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CAPÍTULO 19

UN BESO Y MUCHAS EMOCIONES

Esos ojos azules eléctricos eran inconfundibles, su mirada electrizante era inigualable; Ander. Sonreí cuando nuestras miradas se encontraron y una sonrisa pícara apareció en sus labios, él estaba al fondo del lugar, la forma en la que me miraba era intensa, podía sentir la tensión en el aire y un calor exquisito me recorrió todo el cuerpo. Cuando notó el efecto que causó en mí, me guiñó un ojo antes de beber su cerveza.

Se veía muy guapo, sexy y caliente, estaba vestido completamente de negro, tenía una chaqueta de cuero, una camisa negra, pantalones negros que se le ajustaba muy bien a sus piernas y botas negras trenzadas, me dejó sin aliento, una adrenalina extraña comenzó a recorrer todo mi cuerpo, mi respiración se había agitado con solo verlo, podía sentir el rápido latir de mi corazón, era demasiado, tenía que tranquilizarme, ver al Vladdimir mayor me había desequilibrado, me puse de pie y respiré hondo.

—Iré al baño, ya vuelvo –avisé a Connor y a Oliver.

Al llegar al baño, lo primero que hice fue verme al espejo, mi maquillaje no se había corrido mientras bailaba, era una suerte, observé que mis mejillas estaban sonrojadas; tal vez por el calor, mi cabello estaba despeinado, pero, no lucía mal, hasta me veía sexy, pero el verme mal y sentirme mal, eran cosas totalmente distintas.

Comenzaba a sentirme abrumada, sentía tensos mis músculos, un dolor en el pecho apreció y con él, la dificultad de respirar, sabía lo que eso significaba, un ataque de ansiedad estaba a punto de surgir, antes de que todo empeorara, rápidamente hice algunos ejercicios de respiración para poder calmarme, mientras los hacía contaba hasta cien, cuando logré calmarme, me eché un poco de agua en la cara para despejarme un poco, al sentirme más tranquila, decidí salir del baño, pero no me di cuenta que había alguien en la puerta y choqué contra su pecho.

—Oh, perdón –alcé mi mirada y esos ojos azules llenos de picardía me observaban con una sonrisa.

—Hola, Ojos lindos –al verlo una sonrisa se posó en mis labios.

Algo que me resultaba asombroso, era que, cuando bebías alcohol, no existía el pudor, la vergüenza y todo lo malo que te impedía hacer ciertas cosas, era como si quitara todo lo malo que la vida daba. Tenía el poder de estimular lo a mí me gustaba llamar "Las facultades místicas de la estúpida naturaleza humana" era por eso que, a veces cuando uno bebía, se convertía en alguien totalmente distinto a lo que en verdad era cuando estaba sobrio. Era algo que me gustaba, pero, para mi suerte o desgracia; no estaba segura, el alcohol no me hacía el mismo efecto que a las demás personas, lo único que podía conseguir de él, era que me hacía sentir normal y sin miedos.

Por esa razón, no me importó actuar como una chica normal y ser más aventada de lo usual al estar frente a Ander.

—¡Oh, pero si es uno de mis Vladdimir favoritos! –hablé–. ¿Qué haces aquí? ¿Me estás siguiendo, Andercito? ¿Estás detrás de mí? –soltó una pequeña risa.

—No –dio un paso más cerca de mí, pude sentir su perfume–. Ya quisieras que estuviera detrás de ti, además, si estuviera siguiéndote, jamás te darías cuenta, Ojos lindo –enarqué una ceja.

—Ya. Pues, no es lo que parece –di un paso más cerca de él–. Tal vez no estás detrás de mí, pero estás aquí, frente a mí –susurré muy cerca de su boca.

—Siempre vengo a este lugar y dada la casualidad que también estás aquí –se encogió de hombros y sonrió con suficiencia.

—Ya –agarró un mechón de mi cabello y lo ocultó detrás de mi oreja.

—Te ves muy hermosa hoy.

—Gracias –sonreí.

—¿Te puedo contar un secreto? –su mirada me tenía hipnotizada y asentí, se acercó a mí y susurró en mi oído–. Me gusta tu maquillaje, no creí que pudieras verte más hermosa de lo que ya eres, hasta ahora, aunque ya no puedo ver tus preciosas pecas

—¿Te gustan mis pecas? –murmuré, me moví un poco y nuestros rostros quedaron de lado, su mirada estaba puesta en mis labios.

—Toda tú me gusta, lo sabes, hasta me gustó como bailaste con la pelirroja y la rubia –sonrió.

—¿Me estabas espiando mientras bailaba? –me separé de él y enarqué una ceja.

—No, solamente te observaba, no podía apartar la mirada de algo tan bello como tú y tu culo moviéndose al ritmo de la música –sonreí.

—Esas son fuertes declaraciones, Ander.

—Sí, creo que sí –me observó por un segundo, noté un brillo pícaro en su mirada–. ¿Quieres beber algo?

—Claro.

Sonrió, se hizo a un lado para darme paso y nos dirigimos a la barra, al llegar, habló al barman y ordenó para ambos, pidió un vodka con arándanos y un whisky en las rocas.

—¿Qué haces aquí, Ander?

—Ya te dije, siempre vengo aquí –negué con la cabeza.

—No, no es verdad, sé que me seguiste aquí, pero no sé por qué y quiero que me seas honesto, si me mientes, lo sabré.

Su mirada brilló de esa forma extraña a la que ya me estaba acostumbrando, me observó de arriba abajo, tenía una mirada curiosa, como si quisiera descifrar algo de mí.

—Tienes razón –sus ojos se detuvieron en los míos–. Te seguí.

—¿Por qué?

—¿Tiene que haber algún motivo? –tenía una mirada retadora–. Sabes que me gustas –se acercó más a mí, sentí su mano en mi muslo, bajé la mirada y tragué en seco al ver como empezaba a acariciarme– y hoy me sentía con ganas de cazar y ¿qué crees?

Sus pupilas se dilataron cuando mi vista subió a su rostro y lamí mis labios.

—¿Qué? –susurré con la respiración entrecortada.

—Tú eres mi presa...

Su mano no dejaba de acariciarme el muslo, empezó a subirla más y más, sentí sus dedos en mi piel cuando los metió por una rasgadura de mi pantalón, una corriente eléctrica me invadió por completo y algo en mi vientre bajo se removió, tenía que ser fuerte, no podía caer en sus juegos, respiré profundo, giré mi rostro, agarré mi vaso, regresé mi vista a él y tomé un poco de mi bebida sin despegar la vista de sus ojos. Al terminar mi trago, quité su mano de mi muslo, me puse de pie y empecé a caminar con él.

—¿Qué haces?

—Dejaré las cosas claras –lo encaré sin soltar su mano y me acerqué más a él, estábamos solo a centímetros de distancia, bajé la mirada a sus labios–. Tal vez creas que soy tu presa, pero la realidad es que –me acerqué a su oído y susurré–, tú eres la mía.

Tragó en seco al momento en que rocé mi nariz en su cuello, me separé de él, alcé la mirada a la suya y sonreí triunfante, me di vuelta y continué caminando con él de la mano.

Llegamos a la pista de baile, había una cantidad horrible de gente sudorosa que, se mezclaban con el ritmo lento y sensual de la música, aún no comenzábamos a bailar y ya me sentía sofocada, la transpiración de las personas que se encontraba bailando a nuestro alrededor era muy evidente.

Conseguimos un lugar para poder movernos con libertad al ritmo de la música, estaba frente a él, me sonrió, no lo pensó demasiado, tomó mi cintura y pegó cada centímetro de mi cuerpo al suyo, ese movimiento me hizo jadear, tragué en seco, pero le dediqué una sonrisa, pareció complacido por la reacción que estaba causando en mí, aún no comenzábamos a bailar y ya sentía el corazón acelerado.

Empezamos a movernos al ritmo de I Took a pill in Ibiza, la canción era un poco rápida, pero sensual, parecía adecuada para la situación. Nuestros movimientos eran lentos y sensuales, mis caderas no dejaban de moverse al ritmo de la música, mientras él me veía, su mirada se volvió más oscura y un brillo apreció en ella que me causó un escalofrío delicioso.

Pasaron unas cuantas canciones más y seguíamos bailando, deslicé mis manos por todo su pecho hasta llegar a sus hombros, enredé mis brazos alrededor de su cuello, él mantuvo sus manos en mi cadera para guiar mis movimientos, una de ellas se deslizó hasta llegar a mi espalda y me pegó más a él, estábamos tan pegados que parecíamos uno mismo.

En un movimiento inesperado, me giró para que mi espalda quedara contra a su pecho, colocó nuevamente sus manos en mi cadera, puse las mías encima de las suyas y seguimos bailando, su respiración estaba en mi cuello, tenía los vellos de mi nuca erizados, sentía que en cualquier momento mi corazón explotaría.

—Me tienes hechizado, Ojos lindos –suspiré cuando susurró cerca de mi oído, me estremecí al sentir sus labios en mi cuello–. No sabes lo que provocas en mí –me pegó más a su cuerpo y jadeé al sentir algo duro clavarse en mi espalda baja.

Apreté sus manos y empecé a mover mis caderas contra su erección, el movimiento ocasionó que gruñera y apretara mis caderas, suspiré cuando una de sus manos comenzó a subir por mi abdomen, la sensación de su piel contra la mía era muy satisfactoria, sus labios volvieron a pegarse a la piel de mi cuello, sentí un pequeño mordiscó que hizo que mis pezones se endurecieran.

Ese beso encendió algo en mi interior, mis miedos, mi vergüenza y mi pena se habían ido, solo podía sentir excitación, adrenalina y otras emociones más, que me tenían a mil. En un movimiento rápido, me di la vuelta y lo encaré, sus ojos estaban oscuros, tenía las pupilas dilatadas y su respiración estaba entrecortada. Pegó su frente a la mía y rozó nuestras narices, fue un movimiento tierno.

—Juro que estoy tratando de controlarme, pero me la pones difícil, me gustas demasiado.

Nuestras respiraciones se mezclaban, estábamos agitados, volví a rozar nuestras narices y sonreí.

—Tengo que ir al baño –me separé de él y me miró confundido–. Ahora vuelvo.

Me di la vuelta y lo dejé solo, necesitaba despejarme un poco, si no me controlaba estaba segura que algo pasaría entre ambos y aún no estaba lista para eso. Caminé hacia el pasillo donde se encontraban los baños, cuando estuve a punto de llegar a la puerta, una mano me jaló del brazo e hizo que me volteara.

Mis ojos se toparon con los de él, en un movimiento rápido, me puso contra la pared y pegó su cuerpo al mío, tomó mi rostro con una de sus manos y lo alzó para que nuestras miradas se encontraran

—¿Por qué huyes? ¿Por qué te gusta huir de mí cada vez que te confieso algo?

—Yo no...

—Estoy harto, no huyas, no de mí ­–pegó su frente a la mía y cerró los ojos–. No tienes idea de las ganas que tengo de besarte, Charlie –acarició mi mejilla, se separó de mí y nuestras miradas volvieron a encontrarse–. No imaginas cuánto deseo y necesito hacerlo. Por favor, ojos lindos, sácame de mi sufrimiento y déjame besarte.

Su mirada removió algo en mi interior, sus palabras hicieron que mi corazón se acelerara, no podía apartar la mirada de él, no sabía si era por la falta de luz que había en el pasillo, pero noté que sus ojos estaban completamente oscuros, el color azul eléctrico se había ido, dejando un pozo de oscuridad en ellos, parecía que su iris había desaparecido, no le di importancia porque una corriente eléctrica volvió a recorrer todo mi cuerpo.

—Hazlo –susurré, me miró confundido, pero acerqué mi rostro al suyo y por encima de sus labios volví a susurrar–. Hazlo, bésame.

Me separé un poco de él para ver su reacción y noté que su mirada adquirió un nuevo brillo ante mis palabras, bajó su vista a mis labios, tragué en seco cuando una sonrisa se posó en los de él, me sentía ansiosa por sentir su boca contra los mía.

No lo pensó más y me besó, la mano que tenía en mi mejilla la llevó a mi nuca y me pegó más a él, mis manos se hicieron puños en su camisa, era un beso necesitado y urgente, sus labios se movían al compás con los míos, su lengua se abrió paso entre la mía, tenía un sabor exquisito a whisky combinado con un poco de tabaco y menta, era una combinación deliciosa.

Jadeé al momento de sentir que mordió mi labio inferior, se separó de mí para recuperar un poco de aire, nuestras respiraciones estaban entrecortadas, su mirada seguía oscura, acarició mi mejilla y me vio de una forma exquisita, pasó su lengua por su labio inferior y un deseo de volver a sentirlo otra vez, apareció, no esperé más y lo jalé hacia mí para que volviera a besarme, todo a nuestro alrededor se esfumó, el ruido de la música y las personas desaparecieron, en ese momento solo existíamos él y yo.

Sus manos las llevó a mi culo y lo apretó pegándome más a él, un gemido salió de mí cuando sentí su erección en mi vientre, llevé mis manos a su cabello y lo jalé, moví un poco su rostro para besarlo con más profundidad, atrapó mi labio inferior con sus dientes, causando que la llama de excitación se encendiera más.

Sin pensarlo, brinqué y mis piernas se enredaron alrededor de sus caderas, apretó más mis nalgas, un gemido se me escapó al sentir su dureza en ese punto exacto de entre mis piernas.

—Eso es música para mis oídos –susurró entre mis labios y me pegó más a la pared.

Comencé a mover mis caderas contra su erección para que la fricción alivianara el deseo que estaba surgiendo en mí, gruñó y llevó una de sus manos a mi cuello, la presión que ejerció me hizo gemir.

—No vuelvas hacer eso si no quieres que te follé en medio del pasillo o te adentré al baño –susurró y mordió mi labio inferior.

Sus palabras hicieron creer más el fuego entre ambos, volví a besarlo, quería más de él, empecé a mover mis caderas; otra vez, para sentir más su erección, gimió ante eso, la mano en mi cuello la regresó a mi culo, lo apretó con más fuerza y se acomodó mejor entre mis piernas, colocando su miembro en ese punto exacto que palpitaba por sentirlo.

Comenzó a mover sus caderas, la fricción era fabulosa, sus labios se separaron de los míos para besarme la mejilla hasta llegar a mi cuello. Besos húmedos me recorrieron por completo, llevé mi cabeza hacia atrás y la pagué contra la pared para darle más accesibilidad, sus besos se pasaron de mi cuello a mi clavícula, hasta llegar a la copa de mis pechos, empezó a besarlos por encima de la blusa y el brasier, cuando sentí un pequeño mordisco, jalé de su cabello y lo pegué más mí. Lo deseaba mucho, la sensación pulsante de mi entre pierna quería más de él.

—¡Consíganse un hotel!

El grito me hizo reaccionar y me bajé enseguida, él estaba confundido, nuestras respiraciones estaban agitadas, acomodé bien mi blusa y carraspeé.

Miré mi alrededor, estaba aturdida, el pasillo estaba vacío y oscuro, no había rastro de ninguna persona, no sabía quién pudo haber gritado, volteé hacia él, se estaba pasando una mano por su cabello, bajé mi vista hacia su pantalón, el bulto de su entrepierna parecía estar a punto de explotar, tragué en seco, subí mi mirada a su rostro, él estaba sonrojado, sus pupilas seguían muy dilatadas, en ese momento ya no tenía ojos azules, eran completamente negros, su mirada se cruzó con la mía, sonrió y le correspondí, quería volver a sentir sus labios otra vez.

—¿Quieres ir a otro lugar? –sonreí ante su pregunta.

Me agarró de la cintura y me pegó a él, rozó nuestras narices, ladeé la cabeza y bajé mi vista hacia sus labios, en un sutil movimiento se los lamió, me acerqué a él para volver a besarlo, pero me detuve en seco al escuchar una voz que me dejó helada.

«No, ya fue suficiente»

«Aléjate de él»

«Reacciona y vete, Charlotte»

Me separé de golpe y lo empujé, en su mirada había confusión, intentó acercarse a mí, pero retrocedí, sentí como el golpe de realidad volvía, estaba asustada.

—¿Estás bien, Charlie? –intentó acercase más a mí, pero me alejé de él.

—¡No! No te acerques.

La voz en mi cabeza era demasiado insistente, no paraba de decirme que me alejara.

—Charlie, dime algo ¿Qué te sucede? –noté su preocupación en su tono de voz.

Me quedé callada, estaba comenzando a sentir un ataque de pánico, la voz en mi cabeza se había multiplicado, ya no solo escuchaba una, eran varias voces gritando a la vez que me alejara. No lo pensé más, me di la vuelta y me fui.

Escuché la voz de Ander llamarme, pero el pánico que estaba sintiendo en ese momento era más intenso, lo único que pude hacer fue correr, necesitaba alejarme de él y evitarlo a toda costa, estaba tan asustada que no me importó empujar a las personas para huir.

Corrí sin importarme nada, dejé de escuchar todos los sonidos que me rodeaban, la voz de Ander se perdió entre las demás, solo escuchaba las voces de mi cabeza, las lágrimas caían por mis mejillas sin reparo, pero no me importaba, solo quería huir del lugar.

Salí del club ignorando a todo aquel que me llamaba, me perdí entre la gente que se encontraba afuera del lugar y cuando al fin sentí que nadie me seguía, caminé entre las oscuras calles de Londres, me di cuenta que ya no había nadie a mi alrededor y fue ahí donde pude desahogarme ante todas las emociones que me abrumaron en ese momento, las voces se habían ido, pero habían dejado el miedo impregnado en mí. Sentí mi estómago revolverse, me incliné hacia delante, llevé mis manos a mis rodillas y comencé a vomitar.

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Estoy tan contenta por cómo quedó este capítulo, si leyeron la versión anterior, podrán notar la diferencia.

El primero beso de Ander y Charlie no fue nada inocente y me gustó, ahora tengo el sueño de que alguien me bese así jejeje.

¿Les gustó la forma de Ander para pedirle un beso a Charlie? A mi me encantó.

Notarán que el final quedó igual, Charlie sale huyendo del lugar, eso no lo pude cambiar y tiene su razón.

¿Qué les pareció la canción? Siento que es perfecta para todo lo que ocurrió con Charlie y Andercito.

Espero les haya gustado el capítulo, no olviden votar y comentar, besitos😗.

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