Capítulo 11
Cuando abro la puerta me encuentro con un Fernando furioso y el labio roto, lo dejo pasar y se sienta en el sillón de la sala.
—¿Qué te pasó? —pregunto preocupada cuando entra.
—Le di su merecido al estúpido de tu ex —aprieta sus puños.
—¡¿Qué hiciste qué?! —grito histérica.
—Lo que oíste —se encoge de hombros tranquilamente.
—Fernando, te pudiste haber metido en un problema —lo regaño.
—Pero no me metí en problemas, fue una pelea sana y justa —mira el televisor.
—¡¿Como va a ser sana si fue una pelea?! —pregunto tratando de tranquilizarme pensando en mi bebé, él se encoge de hombros —Mira nada más como quedaste —voy al baño para traer alcohol, algodón, gasas y unas curitas.
—Él quedó mucho peor que yo —sonríe y yo niego con la cabeza.
Al algodón le echo alcohol y comienzo, a limpiar la herida en su labio.
—¡Auch!, eso arde —se queja al sentir el alcohol contra su labio.
—Debiste haberlo pensado antes de pelearte con el idiota ese —termino con su labio y sigo con la herida de su frente; al terminar de limpiarla le pongo una curita y él no deja de mirarme —¿Que tanto me vez? ¿tengo algo en la cara? —pregunto y cierro el botiquín, él sonríe.
—No tienes nada, solo que te vez muy hermosa, tienes un brillo especial en tus ojos —me mira a los ojos y me sonrojo.
Comenzamos a acercarnos y quedamos muy cerca, casi nos besamos, si no es por que la puerta se abre y nos separamos de inmediato.
—¿Qué está pasando aquí? ¿por qué Fernando está golpeado? —pregunta azael, que llega abrazado de mi mejor amiga.
—Aquí no está pasando nada, solo lo estaba curando y está así por que fue a golpear a Leonardo —me pongo de pie con su ayuda.
—Me caes bien Fernando, podemos llegar a ser grandes amigos —sugiere Azael y chocaron puños, yo los miro incrédula —gracias por defender a mi hermanita —me abraza y al mismo tiempo besa mi frente.
—No fue nada, cada vez que pueda lo voy a hacer —me mira con una sonrisa en su rostro y me sonrojo.
—Amiga tenemos que hablar —dice Laura hablando por primera vez en la conversación.
—Claro, vamos a mi habitación. Azael, la cena está en el horno por si tienes hambre —subo con Laura.
Cuando entramos Laura se sienta en la cama y yo hago lo mismo.
—¿Qué pasa? —le pregunto.
—¿Qué hay entre Fernando y tú? —pregunta entrecerrando sus ojos y yo niego con la cabeza.
—Nada, ¿por qué? —respondo.
—Crees que no noté como te mira y como te sonrojas cuando dice algo lindo o te sonríe —dice emocionada.
—Eso no dice nada Laura, sólo somos amigos —me acomodo en la cama.
—Pues parece que él no te quiere como amiga, o ¿me equivoco? —yo niego con la cabeza.
—No, no te equívocas, cuando estaba en el hospital, él me besó —confieso y Laura da pequeños saltitos en la cama.
—¡No lo puedo creer! Él gusta de ti —dice emocionada.
—Cállate Laura, te recuerdo que está allá abajo —ella se calma un momento —pero eso no es todo, me dijo que me quería y que si yo le daba una oportunidad cuidaría de mi hijo como si fuera su papá —ella ahogo un grito con su mano.
—¿Ves? Eso lo comprueba, él te quiere amiga no lo desaproveches, yo sé que no te es indiferente —dice seria.
—No me es indiferente pero sólo lo veo como un amigo, Laura —suspiro.
—No puedes negar que al menos te gusta un poquito, lo veo en tus ojos —se acomoda en la cama.
—Pues, es muy bonito y no lo niego. Pero aún tengo a Leo en mi corazón, no puedo querer a otra persona —enciendo el televisor.
—Pero al menos te gusta es un buen comienzo, ¿no crees? —pregunta.
—Si tú lo dices. Y te aclaro. No me gusta, sólo me atrae —cambiamos de tema.
Hablamos de muchas otras cosas, de mi bebé, de la universidad, y decido seguir hasta que mi embarazo se note.
Luego Laura se va y Fernando también, resulta que él y mi hermano se cayeron de maravilla. Después llegan mis padres con una pizza y la comemos; luego yo subo a mi cuarto y me duermo pensando en que voy a hacer con mi vida de ahora en adelante.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro