⚡Should I Stay or Should I Go
¡Hola, chicoooooos! Antes de su lectura, quiero darles mil gracias por todo el amor que recibió esta historia en su estreno TTwTT. Sentí súper bonitoooo. ¡Espero este capítulo les agrade! ¡Un abrazote!
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Las mañanas en Herthbroke siempre eran igual de tranquilas, sin embargo, cuando dos personas se encuentras a las cinco en punto para organizar un proyecto escolar, el ambiente no podía evitar quedarse tan silencioso como para poder escuchar lo que sucedía.
Alter había dejado el desayuno preparado para sus padres y una nota explicando su temprana partida antes de salir con su chamarra de mezclilla favorita hacia el campo de futbol de la escuela.
Las limpias calles del pueblo y la sensación de que el resto de la humanidad dormía, daba a Alter una sensación curiosa. Algo que comenzaba a sentir en ese pueblo, serenidad. En Nueva York todo era movimiento, y eso le encantaba, pero Herthbroke le daba mucho espacio para reflexionar y para sentir el delicioso olor a tierra mojada por la lluvia de la noche anterior.
Apenas comenzaba a amanecer y Bryce ya estaba empapado en sudor al tiempo que dejaba el alma entera en su entrenamiento matutino.
—¡Eso es impresionante! —gritó Alter desde las gradas al rubio muchacho que corría a una velocidad asombrosa.
—Llegas antes —respondió Bryce al tiempo que se acercaba jadeante hasta su compañero.
—Correcto —dijo Alter moviendo con tranquilidad su cabello negro—. Adoro las mañanas —explicó sonriente, aunque el gesto de Bryce seguía severo bajo todo el sudor—. ¿Ya terminaste?
—Sí —mintió el chico quitándose el casco de la cabeza—. Sólo tengo que ducharme.
—Aquí te espero —concluyó Alter acomodándose alegre en las gradas.
Bryce dio un suspiro desesperado y después se fue corriendo hacia las duchas que se encontraban bajo la cancha.
Realmente no había tenido tiempo para hacerse una opinión de Alter. La vida era un lote interminable de obligaciones que le dejaban muy poco tiempo para profundizar en sus opiniones sobre casi todos los temas.
Por el momento, lo único que sabía era que Alter se había vuelto aquella persona de la que todos huían. Él no quería salir afectado, así que simplemente apoyaría la causa de todos y evitaría contradecir a Katherine.
El futbolista camino de regreso a las gradas con una gruesa chamarra que mostraba el logo de la escuela, y se colocó de pie junto a Alter.
—¿Cómo haremos el proyecto? —preguntó de repente y de manera tan mecánica que parecía parte de un guión teatral mal actuado.
—¿No quieres desayunar? —cuestionó Alter sacando un par de sándwiches de su mochila.
Bryce quería decir que no, pero la verdad era que su estómago suplicaba por algo de comida; así que el chico simplemente aceptó el sándwich de pavo doble y las sonrisas que Alter le ofrecía.
El chico también lo invitó a sentarse junto a él y nuevamente aceptó.
—¿Todos aquí practican tan temprano? —preguntó el chico nuevo soltando una risa discreta.
—¿Ves a alguien más aquí? —respondió su compañero provocando otra risa en el muchacho.
—Es impresionante cómo los deportistas se esfuerzan tanto —comentó Alter desenvolviendo su emparedado—. Siempre lo he creído así. Cuando era más pequeño, yo también quería ser futbolista. No me aceptaron, dijeron que era muy delgado.
—Te tumbarían en un segundo —expresó Bryce soltando una sincera carcajada al imaginarlo.
—No, yo creo que me tumbarían más rápido —respondió Alter continuando la risa.
—Pero, es verdad que los admiro mucho. ¿Te has fijado que las personas más inspiradoras, en este tema de seguir tus sueños, son los deportistas?
Bryce negó con la cabeza al tiempo que daba otra mordida al delicioso sándwich.
—Quiero decir, hay pocas cosas tan inspiradoras como los comerciales de bebidas energéticas o esos que salen en las olimpiadas —continuó Alter sacando dos latas de jugo de naranja.
Bryce no lo pensó dos veces antes de aceptar el jugo. Él era partidario de seguir las opiniones populares, pero tampoco era un fiel defensor de las mismas. Si alguien se acercaba amigablemente (en especial si había comida involucrada) el chico tendía a acceder fácilmente.
—¿Desde hace cuánto practicas fútbol? —preguntó Alter destapando su jugo.
—Desde los diez años —respondió Bryce con orgullo, mientras masticaba su bocado.
—¡Tengo una idea para el proyecto!—expresó su compañero emocionado—. Es obvio, sí, pero seguro nos hace ganar una A+.
—¿Qué es? —preguntó el rubio interesado. Esa calificación caería de perlas en su boleta.
—Escribiremos sobre Thomas Jefferson.
—¿Sobre Jefferson? —preguntó el muchacho extrañado—. Es muy aburrido.
—No, claro que no. La historia es divertida si la ves diferente. Desde otra perspectiva —dijo Alter provocando una mirada de confusión en su compañero—. Como cuando lo relacionas con algo... como fútbol, por ejemplo. O la vida cotidiana. No sé, teléfonos, computadoras.
—No creo que Jefferson tuviera computadora —respondió el rubio arrugando el aluminio de su ahora inexistente sándwich.
—Claro que no —dijo Alter sonriendo—. A lo que me refiero es que todos esos personajes aportaron algo a la vida actual, ya fueran ideas o incluso experiencias o cosas por el estilo.
—¿Eres uno de esos cerebritos? —preguntó Bryce colocando su jugo de naranja a un lado.
—No, realmente no —respondió Alter divertido—. Mi amiga Patrice lo es. Ella es muy buena en la escuela y nos daba consejos si se los pedíamos. Claro, no parece una nerd convencional. Ella es lista como nadie pero organiza las mejores fiestas en todo Nueva York.
—¿Por qué tenías una amiga cerebrito si tú no lo eras? —dijo con incredulidad el rubio.
—No porque alguien sea tu amigo sus personalidades deben ser iguales. Digo, es lo genial de la amistad, ¿no? Que todos somos diferentes —expresó Alter con una blanca sonrisa en el rostro.
Bryce se quedó pensando un segundo. Cuando algo muy profundo llegaba a su mente, solía dejar la boca ligeramente abierta y clavaba las pupilas en la lejanía con el ceño fruncido.
"Ser amigo de alguien que no es como tú" pensó el chico en su mente mientras Alter se levantaba de su asiento. ¿Era eso posible?
—Vamos a la biblioteca por información, ¿de acuerdo? —preguntó el chico guardando toda la basura en una bolsa de su mochila.
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Bryce lo miraba caminar por los vacíos pasillos de la escuela. Bueno, por el momento, Alter no parecía tan malo como Katherine le había advertido en su última conversación telefónica. Lucía completamente normal. Claro, fuera de su cabello extravagante y esa llamativa chaqueta llena de parches, el chico nuevo no lucía de otro planeta.
La bibliotecaria apenas los volteó a ver al indicarles la ubicación de los libros que buscaban, así que los chicos no tuvieron interrupciones para comenzar a realizar su investigación.
—¿Emocionado por el juego del viernes? —preguntó Alter sin despegar los ojos de la biografía de Thomas Jefferson.
—Algo —respondió el rubio disimulando su nerviosismo—. Quiero decir, lo normal.
—Escuché que aquí es muy importante —comentó Alter sonriendo.
—¿En tu otra escuela no lo era? —indagó Bryce con curiosidad.
—Bueno, no es que no lo fuera. Sólo que, la comunidad estudiantil no asiste a muchos juegos allá. Yo tuve que ir a todos los de la última temporada porque necesitaba créditos extra —explicó Alter anotando una fecha importante en su cuaderno.
—¿Te daban créditos extras por asistir a un juego?
—No, no por asistir en sí —rio Alter con naturalidad—. Fui asistente del coach.
—¿Qué? —preguntó Bryce elevando el tono de voz al grado de provocar que la bibliotecaria los mirara con el dedo entre los labios—. Pensé que no sabías de fútbol.
—Es cierto que me rechazaron del equipo de niño, pero, como asistente del coach era bueno. Él me enseñó muchas cosas y, más importante, me salvó de reprobar —dijo el muchacho contento.
—¿Qué hacías ahí? Llevabas el agua, ¿o algo así?
—Pues, yo también creí que haría eso al inicio —aclaró Alter soltando una risa muy suave—, pero no, en realidad ayudé en varias cosas. Planeaba entrenamientos junto al coach, monitoreaba a los jugadores, si alguno se estaba quedando atrás yo lo acondicionaba para que el equipo entero estuviera en forma.
—¿Y aún lo recuerdas? —preguntó el rubio acercándose a Alter.
—¿Tienes algo en mente?
Bryce suspiró y miró por la biblioteca vacía, como si de pronto Katherine fuera a aparecerse de la nada. Cuando verificó que no sería así, volteó a ver a Alter suplicante.
—No sé mucho sobre entrenamiento. He armado algunas rutinas pero creo que no están funcionando como el coach y mi padre quisieran —explicó el chico abriendo un libro sobre Jefferson para fingir que lo leía—. ¿Crees que puedas ayudarme a armar algunas sesiones para mejorar mi rendimiento?
Alter se quedó un segundo mirándolo, pero no porque le pareciera una mala idea, sino todo lo contrario. Finalmente podía acercarse a sus nuevos compañeros.
—Queda poco tiempo para el juego, ¿te parece si nos vemos el jueves?
—Mejor antes... Mañana y el resto de la semana, a la misma hora de hoy —propuso Bryce mostrando una tímida sonrisa.
—Mañana y el resto de la semana, anotado —dijo Alter y ambos continuaron con el trabajo.
Fue entonces cuando Bryce pensó en lo siguiente: Podría hablar con Alter siempre que estuvieran solos, sin embargo, aún no estaba listo para enfrentar a toda la escuela.
Lo confirmó aquel día escolar, mientras el resto de alumnos miraba con desprecio a su nuevo coach y lo volvió a asegurar cuando Katherine volvía a criticarlo en el almuerzo.
Simplemente no estaba listo para la controversia, su amistad con Alter sería un secreto.
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¿Qué les pareció? ¡Cuéntenme abajo todo lo que pensaron! Nos estamos viendo por aquí y en IG (como "sweethaz95") :3
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