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Capítulo 25

Arabella Acker

Después de la crisis y de escuchar maldecir a Freya mil y un cosas a Jayden, por fin salimos del baño, me asegure de calmar mi respiración y me eche un poco de agua en el rostro para después salir.

Los chicos se encontraban platicando en la mesa, al verme les dediqué una sonrisa aparentando normalidad. No quería que Aarón se entere de eso, contarle de Jayden es como contarle de Arabella, eso sería fatal y estúpido, tomando en cuenta que no quiero que él sepa de eso.

Me uní a la plática de ellos para tratar de despejar mi mente por un momento. Me preocupa el hecho de que Jayden y Axel se reencuentren, sé que el temperamento de Axel puede causar una pelea entre ellos sin importar que eso conlleve más problemas.

Hablábamos cuando se acercó un mozo a pedir nuestro pedido.

Cada quien pidió una cosa diferente, yo me fui por el filete.

— ¿Eso sería todo? — Preguntó apuntando el pedido en su libreta.

— Si, por favor. — Aseguro Freya.

Seguíamos conversando y de vez en cuando una burla al respecto de nuestro pelo salía a la luz.

Minutos después llegó el mozo con nuestros platillos de comida.

Narrador omnisciente

Las chicas por fin estaban teniendo lo que deseaban, alguno que otro problema pero que fácilmente solucionaron o lo están tardando de solucionar. Pero había algo que ellas no esperaban, mejor dicho a alguien.

A pocos kilómetros de donde se encontraban ellas había un hombre en su escritorio, mientras mantenía un porro en su boca. Fue interrumpido por alguien tocando su despacho.

— ¡Adelante!

Otro hombre entro con rapidez.

— Señor. Tenemos noticias, ya la hemos encontrado, se encuentra en la ruta que se dirige a la playa.

Al escuchar esas palabras sentía como las cosas mejoran, fue sorprendente que un par de incompetentes encontraron a ese par de chicas más rápido que sus fieles luchadores. Sentía que en el fondo algo ocurría con ellos y que tenía que tener más cuidado al momento de confiarles algo, por lo que decidió que de ahora en adelante, les ocultara todo sobre lo que se enterará de su amada.

— Es hora Carl, manda a hombres, escúchame bien. Quiero que todos porten máscara, no preguntes para qué. Los estaré esperando aquí.

— Que haremos con la chica al traerla.

Enciérrenla en el sótano.

— Con permiso señor.

Mientras las chicas se mantenían felices y si sonrientes junto a las personas que querían, no esperaban que el infierno y el caos estuvieran a punto de desatarse.

Arabella Acker

Una hora después por fin estábamos de salida del centro comercial. De último momento decidimos ir a la playa, estaba a cuarenta minutos y era por carretera. Todo el tiempo en el centro comercial me mantuve alerta y tensa, por más que trate de aparentarlo creo que no lo logré, sentía la mirada de Aarón en mí a cada rato, pero no quería toparme de nuevo a Jayden.

Es estos momentos estamos en una carretera vacía, a la vez que hablamos del instituto. Revise la hora en mi teléfono con ansiedad.

Solo han pasado veinte minutos desde que salimos del centro comercial y yo lo siento como si hubieran pasado ya horas.

— Odio la clase de dibujo. — Espetó Freya causando una sonrisa en mí.

Cómo al venir al centro comercial Aarón manejo y yo me quedé de copiloto, ahora era turno de Freya y Lei.

Lei maneja y Freya se mantiene de copiloto, mientras que Aarón y yo vamos en los asientos traseros.

— ¿Por qué? — Preguntó Lei entre risas.

— No sé dibujar, soy pésima. — Respondió con una mueca de tristeza mientras yo asentía con la cabeza y reía dándole la razón.

Lei se detuvo en un alto y cuando procedía a avanzar fue interrumpido por una camioneta negra interceptándonos.

Estaba asustada, creía que ya habían descubierto mi identidad real y estaban buscándome.

No, no, no. ¡Mierda! Esto no puede ser real, no.

Bajaron cinco hombres y nos apuntaron con armas, quería sacar la mía pero mi cerebro mantenía una lucha interna, la cual fue interrumpida por el disparo de un arma.

