La Primera Misión
La pequeña reunión anual que realizaba el clan Hyuga en la tumba de su ex heredera había llegado a su fin. Algunos miembros del clan ya se habían marchado. Solo los familiares, amigos y el Hokage seguían presentes despidiéndose silenciosamente y prometiendo volver a visitarla.
Himari se mostraba dignamente pasible, sin ser perturbada. Su padre le había mostrado hermosos recuerdos con junto a su madre para intentar bloquear sus pesadillas sobre aquel fatídico día pero Sasuke no sabía que no lo logro. Himari no quería preocuparle mas de lo debido por eso fingió que ya no lo recordaba.
Entre sus recuerdos está la primera misión de sus padres solos donde por error su madre fue obligada a vestirse como una deidad, y aunque no lo fuera realmente para ella y su padre, Hinata si era una diosa.
Hinata vio alejarse de aquel lugar al ladrón que Sasuke y ella estaban buscando, desapareció entre toda esa gente que se agrupaba para verla y uno que otro para preguntarle si se encontraba bien pero no podía prestar atención a nada más que no fuera al ex ninja de la Hoja irse a toda velocidad del pueblo sin que ella lo pudiese detener por la sorpresa que le otorgo chocarse con él.
Hinata intento ponerse de pie de nuevo para tratar de seguirlo, olvidándose y abstrayéndose de su alrededor pero le fue imposible por toda la gente que no la dejaba moverse, algunos la abrazaban, otros la reverenciaban y otros más estiraban sus manos para tocarla como si fuese alguien sagrado. Comenzó a girar en su propio eje, buscando alguna salida posible pero no encontraba hueco alguno y no tenía tiempo para todo eso.
- No puede ser.. – Pensó Hinata tratando de abrirse paso pero no quería herir a nadie, pronto se vio en el hombro de una persona, como si fuese un saco de papas, y antes de decir algo ya se encontraba volando por los escasos techos que habían en aquel pueblo hasta encontrarse en la salida de la aldea, estaba por decirle algo a quien la había agarrado de esa forma pero se calló cuando vio quien fue el que la "rescato" de entre medio de toda esa gente – U.. Uchiha-san.. – Dijo con una extraña alegría de verlo a él.
- ¿Se puede saber.. Qué..? – Sasuke que la había estado buscando por toda las calles de aquella aldea, iba a recriminarle por alejarse pero se cayó al instante cuando vio cómo iba vestida la joven y automáticamente se puso bastante nervioso por lo que podía ver, y en cierta forma era demasiado lo que veía.
Si bien Sasuke no era la primera vez que veía un poco más de piel en una mujer, lo cierto es que si antes le parecía hermosa con su ropa normal y con la inocencia y pureza que transmitía la peliazul, ahora realmente se veía como una deidad bajada del cielo. Y es que como estaba vestida ahora podía provocarle un infarto a más de uno con la belleza que mostraba. Podía verle prácticamente todo el cuerpo, y es que las escasas telas que llevaba puesta no cubrían demasiado y muchas de ellas eran bastante transparentes dejándole ver más de lo que seguramente debía.
Sin poder evitarlo, la recorrió completamente con la vista, comenzando por sus delicados pies descalzos, que tenían unos brazaletes dorados alrededor del tobillo. Siguió subiendo por sus largas y torneadas piernas que estaban completamente a la vista, dejando que un par de telas blancas de seda marcaran su silueta. Estas, estaban unidas en un pequeño cinturón dorado con pequeñas cadenas bordeándolo completamente, podía sentir un suave sonido cuando ella se movía y le resulto tan hipnótico como el contorno de sus caderas. Más arriba, sus ojos se encontraron con su plano abdomen, dejando ver su estrecha cintura que resaltaba aún más sus caderas y su abultado pecho que ahora se encontraba resguardado por un sostén dorado lleno de piedras brillantes y algunas cadenas que colgaban, unidas de un extremo a otro, que también dejaban escuchar un suave sonido con el simple movimiento de su respiración. Prosiguió con las hermosas vistas que tenía, encontrándose con su largo y blanquecino cuello que ahora estaba rodeado por una gargantilla dorada que hacia juego con los brazaletes de los pies. Tenía un velo sobre la cabeza que llegaba hasta el suelo y que a su vez, estaba unido a los brazaletes que llevaba en sus muñecas. Verla con ese velo, le hacía pensar que de alguna manera se encontraba con una especie de ángel, un ser tan angelical que podía confundirla tranquilamente con una deidad, incluso sin una gota de maquillaje y con su rubor natural se veía así de hermosa.
