No Puedes Matar Algo Que YA Esta Muerto.
Rusia quitó su mano rápidamente, sin dejar de mirar la nave, un dolor punzante llegó a su pecho, sentía como México parecía estar agitado.
—Tenemos que apurarnos....— dijo de manera decidida, sabía lo que los Kokunus querían, no iba a quedarse solo así como así.
—Tomen cualquier cosa que les parezca necesario, este será un viaje corto y una lucha larga...— tanto Brasil como USA asintieron a sus palabras.
El estadounidense comenzó a derretir algunas cosas metálicas con el fuego que emanaba de sus manos, el brasileño no dudo un momento para darle todo lo de ese material.
—¿Crees que ese metal aguantará? Quiero decir, es muy corriente, puede romperse si siente presión mágica...— Rusia colocó su mano en su barbilla en signo pensativo.
—Verás amigo, tengo un poder que pocos conocen, puedo hacer que cualquier material, incluso el más débil se convierta en un conductor de magia, no resistirá tanto como las de Acero y cosas así, pero no fallara al momento de atacar...— Brasil le enseñó una sonrisa cálida y tomo parte de aquella masa para crear espadas resistentes.
—¿Qué tan efectivas son?— el euroasiático no apartó la mirada del arma, la tomo entre sus delgadas manos y la observó más de cerca.
—Es ligera, perfecta para moverla sin problema...— le devolvió el objeto a su creador.
—¿Qué tan resistente es?— USA hizo acto de presencia, tocando suavemente el hombro del sudamericano.
—Depende...—
—¿Cómo que depende?—
—A veces suelen ser algo frágiles por la falta de magia, la verdad no sé cuánta presión tenga de Vida en mis venas...— soltó un suspiro mirándola un momento.
—Tendríamos que proba-
—Atacame...— el ruso dijo cruzado de brazos, indiferente.
—¿Qué?— preguntaron los otros dos países al unísono.
—Que me ataques...— repitió.
—P-pero puede que te haga una herida, te recuerdo que no estamos seguros de que tan resistente sea esta arma, puedo herirte de muerte...— Brasil intento explicarle, sin embargo, el eslavo simplemente hizo una mueca indiferente.
—No puedes matar algo que ya está muerto.—
—¿¡Qu-
—¿Sabes que? Olvídalo.— le arrebató la espada y estiró la mano contraria y antes de que los otros dos lo detuvieran se atacó a él mismo, la espada tembló un poco pero no se rompió.
—Supongo que está bien...— le regreso el arma, su brazo no tenía ningún rasguño.
—Si ya tomaron todo lo necesario, es hora de irnos...— los otros dos países asintieron a sus palabras algo atónitos, subieron a la nave y Rusia tomo el asiento al frente.
—Sujentense bien, no se volar muy bien está cosa...— antes de que el sudamericano subiera, apretó un botón para que el techo se abriera, aquella arena roja entro a la cámara y el eslavo intento volar aquella máquina.
—¡Rusia!— gritó el estadounidense al momento que comenzaron a dar varias vueltas, una de ellas chocando con el suelo.
—¡Parecemos borrachos drogados!—
—¡Me recuerda a ti!—
—¡Pudrete!—
—¡Si lo hago nos vamos los dos!—
—¡Chicos! ¡También estoy en la nave!— Brasil se agarró hasta con uñas de una parte que parecía resistente, el euroasiático volvió su mirada al frente y dio un suspiro.
Su ritmo cardíaco fue bajando poco a poco, tranquilizando su ser en pocos segundos.
—Puedo hacerlo...— pronto la nave se estabilizó y pudieron sobrevolar la superficie de la tierra.
—¡Sabía que lo lograrías!— USA le dio un ligero golpe en su hombro mientras reían.
—Rusia... Marte está para el otro lado... Por allá...— el brasileño apuntó donde deberían ir, Rusia asintió e hizo que la nave aumentará su velocidad.
—Vayan a sentarse, está cosa probablemente tenga más velocidad que esto, pueden salí volando...— el ruso presionó lo que parecía ser un botón, pronto el lugar se adaptó a su atmósfera.
—¿Como sabías que ese botón era indicado?— USA parecía algo curioso, como también, alarmado.
—No lo sé... Supongo que fue mi guapura.— le guiño el ojo.
—¿Eso que tiene que ver?—
—Nada, solo quería presumir mi varonil rostro.— hizo una mueca graciosa que provocó una carcajada en los presentes.
—Llegaremos en unas horas aproximadamente...— dijo mientras se recargaba en su asiento.
—Rusia...— susurro Brasil mirándolo.
—¿Qué pasa?—
—¿Real... Realmente estás muerto?— el cuerpo de este se tenso, nunca debió hacer dicho tal cosa.
—No es nada, solo bromeaba, ya sabes soy la Muerte y cosas así...— soltó una risa demasiado forzada, cosa que ambos países presentes notaron.
—Las mentiras nunca fueron lo tuyo.— USA lo miro preocupado
—Y tu quedarte en silencio...— de manera agresiva soltó ese comentario.
—Lo siento...— soltó un suspiro.
—La verdad es...— sintió como su cuerpo se erizaba al recordad ese suceso.
—Hay algo que tanto México como yo somos los únicos que nos damos cuenta... Aquellos "poderes" se te dan a cierta edad, dependiendo de lo que mejor hagas, anheles o sientas... México siempre adoro ver como las plantas y animales crecían, fue incluso en contra de sus padres para intentar protegerla, fue así como el poder de la Vida llegó a su cuerpo...— soltó una risita, la nostalgia lo invadió.
—Por otro lado... Yo siempre desee estar muerto, era el más débil en la familia, Ucrania y Bielorrusia me defendían si era necesario... Mi padre siempre sintió vergüenza de mi... Me lo decía tantas veces... Intente suicidarme, perdí la cuenta...— sonrió dando la espalda a ambos países.
—Mi padre era quien me detenía, ni siquiera sabía porqué, me daba golpes, me rompía huesos, abría mi piel... Fue cuando entendí que no podía ser un estorbo... Estábamos en plena segunda guerra mundial... Simplemente me quedé en casa, no intente nada malo, solo me quedé ahí, comencé a entrenar mi cuerpo, quería ser independiente, odiaba a mi padre, enserio lo hacía, pero nunca le tuve rencor, creía que... Aún me daba una oportunidad para que le demostrara que era más fuerte...— soltó un suspiro.
—Un día... Después de que la guerra terminara, me llevo al bosque, pensé que hablaríamos como padre e hijo... Eso fue hasta que me apunto con su arma a la cabeza... Sus palabras fueron simples "Un hijo tan débil como tú, no merece ser parte de mi familia"— dio un ligero sorbo a su nariz.
—Me disparo 5 veces, 2 en el pecho, 1 en el estómago, otra en la pierna y por último, una en la cabeza... Se volvió todo oscuro, mi deseo de había hecho realidad... Pero no quería ser recordado como un hijo cualquiera... Me levanté del suelo con dificultad, observando como la mirada de mi padre denotaba asombro puro... Con aquel poder que tenía... Lo primero que hice... Fue matarlo, le di golpes tan fuertes que mis manos sangraron... Fue así que el poder de la Muerte... Me fue otorgado...— sentenció.
—Rusia, yo-
—Llegamos...— dijo de manera grave, nunca debieron preguntado eso.
—Si te sirve de apoyo...— USA golpeó levemente su hombro.
—Nadie te culpa por lo que hiciste, eres mejor que URSS y eso... Todo el mundo lo sabe...— le dio una sonrisa cálida.
—Gracias...— seco sus lágrimas y se levantó de su lugar.
—Tenemos que salvar a México...—
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