo ser tan evidente.
—¿Asi?¿Por que?—Me responde con tono ronco.
— Quería darte las gracias por las flores, son hermosas... Gracias.
Realmente me haz sorprendido
— Me alegro que te hayan gustado
Respira, Andy, respira.
Mis pulmones absorben una rápida bocanada de aire.
— ¿Que estás haciendo?—Le pregunto
— Aquí, hablando por teléfono contigo—sonrío por su respuesta.
Siento la mirada de Horacio sobre mi, pero lo ignoro.
— Quiero comentarte algo.—Digo para distraerme y evitar la mirada curiosa de Zoe que está atenta a mi comportamiento.
— Dime— Tus padres estuvieron aquí. — Le comento.
— Dime que no fueron descortés contigo o con nuestra hija.
— Nada de eso, yo los encontré cuando regresaba a casa, pero mi padre estuvo con ellos...
Según el tus padres estaban emocionados por estar con Zoe.
— Ya veo, en todo caso hablaré con ellos, no quiero que te incomoden.
— No te preocupes, no tuve la oportunidad de charlar con ellos, pero conozco un poco a Soledad, y me parece una gran mujer, además de ser una gran profesional.
— ¡¿Estás hablando con mi papi?!—interrumpe Zoe impaciente.
— Si cariño, estoy hablando con tu padre—le respondo — ¡Déjame hablar con el, quiero saludarlo!—Insiste.
— Samuel, alguien quiere saludarte
— Ya la escuché, pásamela.
Le doy el teléfono a Zoe.
—¡Papi!—No escucho lo que dice Samuel.
—Bien ¿Por que no viniste a verme hoy?—Le reclama
—¡Si! Ven por favor—responde entusiasmada
—No tardes, estaré esperándote.
Dice dándome el teléfono.
— Mami, mi papi quiere hablarte.
— ¿La princesa se salió con la suya?—Pregunto curiosa. — Creo que si, no te molesta que vaya a visitarla.
— Por supuesto que no.—Quiero verte.
— Quiero verte, debemos hablar—responde
— Samuel, yo... — Susurro — ésto no puede continuar así.
Necesito tomar una decisión, pero antes quiero hacer algo.
— Debo poner limites—le digo — Andrea, hablemos cuando nos veamos. — Vale. Te espero.—Cuelgo.
— Estás entusiasmada, ¿Recibiste una buena noticia?——Me pregunta Horacio molesto mientras se acerca a mi.
— ¡Mi papá vendrá verme!——Responde Zoe, Horacio pareciera haber chupado un limon.
Iré a ponerme linda mami añade mi hija y se va a su habitación.
— ¡Felicidades! — Gruñe sarcástico
— ¿Que es lo que te molesta? Siempre fui honesta contigo—espeto.
— Es cierto, siempre fuiste sincera conmigo, pero me da rabia que aparece el padre de tu hija después de no sé cuánto tiempo y tú eres toda sonrisita con él — me reclama.
¿Soy toda sonrisita con Samuel? Mi padre entra al salón e interrumpe.
— Horacio, que sorpresa verte aquí — le dice amablemente a Horacio y le tiende la mano—¿Te quedas a cenar?
— No, por lo que escuché, creo que seré un estorbo si me quedo—dice con voz fría y me lanza una mirada fulminante.
Está enojado conmigo.
Lo siento Horacio, pero en mi corazón solo hay lugar para un solo hombre y es el padre de mi hija. Además no tengo porque darte explicaciones de mi comportamiento.
— ¿Te vas?—Le pregunta papá— Si, fue un gusto verte Ignacio.
Se despide de mi padre y se dirige a la puerta sin despedirse de mi.
¡Pero que infantil! Pues que le den, no le rogaré por su amistad.
— ¿De qué me perdí? — Me pregunta mi padre desconcertado.
— Samuel vendrá a cenar—le digo a modo de explicación.
— Entiendo su molestia.
— Nunca le he mentido, y a estás alturas debería darse cuenta que sólo obtendrá mi amistad.
No puedo ofrecerle nada más.
— Tal vez debería alejarte de Horacio, él está enamorado de ti, y creo que no le sirve de nada verte y peor aún ver la cara de emoción que pones cuando te llama por teléfono o estás cerca de Samuel Gallardo.
— No parezco emocionada cuando estoy con Samuel, son ideas tuyas.
— No lo son Andy, y sinceramente no me hace gracia verte así, por favor ten cuidado, no quiero verte llorar por el.
— Creo que estás exagerando y no me verás llorar por Samuel.
— Eso espero — dice muy serio.
— Tomaré en cuenta tu consejo con respecto a alejarme de Horacio—tienes razón papá, si Horacio sufre por mi culpa lo mejor es alejarme de él.
— Horacio es un buen chico, pero mientras siga enamorado de ti, solo sufrirá y no es justo contigo ni con él.
— Lo sé papá, gracias por tu consejo.
Aunque me duela alejarme de mi amigo, no puedo acercarme a él mientras él tenga sentimientos románticos por mí.
❊❊❋
Minutos después Samuel aparece en mi casa y mi corazón comienza latir frenéticamente.
—¡Papi! — mi hija grita emocionada y corre a los brazos de su padre.
— ¡Hija! — Exclama emocionado Samuel
Samuel, toma a Zoe en sus brazos y besa su frente.
— ¿Cómo estás mi dulce niña?Le dice cariñosamente.
— Estoy bien papi—responde mi hija y le da a su padre un beso en la mejilla.
—Hola Andrea—.Añade Samuel acercándose a mi.
— Hola—respondo nerviosa
Se inclina más hacia mí y besa la comisura de mi labio provocando que mi sangre se inflame como un artefacto incendiario.
— Señor Ignacio—añade tendiendole la mano a mi padre
—Qué tal Samuel—Papá extiende su mano y la estrecha con la de Samuel
Samuel baja a Zoe.
— Están hermosas... Ambas
— Gracias—digo ocultando los nervios que siento.
En la cena Samuel y Papá, entablan una conversación de negocios, mientras cenamos, mi hija está muy atenta, creo que será como Samuel en los negocios, siempre le ha llamado la atención lo que hace mi padre y ahora la veo como observa a su padre hablar.
Samuel está sentado a mi lado, finjo estar tranquila, de repente siento la mano de Samuel en mi pierna desnuda. Mierda me está pero deliberadamente.
Intento cruzar las piernas, pero su mano no me deja, y comienza a subir más alto.
¡Maldición ¿Que pretende?!
— Zoe, debes lavarte los dientes—me levanto de repente.
Papá me mira con extrañeza y Samuel intenta reprimir la risa.
— Sí mami—mi hija, se ve agotada y no se opone.
Llevo a mi bebé al baño, nos lavamos los dientes y la llevo a su habitación.
Papá viene a darle las buenas noches y Samuel me ayuda a acostarla.
— Papá, ¿te quedarás conmigo?—Suplica mi hija bostezando.
—¿Quieres que me quede?—Responde Samuel.
Joder, ¿Qué haré si Samuel se queda esta noche?
— Si, por favor.
—Entonces me quedaré contigo.
— Gracias papi, te quiero mucho—mi niña besa la mejilla de su padre.
—Duerme dulce Zoe, Andy y yo cuidaremos de ti—dice Samuel con dulzura.
Ambos nos acostamos junto a nuestra hija dejándola en medio.
—Buenas noches hija—besa su frente.
— Buenas noches mamá, papá—mi hija cierra los ojitos.
— Buenas noches cariño.—Digo.
Samuel mira a su hija con adoración, podría pasar el resto de mi vida así... Con mis dos amores.
Despues de asegurarme que mi hija duerme le digo:
—Gracias por las flores.
—Gracias, por el beso—responde el dejándome perplejo
M quedo callada, trato de cerrar los ojos, pero el olor de la colonia de Samuel no me deja concentrarme.
«gracias por el beso»
—¿Dormirás aquíi?—Tal vez esté incómodo
—Sí, o si quieres podemos dormir en tu cama.
Le doy un beso a mi hija y con cuidado de no despertarla me levanto
Es mejor ir a mi habitación, éste hombre me sigue provocando y no quiero hacer un espectáculo delante de mi hija.
Soy consciente que el me sigue, creo que éste sera el momento de llevar a cabo mi plan.
Abro la puerta de mi dormitorio, pero cuando estoy por cerrar la puerta Samuel dice:
—Espera Andy—pone un pie en la puerta.
— ¿Que quieres?
—Esto—dice y se apresura a tomar mis mejillas con la mano y empieza a besarme, yo respondo de inmediato.
Samuel entra en mi habitación. Cierra la puerta, todavía besándome.
Nos besamos apasionadamente, nuestras lenguas se acarician. Agarro su cabello con mis manos.
Él abre la cremallera de mi vestido.
❊❊❊❋
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro