Llego a casa de mi madre, y veo llegar a Bloom con mala cara, pero en cuanto me ve sonríe y corre a abrazarme. Le hablo pero no me escucha, me separo de ella y le hablo en lenguaje de señas.

—¿Tus audífonos?

—Me los dejé en casa.

—Bloom, son importantes para para poder estar en clase.

—Se han roto.

—¿Cómo?

Mi madre sale y ella entra corriendo.

—Es el 3er par este mes.

—¿Quién?

—No quiere decirnos y sin hablar no podemos hacer nada.

—Mañana iré a buscarla yo a la escuela.

—Griselda —mi madre me toma del brazo—, dale espacio, ella no es cómo tú.

—No, yo soy cómo yo y para eso me tiene a mí.

Ahora veo en que se ha estado gastando mi madre el dinero que no llega con los gastos, en cuánto sepa quiénes son las que acosan a mi hermanita, voy a hacer que lo lamenten.

Bloom es la niña más adorable que haya visto, tímida, metida en sus libros, buena alumna, buena hermana y buena hija. Tiene una mejor amiga desde el jardín, jamás la he visto enojada o con la expresión con la venía llegando, mi pequeño girasol castaño, de ojos café, aún conserva su color de cabello brillante cómo el sol, las mejillas se le siguen poniendo rosadas cuándo tiene calor o algo le da vergüenza.

—Te extrañé mucho mi hermosa flor —le digo parada en la puerta de su habitación y ella levanta la mirada, me está escuchando. Me acerco a abrazarla.

—Ya no soy un bebé.

—Sigues siendo mi hermanita menor y para mí seguirás siendo mi bebé —quiero que este abrazo duré en lo posible toda la vida, cuándo crecen ni siquiera se dejan abrazar en público y ya tiene 14 años—. Te amo tanto mi hermosa Bloom.

—Yo también Gri.

Nos separamos y decido no seguir con el tema de sus bullys, me siento en su cama y ella a mi lado, me tiro de costado y la veo acomodarse sus anteojos, con su mejillas rosadas contrastando y realzando su mirada de ojos de venado.

—Mamá me dijo que eres candidata para una operación.

—Sí, pero no sé si se pueda.

—Se podrá, yo tengo el dinero y no dejaré que mi hermanita se quede sin la operación con la que viene soñando toda su vida.

—¿De verdad?

Me mira y comienza a llorar, entonces yo la abrazo fuerte. Entiendo que se había hecho a la idea de que no podría ser y ni siquiera había hecho una pataleta o reclamo. Esta es Bloom la niña más comprensiva y buena del mundo.

—Gracias hermana, gracias —nos apartamos y le seco las lágrimas— ¿Qué pasó con Lyra? Mamá me dijo que ya no están juntas.

—No funcionó —digo conteniendo el llanto y me levanto para que ella no me vea llorar, pero me toma de la manga de mi sueter.

—Lo lamento —me abraza—, ya vendrá alguien con quién si funcione y te merezca.

Bajamos a cenar y me quedé a dormir en un colchón en su cuarto, hicimos pijamada cómo cuándo ella tenía 8 y armamos una tienda con las sábanas, se acurrucó entre mis brazos y estuvimos viendo una película, hasta que mamá apareció dando el toque de queda. En madrugada me levanto a abrir el cajón de las boletas para ver que tan grave son las deudas que tiene mi madre.

—Estaremos bien —La mayoría está en rojo. Me saca los papeles de las manos.

—¿Porqué no me has dicho la gravedad de la situación?

—Porque eres una adulta que tiene su propia vida y soy responsable de mantener esta casa. No tenías que revisar Griselda, sabía que ibas a hacerlo, debí cambiar de lugar las boletas, pero llegaste antes.

La abrazo y ella comienza a llorar, y el llanto hace temblar su cuerpo, veo la cabecita de Bloom asomarse y volverse a meter en la habitación.

—¿Cuánto es el total? —ella niega con la cabeza— Mamá solo dime.

—Tengo 15 mil en deudas.

—Lo vamos a solucionar —ella niega— voy a ayudarte. Mamá —giro su rostro para que me vea—, voy a ayudarte cambié de trabajo y estoy ganando bien, me dan bonos e incentivos ¿Cuánto hay que poner para la operación de Bloom? ¿Cuánto tiempo tenemos para juntarlo?

—30 mil es lo que no cubre el seguro. Tenemos 28 días para dar el 80% y lo otro el día de la operación tiene que quedar cancelado.

Apago la luz de la cocina, abrazo a mi madre y me meto en la habitación para acostarme en el colchón del suelo. Toco a mi hermana.

—Sé que no estás durmiendo, pequeña renacuaja —recuerdo que ella claramente duerme sin los auriculares, pero estuvo escuchando.

—Si no pueden operarme, puedo esperar.

—¿Cuánto? ¿Tres años más o cinco? Vas a operarte Bloom y eso no está a discusión —me levanto para acostarme a su lado y veo que llora—. Los problemas de grande lo solucionamos los grandes, no temas por el dinero —beso su frente— encontraremos la solución.

Fui a buscar a mi hermanita de doce años a la escuela, y la encontré con el labio partido.

—¿Qué te pasó?

—Nada.

—La nada te hace llegar marcada a casa, dame su nombre.

—No Griselda, porque vas a querer pegarle y solo harás las cosas peor.

—No voy a pegarle a una cría de 14 años, por muchas ganas que tenga. Ahora dame el nombre, grado y solucionaré esto, sabés que puedo conseguir el nombre —Su hermana duda un momento.

—No, si lo hago será peor, se meterán conmigo y no tengo a nadie que me cuide dentro de la escuela.

—¿Y tu mejor amiga Amber, dónde está?

—Ya no somos amigas —agacha la mirada.

—Nombres Bloom o los consigo yo misma.

—Nicole Sullivan, Hannah Pierce y Jennie Camargo, son de 4to año. Pero...

—Putas crías de mierda, son mucho más grandes que tú. Dime el nombre del bully de la escuela —ella levanta una ceja.

—¿Para qué?

—Yo no voy a meterme con ellas de manera directa —ella niega con la cabeza, tomo a un niño muy blanco de bullyng de la mochila— Niño dime el nombre las bullys de la escuela y dónde las encuentro.

—Tamara Aguirre y Sandra Velázquez de 5to año. Fuman a la vuelta de colegio, una tiene el pelo azul y la otra una ceja partida —responde rápido—. No me pegues —lo suelto y él corre.

—Sube al auto —mi hermana intenta refutar— que subas al auto, ahora.

Camino a la vuelta de la escuela y efectivamente me encuentro a las dos chicas fumando y riendo rodeada de chicos, me acerco a ellas.

—Tamara Aguirre y Sandra Velázquez.

—¿Quién pregunta?

—Les tengo un trabajo ¿Les interesa? —muestro 200 dólares, ellas asienten— hablemos en privado —me siguen—. Mi hermanita está siendo acosada por tres imbéciles de 4to año, quiero que les den una paliza y les digan que la hermana de Bloom de tercero dice hola, y que la próxima vez las voy a agarrar afuera de la escuela.

—Dinero fácil —una de ellas lo toma—. Mañana le damos tu mensaje, por cierto la hermana de Bloom tiene nombre o número de teléfono.

—Sí, pero no me interesa ir a la cárcel por andar con menores ¿Tenemos un trato?

—Claro belleza ¿Vendrás a buscarla siempre? —sonrío, mocosa atrevida.

Me marcho a la moto, le doy el casco y regresamos de vuelta a casa, pero antes la llevo a un café, mi madre va a pegar un grito en el cielo cuándo la vea marcada.

—Necesito que mañana me digas si vuelven a molestarte.

—¿Griselda que le dijiste a las bullys? Ellas van a matarme.

—¿Porqué se meten contigo? —se encoje de hombros—. Eres mi hermanita Bloom y no voy a permitir que nadie te haga daño. Quería entrar a la escuela y golpearlas yo misma, pero de nada sirve que yo vaya presa, entonces hice algo mejor, busque a tipas más rudas que le den una paliza.

—Ellas son del equipo de animadoras —se acomoda los anteojos—. Nicole se enojó conmigo porque su novio se me declaró, pero yo lo rechacé hace 5 meses y no ha querido volver con ella —yo sonrió, así que rompiendo corazones.

—¿Y el labio partido quién fue?

—Hannah me dijo que Nicole ni siquiera está con ánimos de ir a las prácticas por mi culpa y me abofeteó, yo me pegue con el casillero abierto —Si Hannah o Nicole la vuelven a tocar, arreglaré esto fuera de la escuela.

Terminamos de tomar el café, y su labio se hinchó y se puso algo rojo dónde tiene la lastimadura. En casa mi madre cuándo la ve claramente no está festejando en una pata lo sucedido, pero logro convencerla de que vamos mañana a hablar a la escuela un poco más calmadas.

Llegamos al día siguiente y dejé a mi madre arreglando las cosas ya que yo debo volver, tengo una cita con Galaxy y debo llegar a arreglarme a casa.