23: ʀᴇᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴏ
ʀᴇᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴏ
Robert volvió a mirarme, me hacía señas que si logré entender, pero no sabía si era lo correcta hablar sobre el tema justo ahora, pero, ¿Cómo es posible que alguien no se de cuenta que traigo barriga? Era algo notable.
Él se acercó a mí y me tomó de la mano llevándome un poco lejos de mí familia.
— Tienes que decirles que estás embarazada.
— No puedo hacerlo, Robert. — suspiré. — ¿Que tal si no les agrada la noticia? — hablé lo más bajo posible para que nadie pueda oírme. —¿O que tal si aún así sabiendo que el bebé es de Christopher le dirán que estoy viva? Aún no estoy preparada para encontrarme con él.
— Tranquila, yo creo que aceptarán tu decisión, lo dijo tu hermana, de alguna forma u otra se tienen que enterar, y es mejor que se enteren de tu boca y no porque la panza te siga creciendo.
— De acuerdo, tienes razón. — miré a mí madre quien me miraba con una pequeña sonrisa tímida. Dejé un beso en la mejilla de Robert y me dirijí donde anteriormente estaba sentada.
— ¿Que ocurre, pequeña? — mí madre tomó mí mano.
— Hay algo que no les conté, y me da miedo, se que me puedo ver un poco egoísta diciendo todo esto, pero esta es mí decisión, y quiero que se respete.
— Claro que respetaremos tu decisión, Amber. Somos tu familia.
Miré hacia abajo y toqué mí vientre, una lágrima salió de su órbita antes de que comience a hablar, Tamara se acercó a mí, tenía lágrimas en sus ojos, tomó mis manos y luego su miraba se dirigió a mí vientre, y luego me volvió a mirar.
—Tú... ¿Estás embarazada, Amber? — yo asentí y rompí en llanto, ella se lanzó sobre mí y me abrazó, eso era lo que necesitaba en este momento, un abrazo de mí familia, a pesar de no recordar quienes fueron esas personas, me sentía en casa, sentía mí familia, y eso era lo mejor del mundo.
Mí madre miró a Robert con lágrimas en los ojos.
—Oh, no es mío. — él se defendió acercándose a nosotras con una diminuta sonrisa.
—¿Es de Christopher?
—Supongo que sí, él era mí novio, ¿No es cierto? — ambas asintieron.
Me costaba asimilar lo que estaba pasando, nada era fácil. Él se veía realmente feliz con aquella chica bonita, y no quería hacerle cargar con un peso encima, quizá podría arruinar un bello romance, y eso jamás me lo perdonaría.
(…)
— No puedo creer que estés aquí, viva, a mí lado. — La chica que se suponía que era mí hermana tomó mí mano, ya ambas estábamos solas en una habitación muy bonita. — Te lloramos día y noche, no sabes cuanta falta me hacías hermanita.
— Lo siento, ¿Que fue lo que me pasó?
— Cuando fuiste a la universidad, se incendió todo, al final los bomberos nos dijeron que ya nadie estaba vivo dentro, y que había cuerpo que ya no estaban vivos, una de esos cuerpos eras tú, te dieron por muerta, pero no es así, estás aquí y es un gran milagro. — ella tomó mis manos y besó una de ellas.
— Es todo una locura, — reí.
— ¿Y qué tal ese hombre tan apuesto? — me preguntó ella.
— Él fue quien me encontró, me llevó al médico y luego me dejó quedarme en su casa hasta encontrar mí familia, — suspiré. — tengo tanto que agradecerle.
— Y nosotras también, — me sonrió. — parece que le gustas.
— Si, también me gusta. Nos hemos besado, pero aún no hay nada oficial.
— Uhm, picarona. — me abrazó. — Te amo tanto, Amber.
— Espero que pronto pueda recordar quien eres y recordar absolutamente todo...
— Tamara. — completó ella. Yo asentí.
(…)
Al pasar de los días, he decidido quedarme un tiempo con mí familia, Robert lo aceptó y lo entendió, pero a pesar de todo él sigue detrás mío, se queda más tiempo en la casa de mi familia que en su casa, y está bien, porque lo necesito, y siempre está para mí, es un buen hombre y siento algo más fuerte por él, que antes. Aunque ese tal Christopher aún no sale de mí mente, y sigue en mí cabeza aquella imagen de él con esa mujer muy hermosa, él tenía una sonrisa y la miraba como si estuviera enamorado, por esa misma razón no quería impedir ese momento, y no quiero arruinar nada.
Hoy hemos decidido ir al médico a hacer algunos estudios y revisar que mí bebé estuviera bien, Robert y Tamara decidieron acompañarme, no me quieren dejar sola ni un segundo ni para ir por dulces a la esquina.
Narra Christopher.
Me siento mejor, estas últimas semanas me la he pasado de maravilla con Melissa, ella es preciosa e increíble, es perfecta.
No será Amber pero siento que poco a poco podría enamorarme de Melissa.
Hoy decidimos ir a pasear por la cuidad, agarrados de la mano nos encontrábamos caminando por la plaza, era un día hermoso y fresco.
—¿En qué piensas, mí amor? — me pregunta Melissa, la miro y le regaló una pequeña sonrisa.
— Quiero agradecerte por haber llegado a mí vida y cambiar mis días grises en puros colores, estoy tan agradecido, eres... perfecta.
— Tú eres perfecto, Chris. — tomé a Melissa de la cintura y la acerqué a mí uniendo nuestros labios y formando un beso perfecto.
Vuelvo a agarrar la mano de Melissa y seguimos caminando, al darme la vuelta quedo estupefacto, mí cuerpo se tensó, mí corazón comenzó a latir a mil y mis venas se congelaron, como si por arte de magia había visto un fantasma, era algo más increíble, mis ojos se cristalizaron. ¿Era ella? ¿Mis ojos estaban viendo bien? Era ella, claro que ella, podría reconocerla hasta cien mil kilómetros, cerré mis ojos y los volví a abrir, parece un sueño, pero no lo era, lo único que nos separaba era una calle, en ese momento no sabía que hacer, comenzaron a caerme lágrimas, estaba sorprendido, no lo creía, ella estaba tomada de la mano de algo más, y a su lado están, ¡Tamara! Ahora me convencía más de que era ella, Amber, la mujer que había perdido hace meses en un incendio, ¿Pero como? No entendía nada.
Melissa me miraba como si no entendiera, no tenía por qué entender, ni yo lo entendía, solté la mano rápidamente de Melissa y comencé a caminar a pasos de tortuga, sin sacarle la mirada de encima, ella estaba riendo con ese tipo, que por cierto lo conocía, claro que lo conocía. Pasé mis manos por mí rostro secando las lágrimas que caían de ahí, hasta que de poco pude llegar hacia ellos, me puse en frente de Amber, y ella levantó la vista, al mirarme se quedó congelada, abrió los ojos como platos y no tenía ninguna expresión en su rostro.
—¿Por qué me hiciste esto? ¡¿Por qué lo hiciste?! ¡Mierda! — al fin pude hablar, estaba enojado, enfadado y necesitaba una explicación.
(…)
Al fin el capítulo que tanto estuvimos esperando❤️ espero les haya gustado y disculpen la demora, se que dije que esté capítulo lo iba a subir hace unos días, pero se me complicó y no sabía cómo sería el reencuentro aunque ya tenía algo en mente, pero lo cambie todo, y espero lo guste así porque a mí me encantó! Aunque estoy sudando por lo ojos ahre
Un beso y nos vemos en el siguiente capítulo! 🥰
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