ᴜɴᴀ ᴛʀᴀɢᴇᴅɪᴀ

— Esto no puede ser. — dije separándome de él. — No puedo, me hace mal. — coloqué mis manos en su pecho, alejándome más de él, esta situación me ponía peor.

— Dime qué no sientes nada por mí, y yo me alejo de ti para siempre. — tomó aire. — Dime qué estás enamorada de Robert, y te juro por mí hija, que nunca más te vuelvo a molestar.

— No sé lo que siento, Christopher. En este momento estoy vacía, no tengo recuerdos de ti, eres un completo extraño para mí, ¿ Okey? No sé quién eres, pero aún así... — hice una pausa, mis lágrimas comenzaron a salir nuevamente. — pero aún así, — volví a repetir. — Me pasa algo cuando te veo, también me pasó algo cuando te vi con esa chica, es una sensación extraña que quisiera dejar de sentir, ¡Pero no puedo! Me siento rara, no sé que me pasa contigo, no sé que me pasa con Robert, lo único que sé es que estoy confundida y no tengo un pasado para recordar, lo único que quiero es dejar de sentirme así, y tú no ayudas para nada.

Corrí la última lágrima que estaba cayendo por mí mejilla, me giré y abrí la puerta del automóvil y salí casi corriendo.

¿Por qué me tenía que sentir así?  Ojalá todo se pudiera arreglar y quisiera dejar de sentir todo esto que estoy sintiendo en este momento, me sentía angustiada, con muchas ganas de llorar, con muchas ganas de dejar todo e irme bien lejos, alejarme de todo lo que me rodea, ojalá pudiera dejar de hacer sufrir a la gente que realmente me quiere, todo lo que toco, lo arruino, y me arruino a mí misma.

Entré a la casa y me esperaba mí hermana Tamara, que también quisiera recordar, pero es imposible, ella me esperaba con sus brazos abiertos, para darme un gran abrazo, tan bien me haría un abrazo en este momento, quería desahogarme, poder expresar todo lo que estoy sintiendo en este momento, poder contarle todo lo que me pasa, cada vez es más difícil vivir esto.

— No puedo más. — sollocé en sus hombro. — No doy más. — volví a decir.

— Estoy aquí para ti. — me dijo ella con su mano en mí cabello, sobándolo. — Sé que es difícil, pero también sé que tú eres fuerte y puedes con esto, no estás sola, hermanita.

De pronto en medio de ambas sentimos algo, algo extraño, que nunca había sentido, pero fue hermoso la sensación. Ambas miramos para abajo, sonreí, y ella sonrió.

— Es una patadita de amor. — me dijo ella secando mis lágrimas, colocamos nuestras manos en mí vientre, yo tenía una sonrisa, definitivamente eso me alegró.

Narra Christopher.

Cada vez era más difícil la situación que estábamos pasando, Amber se siente cada vez peor, y parte es mí culpa por presionarla, pero solo quiero que toda vuelva a ser como antes, que ella y yo volvamos a ser lo que éramos, solo eso pido.

No puedo imaginarme una vida sin ella, sin tener un futuro juntos, porque eso soñábamos antes, con tener un futuro juntos, con tener hijos juntos, pero ese sueño se volvió en una pesadilla, ella tendrá un hijo con otro hombre, ella piensa en otro, y quizá sea así el destino, quizá tenga que aceptarlo, porque yo quiero que ella sea feliz, aunque no sea conmigo.

Con mí vaso de whisky me voy a sentar en el sofá, pero antes de que logre sentarme, alguien estaba tocando la puerta.

— ¿Que haces aquí, Robert? — dije apenas vi su rostro.

— Hay algo que tienes que saber, Christopher. — me dijo él entrando a mí casa. — Tienes que saber la verdad.

—¿De que verdad hablas? — dije desentendido.

— Bueno, — suspiró. — viste que Amber, — tomó aire. — viste que Amber, — volvió a repetir y eso me desesperaba.

— Robert, ¡ve al punto!

— De acuerdo. — se puso más serio de lo que estaba. — cuando yo conocí a Amber ya estaba embarazada, Christopher. — y ahí me sentí aliviado.

— ¿Como así?

— Bueno, hay una posibilidad de que tú seas el padre del bebé de Amber, si fue contigo con quién estuvo último, tú eres el padre de ese bebé, no yo.

Y en ese momento no pude evitar sonreír, ¿Acaso escuché bien?

— ¿Seré papá? — tapé mí boca tratando de procesar lo que me estaba diciendo.

— Si, Christopher.

—¡Gracias Robert! — exclamé más que contento. Tomé mí chaqueta.

—¿A dónde vas? — me preguntó.

— A buscar a Amber, ¿Donde crees que voy?

— Amber está en la clínica, fue a hacerse un chequeo con su hermana y de ahí se iban al shopping a comprar algunas cosas para el bebé. — asentí y salí corriendo.

Al primer lugar donde fui fue a la clínica, podría estar todavía ahí, y ya estar saliendo.

Entré pero al parecer ya se había ido, me quedaba un solo lugar, el centro comercial, ¡Ahí podría estar!

Me sentía tan bien, tan feliz, tan aliviado, sentía tantas cosas juntas que era inexplicable lo bien que estaba.

Ahí estaba ella, con su pancita que apenas se notaba pero con una sonrisa y con bolsas en sus manos, bolsas con cositas para nuestro hijo, si, estaba seguro de que era eso.

Yo estaba parado mirándola, lo hermosa que se veía, lo linda que era, ¿Podría ser una persona tan perfecta? No, no hay persona más perfecta que ella, el amor de mí vida.

Salgo de mí transe y ella se encuentra cruzando la calle, pero hay algo que me pone extraño, una sensación extraña, un presentimiento muy feo. Miro al costado y veo venir a un auto, a toda velocidad, ella está a mitad de calle, caminando sin darse cuenta, intento correr, intento llegar. El auto frena, pero ya es demasiado tarde.

—¡Amber, no! — grito con desesperación. — ¡Llamen a la ambulancia! — la gente se comienza a acercar para ver qué pasó. — por favor, llamen a la ambulancia. — me pongo a su lado y tocó su rostro.

Todos están mirando, de pronto toco el piso con mí mirada todavia en ella, saco la mano rápidamente del piso al sentir mojado, mis vista se enfoca en el piso mojado y sin poder reaccionar comienzo a llorar, un líquido raro se esparció por todo su alrededor, era un líquido muy extraño, pero ya presentía lo que había pasado.

No puede estar pasando esto. Solo espero que ella esté bien, y que mí presentimiento haya fallado y que Amber y mí bebé, estén bien.