8: ¿ꜱᴇʀÁ ᴄᴜʟᴘᴀ?
¿ꜱᴇʀÁ ᴄᴜʟᴘᴀ?
— Dame otro más. — dije perdiendo la cuenta de los tragos que había bebido. Capaz me había pasado de tragos, pero quería olvidarme de todo, incluso de aquel sueño muy extraño que había tenido. —¡Uhhh! — dije apenas termine de beber aquel trago súper fuerte que me habían dado.
— Hola, bombón. — se me acercó una rubia atractiva.
— ¿Que quieres? — le respondí sin medir mis palabras.
—¿Esa es forma de tratar una dama? — se acercó a mí y me tomó de la camisa. — No sé, puedo querer muchas cosas, dime tú. — me coqueteó, yo solo la miraba.
—¡Aléjate de mí! — me alejé de ella. — Tengo mujer y la respeto. — alcé un dedo para seguir hablando, estaba mareado. — No te me vuelvas a acercar. — ella solo me miró mal y se fue. —¡Mozo! Otro más por favor. — Alcé el brazo para pedir un trago más, ya no podía mantenerme parado, así que me senté en la silla alta para quedar a la altura de la mesada.
— Christopher Vélez. — logré escuchar una voz muy conocida detrás de mí. — El empresario más famoso del país ahogándose en tragos. — ella se sentó a mí lado.
— Hola, Melissa. — dije riendo. — ¿Que haces por aquí?
— Vine con algunas amigas y te vi medio mal, ¿Y tú que haces aquí?
— Vine a despejarme.
— Ya veo. — sonrió — Está muy mal, no puede conducir así, señor.
— Si, puedo, Melissa. — agarré el shot que me había dado el mesero y me lo estaba por tomar, pero Melissa me lo sacó de la mano. —¡Hey!
— Ya son muchos tragos por hoy. — se levantó de la silla sin sacarme la mirada de encima. — Vamos que te llevo a tu casa.
— No. — negué. — quiero quedarme, quiero tomar más.
— Claro que no lo voy a dejar, le puede hacer mal, señor Vélez, deje que lo acompañe a su casa.
— De acuerdo. — la miré para luego mirar al mesero. — Pero, primero bebamos un último shot.
— No, no. — ella negó. — yo no bebo alcohol.
— ¡Dale! Hazlo por mí.
— Está bien, pero solo porque ya quiero irme. — le sonreí y le hice una seña al mesero de que me de un shot.
— Dame dos, por favor. — le pedí.
— Aquí tienen, que los disfruten. — asentí y le di uno a Melissa.
— Brindo por la vida de mierda que estoy teniendo. — dije alzando el vasito.
— Brindo por usted, brindo para que vuelva a enamorarse sin obstáculos. — chocamos los vasitos y nos metimos el líquido fuerte en la boca, sentí un ardor en mí garganta, era asqueroso, pero a la vez me encantaba.
—¡Uhh! ¡Que fuerte está!
— Si, estoy fuerte. — dije divertido.
— Hablo del shot. — ella rió. —¿Nos vamos? — me preguntó y yo asentí.
Al levantarme de la silla, sentí que todo se daba vueltas, me había mareado. Melissa me tomó de la cintura y comenzamos a caminar hasta la salida.
— Lo siento, hace mucho no tomaba así y me pegó fuerte.
— No hay problema. — me senté en la parte del copiloto y me recosté apoyando mí cabeza en el asiento, me dolía mucho la cabeza. Metió sus manos en el bolsillo de mí pantalón para buscar las llaves.
Cerré los ojos y siento que el automóvil se puso en movimiento.
(…)
Al salir de la regadera me envolví una toalla en el cuerpo y otra en la cabeza. Gracias a Robert tengo ropa, él me compro muchas prendas, y estoy muy agradecida por eso. Pero sinceramente no me gustó lo que había pasado, se que es su casa y él puede hacer lo que quiera, pero mientras yo no esté.
Salí del baño y me choqué con Robert.
— Lo siento. — le dije mirándolo a los ojos.
— ¿Te quedarás? No quiero que te vayas.
— Si me prometes que no volverá a pasar lo de hace un rato. — agarré la toalla que tenía envuelta en el cuerpo y la ajuste aún más para que no se cayera.
— Sí, te lo prometo. — él se acercó a mí y rozó su mano en mí mejilla. Cerré los ojos sintiendo su tacto en mí piel.
¿Qué me está pasando? No entiendo que es lo que estoy sintiendo en este momento.
— Oye, — susurró. — me gustas, y... — se detuvo y sacó su mano de mí mejilla para correr un mechón de cabello que tenía en mis ojos — tengo tantas ganas de besarte y no puedo controlarme. — me acerqué a él y coloqué mis manos en sus hombros.
—¿Qué me está pasando contigo? — susurré cerca de sus labios. Él colocó sus manos en mí cintura y me acercó a él.
— Quiero besarte. — lentamente nos fuimos acercando, chocamos nuestras narices y empezamos a jugar con ellas. — deseo besarte. — repitió, cerré los ojos dejándome llevar por la situación.
— Bésame, Robert. — él sonrió y sin pensarlo, colocó sus labios arriba de los míos, comenzamos a mover nuestros labios lentamente. Comencé a jugar con su cabello mientras que él agarraba mí cintura chocando contra su cuerpo.
Sentí algo raro dentro mío, una lágrima salió de su órbita haciendo que me aleje de él.
—¿Que ocurre? — me preguntó confundido.
— No lo sé. — dije tratando de controlar la respiración. Sentí unas ganas inmensas de llorar, sentí culpa, como si algo estaba haciendo mal, y no lo sabía.
(…)
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