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4: ʀᴇᴄᴜÉʀᴅᴀᴍᴇ.


ʀᴇᴄᴜÉʀᴅᴀᴍᴇ.

- Tranquila, vamos a encontrar a tu familia. - llegamos a la casa y me tiré al sofá tocándome la cabeza.

-¿Y si no, Robert? - suspiré. - Puede que jamás vuelva a ver a la familia que tenía, puede que nunca más recuerde quienes eran mis padres, hermanos, amigos o lo que haya tenido. - él se acercó a mí y se sentó a mí lado. - Tengo mucho miedo de no volver a recordar mí vida pasada y lo que fui en aquella vida, Robert. - derramé algunas lágrimas. Él se acercó más a mí y pasó su brazo por mí espalda abrazándome. Me encogí en sus brazos, y coloqué mis piernas en el sofá acostándome aún entre sus brazos.

- Va a estar todo bien, chiquita. - beso por encima de mí cabello y me sobó la cabeza tranquilizándome.

- No quiero ser un estorbo para ti. - levanté la cabeza mirándolo.

-¿Que dices? ¡Claro que no! - me sonrió. - Quiero ayudarte y estar contigo, no eres ningún estorbo para mí, linda.- yo lo miré con una pequeña sonrisa, él era lindo, y muy bueno conmigo desde que me encontró en aquel lugar cuando lo que más necesitaba era a alguien, él no me ignoró y me rescató.

- Gracias, Rob. - Suspiré. - haz sido muy bueno conmigo.

- No tienes nada que agradecer. - me acarició el rostro para luego depositar un beso en mí mejilla.

Dos semanas después...

- Señor, Vélez, aquí le traigo el café. - entró Melissa a mí oficina con una bandeja y un café.

- Dime Christopher. - le sonreí. Profe un sorbo de café. - Está muy rico, el café.

- Gracias, si no necesita más nada, ¿Me retiro? - me preguntó acomodando su falda como si estuviera nerviosa.

-No, - empecé a buscar una carpeta en mí escritorio. - quiero que me ayudes a pasar lo que hay en esta carpeta en el computador, por favor.

- Está bien. - ella me sonrió.

- Siéntate ahí, mientras yo hago esto tú haces eso, ¿Bien?

-De acuerdo.

Ya había pasado más de dos semanas desde que perdí al amor de mí vida, me dolía bastante no tenerla, pero la vida sigue, no sé si volveré a enamorarme como lo hice de Amber. Ahora no tengo ganas de conocer a nadie ni de salir con nadie, siento que si lo hago, voy a estar desilusionando a ella, aunque de igual manera yo no quiero, lo único que quiero es recordarla siempre, como lo mejor que me ha pasado.

-¿Y que fue lo que pasó? - me preguntó ella haciendo lo que le dije sin mirarme. Yo la mire confundido. - Con tu novia, ¿Qué pasó? - yo la miré con el ceño fruncido, ella bajó la mirada. - Lo siento, no quise... - suspiró. - Disculpe.

- Ella, - bajé la tapa del computador. - Falleció en un accidente, la universidad donde estudiaba se prendió fuego con ella adentro. - ella abrió los ojos como platos al escuchar que aún estudiaba. - Tenía 19 años, lo sé, era muy chica para mí, pero nos amábamos, con la diferencia de edad y a pesar de los comentarios de la gente, nos amábamos mucho, estábamos a punto de casarnos.

- Cuánto lo lamento. - puso su mano en la mía. - Debió de ser muy duro para ti.

- Lo fue, y lo sigue siendo, no puedo estar ni un segundo pensando en ella y lo que desearía que esté aquí conmigo, pero ya no se puede hacer nada. - golpeé el escritorio con furia, ella se asustó por el golpe. - Lo siento, no era mí intención que te sobresaltaras.

-Te entiendo, no tienes por qué disculparte, la amabas.

- La amo, aún la amo a pesar de que ya no esté conmigo.

(...)



- Recuérdame, por favor. - me decía una silueta en forma humana, con su mano en mí mejilla, no podía ver su rostro. Solté una lágrima.

- No te veo, déjame ver tu cara. - toqué su rostro.

- Solo búscame y recuérdame. - él comenzó a alejarse. - No te puedes olvidar del amor de tu vida, recuérdame.

- ¡No te vayas! - grité en la oscuridad.

- Tu sabrás quien soy cuando me recuerdes. - me agarró de la mano y siguió caminando hacia atrás. - Tienes que saber que te amo, y te espero.

-¿Quien eres? ¡No te vayas, por favor!

- Te amo, te amo. - dijo para luego desvanecer.

Abrí los ojos rápidamente y me senté en la cama asustada, mí respiración estaba acelerada y mí rostro sudado, al rededor de mis ojos tenía lágrimas.

- Christopher. - susurré confundida mirando la mano que había tocado esa persona en aquel sueño raro.




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