Intercambiando posiciones
Era sábado por la mañana y Luka se encontraba en casa de Keith, esperando a que le abrieran la puerta. El chico no estaba curado del todo, pero si no aparecía allí tenía por seguro que el mayor se encargaría de aparecer en su casa para molestarle de nuevo y hacerle terminar su parte...
―Oh, Luka, cielo, pasa―le indicó la madre de Keith amablemente al abrirle.
―Gracias―contestó el chico educadamente pasando a su lado.
― ¿Has venido a ver a Keith?―preguntó sonriente.
―Sí, venía a continuar el trabajo―contestó él devolviéndole la sonrisa.
―Oh, vaya... ¿No lo sabias, cielo? Keith está enfermo.
― ¿Enfermo?
―Sí, hace un par de días cogió un buen catarro... Este chico no se cuida nada. Y eso que le digo siempre que no ande tan fresco, que se ponga una chaqueta―Se lamentó la mujer meneando la cabeza con un gesto compungido. Luka, dudando por completo que aquella fuera la causa, bajo un poco la cabeza sintiéndose ligeramente culpable―Pero sube cielo, seguro que Keith se alegra de verte y de tener algo de compañía, Steve se fue hace un rato.
― ¿Steve?―preguntó Luka incrédulo― ¿Martínez?
―Sí, es su mejor amigo―respondió afable mientras le empujaba escaleras arriba. ¿Por qué Steve nunca había mencionado nada acerca de conocer a Keith? ¿Y por qué Alex tampoco se lo había comentado? pensó mientras subía los peldaños.
―Pasa, pasa. Si necesitáis algo estaré abajo, aunque, de hecho, ya que estás ¿podrías quedarte con él un ratillo y encargarte de que coma? Debo salir en breves y su padre está trabajando, así que tenía miedo de dejarle sólo tal y como está, ¿Sí? Gracias.-dijo mientras bajaba de nuevo sin esperar a una respuesta por su parte―Por cierto, tú también come algo, estás muy delgado―siguió canturreando mientras desaparecía de su vista.
¿Era la impresión de Luka o la madre de Keith le acababa de delegar todo su trabajo dejándole de "canguro" de Keith? ¿Por qué tenía que quedarse con él hasta que volviese? No sabía que estaba enfermo, sino ni siquiera habría ido... No eran amigos, de hecho no sabía ni como entrar en aquella habitación y establecer una conversación después de todo lo que había pasado.
Luka suspiró y entró en la habitación después de golpear la puerta un par de veces.
Keith estaba en la cama, y si no fuese por el movimiento que causaba su respiración, parecería estar muerto.
― ¿Qué haces tú aquí?―preguntó con una voz ronca que a Luka le pareció bastante atractiva al salir de su boca.
¿Espera, qué acababa de pensar?
―Pues, supuestamente venía a hacer el trabajo, porque alguien no consideró pertinente avisar de que estaba enfermo―expresó el chico ligeramente turbado― Pero, de alguna forma tu madre consiguió que me quedara hasta que volviese, te cuidara y te diera de comer mientras tanto...
―Entonces, ¿Eres como un sirviente?―preguntó gracioso.
―Al contrario, en todo caso sería tu niñera―contraatacó el castaño.
―Bien, pues cuídame―dijo sonriendo de lado.
Luka se acercó hasta él y se sentó en el borde de la cama.
―Exactamente ¿qué se supone que debo hacer?―preguntó ignorando las provocaciones del mayor―Tú solo me gritaste que me duchara y me pusiese más ropa...―murmuró intentando apartar los recuerdos de quién le había vestido.
―Sí, pero ahora estás curado―dijo orgulloso. El chico estornudó momentos después y sorbió por la nariz ruidosamente―Bueno, casi...―se corrigió.
―Por cierto ¿se puede saber que estabas soñando el otro día?―le preguntó Luka, curioso, haciendo acopio de valor para sacar el tema.
―No sé, no lo recuerdo ¿por qué?―preguntó el rubio.
―Es que mientras dormías decías algunas palabras sin sentido...― mintió el chico bajando un poco la voz―simplemente era curiosidad, supongo― murmuró restándole importancia.
―Oh, ¿en serio? ¿Y qué palabras?―preguntó haciendo un indicio de sonrisa e incorporándose levemente en la cama para continuar la conversación.
―No me acuerdo, solo balbuceabas...―respondió bajando la mirada ¿por qué le interrogaba Keith a él? Era él quien tenía preguntas.
Keith le observó de reojo y empezó a ver la situación entretenida. Luka estaba mintiendo, eso seguro. Con conocer un poco al chico se había dado cuenta de que cada vez que no quería hablar de algo o que mentía desviaba la mirada hacia un lado o bajaba un poco la cabeza, se le notaba mucho.
―Qué curioso, no recuerdo haber soñado nada fuera de lo normal―dijo intentando aguantar la risa, sabía perfectamente lo que había soñado, tuvo que salir de la habitación intentando disimular la erección en sus pantalones. No sabía lo que habría dicho dormido, pero al ver lo nervioso que ponía a Luka, ahora le intrigaba.
―Ya veo, entonces nada...
―Eres un libro abierto―exclamó Keith divertido.
― ¿Qué? ¿por qué?
―Se nota que mientes.
― ¡N-no estoy mintiendo!―exclamó trabándose con las palabras.
― ¿Y por qué t-tar-tamudeas?―se burló imitándolo.
―No tartamudeo...―contestó aclarándose la garganta en casi un susurro.
― ¿Qué dije para que te interese tanto?¿acaso nombre a alguna chica?―preguntó burlándose y sin dejar de sonreír.
―No nombraste a ninguna chica...―dijo azorado, volviendo a desviar la mirada nervioso. Ahí estaba.
― ¿Y a algún chico?―preguntó acercándose un poco e intentando poner voz seductora para molestarle un rato.
Él se apartó de pronto, rojo hasta las orejas.
― ¡¿Q-qué?!-grito alarmado.
Así que era eso, descubrió el rubio, lo había nombrado a él... Keith sonrió para sus adentros, iba a burlarse un rato.
― ¿Qué ocurre, Luka?―preguntó usando el mismo tono cerca de su oído.
―N-nada, no te acerques tanto―exclamó desconcertado, apartándose del mayor, apoyando por un momento sus manos sobre el pecho del rubio.
― ¿Por qué no?―preguntó dejando escapar una pequeña risa.
― ¡Porque yo no soy gay!―soltó de repente antes de taparse la boca con ambas manos.
Keith se alejó un poco y lo observó curioso.
― ¿Qué has dicho?―preguntó volviendo a usar su voz habitual, algo afectada por la gripe.
― ¡Sí! ¡No lo niegues! ¡Vi esos mangas! Y aquello que dijiste la otra vez sobre salir con gente ¡Está claro, eres gay!―soltó con valor, como si llevara tiempo queriendo decirlo, o por lo menos, dándole vueltas.
―Cierto, no lo niego―respondió encogiéndose de hombros.
―Pero... Espera, ¿Qué?
―Sí, lo admito, me gustan los hombres ¿Tienes algún problema con eso?―le dijo indiferente. No lo sabía casi nadie, pero no porque le diera miedo o vergüenza admitirlo. Simplemente, no era algo que fuera diciendo como presentación, "Hey, hola, soy Keith, he vivido en Inglaterra desde pequeño y soy homosexual, ¡encantado!"
Luka se quedó mirándole sin saber qué decir. Si ya se lo imaginaba ¿por qué le sorprendía tanto su respuesta?
―No, no tengo ningún problema...―murmuró aun estático en su sitio, pensando a toda velocidad y sintiéndose tremendamente ridículo por la escena que acababa de montar.
Keith se acercó un poco más. Él siguió sin dar señales de vida.
Si ya lo sabía ¿Qué podía perder intentándolo? Pensó el rubio antes de agarrarle la cabeza y empujársela contra sus labios.
Keith, que había actuado de forma impulsiva, al darse cuenta de lo que había hecho y al ver que el pequeño seguía todavía inmóvil en su sitio, con los labios apretados y los ojos cerrados con fuerza, decidió separarse. Probablemente le hubiera pillado por sorpresa y lo más seguro es que le estuviese asustado.
Sin embargo, cuando el chico intentó romper aquel breve contacto, el castaño lo impidió, reteniéndole por su camiseta con fuerza. Keith, abrió los ojos sorprendido.
Luka dejó de ejercer presión sobre sus labios, pero no abrió los ojos en ningún momento, estaba totalmente rojo y su cabeza estaba hecha un lio.
Todavía encontrándose en una situación que no comprendía del todo, el rubio intentó introducir su lengua entre los labios del menor, haciendo, que por un segundo, Luka abriese los ojos y lo mirara con sorpresa; cerrándolos de nuevo, rápidamente, cuando sus miradas se encontraron. Keith sonrió en su boca sin poder evitarlo y, de alguna forma totalmente inesperada para el británico, Luka le devolvió el beso.
Sus lenguas empezaron a entremezclarse con cierta timidez, ninguno de ellos sabía qué estaba pasando y sus mentes estaban muy concentradas en cada movimiento, sobre todo la de Luka. A pesar de ello, e inevitablemente, la razón fue perdiendo intensidad y ambos dejaron de darle vueltas y empezaron a relajarse.
Tras ese momento de indecisión comenzaron a aumentar la velocidad poco a poco y Keith se atrevió a agarrar a Luka con mayor firmeza, comenzando una lucha por el control dentro de su boca, dirigiéndo sus movimientos.
Sin darse realmente cuenta, Luka relajó su cuerpo e incluso soltó algún que otro sonido. Esto solo incitó a que el mayor le besara con mayor intensidad, y entre los movimientos de ambos y el avance de la situaión, Keith terminó sobre él en la cama, con la cara sonrojada, pero sin separarse de él en ningún momento.
Luka no recordaba haber besado así a nadie, tan lentamente, tan salvajemente, tan adictivamente. Y eso solo hacía más que desconcertarle por completo.
Cuando Keith se alejó un poco de él para recuperar el aliento, se exaltó al comprobar como por uno de sus ojos fuertemente cerrados una pequeña gota se deslizaba hacia la almohada. Entonces, paró en seco y lo miró preocupado ¿Le había forzado a algo?
Keith se movió a un lado, dejándole moverse con libertad. Pero cuando el chico abrió los ojos, lentamente, sorprendido por la repentina pausa, le observo extrañado.
― ¿Por qué paraste?―preguntó en un susurro mientras un intenso color rojo le inundaba las mejillas.
Keith se quedó sin palabras.
― ¿Quieres que siga?―preguntó sin poder evitar el tono de burla y soltando una pequeña carcajada.
― ¡N-no! no es eso―negó rápidamente sorprendiéndose a sí mismo por sus palabras.
― ¿En serio? porque para no ser gay, no te oí quejarte por el beso―se rio el rubio. Luka se tapó con las mantas más avergonzado que en toda su vida.
―Oye ¿estás bien? Estabas llorando ― preguntó el chico apenado, dejando las bromas.
―No lloré...―murmuró bajo las sábanas.
―Si lo hiciste―dijo Keith quitándoselas y señalándole el ojo, todavía húmedo. Él se pasó la mano sorprendiéndose al observar una diminuta gota. Ni siquiera se había dado cuenta.
― ¿No era por miedo?―le preguntó.
―No...
― ¿Entonces, por qué...?―empezó a hablar el muchacho sin acabar la pregunta. Luka desvió la mirada hacia las mantas sin responder.
Keith se las sacó de encima intrigado y casi estalla en una carcajada al comprobar la causa de aquella lágrima. No era por miedo, era por vergüenza.
Keith se quedó observando el bulto que se le formaba en los vaqueros sin ningún pudor, pero Luck se tapó con las manos rápidamente. No sabía por qué su cuerpo había reaccionado de aquella manera, ni sus ojos, ni su...
― ¡No mires, idiota!― gritó el castaño haciéndole reír―es culpa tuya... ¡Ya van dos veces, imbécil!
― ¿Dos?―inquirió levantando todavía más las comisuras de sus labios.
―E-es decir... N-no... P-ero...―Keith rio con más fuerza.
―Bueno, ya que es culpa mía, déjame solucionarlo...―se ofreció burlándose. El chico saltó de la cama, escapando, saliendo de la habitación apurado con la cabeza embotada por tanta nueva información y emociones.
― ¡Estás enfermo! ¡Estás delirando por la fiebre!―gritó mientras bajaba las escaleras― ¡voy a hacer algo de comer, se lo prometí a tu madre! ¡Tú duerme! ¡Y no sueñes cosas raras!
― ¡Soñaré contigo!―le gritó riendo, esa sería una tarde interesante.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro