Recuerdo el sabor del vino dulce,

En tu boca templada,

Que tapa tu sonrisa asesina.

Recuerdo con cordura,

Tu pelo que baja,

Que baja por la curva violenta de tus caderas.

Pero yo estoy aquí,

Sin esperar por ti, solo estoy.

Pero yo estoy aquí, pensando,

Pensando en el vino de tu boca.

Con aroma cálido,

Yo también bebí una copa.

He bebido el ensamblaje perfecto,

Compuesto de mis defectos y tus virtudes.

Es el más dulce, el más amargo,

Solo serví la copa media,

Por si llegabas,

Aunque no te espero, solo estoy aquí.

Recuerdo la dulce contradicción,

De tus labios embriagados.

La dulce contradicción que me embarga,

De sentir tu boca, pero no esperarte;

Contemplo otra vez el vino que cae,

Suave por la pared.

Se resbala como tu sonrisa,

Tu sonrisa roja que camina de espalda;

No es válido ahogarse con tan poco,

¿Si te vas, es porque me quieres?

¿Por qué amarte,  si te has ido lejos?

Por que beber vino, si echo de menos tu boca.

Tu boca dulce de vino,

Ahora esta con heridas de frió,

Parecen mapas de un viejo lugar,

Un viejo lugar que se esconde en el desierto;

Sin agua, sin nubes, sin rocío;

Sin volverse.

Por eso, yo solo estoy,

No volveré soñarte en mi copa,

Por eso, yo estoy solo,

Solo una vez más, y no sé si para siempre,

Por eso, ya no te espero,

Aunque aun te vea, en mi copa.