Mi nueva adicción
Álvaro
Cuando llegué a la casa de Carlos, vi a Gabriela y Elena. No había ni rastro de Marcos ni de JJ, este último me resultaba raro pues Carlos era su mejor amigo y por lo que nos había dicho en clase el iba a estar presente.
Me senté al lado de Elena y empezamos hablar, de mientras Carlos colocaba las palomitas y Gabriela se quedaba mirando la puerta como si esperará a alguien.
—¿A quién esperas? — le dije a mi prima.
—Pues... Pensaba que JJ venía, ¿no? — me dijo jugando con sus manos.
—Hoy no, me ha escrito antes diciendo que tenía que hacer algo muy importante y que no podría venir. —le explicó Carlos, el cual se veía desanimado.
El timbre sonó y Gabriela abrió la puerta, tras esta estaba Marcos. Nadie se esperaba que viniese y todos nos quedemos flipando, Gabriela por otra parte abrió los ojos como platos y emocionadamente le dejó pasar.
Nos sentemos todos en el sofá, Carlos en el lado izquierdo del sofá, luego yo y al lado mío Elena, por otro lado, en el otro sofá pequeño se encontraban Gabriela y Marcos.
Yo tenía que empezar el gran plan a si que saqué mis dotes de actor y me puse manos a la obra.
—Oye Marcos— llamé su atención —Me puedes dejar ese sitio, es que tengo que comentar con mi prima la película, ya sabes como es ella. —dije con una sonrisa, me miró un poco confuso, para después hacerme caso quedando al lado de Carlos.
Todo iba rodado y solo faltaba lo más importante, la película. Por lo que nos había dicho Violeta, la película favorita de Marcos era La La Land que daba la casualidad que también era la de Carlos a si que pusimos en marcha el segundo paso del plan.
—Sabes que Carlos, ¿por qué no ponemos La La Land? — actuó ahora Elena.
—Es una buenísima idea, es mi película favorita. —dijo Marcos que se veía emocionado por la propuesta.
—¡Enserio!, la mía también. —habló ahora Carlos, conectaron miradas pero las apartaron casi de inmediato.
Yo estaba desesperado, se lo estabamos dando en blanco y en botella y ellos aún así seguían igual. Y sinceramente yo me estaba aburriendo sin Violeta y sin JJ.
Violeta
Llegué a clase y empecé a calentar mientras la señorita Miranda llegaba a clase. Cuando llegó me miró y nos pusimos en la barra, marcó las posiciones y demás.
—Sabes Violeta, quiero que des todo en la actuación. — me dijo algo sería.
—Pero si ya lo doy todo profesora, ¿no estás satisfecha con nuestro dúo? — le dije refiriéndome a mi dúo con Marcos.
—No, Marcos no tiene nada que ver.— me dijo la profesora muy seria y mirándome fijamente.
—Entonces no lo entiendo.
—Necesito más, necesito que ensayes día y noche. Quiero los pasos tan limpios y memorizados que si cierras los ojos lo hagas perfecto.
Me paralice, la miré con los ojos aguantando las lágrimas. El problema era yo, pero no lo entendía, yo pensaba que lo hacía bien.
Sentía como si no pudiera respirar, como si me hubieran dicho la peor noticia de mi vida. Miré sus ojos que reflejaban tranquilidad, al contrario que los míos que reflejaban pánico.
Empecé a ver negro, todo estaba borroso y me daba vueltas. Y lo último que vi antes de desmayarme fue a mi profesora intentando levantarme .
Álvaro
La peli iba por la mitad, pero nosotros solo podíamos mirar a los Agapornis. Carlos estaba mirando la televisión con mucha atención como si fuera la primera vez que veía la película, al girarme hacia Marcos pude ver como este miraba y analizaba con atención al anterior.
—Dígame—escuche que decía Elena —¿Qué? — me empecé a poner nervioso pues su voz y su forma de moverse se veían alteradas. —Vale, vamos para allá.
—¿Qué pasa? — dijo Gabriela.
—Violeta se ha desmayado y está en el hospital. La están examinando.—dijo Elena con los ojos rojos.
Me levanté y pude escuchar a Marcos como le preguntaba cosas a Elena pero yo fuí corriendo a por mis cosas, los demás imitaron mi acción y cogimos un taxi para ir al hospital.
Cuando llegamos allí nos acercamos a los padres de Violeta y a sus hermanas pequeñas.
—¿Cómo está? —dijo Marcos que era, después de mí, el más nervioso y alterado.
—Mucho mejor, ya está despierta. —dijo su madre la cual estaba cogiendo a la hermana más pequeña.
Entremos para dentro y cuando la vi un peso que sostenía desde que Elena había colgado la llamaido se había ido. Estaba pálida y llevaba un camisón, estaba tumbada en la campaña y tapada hasta la cadera con la manta blanca , llevaba el pelo recogido en un moño que estaba destrozado.
—Ay madre, ¿qué te ha pasado? — le dijo Marcos poniéndose a su altura.
—Ha sido un bajón, se me habrá bajado el azúcar o algo así. —dijo restándole importancia al asunto.
—Pero ya estás mejor, ¿no? — ke dije eso mirándole a los ojos, ella me devolvió la mirada y me regaló una preciosa sonrisa.
Le preguntemos algunas cosas y luego se fueron, todos menos yo. Me quedé allí.
—Sabes que no hace falta que te quedes. —me dijo con una sonrisa un poco vaga, pues ya era muy tarde y estaba cansada.
—Me voy a quedar toda la noche. —le informé, se quedó perpleja ante mis palabras pero yo continúe —Ya se lo he dicho a tus padres que no se preocupen que me quedaré aquí contigo y tras mucho suplicar me han dejado.
Su mirada cambió a ser cálida, no sé de dónde saqué la valentía para hacer lo que hice pero definitivamente creo que hice bien.
—Muchas gracias Álvaro. —una lágrima recorrió si mejilla ,me acerqué a ella y puse mi mano en su mejilla, le acaricie y retire su lágrima.
—Si me sigues mirando así me voy a derretir. —rió mientras me hablaba.
—Mirarte de qué manera. —no pude contener una sonrisa tonta.
Ahora fué ella quién puso su mano en mi nuca y nuestros labios se juntaron, era una cosa que nunca hubiera imaginado y menos con ella, ahora no podría olvidarme de esos labios, serían mi nueva adicción.
Por fin hubo beso mi gente, lo siento por tardar tanto 😅. Pero bueno yo creo que vamos bien y a parte de nuestros tortolitos, ¿qué les parece los Agapornis?
Gracias siempre por el apoyo 🫶.
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