Pasaban los minutos y para cuándo reaccione, Aarón se encontraba entre los dos asientos de enfrente con un arma en manos, al igual que Lei.

— Agáchense. ¡Ahora! — Note preocupación en el rostro de Aarón, a pesar de que sabía que podía ayudarlos no renegué y solo me agache interpretando a Zoé.

Con disimulo toque el codo de Freya del lado derecho. Supe que entendió en el momento que comenzó a llorar.

Creí que ellos podrían solos pero escuché como llegaban más camionetas.

— ¡Mierda! — Escuché a Aarón maldecir.

— Son muchos, no podemos hacer nada.

De la nada se abrieron las puertas, mejor dicho, abrieron las puertas. Nos sacaron bruscamente del auto a los cuatro.

Con disimulo tome mi colla y presione un botón escondido en el dije, ese botón hace que le envié una alerta al teléfono de varias personas cercanas a mí, todos tienen el mismo significado el cual es que estoy en peligro y necesito ayuda, más aparte les manda mi ubicación a tiempo real.

Eran más de veinte hombres, todos portaban armas y no de las pequeñas, al igual que máscaras por lo que me era imposible reconocer alguno.

— ¿Quién de las dos es Steel Doll?

¡Mierda! Este es mi fin, siquiera disfrute lo mejor que pude mi tiempo con Aarón, espero y no se moleste.

Había un hombre en mis narices apuntándome con un arma, al igual que con Freya. Era irrefutable que esto se saldría de control, pero no esperaba que fuera tan pronto.

Gire mi rostro a Freya, me percate que también estaba preocupada, asentí con la cabeza dándole a entender que no se podía ocultar más esto. Repitió la misma acción que yo dándome fuerza para hacerlo.

— Vuelo a repetir ¡¿Quién mierda es Steel Doll?!

Lo siento Aarón, pero al parecer a la personas no les gusta ver felicidad en alguien más.

Me recompuse para hacer lo de a continuación, torne mi rostro serio, retome mi papel de Arabella.

— Yo soy Steel Doll y has hecho lo peor que puede hacer alguien, sabes qué es eso. — No pude ver el rostro del hombre por la máscara, pero algo me decía que estaba confundido. — Me has hecho enfurecer.

Saque mi arma rápidamente y dispare a todos lo que pude, cada disparo entro directo a la cabeza.

Busque a Freya con la mirada y esta se encontraba peleando con alguien.

— ¡¿Necesitas ayuda?! — Le pregunté desde mi lugar.

— Ella no, pero puede que tú sí. — Anunció alguien detrás de mí.

Golpe su rostro con mi codo para darme tiempo de girarme, al estar frente a frente comenzamos con una pelea, mi labio se encontraba roto después de unos minutos, pero él se encontraba peor. Estaba a punto de darle otro golpe cuando el sonido de un disparo me interrumpió y el hombre con el que luchaba cayó.

Gire mi rostro al lugar donde se originó el disparo, cuál fue mi sorpresa al ver a Aarón. Note algo distinto en su mirada, sentía como algo en mí se quebraba en mil pedazos, el sin saberlo significó tanto para mí y en tan sólo poco tiempo

El tiempo pasaba, no podía sentirlo, mi mente solo se concentraba en todo esto que estaba sucediendo.

Cuando quise acercarme a él, el sonido de otra arma ser disparada me distrajo, no había captado lo que había sucedido, escuché a Freya gritar mi nombre, vi a Aarón acercarse a mí corriendo y mascullando cosas inaudibles para mí.

La decepción en el rostro de Aarón me impidió ver al hombre que se encontraba debajo de una camioneta, de ver al hombre que causó una herida de bala en mí.

Sentía como en un costado de mi abdomen ardía, quemaba mucho, no percibí el segundo disparo que acabó con la vida de ese hombre. Di un paso, después otro, antes de caer de rodillas, ya no solo quemaba, si no también dolía, sentía como la sangre se me escapaba de las manos.

Sin poder evitarlo caí hacia atrás justo en el momento que llegó Aarón, salvándome con sus brazos de golpearme contra el asfalto.

Lo miraba hablarme pero no comprendía sus palabras, era como si el disparo me hubiera aturdido, solo lo tome de la mejilla.

— Lo siento. — Formulé en voz baja y suave.

El seguía hablando, sentí como me cargaba y me metían a una camioneta, no me di cuenta en que momento llegaron. Los recuerdos de lo que he pasado me atacaron sin piedad, lo que hice bien y lo que hice mal.

Lo último que recuerdo antes de perder el conocimiento fue el rostro de Aarón con los ojos cristalizados y rojos. Me sentía mal, aparte de decepcionarlo lo estoy haciendo sentir mal sin querer. Pero por más que quería evitarlo, sentía que mi alma se escapaba de mí, impidiendo que lo logrará.

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Aarón Blake

Ver a Arabella, no estaba seguro de que así se llamará, fue lo que grito Freya al ver como le disparaban a Zoé. No estaba seguro de cuál era su nombre, pero verla desangrándose fue algo que no he podido borrar de mi mente, en el momento que confesó ser Steel Doll no pude sentí más que decepción, no podía creer que ella había fingido ser alguien más.

Odiaba las mentiras, odiaba que ella me haya traicionado, odiaba que por más enojado que este, sé que estoy estúpidamente enamorado de ella.

Por más que me gustara no podía ser feliz con ella, uno es por qué me ha mentido, me siento traicionado y dos es por qué La Bestia la quiere para él, los últimos días me mantuvo buscándola, no logré conseguir nada. No le diré que ya la he encontrado, puede que ella me haya mentido y engañado, pero se lo que le sucedería si el llegase a saber de ella.

Han pasado dos semanas, dos semanas en las que no la he visto, ni a ella ni a Gia, o si es que se llama así, honestamente ya no sé. Mi única compañía han sido Zach, Lei y mucho vodka y tequila.

Lei al igual que yo se encuentra un poco mal, no tenía ni idea de que ellas estuvieran involucradas en esta vida y Zach solo ha estado tratando de distraerme, me ha contado que se está viendo con alguien, pero no quiere contarme nada. No le reclamé por qué es algo nuevo que él esté hablando con alguien, sé que para él es difícil no ver a las chicas más que como amigas, pero si sentir algo por los chicos, por lo que sea que me diga que es, respetare lo que elija.

Respecto a las chicas es que después del disparo que recibió Arabella, o como la llamo Gia, la monte a una camioneta de uno de los hombres que llegaron de último momento, no los conocía y al parecer ellos tampoco a mí por la mirada que me dieron.

Desde ese momento no he vuelto a saber de ella. Me duele, claro que lo hace, estaba dispuesto a muchas cosas solo por ella, es algo que ahora considero estúpido.

No sé lo que suceda después o si la llegase a ver de nuevo, pero sea lo que suceda, no me siento bien como para perdonarla, soy humano y también siento, algunos piensan que mató a las personas sin sentir nada y que soy de acero. Pero lo que no saben es que eso lo hago por qué es lo único que me ha salvado de la calle. Aun así me duele una traición, un engaño, una perdida. Son cosas que duelen, pero que las personas te orilla a ocultarlo.

Arabella Acker

La vida en una persona normal es difícil, pero se han preguntado qué tan mala es la vida de alguien que está involucrado en la mafia. Nací y crecí sin saber lo que era tener muchos amigos, sin saber lo que era enamorarse de alguien de la misma escuela, crecí sin saber de muchas cosas que hacen las personas normales.

Nunca fui a el cumpleaños infantil de alguna amiga, nunca monte en bici, nunca visite un instituto como ahora, en el momento que lo había logrado creí que todo sería de color rosa, que las personas que intentaban mátame morirían pronto o solo me dejarían de buscar.

Qué ingenua y estúpida fui.

Estaba tan equivocada, gracias a eso ahora tengo un corazón triste, a alguien decepcionado por mi culpa, una herida de bala en mi abdomen. El médico me ha dicho que estoy bien, esa herida de bala si hubiera estado cuatro centímetros más a la derecha lastima un órgano importante, por lo que lo considera "un milagro", yo más bien lo considero mala suerte, desde hace tres años he pensado que la muerte es el camino más fácil para escapar de esto, desde entonces no me interesa morir en enfrentamiento, peleas, o alguna cosa así.

Más como una muerte lo considero una segunda oportunidad para vivir lejos de esta mierda de vida.

Cuando conocí a Aarón lo vi como otro chico normal y corriente, me equivoqué. Con sus acciones se convirtió en alguien importante en mi vida, sabía que lo nuestro sería breve. Lo disfruté mucho, pero me quedé con ganas de más, de mucho más.

Lo mío con él fue como la última rebanada de pizza que encontraste en la caja que compró tu familia, decidiste comerla, lo disfrutaste como si fuera lo último que comerías en mucho tiempo, estuvo delicioso y todo, pero aun así, quisiste más.

Me dolía no poder hablar con él, tratar de explicarle todo, de hacerlo entender que no fue mi intención lastimarlo. Pero no puedo, no aún.

Ya van dos semanas desde eso, me tienen prohibido tomar el teléfono, Freya ha estado conmigo en todo momento, con Axel solo hablo por llamada, le prohibí venir a París solo a verme, sé que le preocupo, pero también sé que el estará mejor allá.

Damián y Elliot me visitan cada que pueden, los primeros días no se despegaban de mí por nada, tuve que hablar con papá para que me dejaran sola por un rato. Fue pequeño pero magnífico, los amo mucho pero a veces suelen ser muy empalagosos, demasiado.

— Vas. — Notifica Freya.

Ahora estamos jugando cartas mientras estoy acostada, papá me ha prometido que la semana que viene, al cumplirse las tres semanas podré regresar a Los Ángeles, me ha dicho que hablo con el director del instituto y le dijo que no hemos podido asistir porque el abuelo falleció.

Ja, iluso.

Tomé la carta que sacó de las que se encontraban boca abajo y la baje al mismo tiempo que las que tenía en mi otra mano.

— Gane. — Sonreí con burla.

— Trampa.

— ¡¿En dónde?! — Exclamé riendo.

— No lo sé, pero es trampa.

— Sí, sí. Lo que quieras. — Hablé aun riéndome.

— A comer chicas. — Anuncia Elliot recargado en la puerta.

— La última en bajar es un huevo podrido. — Declare.

Baje rápidamente de la cama antes de echarme a correr como loca, si viera esto desde otro punto de vista no pararía de reír, la herida de bala ha causado que no pueda moverme bien, por lo que mientras corro me miró muy graciosa y extraña.

Por la misma razón es que mientras corro, Elliot, Damián y mi padre se encuentran riendo de mí.

La primera en llegar al comedor fue Freya, solo me dedique a sacarle el dedo de en medio y sentarme en el lugar donde comería, sin tomarle importancia a que ella me sacara la lengua.

Me distraje platicando con Freya en lo que llegaba la comida, lo admito, es aburrido estar ahí sin nada de acción, sin poder salir más que al jardín. Me tienen estrictamente prohibido la mayoría de cosas y no si quiera ser por qué.

Lucy mi hermana pequeña, se encuentra de vacaciones junto a su mamá, Natalie. Ella es mi madrastra. Lucy vendría siendo mi hermanastra pero para mí y los chicos es una hermana más.

Después de que mi madre verdadera falleció, bueno la asesinaron de la peor manera posible, papá conoció a Nathalie tiempo después, duraron conociéndose alrededor de un año y medio, después de estarse conociéndose a los dos años se casaron, para ese entonces yo tenía once años y cuando cumplí doce Lucy nació. Lucy actualmente tiene cinco años.

Deje de escuchar a Freya en el momento que Rita entro al comedor, Rita es la cocinera de la casa, ella me ha visto nacer y crecer, no solo a mí, sino también a mis hermanos.

Entro puchando un carrito de ruedas, en este había muchos platos con comida, para ese entonces yo me encontraba babeando a más no poder.

Después de que coloco los platos en la mesa para que cada quien se sirviera tuve la iniciativa y fui la primera. Tome lo más que pude con el cucharón y procedí a comer.

La comida estaba deliciosa, extrañaba la comida de Rita, no cocino mal, pues ella me enseñó, pero aun así su comida es mil veces mejor.

Diablos, esto está delicioso.

Mientras comíamos solo se escuchaba de fondo el sonido de los cubiertos chocando contra el plato.

— Extrañaba tanto esto. — Susurré para luego meter otro bocado a mi boca.

Lamento haberte causado problemas, pero me gustaría que lo que tuvimos no sea algo del pasado. Por ti estoy dispuesta a intentarlo de nuevo, el único problemas es que tal vez tú no.

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