13: ᴄᴏᴍᴇɴᴢᴀʀ ᴠɪᴅᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ.
ᴄᴏᴍᴇɴᴢᴀʀ ᴠɪᴅᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ.
"Amber no regresará" todos tenían razón, por más que quiero que ella esté a mí lado, no será así, mí vida cambió la vez que ella se fue, y la extraña, la extraño como nunca antes había extrañado a alguien. Pero ya es momento de soltar, tenía que rehacer mí vida, no podía estar el resto de mí vida pensando en alguien que ya no va a volver. Su partida aún me sigue atormentando, no hay día que no piense en ella, no hay noche que no sueñe que ella está a mí lado acariciándome.
Pero todos tenían razón, tenía que salir con alguien más, y Melissa era la candidata perfecta. No será Amber pero ella es bonita y parece buena persona, a pesar de no conocerla tanto, y estemos un poco distanciados por ese beso que después no volvimos a tocar el tema.
— Señor, Vélez. — su voz me sacó de mis pensamientos.
—¿Que sucede? — mís ojos se enfocaron en ella.
— Quería decirle que ya me voy, he terminado todo y mis horas acabaron.
— De acuerdo. — me levanté de mí silla. — Pero primero, — suspiré. — Lo de la otra vez...
— Está bien, pensé que no íbamos a tocar el tema, señor. — se cruzó de brazos. — quiero hacerlo saber que yo no tengo ningún interés en usted y que lo único que vengo a hacer aquí es a trabajar, nada más. — me apoyé en el escritorio colocando mis manos en la mesa sin sacarle la mirada.
— Quiero disculparme por haberme ido de esa manera, — mordí mí labio inferior. — Pero quiero decirte que si te bese, fue porque quería hacerlo, — tomé aire. — y sé que tu también querías, y si me fui, fue porque aún no tenía claro lo que quería, hace poco perdí a mí novia y a la mujer con la que quería pasar el resto de mí vida, pero ella ahora ya no está y de a poco lo estoy aceptando, sabes...
— Espere. — me detuvo. — Yo no quiero ser su juguete, Vélez. — enarque una ceja. — siento todo lo que tuvo que pasar, pero le recuerdo que soy una mujer decente, y no estoy para juegos, se que quieres olvidarte de esa chica, y aún no puedes, y también sé que quieres agarrar a cualquiera que se le cruce por el camino y hacer lo que quiera con ella.— se acercó a mí. — pero conmigo no va a hacer eso, no soy una mujer fácil, — me miró de arriba hacia abajo. — señor. — terminó su oración
— No quise decir eso, Melissa. — sonreí a medias. — solo quiero pasar tiempo contigo, y conocerte, ¿Está mal eso?
— Lo que está mal es que se me insinúe de esa manera, le recuerdo que no soy una mujer fácil, y tengo códigos. — se dió la vuelta dándome la espalda. — Y si, también quería besarlo, pero no quiero ser una de tantas. — abrió la puerta y se retiró sin decir nada más.
Okey, esta chica me sorprendió, e hizo que quiera estar más con ella, me gustaba, o eso pensaba, era linda, tenía muy lindo cuerpo y se hacía la difícil, me encantaba.
Solté una carcajada y corrí mí cabello a un lado como solía hacerlo, comencé a caminar hasta salir de la oficina y me dirigí hasta la salida, corrí hasta alcanzar a Melissa, no podía dejarme con la palabra en la boca, no a Christopher Vélez.
—¡Melissa! — dije al llegar a ella. Me agaché colocando mis manos en mis rodillas tratando de controlar la respiración. Ella se dió la vuelta mirándome algo extraña por mí acto. — Tienes razón, ¿Okey? Puede que quiera olvidarme de Amber, lo acepto, y se que jamás encontraré alguien como ella. Pero desde que te vi no dejo de pensar en ti y en lo linda que eres, por eso mí intención es conocerte, no espero que lleguemos a hacer algo ahora, pero déjame conocerte y saber más de ti, no quiero que seas una más de un montón, quiero que seas solo tú, y me ayudes con este trauma que estoy pasando y a despejar un poco mí cabeza, pensar en algo más que no sea mí pasado, solo eso te pido, déjame entrar en tu corazón y sabrás lo que busco, Melissa. — dije lo más rápido posible. Pude notar una pequeña sonrisa en su rostro.
— Me sorprende, Vélez. — dijo mirándome a los ojos. — no se que decir...
— No hace falta que digas nada, solo acepta salir esta noche conmigo, — ella soltó una carcajada y miro a un lado. — por favor.
— De acuerdo, acepto. — sonreí ante su respuesta.
— Gracias, — besé su mejilla. — pasaré por ti a las nueve, espero que estés linda y ponte bonita.
Le guiñé un ojo y me di la vuelta regalándole una sonrisa. Definitivamente tenía que rehacer mí vida sin dejar de pensar tanto en lo que pasó, y mirar al futuro, que por ahora es ella.
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