Por un momento, temió estar frente a uno de esos famosos espejismo que solía mostrar el basto desierto o incluso en algún genjutsu ya que nunca antes la había visto o siquiera prestado atención de la forma que ahora le prestaba, pero estaba seguro que, luego de esta misión, no volvería a pasar desapercibida ante sus ojos y que también evitaría a toda costa que alguien más la viera de la forma en la que ahora la podía ver. El mismo se encargaría de arrancarle los ojos a cualquiera que osara con verla vestida de forma tan provocativa.
Tristemente, la voz de ese precioso ángel que tenía frente suyo, lo saco de sus pensamientos y de todo lo que estaba maquinando su mente en un segundo.
- Gracias Uchiha-san.. – Dijo Hinata olvidándose por completo como estaba vestida, inconscientemente sabía que había problemas más graves como para preocuparse por eso en ese momento – Yo.. Encontré al ladrón.. Pero.. – Dijo pero se detuvo cuando vio que su compañero parecía estar en un especie de trance – ¿Uchiha-san..?
- Tu.. Ropa.. – Dijo a duras penas Sasuke, si bien no le molestaba las vistas, tampoco creía que se concentraría teniéndola vestida de esa forma.
- ¿Eh? – Pregunto curiosa y luego recordó que las odaliscas habían cambiado su vestimenta, automáticamente se agacho escondiéndose entre sus piernas y abrazándose a sí misma como si de esa forma no fuera vista – Lo.. Lo siento.. Las.. Las mujeres de aquí.. Ellas.. – Comenzó a decir pero estaba tan avergonzada que temía entrar en un ataque de pánico.
Sasuke se golpeó mentalmente por ver lo que sus simples palabras provocaron en la chica, la podía ver que moría de la vergüenza aunque no sabía si se avergonzaba por la ropa que llevaba o por él. Suponía que cualquier otra kunoichi de la aldea, no estaría para nada avergonzada con esas ropas, es más, ya las podía ver disfrutando y llamando la atención de cualquier muchacho pero la chica que tenía frente suyo, prefería esconderse a ser vista de esa forma, no parecía ser como todas las demás y en parte le alegraba eso. No necesitaba llamar la atención a propósito ya que ella misma lograba que alguien la viera una vez te dirigía una sola palabra y así le había parecido desde el momento en que comenzaron esta misión.
Sonrió apenas, divertido por ver otra de las tantas reacciones que tenía su compañera y busco en su propio bolso de viaje, su capa. No solía usarla ya que no le molestaba el frio o el sol pero siempre era bueno llevarla ya que podía servirle de señuelo o en este caso para ayudar a su compañera.
- Toma.. – Dijo dejando caer su capa sobre la peliazul – Si quieres puedo volver a buscarte algo de ropa.. Pero dudo que puedas cambiarte dentro del pueblo..
- Lo.. Lo sé.. – Dijo Hinata con un rubor fuerte en el rostro sintiendo como la tela caía sobre ella – Etto.. Si usted me.. Me presta su capa.. Creo que puedo aguantar hasta el siguiente pueblo.. Además.. – Dijo recordando al ladrón – Cierto.. El ladrón.. – Dijo parándose de golpe, llamando la atención del pelinegro por el bote que dieron sus pechos por el pequeño salto – Se quién es el ladrón de la daga y que pretende..
A Sasuke le costó un par de segundos procesar toda la información que había soltado la peliazul por lo llamativo que podían ser sus pechos pero sacudió rápidamente la cabeza para no pensar en ellos y concentrarse en lo que importaba.
- ¿Quién..? ¿Qué quiere..? – Pregunto Sasuke una vez recuperado. Se sorprendía como podía cambiar de actitud la peliazul, por lo poco que la conocía, podía decir que si se trataba de una misión dejaba de lado el nerviosismo y el tartamudeo, aunque ahora se podía decir que él era el nervioso por sus atributos.
- Lo vi.. Choque con él pero cuando quise ir detrás de él me vi rodeada de la gente del pueblo perdiéndolo de vista.. – Dijo Hinata mirando a todos lados para ver si lo encontraba o no, incluso con su Byakugan que llegaba a cubrir bastantes kilómetros a la redonda, no lo podía ver.
- ¿Puedes reconocerlo? – Pregunto Sasuke viendo como la joven desactivaba su doujutsu, suponiendo que ya no se encontraba dentro del pueblo – ¿Que quiere o que te dijo..?
- El ladrón es.. Kabuto.. – Dijo Hinata sorprendiendo al pelinegro – Pensé.. Pensamos.. Todos creímos que había muerto en la guerra.. Si bien no se encontró su cuerpo.. Encontramos su capa calcinada junto a otros cuerpos que estaban en la misma situación..
