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14:ꜱᴏʀᴘʀᴇꜱᴀ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴀ.

           

             ꜱᴏʀᴘʀᴇꜱᴀ ɪɴᴇꜱᴘᴇʀᴀᴅᴀ.
            

—¿Estás bien? — me preguntó Robert tomando mí mano. Ambos estábamos esperando los resultados de mí análisis de sangre. Me habían llamado y me habían dicho que ya los podía ir a buscar.

— Si. — Asentí. Pero no lo estaba, me daba terror saber la respuesta, todos mis síntomas significaban solo una cosa, pero espero que sea solo un error, si yo llegara a estar embarazada, cambiarían las cosas. — Es imposible, Robert.

— No lo es, antes de tu accidente tuviste una vida, y hay muchas posibilidades de que estés embarazada, como también hay posibilidades de que sea otra cosa, no te adelantes, linda.

— Laura. — me llamaron y rápidamente me levanté de mí asiento. — Aquí están tus estudios. — me entregó un sobre, adentro estaría la respuesta a todas mis preguntas, tenía mucho miedo, claro que sí.

— Gracias. — dije amablemente y le regalé una sonrisa penosa. — caminé hacia Robert. — Vamos. — dije con una pequeña sonrisa, caminamos hasta la salida y nos adentramos al auto que Robert tenía estacionado fuera de aquel edificio.

—¿Abrirás el sobre? — me preguntó y pudo en marcha el auto.

— Si, — lo miré. Abrí el sobre y saqué el papel que estaba adentro, dejé el sobre en mis piernas y abrí la hoja blanca. Comencé a leer hasta toparme con el resultado. Abrí los ojos como platos y miré a Robert, mis ojos se llenaron de lágrimas y mí corazón latía a mil, lo volví a mirar y sequé mis lágrimas. — No puede ser posible. — dije tratando de controlar mis nervios.

— Si puede ser posible. — él puso su mano en mí espalda y me miró con una pequeña sonrisa.

— Estoy de 7 semanas, Robert, no entiendo nada.

Hace 7 semanas te encontré, preciosa.

— No lo sé, Robert. — pasé mis manos por mí rostro y apoyé mis brazos en mis piernas encorvandome. — Es todo tan extraño, y tan irreal.

— Te entiendo. — pasó su mano por mí rostro llevando para atrás el mechón que estorbaba. Acarició mi mejilla y secó una lágrima que caía, lo miré y el llevaba un brillo especial, mojé mis labios y cerré los ojos disfrutando de sus caricias, comencé a sentir un cosquilleo dentro mío, me gustaba y me aterraba lo que estaba sintiendo.

Él se acercó a mí y depositó un beso en la comisura de mis labios, se separó un poco de mí y quedamos frente a frente, sin sacarnos la mirada de encima, los miré a los ojos y mordí mí labio inferior, él tomó mí mentón y cortó la distancia que quedaba entre nosotros. Nos besamos, y sentí tantas cosas dentro mío, era lo único que necesitaba, él era quien estaba conmigo, acompañándome cuando necesitaba a alguien, necesitaba besarlo y sentirme protegida, así me sentía. Lo quería, y estaba empezando a sentir algo fuerte por él, me daba miedo, pero no podía controlar mis sentimientos.

(…)

Ya me estaba preparando para la cita con Melissa, sinceramente me sentía bien, necesitaba salir y despejarme, quizá Melissa me podría dar lo que me faltaba, no será Amber, pero es una mujer muy hermosa y necesito darle una segunda oportunidad a la vida, espero no desperdiciarla.

— Estás lindo, pa. — Valen apareció en apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados y una pequeña sonrisa en su rostro. —¿Salís? — se acercó a mí.

—Si. —afirmé. — se llama Melissa, es muy linda.

— Te lo mereces, papá. — me abrazó. — mereces ser feliz, aunque Amber no esté. Yo creí que después de todo lo que pasó, no volverías a ser el que eras antes, espero que esta nueva chica te pueda hacer feliz como Amber lo hizo, pa.

— Amber es Amber, es irreemplazable, pero tienes razón, merezco ser feliz y darle una segunda oportunidad al amor.

— Te amo, Vélez, y estoy feliz que al fin te dignes a salir con una chica muy hermosa.

— Te amo más, princesa. — besé su frente. — Se me hace tarde.

— De acuerdo, — se alejó de mí. — Diviértete, ¡pero no más de la cuenta eh! — solté una carcajada.

Me coloqué un poco de perfume, agarré mí saco y las llaves del auto, tendría que pasar a buscar a Melissa, ya casi era la hora.

Manejé hasta su casa, después de estacionar el auto me bajé y bajé un pequeño ramo de flores que había comprado en el camino. Toqué la puerta y segundos después apareció ella muy hermosa, llevaba un vestido negro y el pelo recogido.

— Estás, — tomé aire. — preciosa. — terminé la oración.

— Gracias, tú también te ves muy bien, Vélez. — le sonreí y ella miró las flores.
Que
— Oh, para ti. — Se lo entregué y ella lo recibió.

— Muchas gracias, no hacía falta. — ella sonrió y dejó el ramo de flores en un florero.

—¿Nos vamos? — pregunté.

— Claro. — caminamos hasta llegar al auto, abrí la puerta del copiloto y ella entró. — Gracias. — agradeció, cerré la puerta y rodeé el auto hasta subirme. Cuando ya estaba dentro, encendí el vehículo y lo puse en marcha. — ¿Donde iremos?

— Mí restaurante favorito, espero te guste la comida de ese lugar, porque es riquísima y siempre voy.

— Entonces, si tú lo dices me encantará. — me miró con una sonrisa y luego su mirada se dirigió a la calle.

Cuando llegamos al lugar me bajé del auto y abrí la puerta del copiloto para que Melissa pueda bajar, entramos.

— Hola, tengo una reserva a nombre de Christopher Vélez.— dije apenas entramos.

— Claro, por aquí. — empezó a caminar y ambos lo seguimos. — Aquí es, enseguida un mozo les tomará el pedido. Asentí y él se fue.

Aparte un poco la silla de la mesa para que Melissa pueda sentarse, luego yo me senté.

— La noche está muy linda.

— Así es, y las estrellas más estrelladas. — ella soltó una carcajada.

— Es muy lindo este lugar, muy elegante.

— Si, siempre venía aquí con mí familia, desde pequeño. Por eso me gusta.

— Christopher, — ella me miró con una sonrisa tímida. — no hace falta que hagas esto, me gustas, ¿Okey? Y me encanta estar aquí contigo, pero se que piensas en tu mujer en estos momentos y no puedo estar tranquila sabiendo que estás conmigo pero a la vez piensas en tu pasado.

— ¡Hey! Tranquila, — tomé su mano. — Estoy bien y por ahora no estoy pensando en nadie más que lo de en esta cita romántica que estoy teniendo contigo. — sonreí y acaricié su mejilla.

—¿Que es esto? ¿Que se supones que haces, Vélez? — al escuchar esa voz muy reconocida alcé la vista y me encontré con una chica muy enojada y dolida por todo lo que estaba pasando y por lo que estaba viendo en este momento.



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