México soltó un suspiro, agitando sus grandes mangas blancas, para después mover sus alas en suavemente.
—Rusia.— hablo de manera seria, observando como destruía todo a su alrededor.

—Ya has matado a todos... ¿Que es lo que esperas?— aquel dragón alzó su cabeza para mirarlo fijamente, aquella creciente llama de color naranja que su hocico fue apagándose poco a poco, acercando su rostro a ese diminuto cuerpo que conocía muy bien.
—Ya dejaste demacrado el lugar... Volvamos a casa...— el latino posó su mano en la nariz del contrario, acariciando este suavemente.

—Tenemos que salvar la tierra, ¿Recuerdas?— beso con dulzura su nariz, creando un portal gigante.
—Que bueno que ya estás así, ahora sólo falto yo...— soltó una pequeña risita mientras miraba la nave que aún seguía en pie.

—Ve a casa, iré yo en unos momentos...— le sonrió, sin embargo, al girar su cuerpo para ver aquella nave, su mirada cambio a ser una fría y amenazadora.
—Brasil, Brasil retrocede, ¡Retrocede!— gritó desesperado, asustando a la bebé, quien comenzó a llorar.

—¿A dónde van?— llego el tricolor a su nave.
—¡¿Cómo que a donde vamos!? ¡¿No viste su cara!? ¡Nos va a matar!— respondió el estadounidense dando una leve mirada hacia él.

En ese momento, ambos países se congelaron, ninguno quería voltear a ver al norteamericano, la bebé seguía llorando y México no apartaba su vista de ambos.
—Brasil...— hablo. —USA... ¿Que. Tienes. En. Tus. Manos?— dijo de manera arrastrada, pues estaba muy enojado, le había dicho a Brasil que no vinieran a Marte, él solucionaría todo... Y que por ninguna razón, trajeran a Rusia.

—Nada...— el de 50 estrellas presionó a la niña en su pecho, intentando calmar sus gritos.
México soltó un gruñido tomando el hombro del estadounidense para después tomar a la niña.

—Lo sabía...— la miró fijamente, tenía escamas por todo su cuerpo, haciendo que se sintiera incomoda al ser mecida, este soltó un suspiro, tocó su rostro levemente, pronto, las escamas fueron desapareciendo, dando paso a una suave y pálida piel, se quitó su túnica y envolvió a la pequeña.

Quedó con su camisa sin mangas de color blanca junto con unos pantalones negros algo holgados para que pudiera moverse mejor.

—Cuidenla...— les dio una última mirada, sonriendo cariñosamente.

[...]

Al llegar a la tierra, el latinoamericano miró con tristeza su hogar, sabía que lo podía arreglar, pero ver la tierra tan muerta y sin nadie alrededor rompía su corazón.

Fue cuando golpearon levemente su espalda, Rusia lo miro con sus grandes ojos blancos, preocupado por su amado.
—Heh, extrañaba poder verte... Cuando esto termine, no te irás de mi lado...— sonrió mientras sus dientes crecían y creación al igual que su cuerpo.

Se podía escuchar el crujido de sus huesos al ser estirados, de la misma manera, su piel fue cambiando hasta ser completamente blanca y dos grandes alas se hicieron presente, siendo adornadas con destellos dorados.

(Ya se la sabes corazones, multimedia 😔👌)

Entre rugidos terroríficos, México se alzó en el cielo y así lado, Rusia se colocó.

Una gran llama de color dorado se hizo presente en el hocico del reptil alado blanco, rápidamente, una llamarada de fuego se impactó contra la tierra, USA y Brasil seguían en la nave, observando todo.

De la misma manera, Rusia lanzó su aliento, la niebla llegó, México se transformó de nuevo en humano, tomando la lanza para después tirarla directo al suelo, inmediatamente, los árboles nacieron, las construcciones se levantaron, la gente regreso sin ninguna memoria de lo que había sucedido.

Rusia, ya en su forma humana, tomo al cansado México y transportó la nave con un portal antes de que los vieran.

La tierra había vuelto a la vida.

—Ugh...— se quejó el latino tomando su cabeza.
—¿Funcionó? ¿Están todos bien?—  pregunto rápidamente, estando en el regazo del ruso, quien rápidamente puso su frente en el hombro del más pequeño.

—Te amo... México... Te amo mucho...— susurro mientras apretaba el cuerpo del contrario contra el suyo.

El latino miró alrededor, notando que estaban en su casa, exactamente, en el techo.
—Shhhh, estoy aquí... Estoy aquí...— susurro.

USA bajo de la nave, con la niña en brazos, ambos países se levantaron para conocerla.
—¿Ella es-

—Legalmente no, pero en ADN si, además...— la tomo cuidadosamente para comenzar a mecer su cuerpo con delicadeza.
—Se parece a mí, ¿O no señores?— soltó una risita.
El eslavo se acercó mientras abrazaba a su amado por su espalda.
—Ustedes dos serían muy buenos padres, ¿No crees, USA?— Brasil llego a la escena, golpeando levemente el hombro del país.

—Si...—

—¿Cómo crees que deberíamos llamarla?— pregunto el tricolor con escudo de águila, ignorando a los otros dos países.
—Que tal... ¿Mary?— sugirió el ruso, tocando el rostro de la bebé.

—Mary... Ese nombre me gusta...— le dio un beso en los labios al contrario, estando por fin devuelta en su universo.

Vaya que tenía muchas cosas que contar...

Fin.

Muchas gracias por leer, lamento si no fue lo que esperaban UnU

¡Lxs amo!