- Kabuto.. – Dijo Sasuke recordando a la mano derecha de Orochimaru y todo lo retorcido que podía llegar a ser – ¿Que quiere?
- Él.. Supongo que busca evitar que Orochimaru muera.. Dijo que nunca moriría.. – Dijo Hinata recordando lo poco que le dijo – Creo que busca evitar que usted lo mate.. Para eso necesita la daga que robó y el jutsu prohibido del tiempo.
- Sera mejor evitar que eso suceda.– Dijo Sasuke.
Hinata estaba de acuerdo con lo que el pelinegro decía, si bien no conocía a Orochimaru, sabia de lo que era capaz.
- Debemos correr para alcanzarlo. Dudo que ahora se detenga tanto tiempo en el siguiente pueblo. – Dijo Hinata para colocarse, su banda ninja de nuevo en el cuello, su bolso en la espalda y su porta armas en el muslo, dejando ver su pierna, Sasuke desvió la mirada para no verla, no tenían tiempo para eso – Creo que podremos alcanzarlo. – Dijo lo último colocándose bien, la capa que le ofreció el pelinegro.
- ¿Podrás correr descalza? – Pregunto Sasuke recordando que la arena suele calentarse con el sol y puede hasta quemar.
- Claro.. Usare un poco de chacra a modo de protección pero solo el suficiente para no ser un estorbo si hay que pelear.. – Dijo Hinata con voz segura, ahora sabía lo que estaba en juego en la misión y no se podía dar el lujo de fallar.
- Bien. – Dijo Sasuke – Andando. – Dijo sin más para empezar a correr a toda velocidad en dirección al templo.
Ambos ninjas comenzaron a correr velozmente para que Kabuto no les sacara tanta diferencia pero sobre todo para evitar que cambiara el curso de la historia como la conocían.
A pesar de saber que la misión era bastante peligrosa por lo que implicaba, Sasuke se daba el tiempo de observar cada tanto a su compañera para asegurarse de que estuviese bien con sus nuevas vestimentas y que el calor de la arena no la estuviese dañando, era la primera vez que tomaba esas precauciones para con un compañero pero no le molestaba. Claro que una parte, la miraba por esa razón, mientras que otra parte de él la miraba recordando cómo le quedaban esas escasas ropas que tenía bajo su propia capa. Aun no entendía como alguien dentro de ese pueblo podía vestir de esa forma, pero viendo lo que provocaba la peliazul sin saberlo o sin quererlo, se podía dar una idea de cuál era el verdadero objetivo de esas prendas, la mismísima tentación.
Mientras tanto, Hinata aún no podía dejar de lado la vergüenza que le daba que su compañero la haya visto en tan pocas prendas. No quería que él pensara mal de ella por vestir de esa manera cuando no había sido queriendo o buscándolo, pero aun así le preocupaba lo que pudiese pensar, su corazón le dolía de solo pensar que él pudiese tener una idea equivocada. Pero sin poder evitarlo, recordó también como la estaba viendo cuando estaban en la entrada de la aldea y se sonrojo aún más, era la segunda vez que alguien la veía con esas ropas pero era la primera vez que le aceleraba tanto el corazón por el nerviosismo que provoco su mirada sobre ella. Una extraña sensación de sentirse hermosa la invadió por completo, la mirada que le había dado era la misma que un hombre le daba a una mujer, de una forma deseosa y ese hecho la avergonzaba más ya que le había gustado sentir eso.
Volteo a verlo apenas, y lo encontró también observándola, dejando que sus miradas solo se centraran en el otro por unos segundos. Desvió rápidamente sus ojos de nuevo al frente y decidió que por ahora dejaría de lado aquel asunto hasta poder aclarar su cabeza pero sobretodo, esos frenéticos latidos que le provocaba el pelinegro. Se escondió dentro de la capa prestada que a pesar del sol del desierto la sentía demasiado cálida y protectora, incluso podía sentir el perfume del pelinegro sobre ella y le resulto bastante atrapante, haciendo que de nuevo su corazón se acelerara.
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Sasuke llegó con un aura asesina que dejó a todos los presentes asustados, uno mas que otros, La ropa de Sasuke mostraba sangre y en su rostro había pequeñas gotas, Himari dejó atrás el recuerdo de la primera misión de sus padres juntos y se asustó al verlo de esa forma pero lo que mas sorprendió a todos fue la mirada vacía que tenía fija a la tumba de Hinata.
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