ʟᴀ ɪʟᴜꜱɪÓɴ ᴅᴇ Qᴜᴇ ᴠᴜᴇʟᴠᴀꜱ.

—¡PAPÁ!

Abrí los ojos rápidamente y me encontré con Valen mirándome preocupada. Mí corazón no paraba de latir y mí respiración estaba acelerada.

— Amber. — dije al instante, ella me miró confusa. — Tengo que buscar a Amber.— le dije mirándola a los ojos.

—Papá, ¿Estás bien? — ella me tocó la mejilla, en su mirada había preocupación. — tienes fiebre.

—¡No! Amber está viva y debo buscarla, tengo que encontrarla. — dije levantandome.

— Papá, tranquilizate. — ella se acercó a mí. — Se que no lo quieres aceptar y que te duele, a ambos nos duele, pero esta es la realidad, Amber ya no está más con nosotros y debemos de aceptarlo y seguir viviendo como podamos.

— Ella apareció en mis sueños y me dijo que tengo que encontrarla, ella me lo dijo, Valentina. — se me cristalizaron los ojos. — Ella me dijo que no pare buscarla hasta encontrarla, ¡Ella está viva! — me quedé pensando unos segundos y sentí que me veía como un loco hablando así.

— Ese sueño significa las ganas que tienes de que eso sea verdad, papá. También quisiera que eso pase, que Amber esté con nosotros, sana y salva. Pero lo que tienes es la ilusión de que ella esté aquí. — colocó sus brazos en mis hombros. — ella no está, papi. Trata de olvidarte de lo que pasó porque no te está haciendo bien pensar en eso todo el tiempo. Sal, trata de despejarte y será lo mejor.

Sentí que tenía razón, quizá aquel sueño era la ilusión y las ganas que yo tenía de que ella esté conmigo, junto a mí, casados y felices. Me duele mucho pensar en que ella ya no volverá, será así, Valen tenía razón, siento que me estoy volviendo loco con este tema, tengo que despejarme y salir, necesitaba hacerlo.

— Necesito una cerveza. — dije con una pequeña sonrisa en mí rostro.

— No te pases de tragos. — ella me abrazó. — esta noche Erick me llevará al cine, ¿Tú quieres ir?

— No. — negué. — Iré a un bar a tomar unos tragos y me volveré a dormir.

— De acuerdo. — Valen besó mí mejilla. — Cuídate. — dijo por último para irse.

(…)

Me desperté por algunos ruidos extraños que provenían de una de las habitaciones, le levanté y me dirigí sigilosamente hasta llegar a las escaleras, subí y caminé sin hacer ruido, la habitación de Robert está semi- abierta, y los ruidos más bien "gemidos" se escuchaban aún más fuerte. Me di la vuelta rápidamente y comencé a caminar lo más rápido posible, bajé nuevamente hasta llegar al living y me senté en el sofá, donde minutos antes estaba durmiendo.

No podía creer lo que había visto, ¿Para eso él quería que yo me quedara a vivir a su casa? ¿Para ver cómo él tenía relaciones sexuales con otras chicas? ¡Mierda! No quería ver eso.

Minutos después sentí como alguien bajaba las escaleras, no quería darme vuelta, me sentí avergonzada aunque ellos no me habían visto porque salí corriendo antes de que me vean, pero de igual manera me dió mucha vergüenza haber visto lo que vi en ese momento.

— Te despertaste. — habló él detrás de mí.

— ¿Pensabas que iba a dormir hasta la noche? — le pregunté seca.

—Oh, estás de mal humor. — dijo en una carcajada.

— No, Robert. No lo estoy. — dejé el control remoto en el sofá y me levanté de allí. — Robert, no me siento cómoda estando aquí. — dije mirándolo.

—¿De qué hablas? — caminó hasta la cocina, se sirvió un vaso de jugo y lo bebió.

— ¿Para que me trajiste aquí? ¿Para ver cómo te revuelcas con las chicas que traes a tu departamento? — suspiré resignada. —¡No! — él soltó una pequeña carcajada. —¿De qué te ríes?

— ¿Que viste? — le dió otro sorbo a su vaso de agua.

— Algo que hubiese querido no ver nunca, no quiero estar aquí mientras tú traes a tus chicas para hacer chanchadas, Robert. No me siento cómoda.

— Lo sé, y lo siento, pensé...

— No, no pienses. Si esto será así todos los días, es mejor que me vaya, y me busque trabajo y un lugar donde vivir hasta encontrar a mí familia.

— Claro que no, yo quiero ayudarte, y lo de recién, — tragó saliva. — lo siento, he sido un idiota, perdóname, no quería que vieras eso.

— ¡Mí amor! Pensé que me esperarías. —apareció una chica morocha, tenía puesto una camisa de Robert que le llegaba a dos dedos debajo de sus nalgas. Me miró. — ¿Y ella es?

— Tenía sed y bajé por un poco de agua. — le contestó Robert. — Ella es...

— Soy Laura, súper amiga de Robert, — mentí. — somos casi como hermanos. — sonreí falsamente.

— Oh, entonces es un gusto. — ella estiró su brazo, yo lo tomé y le sonreí.

— Bueno, corazón, yo ya tengo que irme, me esperan en casa. — ella besó los labios de Robert, me saludo con la mano y se fue.

—¿Por qué mentiste? — Me preguntó enarcando una ceja.

— No quería que tengas problemas con tu novia, ¿Que pasaría si se entera que su novio mentió a una desconocida con amnesia en su departamento?

— No es mí novia. — dijo en una carcajada.

— Lo que sea, no quiero tener problemas con nadie. — me di la vuelta dándole la espalda. — y ahora sí me disculpas, me iré a dar una ducha.

(…)