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Dick estaba ebrio, pero no realmente ebrio, lo cual era triste dado que al inicio de la noche se había propuesto eso, pero para alguien como él que había sido entrenado para resistir drogas y venenos desde los once años por el mejor detective del mundo —quien también resultaba ser un alfa insufrible— no sería sencillo embriagarse con alcohol barato en un club de mala muerte en Blüdhaven.
Al menos lo estaba intentando, pero aún así, nada. Lo odiaba.
Desde la esquina donde se encontraba podía ver la mayor parte del club, la puerta había estado cerrada desde la media noche y los pocos clientes en el lugar no parecían querer marcharse pronto, pero aún así el ambiente era aburrido y tan miserable que parecía un montaje barato.
Dick se sentó en una mesa en la esquina, se apoyó en sus brazos, demasiado agotado como para buscar otro lugar a esas alturas.
Ya había sido lo suficientemente agotador salir de Gotham en secreto y alejarse de su manada.
Dick solo había necesitado un respiró, planeando bailar, beber y olvidar.
Olvidar como su vida había dado un segundo giro horrible a la edad de dieciséis años.
El primero había sido ver a sus padres lanzarse del trapecio para después estrellarse en el suelo y morir a los once.
El segundo, había ocurrido hacía cinco años.
En medio de una misión, justo en un contrabando de armas a las afueras de Gotham que había involucrado a Blockbuster y Deathstroke, Dick se había presentado como un omega.
Un omega de bajo nivel. Más cerca de ser un beta que otra cosa, su cuerpo había actuado en su contra, el conteo de hormonas había sobrepasado el nivel adecuado para un beta, condenando a Dick a ser un omega.
Había entrado por primera vez en celo en medio de una misión, había perdido así el respeto y la confianza de Batman.
También había sido salvado por Deathstroke, entregado a Batman como si de una pieza defectuoso se tratará.
Dick había sido criado como beta desde su nacimiento, nacido de dos betas de nivel medio, se había esperado él también lo fuera, la casta intermedia entre alfa y omega, los conciliadores, la unión de las manadas, en su lugar, Dick había tenido una presentación tardía como omega.
Ese hecho casi había arruinado su vida.
Desde entonces había tenido que luchar con uñas y dientes para seguir manteniendo el manto de Robin, para seguir siendo un héroe, había tenido que aceptar y hacer suya su biología para demostrarle a su manada era lo suficientemente capaz para continuar saliendo a las calles como Nightwing, capaz de proteger Gotham y al mundo si fuera necesario.
Pero…
Aún ahora, a sus veintiún años, tenía que seguir demostrando que ser un omega no lo había vuelto débil. Que Nightwing no era débil.
No importaba si eso era lo que realmente creía a veces.
Dick necesitaba seguir luchando, manteniendo la fachada, un día tras otro.
Y a veces, solo a veces, Dick se sentía muy, muy cansado.
Centró su mirada en la entrada, preguntándose si no sería mejor simplemente irse a dormir y disfrutar una noche sin salir de patrulla, en ese momento Dick vio entrar al alfa, reconoció con facilidad el cabello blanco y parche negro en el ojo derecho.
Ahora, sentado frente a la barra dándole la espalda, estaba Deathstroke.
La última vez que había visto al mercenario había sido hacía mas de un año, cuando el sindicato del crimen había invadido su tierra y Deathstroke había unido fuerzas con el equipo de Batman.
Luego de la catástrofe en los muelles de Gotham, Dick había enfrentado al mercenario más de una vez, cada vez necesitando demostrar algo a pesar de que jamás se lo admitiría a nadie.
Había sabido que desde aquella noche, el alfa de clase alta lo había descartado como oponente. En cada pelea por venir subestimándolo.
Dick aún podía recordar la lastima del mercenario hacía él aquella noche, la extraña decepción. Casi tanta como la que Bruce le había comenzado a demostrar desde entonces.
No podía ser solo una coincidencia que estuviera allí, no siendo Deathstroke el mejor mercenario del mundo, no estando Nightwing allí.
Dick esperó, viendo que haría Slade a continuación, al menos había pocas personas, no habría heridos si comenzaban una pelea.
Sin embargo, pasaron los minutos y el enorme hombre ni siquiera lo volteó a mirar.
Al final, Dick se acercó, teniendo suficiente de Slade y su estúpido juego. Deathstroke era un cazador, disfrutaba vigilar y atormentar a su presa, pero él solo no estaba de humor para eso, de hecho ante la perspectiva de pelea él se sintió emocionado. Tal vez si estaba un poco borracho.
Se dejó caer en el banco junto a Slade, ni un poco de gracia en su movimiento.
Cuando el hombre lo miró de reojo con una ceja alzada, Dick apretó sus manos en puños y lo enfrentó de forma silenciosa.
–Chico, largo. No estoy interesado en tus servicios –dijo con un tono de voz cortante.
La mente de Dick tardo unos segundos en registrar las palabras del otro hombre.
–¿Disculpa?
Slade suspiró con fastidio.
–No estoy interesado, busco un trago y solo eso.
Al ver la falta de reconocimiento en su mirada, su obviamente falso desinterés y tranquilidad se dio cuenta de que Slade no estaba allí por él, de hecho ni siquiera había reconocido a Dick, ciertamente no se habían visto directamente a la cara desde hacía cinco años, Slade parecía seguir igual debido a su habilidades mejoradas, mirándose como un hombre en sus cuarentas cuando probablemente era unos diez o quince años mayor que eso.
Mirando más abajo descubrió que Slade realmente vestía de civil bajo su abrigo, con jeans, jersey gris, una cazadora negra y botas del mismo color.
Slade no estaba allí por él, si lo pensaba el hombre lo había tomado por un prostituto por alguna razón, se miró así mismo, mirando sus jeans ajustados y top blanco. Frunció el ceño, no parecía un prostituto, un delineado negro en sus ojos junto a un poco de sombra azul no deberían fomentar cualquier estúpido estereotipo que tuviera el alfa.
–No seas un idiota, Slade.
El alfa se tensó visiblemente cuando Dick uso su nombre, dándole una mirada de reconocimiento de arriba a bajo para al final ladear la cabeza y olfatear.
No debería de obtener ningún aroma, Dick había enmascarado su olor por unas horas, fingiendo ser un beta. Sin embargo, parecía que a pesar de eso, Slade había conseguido obtener lo que buscaba.
Dick se preguntó cuan mejorado estaba en realidad su olfato.
Slade había sido el primero en notar el celo de Dick aquella vez, Dick también recordaba haber obtenido el aroma del mercenario, sorprendiéndose al confirmar que efectivamente Deathstroke era un alfa como siempre se había rumoreado, con la máscara rota, Slade lo había fijado con su ojo, la lastima vislumbrándose en el azul pálido.
En ese momento no lo había entendido, después, rodeado de los gritos de su manada en la cueva por el descubrimiento, lo había hecho y lo había odiado.
El odio hacía esa lastima era una de las cosas que lo impulsaba a darle pelea al mercenario cada vez que se enfrentaba a él.
–Grayson –reconoció, volviendo su vista al frente, al trago de whisky entre sus manos–, ¿Batman sabe que andas por ahí fingiendo ser un prostituto?
–No estoy fingiendo ser un prostituto. Y soy un adulto, Slade, no necesito permiso del líder de mi manada para salir a divertirme.
Alzó ambas cejas blancas, recorriéndolo con la mirada.
–Podrías haberme engañado.
–Deja de ser un imbécil.
–¿Qué quieres, Richard? ¿Me vas a decir que esta prohibido tomarse un trago en esta ciudad de porquería? El que este cerca de Gotham no la vuelve su territorio.
Dick lo estudió, Slade parecía cansado, con su cabello blanco alborotado y más largo de lo que alguna vez se lo había visto, con barba incipiente y ojeras pronunciadas, su aroma también parecía apagado.
Slade Wilson jamás parecía vulnerable, sin embargo, Dick intuyo que eso era lo más cercano a lo que Slade se permitiría mostrarse al sentirse así. La última vez que había visto una emoción cruda en el alfa había sido al verlo sosteniendo el cuerpo de su hijo frente a los titanes.
Se preguntó que podría estar mal con el alfa.
–¿Realmente solo estas aquí por un trago?
Slade no respondió, bebió de su vaso y pidió lo rellenaran cuando se lo terminó.
La bartender se tomó un momento para preguntarle a Dick si quería algo, Dick suspiró y decidió retomar su plan inicial, ya que una pelea parecía estar fuera de las posibilidades. Pidió un trago de whisky para el mismo y bebió cuando fue puesto frente a él.
–No necesitas aparentar conmigo, Richard. Puedes pedir uno de esos tragos de colores con sombrillitas que tanto les encantan a los omegas.
Dick lo ignoró. No era la primera vez escuchaba esa estupidez.
–¿Cómo está Joey? Ha pasado mucho desde la última vez que lo vi.
Slade se tensó ante la mención de su hijo.
–Es un adolescente que odia a sus padres, pero estaba bien la última vez que lo comprobé.
–¿Qué fue que? ¿Esta mañana? –dijo divertido, recordaba que una de las quejas de Joey durante su breve tiempo en los jóvenes titanes era lo controlador que podía ser Slade.
Aunque al conocer el trasfondo de eso y saber lo que le había ocurrido siendo un niño, Dick lo había podido entender.
–Entonces… la razón por la que te ves tan apaleado es por Adeline.
–No menciones a mi exesposa, es raro que la conozcas. ¿Y apaleado, en serio?
No había negado lo de verse y por lo tanto sentirse apaleado.
–Era el líder de su hijo, por supuesto que la conozco. Ella tenía que asegurarse lo mantendría a salvo.
Adeline Kane había sido igual que controladora y sobreprotectora que Slade, solo que con toque ligeramente más obsesivo que solo podía atribuir al hecho de haber perdido a un hijo y casi perder a otro.
A Adeline la había impulsado el miedo, a Slade la culpa.
–No tiene que ver con ella.
Era poco probable que si lo fuera el mercenario se lo dijera de todas formas.
Le dio un trago a su vaso.
–¿Y tu, Richard? ¿Qué es lo que aflige al pequeño pajarito de Gotham?
–No soy el único mmm, pajarito –evitó así responder la pregunta.
–Pero eres el original.
–Solo fui el primero, mis hermanos se han ganado ese manto, cada uno a su manera.
–Eres el único omega.
–No lo sabes.
Slade se burló sosteniendo el vaso cerca de sus labios.
–Batman podrá enviar niños a la guerra, pero no a omegas, ahí traza la línea
–Una hipocresía si me lo preguntas.
Slade lo estudió.
–¿Es eso entonces? ¿Lo que te trajo a este lugar para emborracharte, el ser un omega? –se burló.
Dick apretó la mandíbula, preguntándose si realmente era tan fácil de leer.
–Lo sé, Richard, eso es una de las razones que te impulsa, sientes que tienes algo que demostrar –Slade se movió, para mirarlo, la lástima allí fue la misma a la que se había acostumbrado recibir de su manada y amigos–, pero déjame decirte esto, no hay algo que demostrar, eres un omega, tu cuerpo es mas débil, nunca serás tan fuerte como un alfa.
Sus palabras se sintieron como un golpe físico, la verdad en sus palabras era un miedo constante que lo suprimía e impulsaba a partes iguales.
–No es así, yo-
–Siempre estarás en desventaja debido a tu casta –interrumpió.
Contuvo las lágrimas y vio a Slade apartar la mirada con indiferencia.
Le había dado un golpe mortal y ahora pretendía seguir como si no hubiera lastimado profundamente a Dick con la certeza de sus palabras.
–Estas siendo deliberadamente cruel, Slade. ¿Por qué?
–Vamos, Richard –se quejó.
Dick lo observó, la tensión en crecimiento gradual en sus hombros desde entrar, sumado a todo lo demás.
–Algo te molesta, te perturba lo suficiente como para atacar con palabras y no con los puños. ¿Qué aflige al gran Deathstroke?
Slade lo inmovilizo con la mirada, su ira espesando el aire. Dick no se dejó amedrentar.
–¿Quieres mis puños? Salgamos entonces –gruñó el alfa, dejando el banco de forma impulsiva.
Dick se sentía lo suficientemente molesto como para seguirlo afuera. Había querido una pelea, al parecer la iba a obtener después de todo. Como era normal, necesitaba demostrar cuan equivocado estaban los alfas sin importar lo que tuviera que hacer.
Importaba poco a veces realmente creyera era débil por ser un omega sin importar lo que hiciera.
Dick se vio sorprendido al lanzar el primer golpe dentro del callejón y conectar con facilidad, apoderándose así del control de la pelea. Algo realmente estaba perturbando al alfa, lo suficiente para desestabilizarlo.
Los golpes de Slade era casi desatinados, Dick lo mantuvo a raya y en un momento la intensión del alfa se disolvió, haciendo que Dick disminuyera la velocidad de sus ataques. Cuando vio a Slade simplemente aceptó los golpes, se detuvo no queriendo seguir.
Slade podría negarlo, pero algo estaba mal, algo lo había molestado lo suficiente como para hacerlo bajar la guardia esa noche y buscar un respiro.
Al igual que Dick.
–No hay victoria contra alguien que ni siquiera tiene intención de defenderse –dijo Dick, alejándose.
Slade gruñó alguna cosa y simplemente se movió, ocultando su rostro de él. La angustia del alfa se apoderó del aire.
Dick se acercó, colocó una mano sobre su brazo para llamar su atención, queriendo brindarle apoyo, tal vez algo realmente estaba mal con Joey, era lo único en lo que podía pensar desestabilizaría al alfa así. Cuando Slade no se deshizo de su toque y giró para encontrarlo, pensó absurdamente que el alfa quería un abrazo.
Dick comprendió demasiado tarde.
Su cuerpo se estampo contra la pared ante el empujón de Slade, dejándolo sin aliento debido al dolor, antes de pudiera recuperarse, el alfa sujetó su cuello, apretando.
Sintió el cañón de una pistola sobre su sien mientras luchaba por retirar la mano en su cuello. No mucho después el agarre en su cuello se relajó lo suficiente como para tomar un respiró entre cortado.
Vio a Slade negar con la cabeza, la decepción en su mirada lo molestó más que la realización de haber sido engañado.
–Richard, eres un omega, reaccionaras ante la mas mínima muestra de debilidad, queriendo brindar consuelo…
Dick lo miró furioso.
–Frente a un alfa dejarás todo de lado, necesitando complacer, como cualquier omega.
–Sabes… sabes que no es verdad. No soy así.
–Acepto que siempre das buena pelea, chico, pero esta vez decidí usar esta debilidad tuya a mi favor –Slade acercó su rostro al de Dick–. No debes molestar a todo con quien te topas, Nightwing.
Lo entendió, se trataba de un contrato, alguien había puesto un contrato sobre Nightwing y Deathstroke lo había tomado, realmente había caído en su trampa desde el principio. Dick no resistió el impulso de gruñir.
–Siempre tienes que cumplir un contrato, ¿no?
–Siempre, pajarito –susurró Slade, recorriendo su rostro con la mirada.
Ante eso, sin saber exactamente que lo impulsó, Dick se relajó, mirando bajo sus pestañas a Slade, la máscara de olor se había desvanecido, sabía que su verdadero aroma estaba saliendo, presentándose en el aire y envolviéndolos justo como el de Slade momentos atrás. Si Slade, si todos los alfas podían usarlo en su contra, ¿por que él no?
El mercenario sonrió divertido, burlándose al entender.
Dick sabía su aroma nunca podría hacer sucumbir a un alfa de nivel alto, no sin estar en celo, pero eso no le impedía intentarlo.
Dick no era ciego y sabía la forma en que Deathstroke había comenzado a mirar a Nightwing en los últimos años.
–¿Buscas hacer una contra oferta, pajarito? –susurró Slade divertido, guardando el arma en parte baja de su espalda.
Aún ahora el mercenario lo subestimaba, pero ya no había lastima, ahora había interés, un interés crudo.
Dick mostró su garganta en un gesto tentador para cualquier alfa, sin embargo, no había sumisión detrás, porque a un alfa como Slade eso no le parecería atractivo.
Sonrió para si mismo ante el gruñido que le acarreo.
Vio el momento justo en el que Slade cedió, lo sintió, lo olió, el alfa dejó caer su resistencia, su mano se movió de su cuello a su nuca, sujetándolo, sus labios acercándose, Dick se paró de puntillas, llevó sus brazos hacía su cuello y lo rodeó, pegándose a su cuerpo en un tipo de seducción que solo había usado en el dormitorio.
–Pajarito… tengo un contrato. –Parecía que se lo decía así mismo, pero su brazo izquierdo lo rodeo, acercándolo y alzándolo aún más.
Dick rozó sus labios con los de Slade.
Slade maldijo en un gruñido, contrato de forma abrasadora, como si Dick fuera una criatura fascinante, pero también peligrosa, de la cual se daba cuenta debía cuidarse.
Dick se sintió poderoso por primera vez en su vida frente a Deathstroke.
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Medio despierto, Dick se removió contra Slade, buscando su calor, el alfa pasó un brazo sobre su cintura y lo atrajo bajo la sábana.
Somnoliento abrió los ojos solo para encontrar la mirada divertida de una adolescente de cabello blanco junto a la cama.
Dick la miró sorprendido, levantando la sábana para cubrir su pecho sin pensar.
–Uh… ¿Slade? –llamó al hombre detrás de él, dándole un codazo.
–Vuelve a dormir, Richard –gruñó sin verdadera molestia detrás.
–Hay una niña aquí…
La niña, de ojos ligeramente rasgados pero de un azul pálido como el de Slade se cruzó de brazos, en actitud típica de una adolescente rebelde.
–Soy su hija. ¿Tú quien eres?
Dick la miró sorprendido, la chica no podía tener mas de catorce años. Había un incipiente olor a alfa en ella.
–Oh, soy Dick, hola.
–¿Eres un prostituto?
–No, yo… no, ¿qué?
Slade suspiró y se alzó sobre un codo.
–Rose, espera afuera.
–Bien… –se quejó, le lanzó una última mirada curiosa a Dick antes de salir.
Dick se sentó, negándose a sentirse avergonzado por haber sido encontrado en la cama por la hija del mercenario, una que ni siquiera sabía que existía.
–¿Realmente es…?
–Si, hace unos meses estaba tan sorprendido como tú –suspiró, moviéndose para sentarse contra las almohadas y respaldo de la cama.
–No es de Adeline –notó, Joey jamás le había mencionado una hermana, la chica debería ser unos tres o cuatro años menor que Joey.
–Dios no, su madre era una informante en Camboya, de cuando estaba en el ejercito.
Slade se mostró irritado y apesumbrado, claramente había historia allí.
–Es muy hermosa, su cabello…
–Si tiene el suero. Lo heredó al parecer.
Dick se colocó boca a bajo, apoyando la barbilla en la palma de su mano observó al mercenario, identificando preocupación y el mismo cansancio de la noche anterior, solo que esta vez no se permitiría engañar.
Slade se encontró con su mirada.
–Quiero que la entrenes, Richard, a cambio me desharé de tu problema.
El alfa le estaba ofreciendo un trato, considerando romper definitivamente un contrato a cambio de su ayuda. La persona que hubiera contratado a Deathstroke para lidiar con Nightwing iba a estar muy molesta.
–¿Eso era lo que te tenía tan preocupado?
Slade tomó del cajón de la cómoda junto a la cama un paquete de cigarros y un encendedor. Cuando le ofreció uno, se negó, preguntándose que tanto estaba el mercenario dispuesto a revelar.
–Necesito ayuda con ella. Es una adolescente alfa, meta humana que perdió recientemente a su madre y descubrió su padre estaba vivo.
–Eso… Dios, Slade… ¿por qué pensaste en mi?
Eso decía mucho, era una admisión en si misma, Slade no podía pensar era débil en realidad y luego pedirle algo como eso. Simplemente demostraba que en algún grado el mercenario respetaba sus habilidades.
–No quiero que sea como yo –dijo Slade, dándole una calada al cigarro–, no tengo el mejor historial entorno a mis hijos.
Dick lo miró con sorpresa, pero más que sorpresa sentía pena. Así que lo consideró. Sería un trato justo, podría evitar que alguien como Deathstroke saliera al mundo, podría genuinamente ayudar a una niña.
–Bien…
El alfa le sonrió, con lo mas cercano al agradecimiento que alguien como él podría admitir sentir.
Dick suspiró y apoyó su mejilla sobre la cama, respirando el aroma residual de ambos sobre las sábanas. Podría tomarse unos meses de vacaciones, alejarse un tiempo de su manada y tomarse un verdadero respiro.
También descubrir porque actuar como un omega frente a Slade no se había sentido mal y en su lugar lo había hecho sentir poderoso.
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Esto puede o no puede verse como una continuación del oneshot un pajarito condenado. Bueno supongo que si es.
Es que lo volví a leer y dije, ¿por qué no? Necesito mas sladick en mi vida. Escribir es una de las pocas cosas me hace feliz.
Gracias por leer.
Juro que una vez vi un edit de esta imagen con Dick junto a Slade en la cama y Rose observándolos, hay uno de Slade observando a Rose y su novio, es un paralelismo divertido... Quizás lo que vi fue un fanart... En fin la última parte esta muy inspirada en este panel. Pertenece a Deathstroke rebirth, no tengo a la mano el número.
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