Capítulo 49
Abrir lentamente mis ojos al sentir como el coche comenzaba detenerse, me removí incomoda en el asiento, para luego detenerme y pasar mis manos por mi cara, tratando de borrar cualquier rastro de haber estado dormida. No sabía cuántas horas habíamos estado en el auto, no sabía ni a dónde me llevaba, no sabía nada.
Bostecé y estire mis brazos escuchando como soltaban un leve crujido, al recuperarme abrí mis ojos y preste atención al frente notando como una gran cabaña se alzaba ante mis ojos.
Abrí mis ojos con sorpresa y luego voltea a ver a Aarón, notando que él me mira a mí mientras una sonrisa estaba plasmada en sus labios una sonrisa que delataba el amor que sentía por mí.
No sabes cuánto te amo.
— ¿Qué es esto?
— Una cabaña. — Respondió con obviedad.
— Sí, sé lo que es. — Reí. — ¿Pero qué hacemos aquí?
— Pasar tiempo juntos, lo merecemos.
— Siempre estamos juntos.
— Lo sé, pero no en una cabaña.
No dije ni una sola palabra más y bajé del auto emocionada. Quería entrar ya, la curiosidad me mataba. Estúpido o no, pero nunca había estado en una cabaña y ahora que puedo, quisiera disfrutando.
Estaba tan emocionada que por poco olvidaba la ropa.
¡La ropa! ¿Qué mierda vestiremos?
Me acerque a Aarón el cual se encontraba recargado en el auto, apreciando como el sol se escondía lentamente, causando que el cielo se tornará de un color rojizo, era una total obra de arte.
— Ejem. — Cruce mis brazos en su cuello. — ¿Qué ropa se supone que nos pondremos?
Su semblante se tornó serio para luego mostrar una mueca de preocupación.
— ¿Nada?
— ¿De verdad no has traído ropa? — Fruncí el ceño preocupada.
— No. — Me abrazo y beso mi frente. — No es como que la necesitemos, en realidad solo estaría estorbando.
— Aarón. — Lo reprimí.
— Es broma, le he pedido a Freya que hiciera una maleta para dos semanas, se encuentra en la cajuela.
Dos semanas... ¡¿Dos semanas?!
Abrí mis ojos con sorpresa.
— ¿Dos semanas?
— Si, dos semanas. Solo tú y yo. — Beso mi mandíbula y comenzó a repartir besos en ese lugar.
— Me parece excelente. — Moví mi rostro para quedar frente a frente, para luego besarlo.
Un par de besos después sacamos las maletas de su auto y decidimos entrar por fin a la cabaña, que por cierto, estaba hermosa.
Al entrar comencé a recorrer el lugar, encontré dos habitaciones, tres baños, una habitación con jacuzzi, la sala y la cocina comedor.
— ¿Qué quieres hacer? — Cuestionó Aarón.
Estábamos sentados en el sofá, teníamos una cabaña completa para nosotros y no teníamos ni la menor idea de qué hacer.
Comencé a pensar.
— ¿Tienes alguna botella?
— Buscaré una, espera.
Se puso de piel y comenzó a buscar. Me quedé esperando en el sofá, con una boba sonrisa en mis labios, de verdad comenzaba a creer que todo estaría normal, que todo iría bien y estaríamos felicidades.
— Aquí está. ¿Ahora?
Había estado tan absorta en mis pensamientos que al momento de escucharlo me sobresalté un poco.
— Vamos a destapar nuestros más sucios secretos. — Sisee para luego sentarme en la alfombra, palpando el lugar de enfrente indicándole que se sentará.
Espere que lo hiciera para poder explicar.
— Mira, si la parte de dónde se bebe te apunta respondieras lo que te pida, si me apunta a mi yo responderé. En caso de que no quieras contestar alguna pregunta beberás de la botella y te desaceras de alguna prenda. ¿Entendido?
— Si, empieza girando la tú.
Gire la botella y está quedó con el pico apuntándome a mí.
Sonreí.
— ¿Te arrepientas de haberme conocido?
Que pregunta tan más boba.
— No, jamás.
Nunca lo haría, él es... simplemente él es lo mejor que me pudo suceder, lo amo y quiero estar con él.
Sus labios se curvaron en una sonrisa.
— Vas. — Indiqué.
Giró la botella, ambos estábamos centrados en donde se detendría. Al detenerse amplíe mi sonrisa y comencé a pensar que preguntarle.
— ¿Cuántas ex's tienes?
Tenía curiosidad por su vida amorosa, tenía curiosidad por tantas cosas sobre él.
— Ninguna. — Respondió con simpleza.
— ¿Que? ¿De verdad? — Pregunté impresionada.
— Solo es una pregunta. — Rio malicioso. — Te toca.
Fruncí mi ceño y gire la botella.
— ¿De dónde te conocía el chico de cabello rosado? El imbécil ese.
Tragué duro y comencé a contar.
— Fue amigo de mis hermanos y ex-novio mío.
— ¿Por qué terminaron?
— Solo es una pregunta. — Me burle.
Soltó un quejido y giró la botella.
Sonrió con maldad al ver cómo me apuntaba de nuevo.
— ¿Por qué terminaron?
Entrecerré mis ojos para luego comenzar a contar.
— Por qué era un imbécil que me amenazaba con entregar a mi padre a la policía si lo terminaba o no hacía lo que quisiera. — Termine con mi semblante serio, recordando lo que me hizo pasar.
— Hijo de perra. — Mascullo. — Me alegra haberlo golpeado.
— Pero bueno, eso quedó en el pasado. Ahora estoy contigo y soy feliz. — Estire mi brazo y lo tome de su mandíbula, acariciándola.
— Me toca. — Gire la botella y espere que lo apuntará.
El ver como la botella se detenía sonreí de felicidad para luego preguntarle.
— ¿Por qué nunca tuviste novia?
— Nunca me interesaron las chicas de esa manera, si me divertía con alguna que otra. Pero tener alguna relación formal nunca fue algo que me llamara la atención. — Sonrió con la vista perdida. — Hasta que llegaste tú.
Mierda, ¿acaso este chico es perfecto?
— Te amo.
— Te amo nena. — Se inclinó lo suficiente para besar mis labios.
Sus labios se movían al mismo ritmo que los míos, al cosquilleo en mi estómago se hizo presente, los latidos de mi corazón se aceleraron, amaba a este chico y mi cuerpo lo sentía.
— Me toca. — Menciono después de separarnos.
Giró la botella y está comenzó a girar.
Rodé los ojos con una sonrisa en los labios al ver como la boquilla me apuntaba.
— ¿Te casarías conmigo?
Su pregunta sin duda me sorprendió, ¿Que si me casaría con él? Claro que lo haría, sin dudar.
Bajo su atenta vista saque mi blusa, quedando en brasier. Tome la botella para luego destaparla.
— Descúbrelo. — Le guiñe un ojo y bebí un gran trago de la botella de vodka. Sentía el escozor en mi garganta, quemaba. Pero eso no le quitaba lo delicioso. Al separarla de mis labios "accidentalmente" se derramó un poco, bajando por mi barbilla, haciendo un recorrido por en medio de mis senos, perdiéndose ahí.
Al dejar la botella a un lado Aarón se abalanzó sobre mí, besándome apasionadamente, al principio me había quedado inmóvil, tarde unos segundos en recuperar la compostura y seguirle el beso de igual manera. Había acabado sobre la alfombra, él se encontraba sobre mí, besándome con furia.
Al comenzar a sentir que la respiración se acaba abandono mis labios para luego comenzar a besar mi barbilla, bajando lentamente, depositando besos húmedos.
Mi pecho subía y bajaba, mi ritmo cardíaco estaba vuelto loco, una de mis manos se perdía en su pelo, mientras que la otra estaba desparramada a un lado de mí.
Sus suaves labios llegaron a mis senos, donde se dedicó a besarlos. Con mis manos tome mi sostén de la parte del centro, para desabrocharlo, dejando al aire mis pequeños pechos.
Jadeaba perdida en el placer al sentir como los besaba y su mano se perdía en el inferior de mis bragas.
Sentía como estaba a punto de alcanzar el orgasmo, cuando se detuvo abruptamente.
Con mi respiración desbocada fruncí mi ceño, la estaba pasando tan bien ¿Que mierda sucedió?
Se separó de mí y se puso de pie.
— ¿Que sucede?
Me tendió su mano.
— Ven.
Con su ayuda me puse de pie.
— ¿Qué pasa?
— Ven.
Se giró y comenzó a caminar. Yo lo seguí, sintiendo la necesidad de acabar con lo que había empezado, sintiendo como el viendo había erizado mis pezones. Deseando atención por parte de él.
Sonreí un poco al notar como entrabamos a la habitación del jacuzzi y mi chico comenzaba a prepararlo.
— ¿De verdad? — Pregunté incrédula y sonriente.
— Si. — Rio.
Al terminar se acercó a mí.
— Solo hay que esperar que el agua esté lista. — Murmuró cerca de mí rostro. — Deberíamos deshacernos ya de esto. — Bajo mi pantalón, llevándose mis bragas.
Con la vista abajo, observaba como los sacaba con delicadeza, al terminar fue dejando besos en ambas piernas, ascendiendo. Mi pecho el cual se encontraba calmado, comenzó a acelerarse de nuevo.
Hacía calor, en parte del que desprendía el jacuzzi, nosotros emanábamos calor, deseo, excitación, amor...
Al llegar a mi entrepierna inconscientemente abrí mis piernas, dejando expuesta mi parte íntima.
Si boca se pegó ahí, comenzando a causarme placer, haciendo que me sostuviera de la pared en la que me encontraba recargada.
— Aar... — Solté su nombre en un jadeo.
— ¿Que sucede nena? ¿Te gusta? — Cuestionó.
Al escucharlo sentí como el aire de su boca golpeaba con mi interior, ganando jadeos y pequeños gemido de mi parte.
— Mierda, sí. — Masculle con la mente perdida.
Abrí mi boca en una gran "o" al notar como su mano comenzaba a acariciar mi clítoris con rapidez, aún con su boca pegada ahí, besando y mordisqueando delicadamente el interior de mis muslos.
Sin saber por qué, alcé mi pierna y la pegue a la pared, dejándole aún más acceso. Gemía cada vez más alto, sabía que estaba cerca, él también lo sabía.
Hasta que llegue...
Mis mejillas ardían con fuerza y mi pierna cayó al suelo. Percibí como ambas piernas temblaban, al igual que note las manos de Aarón en mi cintura, sosteniéndome.
Pasaron segundos, tal vez minutos, mis ojos se abrieron y mi respiración se tranquilizó, al mirar hacia abajo encontré a Aarón aún de cuclillas, mirándome.
— ¿Entramos? — Se refirió al jacuzzi.
— No. — Note unos destellos de confusión en sus ojos. — Aún sigues con ropa.
Y una erección.
Quise reír ante ese pensamiento, pero lo que hice fue tomarlo de su camisa e indicarle que se pusiera de pie. Cambie los papeles y deje que su espalda tocará la pared.
Sin despegar miradas saque su camisa y comencé a desabrochar su cinturón, provocandolo con una simple mirada y un gesto al morder mi labio inferior.
Al lograr desabrochar su cinturón seguí con su pantalón, el cual baje segundos después. Dejando su bóxer aún puesto.
Besé sus labios sintiendo fuego en mi vientre, calor en mis mejillas y excitación en mi entrepierna, a su lado no había límite.
Me despegue de su boca y fui dejando besos descendiendo paulatinamente.
Al llegar a su miembro, este se encontraba siendo detenido por su bóxer.
Con las vista pegada a sus ojos, me le acerqué a su entrepierna y con mi lengua de fuera la pasé hacia arriba. Sentí un cosquilleo el ver como sus ojos se apretaban por un segundo, para luego volver a abrirlos y no perder detalle de lo que hacía.
Tome el elástico de su ropa interior y procedí a bajarla, su miembro se alzó al frente en el momento que su bóxer dejo de retenerlo, situándose casi frente a mis labios.
Deje un casto beso en la punta y seguido de eso comencé a lamerlo, sin llegar a meterlo a mi boca. Sus jadeos resonaban en mis oídos. Con cama y sin prisa jugué con su miembro, tratando de llevarlo al límite.
La imagen de su boca semi abierta, sus labios rojos e hinchados, sus ojos tratando e mantenerse abiertos, esa imagen, esa maldita imagen quería guardarla para siempre.
— A-ara... Ah mierda. — Soltó un gemido en el preciso momento que su miembro se perdió dentro de mi boca o si quiera, más de la mitad. Mis movimientos eran rápidos, a veces lentos, torturándolo, para luego acelerar de nuevo. — Me estás ma-ah matando. — Se relamió sus labios y comenzó a mover un poco sus caderas, de atrás hacia al frente.
Trataba de que su miembro entrara por completo, pero era inexperta para esto y mi boca no podía soportan tanto. Intentaba hacerlo lo mejor que podía, quería complacerlo. No me parecía que el se dedicará a complacerme siempre y yo a él no.
Pequeñas lágrimas se escapaban por los costados de mis ojos, pero verlo casi desfallecido de placer, anulaba cualquier rastro de arrepentimiento.
— Es-estoy a... — Escucharlo tan pedido me emocionaba. Acelere mis movimientos, percibí como gotas caían en mi paladar, pequeñas gotas calientes.
Sentí como sus manos se posicionaron en mis hombros y trataron de alejarme, pero me tomé de sus piernas e impedí que lo hiciera. No tardó mucho para que el líquido caliente y espeso invadiera mi cavidad bucal.
Su miembro salió de mi boca, derramando un poco de ese espeso liquido por mi barbilla. Al tener mi boca casi llena, no sabía qué hacer con él, por lo que lo pase. El ya no tener nada en el interior de mi boca con mi pulgar tome lo de mi barbilla y con un intento de sensualidad, chupe mi pulgar con un poco de descaro.
Mi entrepierna vibró y Aarón jadeo, aún con su pecho subiendo y bajando con prisa.
Su mano me tomo de mis hombros y me puso de pie, para luego alzarme en el aire y cargarme como costal de papas.
Reprimí un grito de sorpresa y espere algún movimiento de su parte. Al estar así note como se quitaba su pantalón y bóxer, los cuales ya se encontraban en sus talones.
Sonreí maliciosa al darme cuenta que su trasero estaba muy cerca de mí, mordí mi labio inferior y con mi palma abierta deje una gran nalgada. Reí fuerte al escucharlo quejar, pero aquella risa fue convertida en queja al notar como él me hacía lo mismo.
Quise reclamar pero sentí como me bajaba, mi piel se estremeció al sentir como el agua caliente hacia contacto con mi piel.
De piel en el centro del jacuzzi, nuestros labios de unieron en un beso, en un beso que terminaron siendo muchos. Mientras yo caminaba al frente, Aarón retrocedió hasta sentarse dentro del agua, con su espalda pegada a la orilla. Hice lo mismo, con la diferencia de que yo quedé a horcajadas sobre él.
Si nuestra piel se encontraba caliente, con el agua del jacuzzi incremento, si es que podía ser posible.
En medio de besos y caricias su miembro tomo energía. Me levanté un poco sosteniéndome de sus hombros, deje que él se encargará de posicionar su miembro en mi entrada. Al sentirlo ahí un gemido de escapó de mis labios, comencé a bajar a la par que sus caderas se elevaban, arrancando gemidos por parte de ambos.
Mi pecho se encontraba pegado a su boca, sus labios y su aliento hacían contacto con mis pechos, mis manos las pasaba por su pelo y mis caderas subían y bajaban paulatinamente, hasta que acelere, daba pequeños brincos, sentía su miembro en mi interior, me robaba el aliento.
Y como en las anteriores veces, dejamos que nuestro amor saliera a flote y nuestro deseo se quemara con el fuego que creábamos. Pero por más fuego que hiciéramos, ese deseo nunca se quemaría, es indestructibles, está protegido por el amor que nos tenemos. Que sin importar que suceda, nosotros estaremos juntos, seremos felices y tendremos nuestra familia.
Pero por el momento, recorrimos la cocina, la sala, la habitación, el baño y el jacuzzi y no exactamente con nuestros pasos.
Esta felicidad que sentimos no se acabará, no será corrompida por nada ni nadie, estamos listos, estamos más fuertes que nunca para enfrentar lo que suceda. Soy Acker y él es Blake y sé que somos fuertes.
Amaba tanto tenerlo a mi lado, lo amaba tanto que nada importaba en este momento, no estábamos consientes de nada, estábamos deseosos por ser solo uno, por dejar que nuestra pasión desbordara, estábamos tan bien que olvidamos todo, olvidamos hasta que simple hecho de protegernos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro