
Capítulo 18
Salí de aquel horrible sótano. Justo en el momento en el que caminaba por el pasillo para salir a lo que suponía era la sala, una chica tatuada con pelo platinado apareció en mi campo de visión.
Freya.
Sonreí enormemente antes de correr hasta quedar de frente para seguido fundirme en un abrazo muy apretado con ella. Era gracioso representar una escena en la que nos encontrábamos abrazadas y felices mientras que de fondo se oían disparos.
Unos segundos después con unas enormes sonrisas plasmadas en nuestros labios poco a poco nos fuimos alejando.
—Tenemos que irnos, solo tenemos diez minutos antes de que ellos dejen de hacer lo que hacer para entrar a buscarte.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste? ¿Dónde está Aarón?
—Después de lo que sucedió no me despegue de Zachary tratando de descubrir que iba a suceder y pregunté quiénes eran esas personas blah, blah, blah, después de mucho rato ya arto de mi me dijo que eran personas peligrosas ellos y los que se llevaron. No sabes cuántas ganas de reír aguante al escuchar eso. Ésto de fingir no ser tú es difícil, pero muy divertido.
Mientras me seguía contando lo que sucedió caminamos cuidadosamente a la salida trasera de la cabaña para después reunirnos con los chicos, o al menos, éso dijo Freya.
Divisé la puerta al final de otro pasillo, en este lugar había puertas en cada lado, seguimos tranquilas conversando hasta que inesperadamente un hombre agarró mí antebrazo causándome un terrible enojo.
Con una mirada rápida me asegure de que los chicos no estuvieran a mí alrededor para poder hacer lo que quería.
—¿A dónde vas, estúpida perra? —hice una señal con mi mano indicándole a Freya que no interviniera.
El hombre me arrastraba en dirección contraria a dónde nos dirigíamos. Tomé su muñeca agresivamente provocando que soltara mi antebrazo, seguido de eso solté un puñetazo muy bien dado en su mandíbula, después otro en sus costillas y por último uno en su nariz tan fuerte que escuché como tronaba.
Reí al ver como iniciaba a escurrir sangre de su nariz, el hombre se notaba visiblemente adolorido por el último golpe. Aproveché eso de distracción para darle otro en su entrepierna; el hombre cayó de rodillas tomándose su zona golpeada.
Me acerqué a su oído.
—Está estúpida perra te acaba de patear el trasero —reí cínica y busque algún arma.
Con una seña le indique a Freya que lo sujetará, para.pofer seguir buscando. Sonreí al sentir el mango de una pistola en su bota, la saqué emocionada.
—Muy bien. ¿Últimas palabras? —no dejé que hablará cuando lo interrumpí—. ¿No? ¿Ninguna? Esta bien, te lo pierdes.
No pude decir nada cuando jale el gatillo perforando su cráneo, de dónde comenzó a salir sangré.
Freya soltó sus brazos y se alejó, haciendo que el hombre cayera hacía atrás.
Dejé el arma en su mano, dejando a la imaginación lo que había pasado.
—Vamonos.
Nos tomamos de la mano y salimos juntas de ése estúpido lugar.
Al salir, la luz del día impacto con mis ojos, me cego por unos segundos, debería de ser casi la una de la tarde, supongo. Afuera parecía un campo de batalla, habían cuerpos tirados, sangre en muchas partes, armas regadas.
A lo lejos divisé a los chicos, estos se encontraban detrás de una camioneta, había otros hombres que no reconocí a sus lados y cerca de ellos, disparando a todo aquel que se moviera del bando contrario. Justo en ese instante Aarón voltea y nos mira. Se encontraba lo suficientemente lejos como para ver su reacción.
Mientras esperábamos que alguno se acercara nos cubrimos detrás de una camioneta que se encontraba ahí.
—Es hora de actuar —mencioné, mientras sacaba lágrimas de mis ojos y fingía horror.
Esquivando balas y alguno que otro hombre, con Zachary cubriendo su espalda, llego a nuestro lado.
—¿Están bien chicas?
—Si solo... solo... ¿Qui-quiénes era-eran ell-ellos? —por poco se me escapa una sonrisa de mis labios ante semejante actuación.
—Eran personas malas, pero te prometo que ya no te harán daño —me abrazo con fuerza.
Escondí mi rostro en su cuello, fui parando de poco a poco las lágrimas para que no se viera sospechoso.
Sentía bonito estar ahí, pero no sabía si era lo correcto, nos acabamos de conocer, y ni mucho. Pero algo que siempre tomó en cuenta, es lo que me decía mí madre:
“Disfruta de las personas que te hagan sentir bien, ellas son tu roca para mantenerte en los momentos difíciles. Aprovecha, porqué nunca sabes cuándo puede ser la última vez que la mires.”
Esas palabras me las repitió muchas veces desde que tengo uso de razón. Puede que no esté bien que algo dentro de mí comience a crecer por Aarón, pero no desaprovecharé ésto solo por miedo o por pensar que está mal.
Al reaccionar a lo que pensaba quise golpearme.
Calma tus hormonas, chica. Lo acabas de conocer y ya quieres que te baje la luna y las estrellas.
Dejamos de escuchar los disparos, así que levante lentamente mi rostro hasta poder verlo fijamente a los ojos.
—Gracias —susurré—. Muchas gracias por no dejarme ahí.
Vi como acercaba su rostro, sabía que era lo que se venía, aun así no me moví.
Bueno, no creo que pase algo malo si no controlo un poco mis hormonas.
Sus labios tocaron los míos, el beso era suave, un poco lento y dulce, que al finalizar te dejaba con ganas de más.
—Chicos tenemos que ir... —escuché a Zachary hablar.
Lentamente nos separamos, inevitablemente sonreí, el beso fue magnífico, quería volver a hacerlo. Que más da, lo haré de nuevo.
Calma Arabella, no seas avorazada.
—¿Qué sucede? —cuestiona Aarón con la voz un poco ronca y frunciendo el ceño.
—Tenemos que irnos, no queda nadie pero aún así no queremos averiguar si llegan más.
—Bien, hay que irnos.
Rápidamente todos nos montamos a los coches. Freya, Zachary, Aarón y yo nos subimos a un coche, mientras que el resto se montó a las camionetas en las que habían llegado, para luego emprender rumbo a un lugar que desconocía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro