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Capítulo 42

Es una mierda, es una maldita mierda sentirme así, tan infeliz, tan maldita, tan triste, tan decepcionada. Con la llegada de un bebé creí que podía ayudarme a no sentirme tan sola al ver a Aarón no despertar, pero no, no llegara ningún bebé y Aarón no despertara y eso me hace sentir tan mal.

Honestamente ni el peor momento vívido me había provocado tantas ganas de dejar de existir como ahora, no le encontraba sentido a nada, absolutamente a nada. Pero no solo estaba triste, estaba enojada, resentida con todos, aún sin tener motivo, era inevitable responder de mal modo, hacer caras, molestarme aún más por cualquier cosa, no tenía ni idea de porqué, solo sabía que por mínima cosa mi irá crecía y no sabía qué hacer para calmarla, no sabía que más hacer aparte de alcoholizarme hasta perder la conciencia, fumar marihuana hasta sentirme relajada y consumir alguna otra sustancia adictiva que me hacía olvidar.

Odiaba los regaños por parte de Freya y lo chicos, pero ¿acaso ellos saben cómo se siento? No, no lo saben, no entiendo por qué no solo me dejan vivir, o tratar de dejar de hacerlo, como sea, no importa.

Tome un nuevo trago de la botella que se encontraba en mi mano y bebí, sentí el escozor en mi garganta, no importaba, era fácil de ignorar. Aparte la botella de golpe, derramando un poco en mi ropa, ya me encontraba embriagada, agradecía estar en mi habitación, sin ser molestada.

Me levanté con rapidez del suelo, haciendo que por poco cayera, ya que no tenía equilibrio. Me acerqué a mi cama donde se encontraba dos frascos casi vacíos, los cuales contenían pastillas, las amaba, eran mis favoritas. Tome una de cada frasco y procedí a consumirlas acomodándolas debajo de mi lengua.

Al terminar me deje caer al suelo, observando el techo, esperando a que los efectos hicieran acto de presencia. En ese momento escuché que tocaban la puerta, no me encontraba segura, no sabía si era real o algo producido por mi imaginación.

Lo ignore, minutos después los volví a escuchar de nuevo, para ese entonces mi mente se encontraba volando, ya no sentía nada, solo felicidad y ganas de dormir, sentía mi cuerpo pesado, sentí mi cuerpo flotar, era mágico.

Suspiré y me deje llevar por aquellos momentos de felicidad, que a pesar de ser cortos, aliviaban mi dolor por un momento y eso era lo que más necesitaba por ahora.

Abrí los ojos de golpe, al principio vi borroso, por lo que talle mis ojos, un dolor de cabeza me invadió, me encontraba tan incómoda, no recordaba nada, apestaba demasiado a alcohol. Lentamente y con cuidado me pare de dónde estaba, sentía mi cabeza adolorida y pesada, un poco mareada me sostuve de la pared.

Alcé la vista, viendo una botella, bueno unas cuantas botellas vacías en una esquina de mi habitación, un par de frascos abiertos sobre mi cama.

Gemí de cansancio, acercándome a paso lento a mi cama, donde solo arroje los frascos al suelo y me acomode en ella, tratando de descansar. No tenía ni idea de cómo había llegado ahí, lo último que recordé fue una mini discusión con Freya.

Flashback

Otro día más, Aarón no despierta, yo me he refugiado en el alcohol, Freya se la pasa reprochándome, nada me importa, no recuerdo la última vez que he encendido mi teléfono o contestado alguna llamada.

Baje las escaleras con dirección a la cocina, moría de hambre, acababa de terminarme un blunt y me había abierto el apetito.

Al entrar a esta encontré a Freya comiendo cereal.

— Hola. — Murmuró.

Solo eleve mi cabeza en forma de saludó, mientras abría el refrigerador, bajo su atenta mirada.

— ¿Necesitas algo? — Pregunté hastiada por su mirada.

Saque lo necesito para preparar un sándwich y comencé a prepararlo.

— Ara...

— Ahórratelo. — La corte. — No quiero escuchar ningún reproché.

— Es por tu bien.

— Mi bien me importa una mierda.

— ¿Que sentiría Aarón si te viera así?

Escuchar eso fue como si miles de cuchillas se clavaran en mi pecho y estómago. Tragué duro y hablé.

— Aarón no está y no lo estará pronto, así que guardaré todo lo que tienes que decir, por qué me importa una mierda.

Guarde todo lo que no utilicé y tome mi sándwich para después subir a mi habitación otra vez. Así fueron días, de mi habitación al hospital, del hospital a mi habitación, de mi habitación a la cocina, de la cocina a mi habitación. Pero no importaba, nada importaba ya.

Fin del flashback

Suspiré llena de cansancio y cerré los ojos esperando dormir, minutos después, luego de dar muchas vueltas en la cama, no pude conciliar el sueño, el olor a alcohol era tan fuerte que me impedía respirar bien.

Gruñí molesta y me dirigí a paso lento al baño, en donde me desnude para después comenzar a ducharme. Estando bajo la regadera, sintiendo como el agua hacia contacto con mi piel, refrescándome por completo, estando ahí comencé a pensar.

No tenía ni idea de que hacer conmigo, trataba de verme fuerte, pero todo era tan grande que me impedía serlo, me dolía demasiado pensar en Aarón, no quería perderlo, me cabreaba mucho el hecho de que pude haber impedido algo el día que se lo llevaron, pero no lo hice, me quedé parada como una estúpida, una estúpida muy cobarde.

Al estar bajo aquella lluvia artificial, no sentí el momento en el que el agua salía, pero esta vez de mis ojos. No quería llorar, pero todo era tan irreal y doloroso, solo quería dejar de sentir, deja de existir, dejar de sufrir.

Lentamente me senté en la tina, abrazando mis piernas, dejando que el dolor que sentía saliera a través de lágrimas, o siquiera, que lo intentará.

En ese momento el tiempo parecía no marchar, pero lo hacía, recordaba mis momentos de niña, en donde deseaba ser grande para hacer lo que quisiera, salir a dónde quisiera y con quién quisiera, fui muy ingenua. En estos momentos lo que más quiero es ser una niña, una niña que no sabe el significado de ser adulta, que no sabe lo que eso conlleva.

Extrañaba tanto a mamá, de verdad que lo hacía, trataba de no pensar en ella, me dolía hacerlo, pues lo único que me llegaba a la cabeza fue el día en el que murió. Era una niña tan pequeña, bueno, tenía alrededor de los ocho años, un día que me encontraba con mi mamá de compras nos emboscaron camino a casa, mataron a todos los hombres que nos cuidaban, nos tuvieron secuestradas durante dos meses, en los cuales no me lastimaron físicamente, si no, emocional y psicológicamente.

Me provocaron el dolor más grande que pudiese existir, miles de golpes dolerían menos que lo que me tocó ver.
Todos los días sin falta, un hombre distinto visitaba el lugar donde nos tenían encerradas a mi mamá y a mí, cada día sin falta la golpeaban hasta el cansancio y después la violaban, mientras me obligaban a ver. Lloraba, gritaba, suplicaba y le pedía a dios que terminara todo eso, suplicaba porque mi papá apareciera por la puerta y nos rescatara... Pero lamentablemente eso nunca sucedió.

Un día en especial, nos sacaron de aquel lugar horrible, con los ojos vendados. Ese mismo día nos llevaron al bosque, y ya estando ahí, me quitaron la venda de los ojos y pude observar cómo tenían de rodillas a mi madre, con las mejillas humedecidas por las lágrimas. Me obligaron ver el momento en el que le quitaban la venda de los ojos a la vez que le apuntaban con una pistola a la cabeza, ella solo me miraba, fingiendo tranquilidad, sonriéndome a pesar de que sabía que eran sus últimos momentos, exclamó un "Te amo" en silencio antes de que una bala perforara su cráneo, grite hasta que mi garganta no pudo más, la presión en el pecho me impidió respirar provocando que me desmayara.

Al despertar me encontraba en un especie de callejón, desconcertada vague durante días por casi toda la cuidad tratando de reconocer donde me encontraba, mientras veía asco y lástima en los ojos de las personas. Hasta que una señora me reconoció, resulto que habían fotos mías por todo el país buscándome y ofreciendo una recompensa.
La señora me cuido y me llevo al hospital, hasta que apareció mi papá y mis hermanos por la puerta de la habitación en la que me habían revisado y checado que estuviera bien.
Mientras me abrazaban me preguntaron qué había sucedido, los recuerdos regresaron, al igual que las lágrimas, sollozos y deseos de que fuera un maldito sueño. "Ma-mamá e-ellos la- la." Dije entrecortadamente mientras sollozaba fuertemente.

Esas simples palabras bastaron para que entendieran lo que decía. Me tocó ver cómo mis hermanos comenzaron a llorar a la vez que mi papá se desplomaba al suelo de rodillas en completo shock, esos son recuerdos que aún me atormentan.

Quisiera estar a tu lado mamá, me haces tanta falta que duele tu ausencia, duele mucho.

Me quedé así por un rato, tanto que al levantarme mi cuerpo se encontraba entumecido, por lo que al estirar mis piernas dolía.

Espere a que el dolor pasará y procedí a bañarme, no sé cuánto tiempo después salí del baño, llevándome un susto por encontrar a Axel sentado en mi cama.

En su mano se encontraban los dos frascos que me provocaba felicidad, su mirada se encontraba en las botellas que adornaban la esquinas de mi habitación, pero su mente estaba en otra parte.

— ¿Que haces aquí? — Lo saque de sus pensamientos, mientras entraba al armario por ropa.

— ¿Por qué? — Pregunto en voz baja.

— ¿Por qué "que"?

— ¿Por qué te haces esto?

Suspire sabiendo que sucedería. Rápidamente me vestí, para luego salir del armario.

— ¿Por qué te interesa tanto?

— ¿Cómo que "por qué"? — Contesto confundiéndome. — Eres mi hermana y me duele mucho saber que sufres y no puedo hacer nada por ti, me duele sabes, verte destrozada, dañándote al consumir estás porquerías.

No supe que decir, solo apreté mis labios, no esperaba eso de su parte.

— Hemos tomado una decisión. — Prosiguió al ver que no respondería.

¿Una decisión? ¿Qué mierda?

Te irás con papá, prepara lo esencial, dentro de dos horas te marchas. — Se acercó a la puerta. — Y Arabella, nada de drogas.

Se marchó.

Me quedé estática en mi lugar, no sabía ni cómo reaccionar, no tenía sentido renegar, no había opción, por más que lo quisiera, no cambiaría nada con mi decisión.

Pero a pesar de todo eso, tenía una pregunta, algo más importante que nada.

¿Qué sucedería con Aarón?

No podía simplemente marcharme y dejarlo ahí a suerte.

Rápidamente salí de mi habitación, hasta alcanzar a Axel, el cual se encontraba a punto de salir.

— Axel, espera.

El mencionado se giró y pude ver cómo sus ojos brillaban, era como si en cualquier momento soltaría alguna lágrima.

— ¿Que sucede? — Pregunto con voz ronca.

— ¿Te encuentras bien? — Pregunte con tintes de preocupación.

— Sí, claro ¿Necesitas algo?

Si no quería hablar de ello no podía obligarlo.

Apreté mis mis labios, preparándome para hablar.

— ¿Que sucederá con Aarón? No puedo irme, él no se encuentra bien, no-no puedo irme. Necesito estar aquí. — Nerviosa, todo lo que dije lo dije nerviosa, no sabía cómo respondería.

— De que sirve que estés aquí si lo único que haces es drogarte y alcoholizarme hasta quedar inconsciente.

Mierda...

No supe cómo reaccionar, de nuevo, de nuevo me había quedado sin palabras, pero en el fondo, no quería admitir que tenía razón, de que servía quedarme aquí si lo único que hacía era tratar de ser feliz a base de pastillas y alcohol.

El sonido de una puerta ser cerrada hizo que me sobresaltada, no me di cuenta que Axel había salido.

Dada por vencida subí de nuevo las escaleras, con la intención de preparar lo "esencial" para irme.

Esto es una mierda, no quería irme, no quería dejar solo a Aarón, pero tampoco podía ayudarlo si no podía ni ayudarme a mí misma. Tenía que hacer lo que me dijeron, en contra de mi voluntad, pero tenía que hacerlo.

$$

Espero les este gustando 💞
Xoxo💖

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