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Gran error

Keith subió las escaleras de su casa seguido por el menor, iban los dos en silencio, Keith porque estaba demasiado cansado como para pensar en una conversación y Luka porque no tenía realmente nada que decir.

―Me voy a dar una ducha, no tardo nada. Cualquier cosa me avisas. Mientras, puedes ir buscando algo de información en el ordenador―Le dijo señalando su portátil―Aunque si lo prefieres puedes jugar algún video juego o simplemente estar por internet―se encogió de hombros―Lo que prefieras―repitió―, no voy a tardar mucho―dicho eso salió por la puerta.

―Para eso me doy tanta prisa...―se quejó en alto el castaño estirándose. Se sentó sobre la cama desecha. Estaba muerto de sueño.

El castaño se levantó, intentando despejarse, y comenzó a observar a su alrededor con curiosidad. Si las habitaciones hablaban de como era una persona, lo único que sacaba en claro de esa, es que Keith era un desordenado. La habitación era amplia, pero no exageradamente. Tenía varias estanterías llenas de diversos libros y lo que parecían ser mangas, mezclados y apilados unos sobre otros sin ninguna clase de orden.

En la pared en la que se encontraba apoyada la cama había una pequeña ventana que dejaba ver el jardín por el que había entrado.  Una vez dentro de la casa no le había parecido tan excesivamente grande como había pensado en un inicio. Estaba alejada de la urbe, así que no era raro que fuera más amplia y tuviera un jardín grande sin ser precisamente muy cara.

Luka siguió observando, en el suelo había un montoncito de video juegos diversos amontonados cerca de una televisión de tamaño medio, al pequeño le tentó probarlos, pero prefirió seguir observando la estancia con más curiosidad de la que le gustaría admitir.

Empezó a leer por encima los títulos de algunos libros que había en la estantería y ojeó algunos de los mangas. Estos tenían casi todos títulos en japonés o en inglés, y por lo que vio no había apenas libros en español.

Sacó uno que le llamo la atención, era un manga y tenía una portada como mínimo peculiar. La tapa mostraba a dos personajes, ambos rodeados de decoraciones excesivamente pomposas. Y si Luka le hubiese dado la vuelta antes de curiosearlo no se habría sorprendido tanto al observar su interior.

Lo abrió por una página al azar, al fin y al cabo, por mucho que hubiera empezado por el principio no se habría enterado de nada. Pero la imagen que vio le impacto bastante.

No comprendía lo que ponía, pero las imágenes delataban el contenido de forma bastante explícita.

Cerró el manga de manera inmediata y lo dejó de nuevo en su sitio con rapidez, sintiéndose como un chiquillo que acababa de cometer una travesura. No quería que el rubio entrara en la habitación y le viera cotilleando, y menos eso. Pero al prestar atención, escuchó el leve sonido del agua corriendo y se relajó de nuevo apoyándose sobre la cama. Se sentó al borde y se dejó caer hacia atrás, el rubio aun tardaría. Se acomodó un poco como si de veras fuera a dormir y cerró los ojos con pesadumbre.

¿A Keith le gustaban ese tipo de contenidos?―pensó― Quizás no le habría sorprendido encontrar algunas de esas cosas por su habitación, pero suponía que sería con mujeres, no con tíos...

Esas imágenes le revolotearon en la cabeza hasta perder poco a poco el hilo de sus pensamientos y quedarse ligeramente dormido, tampoco pasaría nada porque se echara una cabezadita, al fin y al cabo, había dormido poco y Keith aun tardaría unos minutos.

No supo cuánto tiempo paso hasta que abrió los ojos de nuevo, pero se sorprendió al observar al chico rubio tan cerca de él.

Keith estaba de pie, observando desde su posición al más pequeño, haciendo que pequeñas gotas de agua se deslizaran desde la punta de sus rizos sobre el castaño.

No llevaba puesto nada salvo una pequeña toalla que le rodeaba la cintura y le cubría hasta poco más de las rodillas, dejando al descubierto desde su clavícula hasta su abdomen.

Luka pensó que si el chico era un poco narcisista, era porque era consciente de que tenía de qué presumir y eso le molestó.

El rubio sin decir ni una palabra se colocó sobre Luka a horcajadas, pasando una de sus rodillas a su derecha y colocando la otra entre sus piernas, evitando así que se pudiera levantar.

Luka, terriblemente sorprendido como para reaccionar, se puso en tensión. Su pulso se aceleró notablemente y sus ojos se abrieron como platos cuando Keith pego su cuerpo contra el suyo, dejándose caer sobre él.

La respiración del pequeño era agitada y su cara estaba pasando por todos los tonos de rojo posibles, a pesar de ello, no se movió ni un milímetro.

Estaba totalmente alterado y se había comenzado a morder el labio con nerviosismo. No entendía que pretendía hacer y se estaba comenzando a inquietar.

―K-Keith...―le llamó en un susurro de forma entrecortada. El rubio solo se acercó más a él, sin borrar esa estúpida sonrisa burlona de su cara.

Keith estaba dejando un espacio casi imperceptible entre los dos y el pequeño estaba comenzado a sudar.

Luka empezaba a sentir la temperatura de su cuerpo aumentar y era una sensación muy extraña.

Keith, sin previo aviso, terminó con el espacio que quedaba entre los dos y unió sus labios a los suyos en un repentino beso.

Luka al principio hizo presión con sus labios y cerró los ojos con fuerza tensándose todavía más. Pero poco a poco fue relajándose sin entender por qué y aquello que había comenzado como un suave roce al momento se convirtió en un remolino de sensaciones. El castaño se sobresaltó. ¿Había sido él el que había introducido la lengua? Ya no lo sabía. No entendía sus propias acciones.

Aunque en una situación normal se estuviera debatiendo internamente si lo que hacía era o no lo correcto, en este momento no pensaba, solo seguía los frenéticos movimientos del rubio, o los suyos, ya no sabía quién estaba realmente dirigiendo la acción, solo sabía que había aumentado el ritmo. Keith se separó de pronto, bastante de golpe y Luka aprovechó ese momento para respirar, el rubio le miró desde su sitio con una sonrisa, a pesar de ello, continuó sin decir una palabra.

El castaño estaba avergonzado, no creía posible experimentar tanta vergüenza. Pero ahí estaba, no por lo que acababa de pasar, sino porque por un simple beso sus hormonas se habían revolucionado. Notaba su erección en el pantalón y Keith, obviamente, también la había notado, dirigiendo su mirada sin vergüenza alguna hacia esa dirección.

El pequeño enterró su cara en la almohada, azorado, pero Keith le cogió la cara con las manos y le hizo mirarlo mientras se sentaba nuevamente sobre él, haciéndole sobresaltarse y ponerse aún más rojo, si es que eso era posible, al notar que su cuerpo había reaccionado de forma similar.

Soltó un suspiro sin poder controlarlo y se tapó la boca con las manos rápidamente.

Keith se las apartó.

―Luka...―comenzó a decir―Luka, ¡Luka!―gritó haciendo que se sobresaltara nuevamente.

Escuchó una risa a su lado y se giró hacia Keith, quien le observaba divertido desde una silla cercana.

Tenía puesta una camiseta y un chándal gastado, sobre la cabeza llevaba una toalla y se estaba revolviendo el pelo con ella, secándoselo.

― ¿Qué...?―preguntó el menor sin comprender nada.

―Te has quedado dormido―dijo riendo―Y a juzgar por tu estado...―dijo bajando la mirada y observando su entrepierna―No fue un mal sueño, ¿verdad?―continuó soltando una carcajada.

Luka se sonrojó violentamente al darse cuenta de la realidad. Se levantó rápido de la cama y sin poder evitarlo puso una mueca.

―Eso debe ser incómodo...―dijo sin dejar de observarlo. El castaño se removió en el sitio―Segunda puerta a la izquierda―contestó sin dejar de sonreír.

El pequeño salió de la habitación sin mirarle a la cara. ¿Qué demonios había sido eso?

Llegó al baño y cerró la puerta tras de sí apoyándose sobre ella y deslizándose hasta el suelo.

― ¿De verdad todo había sido un sueño? ¿Y por qué con él? ¿Y por qué con un chico?―se dijo― ¿Y por qué lo sentía tan real?―pensó mientras involuntariamente se llevaba una mano a los labios.

Lo que no sabía Luka es que en ese preciso momento Keith se encontraba en la habitación de al lado haciendo lo mismo.

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