CDMX se encontraba buscando a Yucatán, ya que este niño había salido de la casa sin permiso.

Ya había caminado bastante, encontrando a alguien muy desagradable para ella.

Rodó los ojos e intento evitarla, pero al parecer la otra no tenía los mismos planes.

Estaban en un lugar alejado de las ciudades, eran muy poco transitadas, así que sería divertido hablar con ella.

—Hola, Ciu.— saludo burlona.

—¿Qué quieres Texas?— la miró con desgano, pues sabía que solo estaba ahí para burlarse.

—¿Sabes lo divertido que es ver a tu padre ser sumiso con el mío?— río con superioridad.
—Callate.— CDMX quería golpearla pero sabiendo lo que estaba pasando, no podía hacer nada.

—Solo dime que es lo que quieres y lárgate.— escupió.

—¿Uh? No quiero nada, solo vine a burlarme de lo débil que es tu padre, es todo.— Ciu se tenso, si seguía así, no podría detenerse y la atacaría.

—Dios, es ta-

Se callo al momento que una esfera de poder se impactó a su lado, no era mentira, CDMX podía vencerla en muchas formas, después de todo, es su hermana mayor.

—Mi padre no es débil...— dijo con seriedad.
—Despues de todo, es un guerrero azteca.— CDMX avanzó hasta quedar frente a frente con Texas.

—Vete de aquí, México jamás volverá a recibirte, tenlo por seguro.— medio un empujón.

—¡¡Ciu, Ciu!!— se escuchó una voz chillona a lo lejos.

—¡Estoy aquí, Yuca!— el niño corrió hasta los brazos de su hermana y está lo alzó en brazos.

—¿Quien es ella?— pregunto apuntando a Texas.

—¿Qué tú padre no te ha hablado de mí?— dijo con arrogancia.

—Nope, solo los mayores como Veracruz, Durango, Sonora y Chihuahua saben de tí.— dijo CDMX.
—No es nadie importante, Yucatán, vámonos.— se encaminaron hacia su casa, dejando a Texas sola.