Capítulo 29
Aarón Blake
— ¿Entonces te ha pedido disculpas?
Asentí con la cabeza.
— ¿Y le has dicho que no quieres saber nada de ella?
Volví a asentir con la cabeza.
— ¿Y no esperaste a que te dijera sus razones?
Negué con la cabeza.
— ¡Que mierda te pasa, por Dios! — Se levantó del sofá alcanzó sus brazos al techo, causando que me sobresaltase.
— ¿Por qué?
— Ella te pidió disculpas, intento explicarse y tú no quisiste aceptar ¡nada! ¡Estás siendo un completo imbécil!
— Se supone que eres mi amigo y tienes que apoyar lo que haga. — Fruncí el ceño.
— Soy tú mejor amigo y por eso mi deber es hacerte entender lo que deberías de hacer, tratar de evitar que cometas estupideces.
— Cómo está. — Agregó.
— ¿Por qué debería de escuchar lo que me tenga que decir? — Me cruce de brazos.
— Es una persona, todas las personas cometen errores, no has escuchado lo que ha tenido que decirte, ponte en su lugar, ¿qué sentirías tú?
En ese momento mis pensamientos empezaron a volar y me imaginé un escenario en el que yo estuviera en su lugar, y ¿para qué les miento? La verdad si sentí un poco de pena o culpa al imaginar eso. Pero a la vez tenía otra voz en mi cabeza diciéndome " No la perdones, te ha lastimado. Mantén tu orgullo en alto". Por lo que no supe claramente que decidir.
— Lo voy a pensar y después te aviso.
Al terminar de decir eso, el sonido de una llamada se escuchó.
— ¿Que teléfono es? — Pregunté sacando mi móvil del bolso de mi pantalón.
—- El tuyo. — Contestó Zachary con su teléfono en manos.
Para cuando lo tenía frente a mis ojos la llamada había terminado, lo desbloquee y vi que la llamada provenía de Gia, en ese instante otra llamada irrumpió la pantalla.
Deslice la pantalla para contestar y lo eleve a mi oído.
— ¿Bueno? ¿Gia? — Pregunté extrañado.
— Bueno, ¿Aarón?
— Sí, soy yo. ¿Qué sucede?
— ¿Arabella está contigo? — Preguntó agitada.
— No, ¿por qué? ¿Sucede algo? — Me encontraba cada vez más confundido y en secreto, también preocupado.
— ¡Maldita sea! Arabella, Arabella ¿dónde estás? ¡Mierda!
— Gia, maldición, explícame qué sucede. — No le tome importancia a la mirada que me daba Zach y solo trate de concentrarme en lo que sucedía.
— Son las once de la noche, después de clases yo me marché con Lei y Arabella se suponía que se iría sola al apartamento. Ya han pasado ¡ocho horas y no sé nada de ella! Nunca se va sin avisarme, no contesta las llamadas, no hay rastro de ella. Tengo miedo Aarón.
Mierda, mierda, mierda y más mierda. ¿Qué hago? ¿Ayudó a Gia o solo la ignoro? ¿Dejare que el rencor me gane? ¿Qué mierda hago?
— Por favor. — Suplicó — Sé que ella te "ha mentido", pero ni si quiera te has tomado el tiempo de escucharla. Ella sabe que tú también estás involucrado en cosas malas pero aun así te acepto ¿porque tú no hacer lo mismo con ella?
Arabella Acker
Intente abrir los ojos, me sentía desorientada, no sabía dónde me encontraba, no sabía que día era, no recordaba nada. Al abrirlos solo vi obscuridad, sentía una banda en mis ojos. Hice un esfuerzo por alzar mi brazo y tocar mi rostro e intentar quitar la banda, pero un dolor extremadamente fuerte me atacó.
Solté un gemido lleno de dolor. En ese momento escuché unos pasos.
— Veo que estás intentando moverte. Lástima que tienes muchas heridas como para lograrlo. — Rio.
No reconocí de quien era esa voz, no recordaba haberla escuchado jamás, aquel intento de recordar eso me causó que los recuerdos de lo que sucedió me llegaran sin piedad, un pinchazo de dolor se instaló en mi cabeza.
Dolía, dolía horrible, pero no podía hacer nada. Gruñí con frustración, odiaba estar así.
— Te mereces todo esto que te está sucediendo. — Escuche el susurro muy cerca de mi oído.
Quise hablar pero había leo que me lo impedía, no podía articular ninguna palabra. Solté un gemido de frustración, aquello me ponía mal, no podía moverme y no podía hablar. La frustración inundaba mi ser, cuando de pronto sentí el pinchazo de una aguja en mi antebrazo.
— Duerme, duerme, duerme. — Susurró.
Los músculos se me fueron relajando a la vez que los segundos pasaban, quería gritar, quería patalear de la frustración y del enojo. Quería muchas cosas, pero lo único que conseguí fue dejarme llevar de nuevo por la oscuridad.
Aarón Blake
Ha pasado casi cuatro días en los que no sabemos nada de Arabella, al final decidí ayudar a Gia a buscarla, pero después de hacerlo no tuvimos éxito. No he podido dormir, casi no he comido, mi total atención se encuentra en encontrar a Arabella.
Ahora mismo estoy en el apartamento de Arabella sentado en el sofá de la sala, junto a Gia, Lei y Zachary.
— Gia ¿qué estamos esperando? — Pregunté con un poco de desesperación, quería seguir buscándola, pero Gia nos ha citado aquí.
—- Mi nombre real es Freya y estamos esperando a unas personas.
¿Freya? Vaya mierda, supongo que si Arabella me engaño a mí, Freya lo ha hecho con Lei. Pero mi pregunta es ¿porque si él se encontraba mal la ha aceptado? O si quiera lo ha dejado pasar. No entiendo.
Los minutos seguían pasando y mi desesperación por no estar buscando a la pelinegra aumentaba.
— ¿Falta mucho? — Preguntó Zachary.
— No cre... — Fue interrumpida por la puerta siendo azotada. — Llegaron.
Por la puerta pasaron 4 personas, hombres para ser más exactos, de ellos solo reconocí a Drake, un chico con el cual tuve historia, pero mi pregunta es: ¿Qué mierda tiene que ver en todo esto?
Cada uno saludo de beso en la mejilla a Freya. Alcancé a ver una mueca de molestia en Lei, lo cual hubiera sido divertido si no nos encontráramos en esta situación.
— Hola chicos. — Saludo Freya.
— ¿Que sabes de ella? — Preguntó el mayor de los cuatro.
— Nada. — Contestó Freya suspirando. — No hay señal de nada, por eso les he pedido traer a Xavier, no contesta las llamadas y lo peor de todo es que he encontrado el collar en el baño.
— Mierda. — Masculló uno que tenía muchos tatuajes, mucho más que los que lo acompañaban.
— ¿Quiénes son ellos? — Preguntó el mayor.
— Él es Lei. — Lo señaló — Y ellos son Aarón y Zachary, amigos de ambas.
— Chicos. — Se dirigió a nosotros. — Ellos son Axel, Elliot, Xavier y Damián. — Señaló a cada uno después de decir su nombre.
— ¿Y qué hacen aquí? — Preguntó al llamaron Xavier.
— Nos ayudarán a encontrar a Arabella.
— Bien, manos a la obra. — Hablo el mismo chico sacando una laptop y abriéndola sentándose en el comedor.
— Bien, Xavier intentará rastrear la última ubicación de su teléfono, Axel, Elliot y Damián llamen a los hospitales de Los Ángeles y pregunten por mujeres que entraron o salieron con los rasgos de Arabella. Zachary y Aarón... — Fue interrumpida por los toques de la puerta.
Se dirigió a la puerta y la abrió, al hacerlo un hombre de unos treinta y tantos años, fortachón y con barba se encontraba ahí.
— ¿Señor Le Brun? — Preguntó Freya.
— ¿Dean? — Preguntó ahora al que dijeron que lleva por nombre Damián.
— ¿Tú eres Freya? — La mencionada asintió con la cabeza. — ¿Puedo pasar?
La tatuada se hizo a un lado y aquel hombre se adentró al lugar.
— ¡Damián! — Saludo al mencionado con un abrazo "típico" entre hombres.
— ¿Qué haces aquí?
Ignore la plática que iniciaron y me acerqué a Freya.
— ¿Quienes son ellos? ¿Qué hace Drake aquí? ¿Qué hacen aquí? ¿Qué hago?
Suspiró sonoramente.
— Damián y Elliot son hermanos de Arabella, El nombre real de Drake es Axel y fue enviado para cuidarnos, estan aquí por qué están preocupados por su hermana y quieren ayudar a rescatarla y come chico, te miras terrible, no has dormido nada.
Tanta información... La verdad es que me interesa poco eso, solo quiero saber qué Arabella se encuentre bien.
— Pero si... — Me cortó.
— Si nos enteramos de algo te despertaré ¿sí? tranquilo, sea lo que sea se encuentra bien. Ella puede contra todos.
— Está bien y si, tienes razón. Ella puede contar todos.
Me marché a la segunda planta y me dirigí a la habitación de Arabella, donde me dediqué a dormir.
Arabella Acker
¿Qué mierda está sucediendo? No sé cuánto tiempo ha pasado, pero cada que despierto escucho la misma voz de aquel hombre y siento de nuevo el pinchazo antes de dormir de nuevo.
De nuevo volví a intentar abrir los ojos, cosa que conseguí con éxito después de unos segundos, me dolía todo el cuerpo.
Pues como no, si volé con todo y auto.
Al reincorporarme un poco más, visualicé una pequeña ventana en una orilla del lugar en el que me encontraba, el lugar apestaba horrible, olía a desechos fecales, orina, humedad, moho. Todos esos olores se mezclaban causándome unas increíbles ganas de vomitar.
Un poco desconcertada seguí recorriendo el lugar, solo había oscuridad, la pequeña ventanilla que se encontraba en la parte superior de la pared y la cama con muchos resortes salidos en la que me encontraba.
Me tape la nariz con mi blusa y suspire fuertemente, al terminar observé mis extremidades, habían hematomas, raspones y cortadas en ellas, mis piernas y brazos. A pesar de haber llevado pantalón, había cortadas y raspones que lo atravesaban.
— Mierda. — Murmuré.
Con lentitud baje una pierna de la cama, lo que menos quería era que doliera, al tenerla ya colgando baje la otra. Tarde un poco pero lo bueno era que casi no había dolido. Seguido de eso con una increíble lentitud y delicadeza me fui parando de la cama, apoyando mis manos en ella. Era extraño e incómodo aquella sensación, pero después de estar así un rato me fui acostumbrando.
Con la misma lentitud en la que me paré de la cama, intenté dar un paso. Sentí como mis huesos tronaron, apreté mi mandíbula ignorando el dolor que comenzaba a crecer y procedí a dar otro paso.
A los ocho minutos más o menos ya podía caminar casi perfecto, a lo que sonreí satisfecha. De pronto escuché pasos acercarse, me senté rápidamente en la cama.
La puerta se abrió y la persona que entró encendió las luces desde un interruptor que no había visto.
La luz me cegó un poco, me lleve unos segundos en acostumbrarme. Parpadeé un par de veces antes de centrarme en la persona que entro.
Lo recorrí por completo con mi mirada, nunca lo había visto, tenía el pelo rubio y corto, era de estatura promedio, tenía una cicatriz que iniciaba casi desde por debajo del ojo y terminaba en su mandíbula.
¿Quién mierda eres?
— Veo que has despertado.
— ¿Quién eres?
— No me conoces pero yo a ti sí, me has causado un daño o reparable y ahora quiero que pagues por eso. — Hablo serio, aún parado en la entrada.
— ¿Qué día es?
— Diecisiete de junio, has estado aquí tres días y medio por si te lo preguntas.
— ¿Que me has hecho? No recuerdo nada de lo que sucedió en esos tres días
Abrió la puerta sonriendo malévolamente.
— Pronto, pronto lo sabrás.
Y se marchó.
¿Eso qué significa? ¿Qué sabré pronto? ¡Maldición! Tengo que salir de aquí.
$$
Holaa, espero que les esté gustando mucho💓
No se olviden de votar y comentar🔥
Los quierooo 💜
Xoxo 💖
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro