Fernando Miller

Al llegar a mi casa le marco otra vez a Aby y nada. Todavía sigue apagado, así que llamo a Laura, al tercer tono contesta.

—¿Hola?

—Laura, ¿estás con Aby?

—Sí, y ya me contó. Está muy afectada con lo que pasó, dime una cosa ¿por qué lo hiciste?

—Laura, yo no quería, Camila me cogió desprevenido. Ella es mi ex y no soporta que yo la haya dejado.

—Pues, Abigail cree que la traicionaste, que ya no la quieres.

—Ella me lo dijo, pero yo la amo Laura, ayúdame por favor.

—Está bien Fernando, te voy a ayudar porque sé que la quieres y ella a ti.

—Gracias Laura, te parece si nos vemos ahora.

—No, ahora estoy con Aby y me voy a quedar con ella para cuidarla. Tengo que asegurarme que coma algo y además quiero subirle el ánimo y que deje de pensar en lo sucedido.

—Que no se duerma sin comer le puede hacer daño a la bebé y que esté tranquila, el estrés también le puede hacer daño. Entonces, ¿cuando nos vemos?.

—¿Mañana?

—Mañana a las 8:30 P.M. en el restaurante que está cerca del hospital central.

—Nos vemos mañana, adiós —dice y cuelga.

Me quedo un poco más tranquilo sabiendo que Abigail está con Laura y que ella y la bebé están bien cuidadas. Ella no sabe cuanto me importan, siempre quise tener una familia y aunque la niña no sea mía la quiero como si lo fuera, y voy a tratar de ser el mejor papá del mundo cuando nazca, de eso no tengo duda.

Abigail Johnson

Luego de bañarme, me pongo mi pijama y voy a la sala. Laura está hablando con alguien y al me verme se tensa y cuelga, pero no le presto la mínima atención y me siento en la barra de la cocina.

—¿Ya estás mejor? —pregunta luego de colgar.

—Sí y tengo un hambre, pero el sueño le gana. Si no terminas rápido me voy a dormir —afirmo.

—Bueno come rápido para que puedas dormir, mientras me baño y me pongo una pijama tuya —desaparece de la sala y se mete al baño.

Todo lo hace muy raro como si tratara de esconderme algo, pero como dije antes no le doy importancia y comienzo a comer. Todo está muy rico.

Al terminar miro la hora y ya son las 6:00 P.M. No tengo nada que hacer, así que busco mi celular, pero está apagado. Lo prendo, tengo 10 llamadas perdidas de Fernando; que no crea que lo voy a perdonar tan fácilmente. Borro todas las llamadas y lo pongo a cargar.

—¿Y esa cara? —pregunta Laura al salir del cuarto con una de mis pijamas.

—Nada, ¿ya llamaste a tu casa para decir que te quedarías aquí? —pregunto y me la quedo mirando.
Pienso que mi hermano tiene demasiada suerte, por estar comprometido con Laura, es una gran mujer.

—Sí, ¿y ahora que hacemos?¿una noche de chicas? —pregunta con una sonrisa pícara.

—Me parece, yo hago las palomitas y tú buscas la película, solo te ruego que no sea romántica, por favor —ella suelta una carcajada.

—¡Está bien!—grita desde la sala.
Meto las palomitas en el horno y a los minutos comienzan a explotar.

—La película ya está, ¿y las palomitas? —pregunta apareciendo en la cocina.

—Listas, ¿de qué genero la escogiste? —pregunto intrigada.

—De terror, me dijeron que está súper buena, se llama "El conjuro" —dice haciendo muecas de miedo y yo me río.

—Ay Laura tú no cambias, veamos la película tan terrorífica que elegiste —tomamos las palomitas y nos vamos a mi cuarto.

Nos sentamos en la cama a ver la película, Laura le quita el pause y comienza. A la media hora de la película estamos abrazadas en la cama y sin palomitas. La película dura hora y media aproximadamente.

—Que película, wow la primera que me da tanto miedo —dice y la quita.

—Pues, no digo lo mismo, yo me asusto con cualquiera, pero ésta derramó el vaso. Tengo mucho miedo y sed Laura —digo asustada.

—Yo no salgo por ahora —enciende las luces y en eso se escucha un ruido y corre hacia mí.

—¿Escuchaste eso Laura? —pregunto y la abrazo.

—Sí Aby, tengo miedo. Me siento como una niña de 10 años —dice y tomo valentía.

—Bueno ya, es solo una película, nada nos va a pasar. Dejemos las niñerías y acostémonos a dormir, todo eso es mentira, pura ficción —me hago la valiente, pero por dentro me muero del miedo.

—Cierto Aby, a dormir —nos acostamos y arropamos de pies a cabeza hasta quedarnos completamente dormidas.