Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Maldiciones y profecías

—Así que lo llaman el reino del otoño eterno, ¿verdad? —comentó el joven de cabello rojizo, acomodando su mochila al hombro. Con un brazo apartó la maleza que le impedía ver el paisaje. Una gran ciudad se expandía ante sus ojos, brillando con la luz del amanecer—A mí me parece un bonito lugar.

—Para los extranjeros como nosotros, seguro —respondió el más alto, quitándose las hojas que se habían pegado a su cabello tras el movimiento de las ramas—Pero para ellos debe ser difícil verlo de ese modo.

—Hey, Ed —sonrió el más bajo—Cuéntame la historia de nuevo.

—Llevo repitiéndola desde que partimos —suspiró sin ánimos el mayor, retomando su andar.

—Es que sigue siendo igual de genial cada vez —se defendió Mark, siguiéndole los pasos—Una malvada bruja hechizó este lugar poco después de que el hijo del rey naciera, y fue como si el tiempo hubiera dejado de correr en el país. Aunque no afectaba directamente a las personas, han pasado años sin ver cambiar de estación. ¿No te parece increíble?

—Lo es, pero no estamos aquí para pensar sobre eso —respondió desinteresado.

—Francis no se va a molestar porque conozcamos más sobre la historia del país al que piensa robarle.

—Mark, espero que no se te ocurra hablar sobre eso tan fácilmente cuando lleguemos allá, o voy a fingir que no te conozco.

—Oh, vamos —le dio alcance y le dio un golpecito en el brazo—No pienses abandonarme, por favor. Yo soy experto guardando secretos. Ya ni siquiera recuerdo para qué quería tanto nuestro jefe que encontráramos esa dichosa fuente.

—Eso no me hace sentir mejor —murmuró Edgar.

La historia del reino hechizado desde hace más de dos décadas estaba acompañada de otro rumor, uno que había llegado a oídos del conocido mercader Francis Fitzgerald. Se decía que la lluvia de otoño que caía en ese sitio tenía propiedades ocultas y que en algún lugar secreto del reino se encontraba una fuente donde el agua se condensaba, volviéndose lo suficientemente poderosa como para considerarse curativa. La ubicación de aquella fuente era un misterio, pero se especulaba que debía estar cerca del palacio.

Ese era el motivo por el que Mark y Edgar habían viajado hasta la capital, encargados de conseguir aquel líquido para su jefe, quien buscaba desesperadamente un último recurso para salvar a su amada esposa y al bebé que ella llevaba en el vientre. Los médicos le habían advertido que el embarazo ponía en peligro ambas vidas.

Francis no dudaría en gastar toda su fortuna por una esperanza que garantizara la salud de su reina y su futura princesa. Confiaba en el espíritu aventurero de Mark y en la intuición de Edgar para llevar a cabo el trabajo. No hacía falta decir que el primero aceptó encantado, mientras que el otro intentó negarse, dudando de la veracidad del rumor. Sin embargo, terminó cediendo cuando comenzó a sentirse como un villano por desmotivar las ilusiones de su jefe.

Después de un largo viaje, finalmente se encontraban en las concurridas calles de la ciudad, aún sin una pista clara sobre su objetivo.

Durante su paso por los pueblos aledaños, habían aprendido que, mucho antes de la maldición, los habitantes del reino eran firmes creyentes en las profecías y las señales del destino. La agricultura, el comercio e incluso la rutina diaria estaban regidos por las interpretaciones que la gente hacía de pequeños detalles: el canto de las aves, la coloración de las hojas, el olor de la tierra tras la lluvia. Al principio, Poe lo consideró una tontería, pero le costaba creer que un país tan próspero pudiera haberse sostenido con semejantes supersticiones.

Y entonces, descubrieron que la maldición del otoño también tenía su propia profecía.

"Las aguas del templo se agitan y brillan con una nueva luz, celebrando la llegada de la persona que se unirá en matrimonio con el príncipe y devolverá el ciclo de las estaciones a nuestro reino."

Cuando escucharon esas palabras en una casa de té, ambos intercambiaron miradas. Habían tenido el mismo presentimiento.

Habían encontrado una pista.

—Debe ser eso —señaló Twain cuando estuvieron solos—El agua de la que hablaban en esta historia... es demasiado obvio.

—Que sea obvio no lo hace fácil —replicó Allan, anotando sus observaciones en un cuaderno—Nunca se menciona ningún templo en específico.

—Pero si es tan importante como para estar en la profecía, no debe estar lejos del palacio. ¡Todo encaja con lo que le contaron al jefe!

—Tal vez, pero…

—No perdemos nada con intentarlo —insistió el más bajo, entusiasmado por la aventura.

—¿Ser encarcelados por invadir propiedad privada? Peor aún, propiedad de la realeza —su tono irónico hizo que el menor frunciera los labios con decepción.

—¡Pero nadie nos descubrirá, lo prometo! —insistió, tomándolo del brazo—El grandioso Mark cuidará de ti como a un tesoro.

—No lo haremos.

—¡Andaaa! —alargó la palabra como un niño emberrinchado—Si te atrapan, juro que me entrego en tu lugar y todo. ¿Qué dices?

Edgar suspiró, resignado. Sabía que cuando Mark se empeñaba en algo, no lo sacaría de allí.

Cerca del atardecer, ambos iniciaron la búsqueda. Analizaron el territorio y recopilaron información sobre los templos cercanos al palacio. Su primera opción fue uno de los más antiguos, donde anteriormente se celebraban las ceremonias de los equinoccios de otoño.

—Si no es este, realmente me voy a decepcionar —advirtió Mark al ver la estructura imponente y elegante.

Edgar pensó lo mismo. Cuanto antes terminaran, antes podría volver a casa y olvidarse de toda esa locura.

Rodearon el templo en busca de una entrada discreta. Allan insistió en dejar la menor cantidad de evidencia posible. Fue entonces cuando notaron una grieta reciente en el techo.

—Ahí está nuestra vía de entrada —anunció Mark.

—Dime que estás bromeando.

—¿Nunca subiste al techo de tu casa para ver las estrellas? Escalar está en el alma de un aventurero —sonrió burlón, picándole las costillas— Vamos, Ed.

—Detesto las alturas.

—He... —Mark parpadeó, sorprendido—Pero no hay problema, si te mantienes cerca de mí, todo irá bien.

—Debe haber otra manera.

—Nos tomará más tiempo —negó, arrastrándolo consigo—Si usamos esa grieta para quitar algunos tablones, podremos entrar sin que nadie lo note.

La superficie de madera tenía una textura extraña. Poe lo notó incluso mientras el miedo lo consumía. Estaba cubierta de un polvo brillante, parecido al que cubre las alas de las mariposas, con un tono tornasol similar al de las escamas de los peces.

—¿Qué se supone que es esto? —Mark se limpió las manos sobre la ropa, tratando de librarse del residuo.

—¿Polen? No lo sé. No puedes pedir lógica en un lugar maldito.

—¿Entonces tampoco debería pensar en una explicación para ese sonido?

—¿Q-Qué sonido?

Caída de agua.

No. Además de eso.

Un crujido bajo sus pies.

El estómago de Edgar se encogió en la anticipación de la única respuesta que cruzó por su cabeza en ese instante.

—Ah, maldita sea…

La madera se partió con un chasquido seco.

Sintió el vacío arrastrarlo hacia abajo.

En el instante en que cayó, Mark intentó sujetarlo. Sus dedos se rozaron apenas un segundo antes de que la gravedad terminara de reclamarlo. El viento le golpeó el rostro mientras descendía, y su mente no alcanzó a procesar qué lo esperaba abajo.

El impacto llegó demasiado rápido.

El aire escapó de sus pulmones cuando su cuerpo golpeó una superficie dura, pero no tan dolorosa como debería haber sido. Estaba sobre lo que parecía un altar.

Poe se obligó a inhalar, aún aturdido, cuando la voz de Mark lo alcanzó desde arriba.

—¡Ed! ¡¿Estás bien?!

Intentó responder, pero no tuvo tiempo.

Un sonido profundo y sordo retumbó bajo él.

El altar tembló. Algo en su estructura cedió, y en un solo instante, la base se desprendió.

El suelo lo tragó.

Ese último destello de luz desapareció cuando la oscuridad lo envolvió por completo.

Y cayó de nuevo.

.

.

.

.

.

¡Hola!

Como informé en mi página de Facebook, retiré momentáneamente este fanfic para hacer unas cuantas ediciones en el contenido.
Estuve revisando la historia y hay un par de cosas en la trama que necesitaba arreglar, no es gran cosa, unos detalles que agregar o quitar en determinados capítulos. Pero debía tomarme con calma la reescritura y hacerlo como debe ser.

La historia se actualizará hasta su capítulo más reciente en el transcurso de la semana e igual habrá novedades a futuro sobre los avances que he hecho últimamente.

La primera versión de "Un otoño eterno" comenzó a publicarse el 26 de octubre del 2020.

Oh, Dios. ¡Hace casi cinco años!
Todavía no me creo lo rápido que pasa el tiempo.

Agradezco a quienes estuvieron aquí cuando la historia inició e igual a aquellos que la descubrieron un poco más tarde.

¡Nos vemos mañana con el segundo capítulo que estará de vuelta!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro