33: muy dentro de mi corazón.
- Lo entiendo, Tami. - me recosté en sus piernas. - un día me dice que me ama, que siempre me va a amar, y otro día me dice que ya no quiere verme más, y está de novio con otra mujer. - pasé mis manos por mis rostros. - no entiendo por qué cambió así tan de repente.
- Amber, ¿Que sientes por él? - me levanté de encima suyo y la miré a los ojos.
- No lo sé, lo miro y me dan ganas de abrazarlo, mi corazón late a mil por segundos cada vez que estoy frente a él, cuando pienso en él cuando me mira... - mis ojos se llenaron de lágrimas. - y cuando la vi con ella, Tami, sentí que mi corazón se partía en mil pedazos, - mi hermana limpió mis lágrimas. - ¿por qué me siento así?
- Estas confundida, pequeña. Lo amas, eso está claro, pero todavía no puedes aclarar tus sentimientos en este momento porque tienes tantas cosas en tu cabeza últimamente. Y Vélez, no sé que le habrá pasado, él te ama tanto, como tú a él. No sabes como la pasó él mientras pensábamos que estabas muerte, Amber.
- No sé, Tam. - suspiré. - Estoy confundida. - ella me miró y me sonrió.
- Trata de distraerte, sal con ese bombonazo de Robert, le interesas, le gustas, dale una oportunidad.
- No quiero lastimarlo.
- ¿Él no te gusta?
- Es lindo, muy apuesto, y es hermoso conmigo, pero...
- ¡Nada de pero! Olvidate de Vélez. - negué con la cabeza soltando una pequeña sonrisa, hasta que mi celular comienza a sonar. - ¿Quién es?
- Robert. - mordí mi labio inferior.
- Ve, hazme caso. - me levanté del sofá y atendí el celular. - Rob, hola.
- Quería saber como andabas, con lo que pasó la otra vez.
- Bien, un poco mejor, gracias por preocuparte por mi.
- No tienes nada que agradecer, lo hago porque te quiero.
- Y yo a ti. - miré a mi hermana quien me daba señales de que lo invite a salir, negué. Pero me tiró una mirada amenazante, reí ante aquel acto y asentí. - Robert, me preguntaba si quisieras ir conmigo al cine, a pasear al shopping, o lo que sea, tengo muchas ganas de salir, y queria saber si quiseras ir conmigo, ya sabes, para no ir sola...
- ¡Si! me gustaría salir contigo.
- Bien, - suspiré. -¿Entonces me pasas a buscar a las ocho? ¿Te parece bien?
- Me parece perfecto, Amber. - corté la llamada y miré a Tamara, quien estaba con una sonrisa en su rostro.
Ya eran las ocho de la noche, y yo estaba lista esperando que me venga a recoger Robert, llevaba un jean azul oscuro y una blusa color rosado claro con una chaqueta negra, unos borcegos marrones, mi cabello rubio estabas suelto y levaba apenas un poco de maquillaje, casi ni se notaba, pero así me gustaba, natural.
- Am, ya llegó Robert. - me dij0 Tamara entrando a mi cuarto. - Estás preciosa.- besó mi frente. - Ve y diviertete, ¿De acuerdo?
- De acuerdo. - la saludé despidiéndome de ella y bajé, encontrándome con la mirada de Robert en mi.
- Eres tan... - agarró mi mano sin despegar sus ojos de mi. - hermosa. - terminó la frase.
- Gracias, Rob.
Salimos y subimos a su auto.
- ¿A donde iremos? - le pregunté poniéndome el cinturón de seguridad.
- Primero a cenar a mi restaurante favorito, luego tu puedes elegir a donde iremos después. - sonreí y Robert comenzó a manejar.
llegamos al lugar y ambos bajamos del auto, Robert agarró mi mano y nos adentramos al restaurante.
- Tenemos una reserva a nombre de Robert Hamilton. - el hombre buscó en un cuaderno y asintió.
- Por aquí. - nos dirigió a una mesa de a dos al lado de un ventanal donde se podía ver la perfecta cuidad, maravilloso. - Aquí les dejo el menú, cualquier cosa nos llaman. - Robert y yo agradecimos y el camarero se fue cordialmente.
- Es muy lindo este lugar.
- Sabía que te iba a gustar. - me sonrió y me tomó de mis manos, y besó una de ellas. - No esperaba tu invitación hoy, me sorprendió mucho, sabes.
- Quería despejarme un poco, y siempre contigo la paso muy bien. - le sonrio gentilmente, pero a lo lejos puedo divisar unos rostros muy conocidos, demasiado diría yo. ¿Qué hacía él acá? y, ¿Por qué justo hoy? lo miré, su mano estaba colocada en la cintura de esa chica, y tenía una sonrisa en su rostro, se dió vuelta y me vió, yo rogaba porque no lo hubiera, pero lo hizo, su sonrisa se borró al verme, ambos nos mirabamos, ninguna expresión salía de nuestros rostros, cruzamos miradas, ambos estabamos tensos, se podía sentir a varios kilómetros. mordí mi labio inferior, pero él dejó de mirarme cuando esa chica se lanzó sobre él a darle un beso en sus labios, bajé la cabeza ante esa escena, se suponía que hoy iba a salir a despejarme, pero me hizo peor, ¿Por qué él estaba aquí? ¿No puedo salir tranquila a despejarme sin encontrarmelo a él? ¿ o será el destino? No, no creo en el destino, es una casualidad, en estos momentos me dan ganas de irme corriendo a casa, y llorar por todo, pero a la vez, quiero correr hacia él y besarlo, decirle que lo quiero, que tuve un recuerdo nuestro y lo quiero abrazar hasta que no hubiera mañana, quiero decirle que me entienda, que muy dentro mío lo amo, que quiero estar con él, y que me entienda, que estoy sufriendo por él, y que me entienda, que entienda que nada es fácil para mi, pero cada vez que estoy con él me pierdo en sus ojos, que con su mirada me intimida, pero me encanta, que mi corazón late muy fuerte cada vez que estoy a su lado, que me muero por estar con él, ¡dios! lo quiero, lo quiero mucho. Pero esto tendré que guardármelo para mi, solo para mi, guardado muy en el fondo de mi corazón, cerrado con un candado, que nadie despues pueda abrirlo, solo yo.
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