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Capitulo 13

SAMUEL GALLARDO

Depués de una gran sesión en mi cuarto rojo con Patricia, he decidido venir a casa de mis padres.

—Buenas noches señor Gallardo—la ama de llaves se le ilumina el rostro al verme.

No recuerdo su nombre, hace poco que trabaja aquí, reconozco que es guapa, pero no es de mi tipo... A mí me gustan las morenas.

O las de piel blanca, cabello castaño y ojos azules.

—Buenas noches —la saludo y cruzo el umbral.

—¡Samuel! Mi hermana se abalanza a mis brazos al verme, hace poco regresó de París.

—Hola Vero ¿Cómo estas?—La saludo —Estoy bien ¿ Y tú?—Responde con una gran sonrisa —Muy bien.

— Mamá y papá estarán feliz de tenerte aqui, Flavio, hace poco ha llegado—añade feliz.

— Ya veo. Vero me arrastra hasta el salón.

—Samuel—me dice Flavio, se acerca y nos damos un apretón de mano.—¿Como estas?

—bien ¿ Y tú como estas?.

—Yo bien —se limita en decir

Algo le sucede a mi hermano, es obvio que le preocupa algo ¿Habrá discutido con Brujilda? No está con su humor habitual.

Antes de preguntarle qué le sucede, aparece mi madre, hermosa y radiante como siempre

-—Pero que felicidad tener a toda la familia reunida en la casa—dice sonriente

—Hola madre—la beso en la mejilla.

—Samuel, hijo—mi padre viene detrás de mamá. Tras saludarlo, mi padre dice;

—¿Quieren algo de beber?

— Prossecopido

— Vale, espumante para todos—dice Vero.

— la cena estará lista en unos minutos más, asi que estará bien disfrutar de un delicioso espumante—mi madre se sienta a mi lado.

— Yo iré por las copas—añade Vero y como el torbellino que es desaparece hacia la cocina.

— Y yo ¡iré por el espumante—añade mi padre.

—¿Como han estado todos?¿Cuánto tiempo ha pasado desde que no he venido a visitarlos?¿Dos semanas?

—Bien, con mucho trabajo en el hospital, pero estoy bien—Contesta mi madre.

—No tan bien—responde Flavio con cara de preocupación.

—¿Que sucede hijo?—Le pregunta mamá preocupada.

— estoy preocupado por Irina—se limita en decir.

—¿Que sucede con ella?Sabía que ella tenia algo que ver en la preocupación de Flavio.

—No está muy bien.

Papá aparece con una botella de vino

— Vero. apresúrate con las copas.

— Flavio dinos que sucede con Irina— ¿Discutieron?—Insiste mi madre.

— No, mamá... lo que sucede es que ella le ha tomado afecto a unos de los niños del hospital —dice Flavio triste — tal vez estoy siendo egoísta, pero me gustaría que ella pasara más tiempo conmigo.

La novia de Flavio, es voluntaria en el hospital... Ella y otros jóvenes le llevan un poco de alegría a niños enfermos.

— Explicate mejor—dice mamá.

—Al parecer hay una niña que ha llamado la atención de Irina, la niña padece de leucemia y es hija de madre soltera—murmura mi hermano

—¿Leucemia? En el hospital estoy supervisando una niña que padece de leucemia—dice mi madre.

tal vez es la misma niña.

— Puede ser, Irina está muy preocupada y dice que envidia la fortaleza de la madre.

—Asi somos las madres—responde mamá dándome una mirada.

—Irina, dice que la madre de la niña se muestra fuerte con la niña pero ella se da cuenta que es una lucha de ambas para sobrevivir, creo que ayer le iban a dar los resultados si era compatible con su hija o no.

— Aquí están las copas—dice Vero apareciendo justo a tiempo.

—Debe ser horrible—comento Me imagino lo que debe estar pasando esa madre.

— ¿Que es horrible?

Nos pregunta Vero

— Irina lee cuentos en el hospital donde trabaja mamá, y se ha topado con una niña que padece leucemiale explica Flavio a Vero.

— Pobrecita—responde mi hermana
pero la leucemia tiene cura ¿Verdad?

— Pues si, si se trata debidamente y si los transplantes de células madres y médulas funcionan, si, la leucemia tiene cura—murmura mi madre.

Mi padre vierte el espumante prosseco a las copas y cada uno toma la suya.

— No hablemos de cosas tristes y hagamos un brindis—dice papá tomando su copa—quiero brindar porque mis hijos están todos reunidos... ¡Salud! — Añade alzando su copa.

— ¡Salud!—Decimos todos.

Tras unos cinco minutos la ama de llaves interrumpe — la cena está lista

—vamos a la mesa—nos levantamos

Nos sentamos en el comedor para disfrutar de una deliciosa cena familiar.

Las comidas familiares no son lo tuyo Samuel.

— Mañana vendrá cenar Beatríz ¿Estarás aquí, Samuel?—Me pregunta muchas madre.

—No, debo trabajar.

En realidad tendré una sesión con mi sumisa en mi cuarto rojo del placer.

— Trabajas demasiado hijo, deberías pasar más tiempo con tu familia—añade mamá y sonrie.

— Supongo que estás trabajando en un ambicioso proyecto ¿No es asi hijo?—Dice Mi padre sonriente.

— así es papá, estamos trabajando en una propuesta para asociarnos a Z & A—digo con orgullo.

— ¿Z & A?—Pregunta Vero, — es un nombre extraño para una empresa

¿Que significa las iniciales?

— No lo sé.

— ¿Y como vas? Supongo que están a punto de cerrar el trato—añade mi padre.

— Si, aunque no ha sido fácil, los dueños están de viaje y no hemos podido negociar.

—Seguro lo lograrás—dice Vero con orgullo—siempre logras tus objetivos

—Eso espero—respondo

Reconozco que la comida ha sido deliciosa y Vero ha sido el centro de atención con sus anécdotas de su viaje a París.

— Debo irme—me pongo de pie para salir de la casa de mi padres

—¿Como no puedo convencerte para que vengas a cenar mañana? O Por lo menos acompáñanos a misa mañana — lo siento madre pero ir a misas no es lo mío.

—No puedo madre—estaré con mi sumisa. Ella suelta un suspiro.

— ¿Algunos de mis hijos, nos acompañará a misa, o solo seremos Jose Antonio y yo?

— Yo iré con ustedes—le dice Vero.

— Yo no puedo—añade Flavio.

— Mucho menos yo... Ya debo irme.

Tras despedirme de mi familia regreso a mi casa. Espero que Patricia esté en bragas.

POV ANDREA DEL JUNCO

Lo que no pense ni quise hacer en seis años está sucediendo: Recurrir al padre de mi hija por ayuda y no precisamente ayuda económica, si no que es ayuda para salvar la vida del ser más importante de mi vida. Él es mi Única esperanza que tengo de seguir viviendo-tiene que ayudarme—porque si el no quiere y nos rechaza yo me muero junto con mi hija.

Ahora estoy aqui parada un lunes en la mañana frente al edificio de Gallardo Enterprises Holdings, Inc, estoy temblando de miedo, no sé como reaccionará Samuel al saber que tiene una hija.

¿Me culpará por no haberlo buscado antes? Espero que no, tuve mis razones para hacerlo. Lo primero que pensé fue que no quise ser una carga en su vida... No le quise arruinar su vida con una bebe, el estaba empezando abrirse paso a los negocios, una hija hubiese sido una carga para él, no estaba dispuesta exponer a Zoe al rechazo, mi corazón no lo hubiese resistido.

Me armo de valor y empiezo a caminar. Me paro en la enorme puerta de vidrio de Gallardo House.

Esto es por mi hija me repito mentalmente... Samuel Gallardo es mi única luz de esperanza.

Con manos temblorosas empujo la puerta y camino hacia el mostrador.

—Buenos dias—saludo a una rubia bonita que está detrás del mostrador

—Buenos dias—ella me recorre con la mirada.

Ya sé que mi aspecto no es el mejor, pero es lo menos importante para mí.

—Quiero ver al señor Gallardo

—¿Tiene cita con él? —Pregunta la rubia

—No — me limito en decir con timidez

—entonces no puedo dejarla pasar—dice con indiferencia —Por favor señorita... Debo verlo—le súplico

—usted debe llamar por teléfono para reservar una cita con él — me responde y sigue tecleando el ordenador.

— Usted no entiende...Esto es un asusto de vida o muerte —le ruego a la rubia

—Por favor señora hágame el favor y vayase... no me haga perder mi tiempo ¿Si? Gracias—añade la rubia molesta.

—Señorita por lo que más quiera déjeme pasar... se lo suplico—insisto

—Señora llamaré a los guardias—me amenaza. La fulmino con la mirada pero ella ni se inmuta.

Observo como un hombre elegante se dirige al ascensor. Seguramente trabaja aquí, sin pensarlo corro hacia el ascensor y entro junto con el señor.

— ¡GUARDIAS, ALCANCEN A ESA LOCA!—grita la rubia.

antes que me cojan presiono el botón y las puertas se cierran.

Puedo soltar el aire que contenía.

—¿En que piso está la oficina de Samuel Gallardo?—Le pregunto al señor.

—Está en la última planta—el hombre me recorre con la mirada.

Me pongo nerviosa al instante.

Inspiro profundamente para prepararme y ver a Samuel después de seis años. Estos últimos años lo he visto por los periódicos.

—¿Tiene cita con el?—Pregunta el señor

—No—respondo.

Afortunadamente las puertas del ascensor se abren y el sujeto sale. Las puertas se cierran nuevamente y sigue subiendo.

Estoy demasiado nerviosa, mis piernas se han convertido en gelatina y mi ritmo cardíaco a aumentado considerablemente. ¿Que se supone que debo decirle? No puedo decirle «Hola, ¿Te acuerdas de mi?Tenemos una hija» no eso no... Tal vez puede decir «hola... Debemos hablar porque tú y yo tenemos una hija» no tampoco puedo decirle eso.

Las puertas del ascensor se abren, salgo y me dirijo a otro mostrador.

—¿Usted quién es?—Otra rubia se interpone en mi camino.

—Debo ver al señor Gallardo.

—Usted debe ser la mujer que logró meterse en el ascensor antes que los guardias la atrapen—ella me mira feo—nadie había hecho eso... Nadie había logrado entrar a la fuerza.

— Lo siento, pero me urge hablar con Samuel. Sólo será un instante... Déjeme pasar, por favor se lo súplico dejeme ver al señor Gallardo—ruego desesperada.

—¿Sofia que sucede?—otra rubia muy seria aparece. ¿De dónde sale tanta rubia inmaculada?.

—Ella quiere ver al señor Gallardo—dice Sofia refiriéndose a mí.

—Por favor se los ruego, déjenme hablar con el señor Gallardo—ya no sé que más hacer.

—¿Quien lo busca?—Pregunta la rubia con eficencia —Andrea del Junco—respondo deseando verlo.

— ¿del Junco?¿Representante de Z & A?—¿Que?

— No... Yo

—Señorita del Junco, hágame el favor y vayase por donde entró—ella me mira amenazante

Nadie quiere ayudarme, nadie tiene el corazón noble para ayudarme. O es por las buenas o es por las malas, pero no me marcharé sin ver a Samuel.

Empujo a la rubia y ella cae encima de Sofia. Ambas caen al suelo y voy corriendo a una gran puerta.

Lo empujo y entro.

—Abril ¿Que pasa?—Dice sin levantar su mirada del ordenador.

¡Díos... Es él!

—¿Samuel?—Susurro con un hilo de voz.

Él alza la mirada y se queda viéndome.

— ¿Quien eres tú?¿No me recuerda?

—¿No me recuerdas? Soy Andrea del Junco.

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