Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

ɪɪɪ



¿Por qué descansamos mejor en el pecho del diablo? Tal vez sea porque, al enfrentarnos a lo más aterrador, encontramos un extraño consuelo en saber que no hay nada más temible que eso."


Nicola Rossi



Jimin estaba en su escritorio, marcando con frenesí los fragmentos "importantes" de un libro que, irónicamente, debía memorizar palabra por palabra. Aunque, siendo sincero, no era necesariamente vital pintarlo todo. Sin embargo, había algo en ese ritual de subrayar con un marcador rosa que hacía que las ideas se quedaran más tiempo en su mente, aunque supiera que no era estrictamente necesario teñir de color cada página.

Justo en medio de ese movimiento casi automático, el sonido del timbre lo sobresaltó. Un escalofrío incómodo le recorrió el cuerpo de inmediato, porque sabía perfectamente quién estaba detrás de la puerta.

Jimin se levantó de la silla y, antes de apresurarse a abrir la puerta, se detuvo frente al enorme espejo que adornaba su cuarto. Se examinó con detalle, y para su desgracia, ahí estaba: ese maldito rubor tiñendo sus mejillas. Sintió un nudo de frustración en la garganta, a punto de derramar lágrimas. Últimamente, empezaba a pensar que ese enrojecimiento era casi patológico, como si su cuerpo estuviera decidido a delatarlo cada vez. Necesitaba controlarse, o terminaría auto diagnosticándose con algún trastorno neuropsiquiátrico.

Es que, ¿Cómo se había metido en esta situación tan incómoda? Dudaba que pudiera sostenerle la mirada sin que esos pensamientos le estallaran en la mente. Todo había ido cuesta abajo desde que dejó escapar aquellas estúpidas palabras: "Sí, quiero". Un compromiso lanzado al viento sin medir las consecuencias, y ahora, ese simple eco la perseguía, recordándole cómo había arruinado todo.

Decidió que, quizás, era momento de prestarle más atención a su atuendo. Llevaba esos pantaloncillos cortos y la clásica camiseta blanca medio traslúcida, tan gastada que dejaba ver un poco más de lo que era estrictamente necesario: pezones y ombligo. Sexy. Muy sexy. Tal vez debería cambiarse. Pero, claro, obvio que no se había vestido así por Jungkook. <<Sí, claro, ni remotamente>> Y mucho menos para seducirlo. <<Obviamente nada que ver>>. No, él siempre estudiaba así, especialmente ahora que el clima, por alguna razón inexplicable, parecía estar ardiendo incluso de noche. Qué coincidencia, pensó, totalmente convencido.

La puerta volvió a sonar y Jimin se lanzó hacia ella, casi tropezándose con su propia prisa. Al abrirla, no pudo evitar quedarse con la boca abierta, como un pez fuera del agua, cuando el cuerpo alto y atlético de Jungkook le pegó una bofetada de realidad. Estaba jodido. Siempre lo había estado cuando se trataba de Jungkook, y no "jodido" de la manera en la que a él le habría gustado. Porque, claro, el tipo era ridículamente caliente, incluso con ropa holgada. ¿A quién, honestamente, se le veía bien ese estilo de ropa? Hoodies y jogger pants de tela. Eso para muchos era ropa de dormir. Pero en Jungkook... maldición.

— Hola, tú — dijo con una sonrisa que intentaba ser casual, pero que salió más como una mueca incómoda.

Jimin se movió de la puerta con torpeza, tropezando ligeramente con el borde de la alfombra antes de dejar entrar a Jungkook. ¿Por qué se sentía tan fuera de lugar en su propio apartamento? Solo cuando Jungkook estuvo en medio de la sala, con esa aura relajada como si estuviera en su propia casa, Jimin notó la bolsa de compras. Además, traía su típico bolso negro, el que siempre usaba para ir a clases, lo que hacía todo más surrealista.

— Traje kebab de pollo para la cena — explicó Jungkook con una sonrisa amable, pero Jimin apenas lo escuchaba. Su mente estaba atrapada en la absurda idea de que tal vez su apartamento olía raro o que había dejado ropa tirada por ahí, aunque había revisado tres veces antes de que llegara.

— Ah... ¿Qué? — preguntó Jimin, dándose cuenta de que había estado mirando fijamente la bolsa como si fuera a explotar.

— Le pregunté a Jennie sobre tus gustos — continuó Jungkook, sin inmutarse por la distracción de Jimin —, me dijo que te inclinas por lo dulce, así que traje postre, chocolates y... Esto — sacó de su bolsillo una paleta de colores gigantesca, como si fuera lo más normal del mundo ofrecerle una golosina a alguien que tenía más de veinte.

Jimin sintió cómo su cerebro hacía un cortocircuito. La paleta, con sus brillantes colores, le recordó a las que su nana Samira solía darle cuando era niño, y por un segundo, la nostalgia casi lo derrite por completo. Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal, y tragó saliva antes de lograr hablar.

— No soy un niño, Jungkook — dijo, intentando sonar firme, pero su voz tembló ligeramente mientras se ajustaba las gafas para ganar algo de dignidad.

— ¿Entonces no la quieres? — Jungkook ladeó la cabeza con una expresión de perrito abandonado, haciendo un puchero que a Jimin le resultó tan molesto como irresistible. Sentía cómo el calor subía desde su cuello hasta las orejas. Genial, ahora además de nervioso, estaba ruborizado.

El silencio se alargó de manera incómoda, hasta que Jimin no pudo soportarlo más. Sus manos, actuando por su cuenta, se estiraron y le arrancaron torpemente la paleta de las manos a Jungkook.

Jimin suspiró, resignado. No iba a ceder tan fácilmente, pero tampoco era de piedra. En un movimiento torpe y definitivamente poco digno, le arrebató la paleta de las manos a Jungkook.

— Bien — murmuró, mirando la paleta como si fuera el trofeo de una victoria pírrica — pero no lo hagas costumbre. Eso de preguntar cosas personales de la gente.

La información era poder.

━━━━━━━━☆★☆━━━━━━━━

Jimin tenía un escritorio lo suficientemente grande como para que él y Jungkook trabajaran cómodamente, así que solo fue cuestión de arrastrar una segunda silla y hacer algo de espacio. Mientras Jimin se afanaba en organizar sus cosas, moviendo papeles de un lado a otro con una precisión casi obsesiva, notó que Jungkook no estaba prestando mucha atención a la tarea en cuestión. En cambio, su mirada estaba completamente fija en el espejo gigantesco que cubría toda la pared frente a su cama.

Jimin lo observó de reojo, sintiendo un pequeño nudo de incomodidad formarse en su estómago. Sabía exactamente hacia dónde se dirigía eso, y no, no estaba listo para lidiar con lo que fuera que Jungkook estuviera pensando. Especialmente cuando su expresión cambió a una sonrisa lobuna que hizo que Jimin casi soltara los papeles que tenía en la mano.

— ¿Qué? — preguntó Jimin, sabiendo que no iba a gustarle la respuesta, pero incapaz de ignorar la mirada de Jungkook, que iba del espejo a la cama de una manera casi... analítica.

— ¿Así que eres de esos? — dijo Jungkook, su sonrisa ampliándose como si acabara de descubrir el secreto más jugoso del universo.

Jimin parpadeó, su cerebro intentando procesar lo que acababa de escuchar. ¿De esos qué? Oh, no. El color comenzó a subirle por el cuello hasta las mejillas. No. No iba a seguir ese tren de pensamiento.

— ¿De esos qué? — replicó, aunque por dentro deseaba no haberlo preguntado. Maldición, Jimin, deberías haberlo dejado pasar.

Jungkook negó lentamente, con esa misma sonrisa en su rostro, como si acabara de hacer una revelación trascendental.

— Nada, nada... solo... ya sabes. Espejo grande... cama justo enfrente... — Dejó la frase en el aire, moviendo las cejas de una forma exageradamente sugestiva.

Jimin sintió cómo la vergüenza lo consumía por completo. Estaba seguro de que ahora era un tomate humano. Tragó saliva, buscando una respuesta que pudiera salvar la situación, pero todo lo que salió fue:

— ¡Es práctico! Quiero decir... no... no para eso. ¡Es para... vestirme! — balbuceó, desesperado por aclarar la confusión que, a estas alturas, solo existía en su mente. ¿Por qué estaba justificándose? ¡Era solo un espejo! Pero claro, ahora que Jungkook lo había insinuado, parecía algo mucho más sospechoso.

Jungkook se echó a reír, claramente disfrutando el bochorno de Jimin.

— Claro, claro, "para vestirte". Muy práctico. — replicó, haciendo comillas en el aire con los dedos.

Jimin dejó caer los papeles sobre el escritorio y se llevó una mano a la cara. Definitivamente, esa iba a ser una de esas noches en las que desearía poder tragarse a sí mismo o, al menos, desmontar el maldito espejo.

___ Bueno, y si es para verme tener sexo ¿Qué más da? ___ Dijo decidido a no seguir jugando el juego de Jungkook. ___ Tienes una mente muy rápida.

A Jimin se le pusieron nuevamente las mejillas rojas. No era una santa paloma. Sin embargo, en realidad había puesto el espejo ahí porque le había parecido que la iluminación era correcta en ese punto; también le gustaba tomarse fotos, y si, por último también le había gustado verse mientras se daba cariño a sí mismo cuando estaba estresado pero para nada desocupado como para traer a alguien. No iba a escandalizarse por eso. No era una santa paloma.

El rostro de Jungkook cambió al instante. Sus mejillas se tornaron de un adorable rosa, uno que Jimin nunca había visto en él. Esa reacción solo confirmaba que Jungkook no se había esperado en absoluto la respuesta que acababa de recibir.

— Nunca dije que fuera para eso — se apresuró a aclarar Jungkook, pero sabía que ya era demasiado tarde. Había caído en su propia trampa.

De nuevo, esa sensación incómoda de haber hablado de más. Jimin tenía talento para soltar cosas inapropiadas cuando más trataba de ser controlado. Era un arte involuntario, pero arte al fin y al cabo.

— Entonces olvídalo — dijo con una firmeza que intentaba sonar despreocupada, decidido a no prolongar ese momento incómodo.

Jungkook se aclaró la garganta, aún con un rubor evidente en las mejillas, pero su mirada seguía siendo curiosa y algo traviesa.

— No lo haré, es... es información valiosa — murmuró, todavía procesando lo que acababa de suceder. Su tono fue casi tímido, algo inusual en él.

Jimin, sintiendo que su propio corazón se aceleraba un poco, lanzó la bomba sin pensarlo demasiado, más por la desesperación de romper el hielo que por cualquier otra cosa.

— Solo si vas a usarla... — dejó caer la frase, sin pensar realmente en las implicaciones hasta que la vio flotar en el aire, como un globo de helio que no podía atrapar de vuelta.

Jungkook, sorprendido por el comentario, lo miró de nuevo, esta vez con un brillo en los ojos que casi lo hizo arrepentirse de haber abierto la boca. Jimin se aclaró la garganta, intentando mantener la compostura.

— Bueno... yo... eh — empezó Jungkook, como si su cerebro aún estuviera trabajando para procesar lo que acababa de escuchar. La expresión en su rostro pasó de confusión a algo más desafiante, con esa chispa juguetona brillando otra vez.

Jimin no iba a seguir con ese juego. No, eso sería ceder demasiado terreno, y no podía permitirse eso. No con Jungkook ahí, frente a él, tan dispuesto a darle la vuelta a todo. Se sentó rápidamente en el escritorio, en un intento desesperado de restablecer el equilibrio, señalando que debían concentrarse en lo que realmente importaba.

— Ya, déjalo — dijo finalmente, su tono más serio, aunque una pequeña sonrisa amenazaba con romper su fachada de indiferencia.

Después de un momento, Jungkook lo imitó, tomando asiento frente al escritorio. Pero el aire seguía cargado de esa tensión ligera, incómoda y divertida a la vez, como si ambos supieran que algo había cambiado, pero ninguno quisiera decirlo en voz alta.

Habían pasado horas estudiando. Jimin y Jungkook se habían sumergido en libros, explicaciones y preguntas como si el tiempo no existiera. Compartir notas y resúmenes había resultado ser sorprendentemente eficaz; incluso Jimin, que solía estudiar solo, no podía entender por qué nunca antes había trabajado con alguien. Era mucho más dinámico que hablar con las paredes o consigo mismo.

Cuando Jimin miró el reloj en su muñeca, las agujas marcaban las dos de la mañana. Parpadeó, sorprendido de cuánto tiempo había pasado sin siquiera darse cuenta. Su cuello dolía, como si sus músculos estuvieran haciendo una huelga silenciosa.

— ¿Descanso? — preguntó Jungkook mientras se estiraba en la silla, un gesto que dejó claro que él también sentía el peso de las horas.

Jimin asintió, quitándose los anteojos y frotando sus ojos cansados. Un bostezo escapó de sus labios antes de que pudiera controlarlo.

— En realidad, no creo que debamos estudiar más allá de las tres de la mañana — dijo con otro bostezo más profundo, sintiendo el agotamiento golpearlo de golpe. — ¿Quieres un té de menta? — preguntó mientras se ponía de pie, estirándose en el proceso para desentumecer sus músculos.

En ese estiramiento, sin querer, la camiseta de Jimin se levantó un poco, dejando a la vista un pequeño tramo de su abdomen entre el dobladillo de su camisa y los pantalones. Un simple gesto, pero lo suficiente para que la mirada de Jungkook, que estaba aún medio perdida entre libros y cansancio, se enfocara ahí, justo en ese pequeño trozo de piel expuesta.

Jimin no lo notó, demasiado concentrado en desperezarse, pero Jungkook quedó un poco... ¿desconcertado? Su mente, adormecida por horas de estudio, tardó unos segundos en procesar lo que había visto, y cuando finalmente levantó la mirada hacia Jimin, fue incapaz de disimular su pequeño momento de distracción.

— ¿Eh? — murmuró Jungkook, un poco perdido.

— El té de menta — repitió Jimin, observando con una ceja levantada, divertido por el evidente desconcierto de Jungkook.

Jungkook asintió rápidamente, tratando de recomponerse mientras apartaba la vista, como si no hubiera estado mirando algo que no debería.

— Sí, sí, claro. Té de menta suena bien... — dijo, aunque su tono lo traicionaba un poco.

Jimin esbozó una pequeña sonrisa antes de caminar hacia la cocina. Era quizás un poco asfixiante tener a Jungkook tan cerca de él. Era más que nada perturbador. Normalmente podían sentarse juntos, hacer trabajos juntos y bueno, estar un poco muy cerca del otro sin tocarse, claramente. Pero desde que Jennie había soltado información sobre la sexualidad de su novio, Jimin se había sorprendido así mismo yendo recurrentemente a esos hechos. No podía evitarlo, estaba claro que su cuerpo y cabeza estaban más que dispuestos a darse un revolcón con el pelinegro.

El problema era que al parecer Jungkook ni siquiera lo había considerado como opción para su pase libre. Jimin siendo una persona que no frecuentaba el auto engaño, estaba un poco frustrado y decepcionado por eso, pero tampoco podía exigirle a Jungkook que lo valorará como tributo. Casi lo había hecho ese día en la biblioteca, estaba tan agradecido con el tipo por ni siquiera mencionarlo hoy, pero para ser francos, muy probablemente también era algo que avergonzaba a Jungkook recordar.

Jimin llevó las dos tazas de té a su cuarto y se sentó de nuevo en la silla. Le dio un pequeño sorbo al té, pero hizo un puchero al sentir el ardor en su lengua. No, no era solo un puchero. Era un pequeño llanto silencioso.

— ¡Ay! — murmuró, dejando la taza de nuevo en la mesa mientras seguía sintiendo la lengua un poco rara. Intentó retomar la lectura, pero fue incapaz de concentrarse; sentía el peso de dos ojos fijos en él.

Cuando finalmente giró la cabeza, se encontró con Jungkook, que parecía estar disfrutando del espectáculo sin disimulo alguno. Jimin se sintió un poco cohibido.

— ¿Qué? — preguntó, arrugando la nariz en un gesto que le resultó más infantil de lo que pretendía.

Hicieron contacto visual y Jimin se removió incómodo. ¿Acaso tenía algo en la cara? Su mente empezó a divagar por todas las posibilidades.

— Nada, solo me parece que tienes los gestos más tiernos que he visto — dijo Jungkook, encogiéndose de hombros como si fuera la cosa más normal del mundo y volviendo a mirar su libro, zanjando la conversación.

Jimin lo observó por un momento, sorprendido por la sinceridad, pero decidió no darle más importancia. Continuó leyendo, intentando ignorar lo extraño que había sido ese comentario. Sin embargo, tras unos minutos, volvió a sentir la mirada de Jungkook sobre él.

Esta vez, no se giró. Se obligó a seguir con su lectura, mordiendo un poco sus labios por la incomodidad de la situación. Pero, como siempre, la mirada de Jungkook no desapareció.

Finalmente, después de unos minutos, Jungkook lo estaba mirando de nuevo, de una forma que no podía calificar de nada menos que descarada. Exasperado, Jimin dejó el resaltador sobre la mesa y giró la silla para encararlo.

— Dilo ya, ¿por qué estás mirándome de esa forma? — espetó, mortificado. La idea de que pudiera tener algo en la cara lo puso aún más nervioso. Se sonrojó al pensar que era una posibilidad y pasó rápidamente las manos por sus mejillas y frente.

Jungkook lo miró con una seriedad inquietante.

— No lo sé — respondió, soltando un suspiro que sonó casi dramático. — Es solo... que... nunca te había puesto real atención... y... — Se mordió el labio, como si estuviera luchando con sus palabras. — Creo que eres muy... bonito... — soltó al final, acompañado de una sonrisa de conejo que hacía que Jimin se sintiera como si hubiera recibido un golpe directo al corazón.

Jimin se quedó paralizado, sus pensamientos dando vueltas mientras la calidez de las palabras de Jungkook se filtraba en su mente. La mezcla de sorpresa y confusión era tan intensa que no sabía si debía sonreír o hundirse en su propio sofá por la vergüenza.

— ¿Bonito? — repetía, su voz casi un susurro. — ¿En serio?

Jungkook asintió, su expresión ahora llena de confianza, como si hubiera cruzado una frontera entre lo casual y lo personal.

Jimin parpadeó un par de veces, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Luego arrugó la nariz, confundido.

— Bueno... gracias — dijo, llevando una mano a su cuello y frotando distraídamente por debajo de su mandíbula. — Pero tengo que decir que me siento ofendido por la sorpresa. Eres un chico bi, no es como si fuera la gran cosa — hizo un puchero y negó, regresando a su libro, aunque su mente seguía dando vueltas.

En el fondo, era un poco doloroso y un tanto hiriente que Jungkook dijera que nunca lo había notado antes. Era como un golpe en su ego.

— ¿Qué dijiste? — preguntó Jungkook, con una mirada de confusión que sólo aumentó la incomodidad de Jimin.

Jimin sintió que se perdía en sus propias palabras y pensó en lo que había dicho mientras se giraba nuevamente hacia Jungkook.

— Que es normal que veas atractivo, aunque no fue el término que usaste, a un chico — Jimin tragó grueso, sintiendo un ligero nerviosismo asomarse. — Me ofende que te muestres tan sorprendido como si fuera algo impensable. No sufro de falsa modestia, sé que no soy feo... — pensó un momento y luego soltó una sonrisa nerviosa, tratando de suavizar el golpe. — Aunque es totalmente aceptable que no lo sea para ti. La belleza es relativa, eso dicen, ¿no?

Jimin no pudo evitar sentir un poco de vergüenza. Era un pequeño desfile de inseguridades y autoconfianza que no se alineaban bien.

— No es algo habitual, Jimin, no si soy heterosexual — respondió Jungkook, arrugando la frente mientras lo miraba muy interesado. Su tono se tornó divertido, lo que solo hizo que Jimin se sintiera aún más tonto. — Lo que me hace pensar... ¿de dónde sacaste que era bisexual?

Jungkook dejó entrever una sonrisa que era a la vez divertida y un poco incómoda. Jimin abrió la boca, palideciendo tres tonos al darse cuenta de la metida de pata.

— ¿No eres bisexual? — preguntó, sintiéndose completamente descompuesto. Pero, pero... Jennie dijo...

Las palabras de Jennie resonaban en su cabeza, un eco que se estaba volviendo cada vez más molesto. Jimin sintió cómo sus mejillas se encendían de rojo, como si hubieran pasado de blanco a un escarlata intenso en cuestión de segundos. Hizo sus manos en puños, sintiéndose no solo enojado, sino también tonto por haber asumido algo que claramente no era cierto.

Perra.

¡Jennie! Esa maldita actriz de tercera le había mentido en cada maldito detalle... ¿Cómo demonios había sido tan estúpido? Claro que Jungkook era heterosexual. Siempre lo había sido. No había ni un solo indicio, ni una pequeña señal de algo que indicara lo contrario.

¡Perra... perra...! murmuraba Jimin en sus adentros, con el cuerpo lleno de furia y frustración. "La voy a despelucar cuando la vea".

—Yo... solo... —Jimin tartamudeó mientras Jungkook lo miraba con esa expresión curiosa, como si realmente le importara lo que él tuviera que decir—. Lo asumí... — soltó Jimin, sabiendo muy bien que no debía meter a Jennie en todo este lío. Sería incómodo, por decir lo menos, que Jungkook se enterara de que hablaban de él a sus espaldas. Que sí, que era cierto, pero Jungkook no tenía porqué enterarse. El drama no era necesario—. Ni siquiera sé por qué.

"Brillante", pensó Jimin, "ahora sueno como un idiota sin remedio". Estaba a nada de desmayarse de la vergüenza.

Jungkook sonrió. Jimin lo observó como si estuviera viendo un unicornio. "Por lo menos no me va a estrangular", pensó con un toque de alivio.

—Descuida —dijo Jungkook con una tranquilidad exasperante, encogiéndose de hombros como si no hubiera nada raro en toda esta situación. Acto seguido, simplemente se giró y volvió a concentrarse en sus estudios.

Jimin se quedó mirando, absolutamente fascinado y jodidamente confundido al mismo tiempo. "Claro, claro, finge que todo está bien, Jimin", pensaba, luchando por no mirarlo como si fuera un trozo de pastel imposible de alcanzar. Al final, decidió que estaba siendo demasiado raro.

Después de esa patética conversación, Jimin no pudo concentrarse en nada que no fuera la traición de Jennie. "¿Por qué demonios había inventado tantas mentiras sobre Jungkook? ¿Qué demonios tramaba esa bruja?"

Sin darse cuenta, volvió a mirarlo. Jungkook seguía concentrado en lo suyo, ajeno a la tormenta interna de Jimin, tan sereno y... ¿Cómo era posible que alguien se viera tan condenadamente perfecto solo por estar leyendo? Claro, nunca iba a ser para él. Jungkook estaba a años luz de cualquier fantasía loca. Ni siquiera era un heterocurioso, para el colmo. ¿Y por qué estaba pensando en eso, joder? ¡Era el maldito novio de su mejor amiga! ¡Nada menos!

Jimin tragó grueso, intentando desviar la mirada a sus propias notas. Esto de estudiar juntos era, sin duda, la peor idea del siglo. Él no era ningún angelito ni mucho menos tímido, siempre había sido extrovertido y el rey del coqueteo casual. Pero con Jungkook, todo era diferente. Se sentía minúsculo, como si estuviera compitiendo en una liga en la que no tenía ningún derecho a jugar. Jungkook ni siquiera era intimidante, excepto en esos momentos en los que su aura lo hacía ver... inalcanzable. Pero siempre había sido amigable. Entonces, ¿por qué demonios Jimin no podía dejar de babear por él?

Quizás había sido Jennie, con sus descripciones ridículamente detalladas sobre lo increíble que era Jungkook en la cama. Quizás había jodido por completo su percepción. Tal vez ni siquiera era tan bueno en el sexo, y todo era pura ficción salida de la mente retorcida de Jennie.

Jimin no se dio cuenta de que lo estaba mirando otra vez, hasta que Jungkook levantó la mirada con esos enormes ojos oscuros, llenos de diversión.

—¿Qué? —preguntó Jungkook, sonriendo ligeramente mientras Jimin seguía observándolo como si hubiera olvidado cómo funcionaban las palabras.

Jimin tragó de nuevo, sintiéndose aún más atrapado en su propio desastre.

—Nada, solo... siento que la he cagado contigo últimamente —dijo Jimin, mordiéndose el labio, como si el gesto pudiera borrar la tensión en el aire. Miró su reloj, aunque no tenía ni idea de qué hora era realmente—. Lo siento mucho por lo de decir que eras bi... y por lo del pase libre...

—De hecho... —lo interrumpió Jungkook, con una tranquilidad desconcertante, provocando que Jimin lo mirara sorprendido.

—¿Qué?

—Has estado un poco raro conmigo últimamente, como si intentaras sugerirme algo...

El corazón de Jimin se aceleró. Oh, mierda.

—¡No! —se apresuró a decir, moviendo las manos en una coreografía desesperada de negación—. No pienses eso, no estaba sugiriendo nada... solo soy... demasiado... tonto...

Jungkook lo miró de lado, alzando una ceja.

—Claro que no eres tonto... solo eres un poco... divertido.

¿Divertido? Jimin abrió la boca, pero no salió ningún sonido. La cerró de nuevo, como un pez fuera del agua. Genial, ahora además de raro, era un maldito payaso.

—Solo... olvida esas cosas, ¿sí?

Pero Jungkook no estaba dispuesto a dejarlo pasar tan fácilmente. Su expresión cambió de repente, volviéndose seria, gélida, como si estuviera contemplando algo mucho más profundo de lo que Jimin hubiera esperado. Desvió la mirada hacia la pared, como si las palabras fueran demasiado peligrosas para decirlas cara a cara.

Jimin sintió su corazón palpitar con un ritmo que no era nada alentador. ¿Qué demonios era esa cara?

—Ese es el problema... —dijo Jungkook, su voz grave, cargada de un peso que Jimin no entendía del todo—. Últimamente no puedo.

—¿El qué? —preguntó Jimin, su boca seca, sus ojos fijos en Jungkook como si de alguna manera fuera a desaparecer.

Jungkook lo miró, su seriedad golpeándolo como una ola de frío.

—Dejar de pensar en lo que dices.

El aire entre ellos se congeló. Jimin dejó de respirar, incapaz de procesar lo que estaba ocurriendo.

—Sobre lo del pase libre —continuó Jungkook, sin apartar la vista—, en realidad no iba a tomarlo. Me parecía ridículo. Estoy con Jennie porque realmente me gusta... me satisface... en todos los sentidos.

Mierda. Jimin solo podía asentir lentamente, como si hubiera alguna parte de eso que no fuera obvia.

—Hasta que... me doy cuenta de que no lo hace —añadió Jungkook, y sus palabras cayeron como una bomba—. Y estoy, tal vez, demasiado curioso... sobre algo.

Jimin sintió como si la habitación se hubiera vuelto infinitamente pequeña, el aire demasiado denso para respirar.

Jimin no dijo nada, solo mordió su labio inferior, intentando contener el temblor que subía por su cuerpo. Su corazón palpitaba demasiado rápido, y la tensión en el aire se sentía casi insoportable. Jungkook lo miraba fijo, como si cada segundo que pasaba no hiciera más que intensificar algo invisible entre ellos.

—¿Curioso? —murmuró Jimin finalmente, rompiendo el silencio cuando ya no pudo soportar la presión de la mirada de Jungkook.

Jungkook asintió, y en un movimiento lento, peligroso, se acercó demasiado. El rostro de Jimin enrojeció aún más, sus labios temblaban mientras tragaba con dificultad.

—No soy gay... ni nada por el estilo. —La voz de Jungkook era grave, pero suave, como un susurro que envolvía a Jimin—. Quiero decir, no tendría problema con serlo, pero... nunca me he sentido atraído por los chicos. Nunca lo he hecho... hasta que...

El silencio que siguió fue abrumador. Jungkook bajó la mirada, y sus ojos se detuvieron en los labios de Jimin, analizándolos con un nivel de detalle que lo hizo sentir completamente expuesto. Jimin sentía su respiración acelerarse mientras Jungkook se concentraba en sus labios, tan cerca que el aliento cálido de Jungkook rozaba su piel.

—Hasta que lo hago —continuó Jungkook, su voz más baja, cargada de algo peligroso—. Me siento atraído por uno... y es ridículo. Nunca lo había notado... hasta que lo hice.

Una sonrisa burlona se dibujó en los labios de Jungkook, y Jimin sintió su aliento golpearle el rostro, erizándole la piel desde la nuca hasta las piernas. Cada palabra de Jungkook parecía intensificar el calor en su cuerpo, haciéndolo sentir fuera de control.

—Noté su cuerpo... sus pequeñas manos... le vi el trasero —Jungkook soltó una risa baja y sensual que dejó a Jimin temblando—, redondo y respingón. Sentí que me quemaba cuando vi sus pezones a través de una camisa desgastada.

Jimin tragó grueso, incapaz de procesar lo que estaba oyendo. Cada descripción hacía que la temperatura en su cuerpo subiera hasta niveles insoportables. No podía pensar, no podía respirar. Solo sentía el calor que lo envolvía como una segunda piel.

—Es jodidamente caliente cuando hace esos ridículos pucheros aniñados... —Jungkook se inclinó aún más cerca, sus labios casi rozando los de Jimin—. Y su boca... Dios, me asusta lo mucho que he pensado en lo que me gustaría ver que hiciera con ella...

Jimin no podía soportarlo más. Estaba ardiendo, cada célula de su cuerpo gritando por algo, por cualquier contacto. Un gemido casi escapó de sus labios, pero lo contuvo. Apenas estaban a centímetros de distancia y sentía que iba a explotar.

—¿Y... y qué piensas... hacer? —tartamudeó Jimin, su voz temblorosa, mientras sus puños se apretaban con fuerza. Cerró los ojos, esperando, deseando, cualquier cosa que Jungkook decidiera hacer. Todo su ser estaba al borde del colapso, encendido hasta el límite.

Pero entonces, en el instante más desesperado, Jungkook se apartó bruscamente. Se recostó en la silla, mirando hacia otro lado, su expresión volviendo a ser fría, distante.

—Nada... —dijo, con una indiferencia que cortó como una cuchilla—. No puedo hacer nada.

Jimin, aún temblando, sintió cómo el vacío se apoderaba de él, el calor que lo había consumido desapareciendo lentamente, dejándolo atrapado en el aire cargado que parecía no tener respuesta

Jimin abrió los ojos y lo miró con incredulidad. Tenía que ser una broma, Jungkook no podía haber hecho eso y esperar que Jimin mantuviera la cordura.

— ¿Estás jugando conmigo? — Dijo un poco chispeado. Jungkook lo miró con sorpresa y Jimin tomó aire de forma ruidosa levantándose de la silla de forma abrupta.

— ¿Qué estás haciendo? —preguntó un poco sorprendido al mirar la expresión irritada de Jimin. Era un poco gracioso y tierno. Sus ojos color miel estaban un poco dilatados, sus mejillas estaban arrolladoramente rojas y su cuerpo parecía estar en tensión. Jungkook quiso tirarlo a la cama. Pero él no podía hacer eso, no podía hacerle eso a un chico ¿cierto?

Jungkook para su misma sorpresa, lo sujetó del brazo y lo detuvo. No quería a Jimin lejos, no quería que se fuera.

— Lo siento Jimin, no era mi intención...

—No era tu intención ¿que? ... ¿calentarme?

Jungkook reprimió una sonrisa e intentó mirarlo con la seriedad que necesitaba, pero simplemente no pudo. Jimin se enojó mucho más y tironeó de su mano.

— Suéltame Jungkook, estas siendo un completo idiota...

Jungkook se levantó de la silla y lo sostuvo con fuerza mientras Jimin intentaba sacar su muñeca de su agarre.

— Estoy siendo un completo idiota ¿por qué?... ¿por no besarte? ¿por no joderte...?

"Ups, había usado las palabras incorrectas", pensó Jungkook al ver el rostro de Jimin encenderse aún más. No terminas de conocer a alguien hasta que lo ves enojado, recordó haber leído en algún lado. Quizás tenía razón. Porque en este momento, frente a él, Jimin parecía ser una versión completamente nueva de sí mismo: vulnerable, ardiente, y en el límite entre la frustración y algo mucho más intenso.

Jungkook lo observó con una mezcla de curiosidad y autocomplacencia, sabiendo que había tocado una fibra sensible, pero sin estar del todo seguro de si eso lo hacía sentir mal... o más interesado.

— ¿A qué mierda estás jugando? — Jimin lo miró ahora con más calma y determinación —suéltame, no seas patético...

Jungkook sonrió, una sonrisa lenta y peligrosa, mientras observaba la expresión de Jimin transformarse en algo casi endiablado. La forma en que sus ojos se encendían, la furia contenida mezclada con algo más, algo más oscuro y visceral. Tan fácil de ensalzar, pensó con una satisfacción que lo recorría de pies a cabeza.

Era como presionar un interruptor. Jimin, con su pequeña figura, explotaba de intensidad en un segundo. Y Jungkook, con esa sonrisa arrogante, sabía exactamente lo que estaba haciendo, disfrutando cada segundo de ver al pequeño rubio arder otra vez.

Ay, era un maldito.

— Tu eres el patético. __ Otra vez eligió las palabras incorrectas, pero a este punto todo era malditamente intencional. ___ Estás molesto porque no te estoy enterrando en la cama para joderte... — Los ojos de Jimin chispearon y Jungkook trago grueso — Pequeña cosita pervertida __ Dijo con satisfacción __ ¿eso es lo que quieres verdad? ¿Qué te joda?

Que papá dios lo tuviera en su santa gloria.

— Eres un idiota __ Jimin se sofocó __ ¿Qué crees que haces? si piensas que estas siendo divertido o sexi, intenta mas fuerte, se te da terrible.

— Pues yo creo que lo estoy haciendo muy bien. Mira nada más lo sofocado que estas... tal vez te haga el favor, tal vez realmente lo haga si me lo pides con amabilidad.

— Jodete — Espeto.

__ Oh no cariño, yo te joderé a ti. Solo tienes que pedirlo.

Jimin lo empujó con fuerza, con los ojos destellando odio y otra cosa más. Jungkook casi estuvo tentado a dejarlo ir, casi , pero vio el deseo puro y latente en los ojos de Jimin y Jungkook lo supo, a Jimin realmente le estaba prendiendo este juego. No podía darse el crédito sin embargo. Jungkook desconocía que esto iba a ser de esta forma, tanto para Jimin como para él. No sabía que iba a tener a su polla queriendo hacerse campo entre sus pantalones solo con una estúpida discusión hormonal.

— Vamos Jimin, solo dilo... __ Eso casi había sonado como una súplica, porque si, su cuerpo solo necesitaba el incentivo correcto para dejar de medir las cosas y entregarse al deseo de tomar y poseer tan mal a ese chico.

Entonces, la maldad pura chispeó en los ojos de Jimin. Sabía que estaba cruzando una línea, pero ya no importaba. Con una sonrisa retorcida, eligió sus palabras con precisión, dejando caer cada sílaba con el peso de un desafío que Jungkook no podría ignorar.

El fuego en su interior ardía más fuerte, alimentado por la seguridad de que Jungkook no se atrevería a seguir adelante. Era un juego, uno peligroso, y la certeza de que Jungkook se detendría antes de llegar al borde lo mantenía confiado.

Pero lo que Jimin no esperaba era la reacción de Jungkook. Porque claro que podría. Y esa chispa en los ojos de Jimin... era todo lo que necesitaba para demostrarlo.

—Claro, cariño, lo que quieras. ¿Quién soy yo para negarle algo a alguien que lo quiere tan desesperadamente? —dijo Jungkook, su voz cargada de burla, mientras se acercaba lentamente, con los ojos fijos en Jimin como un depredador que acecha a su presa.

Antes de que Jimin pudiera reaccionar, Jungkook lo levantó como si no pesara nada, subiéndolo sobre su hombro con facilidad, como si fuera un simple saco de papas. Jimin soltó un jadeo de sorpresa, pero antes de poder articular una palabra, Jungkook ya lo había lanzado sobre la cama.

Jimin aterrizó en el centro del colchón con un suave rebote, su respiración entrecortada mientras lo miraba, aturdido. Jungkook lo observaba desde arriba, sus ojos oscuros llenos de desafío, como si esperara ver hasta dónde llegaría el pequeño rubio ahora que había puesto las reglas sobre la mesa.

Si Jungkook pensaba que Jimin tenía una vocecita en su cabeza llamada conciencia que lo detendría, estaba equivocado.

Estaba jodidamente excitado. Con toda la entrepierna dura como un bate, al diablo las buenas acciones y la maldita conciencia.

Jimin soltó un jadeo cuando el enorme cuerpo de Jungkook comenzó a subir por el suyo hasta posicionarse entre sus piernas. Su corazón bombeaba la sangre desmedida por su cuerpo, pareciendo ir todo al sur, y su cabeza estaba tan nublada que no podía pensar con claridad. Jimin soltó un gemido cuando su centro tocó el bulto exuberante de Jungkook en sus pantalones. Joder.

No era momento de perder el tiempo, ya había dado el paso, no era ni el momento ni el lugar para ser razonable, aunque posiblemente sí, sí era el momento para ser razonable; Jimin era un chico, era un hombre y a él no le gustaban los hombres. Por Dios santo.

Ese pensamiento no duró mucho, no cuando vio los pezones de Jimin bajo esa ridícula tela translúcida, iba a saborear y besar lo que había visto debajo de esa camisa blanca. Le subió la camisa un poco más arriba del pecho, subiendo las manos de Jimin y cubriendo su cara con la tela para dejarlo inmovilizado también. Iba a darse un banquete.

Miró los dos hermosos y apetecibles pezones cafés, y se le hizo agua la boca. No lo pensó más, fue directo a por ellos. Chupo y mordió uno, Jimin soltó un gemido en respuesta, eso lo motivó más. Podía hacerlo mejor. Jungkook no quería solo escuchar sus gemidos, quería verlo llorar y suplicar por más.

Jimin iba a recordar el resto de su vida lo que era tener sexo con el. Claro que sí, porque Jungkook era dominante, rudo y controlador, y no hacía las cosas a medias. Para sentir placer necesitaba saber que Jimin perdía totalmente la cabeza por él. No iba a tener sexo mediocre, incluso cuando nunca había tenido sexo con un hombre.

Y ese era el maldito puto, había algo retorcido, malo, con todo aquello, con coger con un hombre, con coger con Jimin. No porque pensara que era desagradable, sino porque era la primera vez que se sentía como un animal, alguien primitivo, realmente prendido por cosas como el tamaño de Jimin, las manos de Jimin, lo pequeño que era, lo suave...

No tenía que ser caliente, pero lo era, el cuerpo de Jimin era jodidamente caliente para él, aun cuando claramente no tenía tetas y una vagina, cosas que siempre le había encantado mirar y chupar. Ni siquiera estaba volviéndose loco por el hecho de que Jimin era un chico con un bulto poco sutil entre sus piernas. Tal vez si era verdad, el sexo era menos complicado de lo que se pensaba. De hecho, no podía recordar cuándo había sido la última vez que había estado así de excitado.

Sabía que era alguien muy dominante, pero nunca lo había dejado salir al cien por ciento en el pasado, con Jimin sentía que podía, porque de hecho parecía gustarle, parecía ser lo que quería y necesitaba.

Jungkook dejó en paz los pezones de Jimin y descendió por su firme abdomen hasta llegar a su ombligo, Joder, que ombligo tan bonito, pensó, mientras lo rodeaba con su lengua. Jimin no dejaba de quejarse, era tan ruidoso y eso le encantaba, le encantaba escuchar lo bien que lo estaba haciendo sentir solo con su boca.

Jungkook se detuvo, le quitó la camisa de la cara y le dirigió una mirada apreciativa al desastre que era Park Jimin debajo de él. Nunca se lo habría imaginado. Jungkook se mordió el labio inferior con fuerza porque quiso morder a Jimin por todas partes, y eso lo asustó un poco.

—¿Es esto lo que querías?

—Jodete Jungkook — Espetó con los ojos vidriosos y con un poco de odio en ellos en tanto buscaba una forma de reponer su respiración sofocada.

Jungkook sonrió con malicia.

— Esa boca.... — Espetó —Está demasiado desocupada...— Jimin dejó salir el aire de forma ruidosa mientras ponía los ojos en blanco. — No debería de ser tan grosera con la persona que te está ayudando.

— Así que te prende decir esas cosas ¿no? __ Respondió chupándose los labios __ Jodeme en la boca entonces, hazme callar de una jodida vez...

Jungkook sonrió con satisfacción, sin embargo, él quería otra cosa. Se alejó un poco y luego sin aviso le dio vuelta al cuerpo de Jimin poniéndolo boca abajo en la cama. Jimin gimió en sorpresa.

—¿Qué haces?

— Hoy no quiero joder tu bonita boca, hoy voy a... darte unas nalgadas — Respondió sintiendo su respiración dificultosa, su entrepierna dolía, y mucho, pero iba a darse un tiempo muy largo chupando y mordiendo todas las parte del cuerpo de Jimin que lo motivaran hacerlo.

Le bajo los pantanos y Jimin lloriqueo contra el colchón.

Jungkook sonrió mirando el redondo y pálido trasero de Jimin. Era mejor de como lo había imaginado, porque si, lo había hecho hace un par de días y no era ni la mitad de bonito de lo que había supuesto. Era tan lleno y definido. Su piel lechosa y tersa, lista para ser chupada y mordida. Así que lo hizo, chupo, mordió y cuando estuvo satisfecho, Jungkook no pudo deshacerse de las ganas de marcar sus dedos en el blanco lienzo que era su culo.

— Realmente te gusta ¿verdad?, ¿te gusta este juego...? —Entonces sin previo aviso, le dio una fuerte nalgada que hizo quejarse a Jimin. En segundos estaba tan rojo donde lo había golpeado que lo hizo sentir salvaje.

— Eres un idiota, —Escuchó decir a Jimin entre cortado. Jungkook no lo hizo esperar y le dio otra nalgada. Jimin agarró las cobijas y lloró mientras levantaba el trasero. Jungkook lo volvió a nalguear, y luego lo hizo de nuevo, y de nuevo, hasta que tuvo que detenerse; Jimin no iba a poder sentarse en clases al día siguiente.

— Condones y lubricante — Se escuchó decir con una voz que no sonaba como la suya.

El murmullo bajo de Jimin indicó que en la gaveta de la mesita de noche iba a encontrar lo que necesitaba. Con urgencia, Jungkook se deshizo de su ropa, le quitó el pantalón de las rodillas a Jimin y fue en un parpadeo hasta la mesita de noche para tomar un par de condones y el frasco de lubricante.

Jimin estaba respirando de forma dificultosa cuando sus dedos incursionaron en su entrada. No lo penetró, solo jugó con sus dedos resbalosos alrededor de su botón rosa, haciendo mortificar y gemir a Jimin de forma deliciosa.

Pequeños ah..., ...ah... ,ah , que lo ponían a mil salían de los bonitos labios del rubio. Lo que lo hizo recordar que de todas las cosas que le quería hacer a Jimin, se había saltado una muy importante. No lo había besado.

Jungkook le dio vuelta. Por alguna razón eso asustó a Jimin y también a Jungkook. Tenerlo de frente, desnudo, mirándolo a los ojos era una cosa muy diferente. Ya no era un juego de simulación de sexo salvaje, ya no se sentia como algo primitivo y salvaje. Había otra cosa. Otra cosa en la forma en la que Jimin lo miraba y como se reflejaba en sus bonitos ojos color miel.

Jungkook se metió entre sus piernas, no sin antes darse una buena vista del cuerpo de Jimin mientras lo escalaba para llegar a poner sus rostros a escasos centímetros de distancia.

__ Hola __ Le dijo cuando sus narices se tocaron. Jungkook estaba serio, con la respiración entrecortada mientras tragaba grueso al mirarlo.

__ Hola __ Respondió Jimin con nerviosismo. Mierda. Ya había pasado por eso ¿cómo es que después de todo iban de nuevo ahí? a lo vergonzoso.

Jungkook soltó una leve sonrisa antes de juntar sus labios.

Había sido la cosa más extraña del mundo, pero también la más satisfactoria. Tener los labios de Jungkook sobre los suyos, besándolo tan delicadamente mientras estaban, a una camisa de Jimin, de estar completamente desnudos en la cama, era por mucho lo más jodidamente sexi que había experimentado.

Jimin abrió la boca para que la lengua de Jungkook incursionara en él, para que tomara todo lo que quisiera de ella y más. Jimin ni siquiera fue consciente de cuando los dedos de Jeon habían vuelto a jugar con su entrada.

El pecho de Jimin se llenó de algo y se derritió totalmente en el beso más largo, mojado y apasionado de su vida. No era sexo, era algo mas.

Jungkook metió un dedo, luego otro, y cuando supo que Jimin estaba listo para recibirlo, se puso el condón y se lubricó así mismo. Todo sin dejar de besarlo nunca.

Jimin gimió cuando pudo sentir como era estirado por la polla dura y gruesa de Jungkook. Perdió el aliento, la conciencia y se olvidó hasta de su nombre.

Estaba tan apretado, tan resbaloso. Jungkook sabía que no iba a aguantar mucho, y sin embargo, no dejo de enterrarse con fuerza en el interior del rubio. No estaba siendo tan gentil como pensó, pero estaba seguro que a Jimin tampoco le molestaba.

Pero nada era suficiente, Jungkook quería mas, pero no sabia como podía obtener más de alguien que estaba completamente a disposición suya, con los ojos vidriosos y la mirada perdida mientras gemía y pedía mas. ¿pero más que?

— Joder, no pares — Dijo Jimin entre jadeos... —Más.... Más... más...

Jungkook bombeo con más fuerza y más rápido haciendo que toda la cama se moviera y chirriaba contra el piso, mientras el respaldo golpeaba la pared. Posiblemente los vecinos de Jimin los estaban escuchando. Pero no importó. Jungkook sujetó las caderas de Jimin y siguió embistiendo contra él. Se sentía como lo correcto, como lo que tenía que hacer.

Jimin se apretó de forma exquisita alrededor de su polla, con espasmos mientras se regaba sobre su abdomen. La imagen más jodida del mundo. Lo alentó a seguirlo también. Vio borroso y luego se dejó ir encima de Jimin. Aplastándolo con su cuerpo. Su orgasmo había sido tan violento que le arrancó un enorme gruñido.

Jungkook lo estaba ahogando pero no hizo nada para quitárselo de encima. Por fin había descubierto que en definitiva, Jungkook era muy bueno en la cama y con pesar cerró los ojos pensando en toda esa información.

Era una persona terrible. Pensó mientras besaba el hombro de Jungkook con agitación por el increíble orgasmo que había tenido.

Por su parte, después de un rato, Jungkook decidió salir del rubio, sacarse el condón y hacerle un nudo para tirarlo a la papelera junto al escritorio de Jimin. Se acostó a un lado de Jimin, boca arriba, privándose de la necesidad de acurrucarse a su lado. No quería parecer extraña haciendo eso, así que solo lo miró mientras Jimin miraba hacia arriba.

__ Estás siendo raro otra vez __ Jimin dijo soltando el aire para mirarlo. __ ¿Estás teniendo una crisis "de no gay" ahora mismo?

__ ¿Una crisis de "no soy gay" ?

__ Si, un momento de pánico donde intentas convencerte de que haber tenido sexo con un hombre no es gay...

Jungkook se mordió el labio y miró hacia el techo frunciendo el ceño. ciertamente sentía su pecho extraño, estaba un poco ansioso. Pero no estaba teniendo una crisis, o eso pensó.

Sonrió levemente.

__ En realidad estaba pensando... ¿sería muy raro abrazarte? __ Confesó mirándolo de vuelta.

___ ¿Abrazarme?

___ Si, necesito contención después del sexo.

Jimin soltó una fuerte carcajada haciendo que Jungkook se sorprendiera.

___ ¿Contención después del sexo? __ Jimin se burló __ ¿Esto de alguna forma ha sido traumático para ti?

Jungkook frunció el ceño con molestia.

__ No Jimin, solo me gusta abrazar y que me abracen después de haber tenido sexo, como hay gente que le gusta dormir o comer después de tener un orgasmo. No es tan raro. ¿Preferirías que fuera el tipo con desapego emocional que se marcha luego de obtener placer?

Jimin se quedó mirándolo, un poco asombrado. Jungkook, en ese momento, era algo completamente nuevo para él. Todo el tiempo había esperado que Jungkook pusiera barreras, que se convirtiera en un chico con límites claros, que frenara todo. Pero no. Quizá el que estaba perdiendo la cabeza era él mismo.

Miró su reloj. Las cuatro de la mañana. ¿Cómo había llegado hasta aquí?

Sin decir una palabra, se deslizó fuera de la cama, apagó la luz y, con un suspiro, volvió a meterse bajo las cobijas, deshaciéndose de la camisa en el proceso. En la penumbra de la habitación, su mente seguía luchando por procesar lo que estaba sucediendo, pero su cuerpo parecía haber tomado el control.

Jaló a Jungkook bajo las sábanas con él, obligándolo a meterse. Sin pensarlo demasiado, Jimin apoyó su cabeza sobre el pecho del pelinegro y lo abrazó. No había palabras, solo el sonido de sus respiraciones, el calor de sus cuerpos entrelazados y un silencio que, por primera vez en la noche, no se sentía incómodo.

Ahí, en la oscuridad, todo parecía más sencillo.

__ Espero que no seas de los que conversa después del sexo también. Entramos a las ocho de la mañana. __ Jimin cerró los ojos decidido a descansar.

Después de unos segundos, Jimin sintió a Jungkook rodearlo con sus brazos, tirando de él aún más cerca. El calor del abrazo lo envolvió por completo, y una sonrisa de satisfacción se dibujó en los labios de Jimin. En ese instante, todo el caos y la tensión de la noche parecieron desvanecerse. Se sintió seguro, pequeño, como un bebé acurrucado en el pecho de Jungkook.

No le tomó mucho tiempo sucumbir al cansancio. Con el ritmo constante de la respiración de Jungkook como su única compañía, Jimin cerró los ojos y, en cuestión de minutos, se durmió profundamente, sintiéndose más en paz de lo que había estado en mucho tiempo.






Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro