Estaba nervioso.

En unos cuantos minutos aterrizaría en tierras mexicanas para la reunión con la ONU y se volvería a encontrar con sus hijos.

No sabía si se lo tomarían bien el hecho de volver así nada más.

—Taquito... Hey México...— Rusia lo atrajo a su cuerpo, el latino temblaba de nervios.
—Tranquilo corazón, ellos... Se lo tomarán bien, eso espero, aún si no lo hacen, yo te apoyaré en todo...— El tricolor con escudo de águila termino en el regazo del más grande abrazando a sus piernas mientras que el ruso también lo hacía.

—Esta bien...— recargo su cabeza en el pecho de Rusia y lo miro, el eslavo hizo lo mismo para dejar un beso rápido en sus labios.

Las turbulencias comenzaron, estaban a punto de aterrizar, el mexicano empezó a sudar frío, Rusia invoco a sus alas y lo envolvió en un dulce abrazo.

[...]

L

os países llegaban poco a poco, se extrañaban por los adornos y la gran mesa de snacks, aahhh pero no dudaron en tomar algo, pendejos.

Bueno, los estados presentes, Jalisco, Tlaxcala, los gemelos Californias, Chiapas, Hidalgo, Campeche y Nayarit, veían la puerta en busca de su padre, sabían que llegaría tarde pero no perdían las esperanzas de verlo entrar.

La mayoría de países también estaban impacientes por verlo.

Y, fue cuando por aquella puerta, un cohibido México entro con su mirada nervios y con una sonrisa de pinche maricon.

Observó a sus hijos quienes se mantenían quietos en su lugar.

La sala quedó en completo silencio, nadie se atrevía a decir nada cuando un pequeño gritó interrumpió el helado momento.

—¡Papi!— dijo la pequeña Tlaxcala de solo 6 años de edad, corrió hasta el latino y se colgó de su cuello haciendo que el mayor casi se cayera, no duró mucho pues sus otros estados literalmente se lanzaron hacia el.

—Te extrañamos tanto...— susurro Chiapas abrazando más fuerte a su padre, las grandes alas de México salieron de su espalda y cubrió a sus hijos con ellas dándoles un fuerte abrazo.

Después de aquel momento, se levantaron todos y la mayoría de países (mayormente los latinos) comenzaron a preguntarle qué había sucedido con él.

—E-eh, y-yo pues, ehhhh.— se hizo chiquito en su lugar por las constantes preguntas que le hacían.
—¡Feliz cumple papá!— gritó Nayarit sacando a todos de onda.

Antes de que los países pudieran decir algo, la ONU apareció, todos se fueron a sus lugares.

—Muy bien... Debo suponer que ya están to-

—¡Esperen!— USA junto con Rusia entraron a la sala sudando, parecía que habían corrido un maratón, después de que la ONU los regañara, entraron

—T-ten México...— le susurro dejando una pequeña caja.

El latino la abrió, encontrando sentó unos preciosos lentes redondos con una carta que decía...

"Feliz cumpleaños"