Capítulo 27
Sentía mi corazón latiendo desbocado, me encontraba muy nerviosa, trataba de recordar que le diría, pero mi mente se encontraba en blanco, no me podía concentrar.
-¿De qué quieres hablar? ¿De cómo me engañaste y mentiste? ¿De cómo jugaste con mis sentimientos? -cuestionó lleno de ironía.
-Lo siento mucho, nunca quise hacerte daño, pero no pude evitar hacerlo. No sabes las verdaderas razonas por las que hice eso y ni te has tomado el tiempo de dejarme explicártelo.
-¿Será por qué no me interesa? No me importan tus razones, lo hecho, hecho está. Lo hiciste y me has lastimado. No quiero saber de ti -se puso de pie.
Mi pecho dolió, había intentado hablar con él, pero como lograría que me perdonará si no quería escuchar mis razones, el nudo en mi garganta dolía, todo dolía. Sentía como caía en un pozo, sé que suena estúpido, pero es horrible esto. No quería perderlo, ni mucho menos que fuera mi culpa.
-Estás siendo un imbécil -solté sin poder evitarlo.
-¿Por qué? ¿Por qué me moleste por algo que has hecho tú? ¿Por qué no quiero verte después de que me mintieras? Lamentablemente estudias donde yo, pero si pudiera evitarlo, créeme que lo haría -hablaba con tanto resentimiento que me derrumbaba poco a poco.
-Detente, no lo digas -hablé con un hilo de voz.
-Fue un error haberte conocido y lo que sucedió contigo es algo de lo que me arrepiento.
Eso es todo, no puedo con esto, tengo que marcharme. No puedo soportarlo, solo quiero llorar hasta que pase.
-Está bien, si eso piensas no importa.
¡Claro que importa, maldita sea! ¡Duele, duele mucho!
-Espero que puedas ser feliz, nunca quise provocar ésto y lo siento mucho. Tratare de que no sepas más de mí jamás. Lamento todo lo que te hice -no espere a que me contestará y solo me marché conteniendo todas las lágrimas que amenazaban salir, empuje la puerta sabiendo como aquello que impedía me derrumbaba.
Primero fueron unas pocas, pero al momento de entrar al baño de ese piso todas salieron sin control, no podía contenerlas, sentía impotencia por no lograr que me entendiera, por ser un problema y provocar esto, por saber que nunca podría ser feliz sin que algo me lo impidiera.
Agradecía estar sola, ya que sentiría mucha pena si me llegasen a ver aquí de este modo.
No podía creer que todo aquello que me hizo feliz ahora está causando que mis ojos estén soltando un mar de lágrimas ahora mismo, pero lo he intentado y él ha hecho una elección a la cual respetare. Si él no quiere saber de mí es lo que haré.
Pero por ahora solo trate de sacar todo esto de mí. El tiempo no lo sentía, hace un momento escuché el timbre, talle mis ojos tratando de que las lágrimas dejara de salir y me levanté del piso en el que me senté sin saber en qué momento lo hice, pero ya estando de pie y volver a recordar lo que sucedió, la acidez en mi garganta y el vómito intentaron salir.
Corrí al primer cubículo y me arrodille ante la taza de baño, para soltar todo. Con mis manos me tomé el pelo para evitar mancharlo y seguí soltando todo.
Segundos después que se detuvo el vómito, solo me arrastre a la pared del cubículo y me senté recargado mi espalda en la pared. Me sentía fatal, al igual que notaba mis ojos hinchados, mientras sacaba mi teléfono alce mi otra mano para bajarle al baño.
Le mandé un mensaje a Axel para que viniera conmigo, lo necesitaba.
Pasaban los minutos y mi mirada se encontraba en los azulejos del suelo, a la vez que pensaba en todo, no soltaba lágrimas, pero el dolor ahí seguía, segundos después un dolor en mi cabeza se instaló, odiaba estar así, pero tampoco podía evitarlo, extrañaba que mi mamá estuviera para que me diera un consejo, la extrañaba tanto.
Escuché la puerta de entrada siendo golpeada.
Axel
-¿Ara?
-Aquí estoy -murmuré desganada.
Se acercó a mí y se detuvo en la puerta, su mirada estaba clavada en mi, sabía que trataba de entender que había sucedido, pero no sentía la fuerza para hablar mucho.
-¿Qué sucedió? -note preocupación en su voz.
-Lo he lastimado -murmuré.
Se arrodilló frente a mí y me tomo de las mejillas con las palmas abiertas.
-¿A quién?
-Te amo mucho ¿sabes?
Alce mis abrazos a los costados para que entendiera que quería un abrazo de él.
Segundos después estaba en un abrazo muy apretado con Axel percatandome de que las lágrimas volvía a amenazar con salir.
-Quiero ir a casa -hablé aún abrazada de él.
-Está bien cariño, te llevaré. Pero primero vamos a lavarte esa cara, eres una princesa, de las malas pero al fin y al cabo una princesa, no importa si lo has hecho tú, no debes llorar y mucho menos por un chico, nadie merece que llores, nadie merece ser el causante de tu tristeza.
Se separó del abrazo y me tomo de los hombros.
-No somos perfectos, has cometido un error y estás arrepentida. ¿Te intentaste disculpar?
Asentí con la cabeza.
-¿Acepto la disculpa?
Negué con la cabeza.
-Has intentado disculparte y él no ha aceptado esa disculpa, así que ya has hecho lo que deberías de hacer, si él no lo ha aceptado es su problema, no tuyo; pero por favor no llores -hablo quitando las lágrimas con sus dedos.
Después agregó.
-Respira hondo. Nadie es indispensable en nuestras vidas. Tal vez en estos momentos pienses y sientas que nada volverá a ser lo mismo en tu vida. Pero créeme qué cuando menos lo esperes estarás con alguien mejor qué él.
Asentí mientras procesaba lo que me decía, él dice que encontraré a alguien mejor que él, pero él era mejor que todos, no hay nadie mejor y eso es algo que me jode.
Se levantó y me tendió la mano para que hiciera lo mismo, a lo que se la acepte.
Al momento de pararme un mareo me atravesó, sentí como Axel me sostenía.
-¿Estás bien?
-Si, solo dame un segundo -trate de recuperarme tomando un par de bocanadas de aire.
Al sentirme mejor me dediqué a verlo, ya que se encontraba mudo, me miraba fijamente y estaba más pálido de lo que es.
-¿Qué sucede?
Qué raro es Axel.
-¿E-esta-estás embarazada?
¿Seré muy mala si me aprovecho de esto? Nah no creo, perdón Axel.
Reí internamente antes de contestar.
Suspiré dramáticamente.
-Lo siento, yo-yo no quería que esto sucediera, solo no le digas a papá.
-Lo mato, ahora sí lo mató -respondió después del trance, girándose con dirección a la salida del baño.
-¡No, no te creas! -me interpuse en su camino-. Es una broma, perdón -me reí a carcajadas.
Me reí aún más fuerte cuando frunció el ceño.
-Eres una vil mentirosa -enunció antes de acorralarme y hacerme cosquillas.
-No Axel, no por favor.-exclamé muy apenas a causa de las risas-. Detente o gritaré.
Segundos después me soltó.
-Esto no se acaba aquí -me apunto con el dedo.
-Sí, sí, lo que quieras.
Camine al lavabo y me eche agua en la cara y al levantarla me asusté.
Mis ojos se encontraban rojos e hinchados, al igual que mi cara y mi nariz, agradecía no haberme puesto nada de maquillaje si no soltaría un grito.
Después de eso me enjuague la boca con agua y trate de arreglar mi pelo.
Al estar lista tome mi mochila y salí del baño junto a él.
-¿Y Freya?
-Llegamos en su auto, estará bien.
O eso espero, ojalá Lei no sea igual de imbécil que Aarón.
Al llegar al estacionamiento me monte en el asiento de copiloto y el arrancó su coche.
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-¿De verdad te ha dicho eso? -me cuestionó la tatuada.
-Si -sonreí con tristeza.
-Es un imbécil.
-Lo sé.
Después de que llegáramos el departamento solo me tire a la cama y no desperté hasta casi a las seis de la tarde y solo por qué me dio hambre, prepare de comer para Freya y para mí, ya que Axel dijo que tenía planes.
Luego de comer limpiamos y seguido de eso subimos a mi habitación a charlar. Por lo que ahora le estoy contando de lo que sucedió con Aarón.
-¿Y qué tal Lei?
Una sonrisa se formó en sus labios.
-Pues... -comenzó a jugar con sus dedos.
-¿Ha hablado contigo?
-Si -mordió su labio.
-¿No le importó?
-No.
Solté un chillido de emoción.
-Oh mi Dios, Freya. Eso es magnífico.
-¡Si! Estoy muy feliz, me dijo que lo consideraba hasta sexy.
Ay, de verdad me alegra eso.
-¡Qué increíble!
-Si -alargó la vocal.
-¿Qué día es hoy?
¿Qué día es? No lo recuerdo maldición.
-Lunes -sonrió burlesca.
-¿Quieres ver una película?
-Claro.
Vimos un total de tres películas, para cuando terminamos mis ojos estaban más cerrados que abiertos, dejamos sin recoger todo el desastre que hicimos y cada quien subió a su habitación.
Al entrar a mi habitación solo me tire a la cama y caí en un mar de sueños.
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-Por favor, preciosa. Nadie se enterará.
-Ya te he dicho que no Jayden, entiende.
-Porque no quieres ir conmigo a la maldita fiesta.
Cada palabra que salía de su boca la decía cada vez más alto.
-¡Por qué no quiero, entiende! -me gire dispuesta a marcharme, odiaba discutir con él y más por cosas estúpidas e insignificantes cómo está.
Sentí como me tomo de la muñeca y me giro bruscamente.
-¡Soy tu maldito novio y harás todo lo que te ordene!
Desperté agitada, hace tiempo no soñaba con él, supongo que el hecho de verlo me afecto.
Era repugnante recordar lo que pase con él, es algo que me gustaría borrar y más por la manera en la que me deje llevar por él.
Escuché unos golpes descontrolados en mi puerta, causando que me sobresaltara.
-¡Arabella despierta, son las siete con treinta!
-Mierda -murmuré-. ¡Ya voy!
Rápidamente me levanté de la cama y corrí a la ducha, no temple el agua, me quité el collar que siempre cargaba y solo me metí a la ducha sin tomar en cuenta que el agua saldría fría.
-Maldición -masculle templando el agua.
No tarde ni diez minutos cuando ya me encontraba saliendo del baño. Del armario solo tome un pantalón negro, una blusa de rayas negras y blancas, junto a unos botines negros. Me vestí rápidamente y cepille mi pelo.
Tome mi mochila, mi teléfono y seguido de estar lista baje las escaleras corriendo.
-Ya estoy -me detuve frente a Freya.
-Vámonos -tome las llaves de mi Lamborghini y bajamos.
En el camino metí a mi pantalón una parte de enfrente de la blusa.
Llegamos a mi automóvil y nos montamos a el. En el camino Freya puso música y yo solo me mantuve manejando y quebrantando las reglas de conducir con un límite de velocidad.
Llegamos a la universidad y justamente al bajar escuchamos el timbre de entrada, caminamos a paso rápido a la entrada y al pasar por está caminamos más despacio a nuestro casillero.
Tome los libros que ocuparía en la primera clase, la cual era diseño publicitario.
Qué flojera.
Camine al aula la cual se encontraba a dos pasillos.
Al llegar agradecí que el profesor aún no llegara y solo me senté en la tercera fila, en en centro. Saque mi teléfono para distraerme y a los pocos minutos se escuchó un carraspeó.
-Buenos días alumnos.
Guarde mi móvil y procedí a prestarle atención.
-Hoy les hablaré de lo mucho que influye un dibujo publicitario en las personas que lo miren. Saquen su libreta para apuntar.
En ese instante unos golpes se hicieron escuchar.
No le tome importancia y apunte la fecha en la libreta.
13-06-2019
Wow, pronto terminará el año escolar. ¡Sí!
Sonreí ante mis pensamientos.
-Bueno alumnos, ella es Melissa Stoker y será su nueva compañera.
¿Qué? ¿Stoker?
Alce la mirada rápidamente reconociendo aquella cabellera castaña.
Ella recorrió con la mirada todo el salón y se detuvo en mí, alzó su mano y me saludó cínicamente, con una sonrisa en labios.
Apreté mi mandíbula con fuerza al igual que los puños.
¿Qué mierda hace la hermana de Jayden aquí? ¡Mierda! Aarón enojado, pesadilla con Jayden, ella aquí. Nada puede ser peor.
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