22 La vuelta
Nina parece llevarse muy bien con mi madre y Bloom, hasta ayuda a su suegra en la cocina con Nicole, mi hermana me hace señas y subimos a su habitación.
—¿Qué te pasa? —comienza a hablarme en lengua de señas— respóndeme así. No te veo feliz.
—¿De qué hablas? Estoy de novia con Nina, ella es asombrosa.
—Sin embargo cuándo viniste con la rubia te brillaban los ojos —intento irme y ella me toma de la manga—. No la amas.
—Bloom —digo en voz alta.
—¿Qué pasó con la rubia?
—Es complicado, pero no la he vuelto a ver. Bueno en realidad la ví hoy —suspiro y una sonrisa cruza mi rostro.
—Ves de eso hablo.
—¡Niñas ya va a estar la comida, bajen a poner la mesa, sus novias no van a hacer todo! —grita mamá.
—Tenemos que bajar, terminemos con esto —ella se interpone frente a mí.
—Con Lyra eras feliz, tenías ese brillo en los ojos, y luego lo ví con la rubia. Nina podrá ser muy buena y amarte, pero no te hace brillar y aún con 15, años creo que así no debería ser el amor. Si vas a estar con ella que sea porque la quieres también, sino, estás a aún a tiempo de serlo.
Sale bajando las escaleras, suspiro y bajo luego de un momento, a mitad de la misma me encuentro a Nina.
—Tu mamá me mando a buscarte.
—Osea tu suegra —ella sonríe—. Le caes bien y tu cuñada y con cuñada también —la beso—. Bajemos o mi madre va a subir a buscarnos.
Bajamos de la mano, ayudo a mi hermana a poner la mesa, el almuerzo se lleva tranquilo, mi madre tiene la genial idea de sacar el álbum de fotos de cuándo éramos chicas, yo suspiro y veo cómo Nina ve con amor cada foto mía y a mí, yo pienso en el lunes. Nos marchamos de su casa, Nicole se queda a dormir y les recuerdo que tienen que mantener los códigos, mi hermana blanquea los ojos.
En el auto nos pusimos algo más calientes y llegamos a la casa de Nina medio calientes, esta vez no está el cuidado de ayer en la noche y ni siquiera llegamos a la cama. Quedo con Alba, la fotógrafa nueva cuyas fotos fueron un éxito y terminamos siendo amigas, para verla la mañana, ya que Maite está de viaje mochileando con su nuevo novio, claro que antes de irse me dió la perorata sobre lo mal que estaba haciendo al ponerme en pareja con la "súcubo" de Nina.
Estábamos charlando cuándo un hombre de traje entra.
—El entrenador no juega, todo el mundo sabe eso —abro la puerta y aparece un hombre de traje gris y camisa celeste, Alba me mira— ¿Te puedo encargar la galería un rato? Tengo que arreglar un asunto.
—Decile a tu asunto que tenga ovarios y se la juegue o te deje en paz.
Revoleo los ojos y salgo. El hombre me abre la puerta y veo a la rubia sentada en el otro extremo, me subo al auto, él cierra la puerta a mi espalda y se va dejándonos solas.
—Habla que estoy trabajando y debo volver —le digo harta.
—Alguien le mandó fotos nuestras a mi esposo, el problema no es ese porque con él tengo un arreglo, sino que había una nota amenazando con hacerlas públicas.
—Si estás insinuando que fui yo, estás muy equivocada. Yo no estoy tan loca cómo para hacer algo así.
Intento abrir la puerta y bajarme, pero me detiene llevándome hacía ella de golpe. Me besa y yo me dejo llevar, besarla siempre se ha sentido bien, me coloca encima de ella y el beso se transforma en algo que va subiendo la temperatura, ella busca mi piel entre medio de mi ropa, me aparto y caigo en la cuenta de lo que estoy haciendo.
—No —me separo de ella agitada—, no puedo hacerle esto —veo su labial corrido y toco mi rostro—. Estoy en pareja Giovanna, no puedes venir a acusarme y besarme así cómo así, esto no puede volver a pasar —me quito de encima de ella.
—No te estoy acusando, solo intento que entiendas mis motivos para alejarme, alguien iba a exponernos Griselda. No digo que hayas sido tú.
—Siendo honestas, yo no tengo mucho que perder y la verdad que la opinión pública me la paso por el lado oscuro. Tu reputación es el problema y tu imágen.
—¿Y no te importa la opinión de tu madre? —ella y mi hermana son las únicas opiniones que me importan.
—¿Pará qué has venido?
—No quiero perderte, no puedo alejarme.
—Bueno más de dos meses desaparecida, la verdad que no se nota nada tu incapacidad de no vernos. Estoy en pareja, te lo acabo de decir. No vas a dejar a tu marido, no vas a salir a la luz siendo gay y menos aún vas a estar en pareja conmigo —abro la puerta— porque simplemente no vas a renunciar a la vida de opulencia que conoces, por mí.
—Espera —me toma del brazo—. Haré lo que me pidas para que me perdones
—niego con la cabeza—. Si me dices que la amas, si me dices que no piensas o has pensado en mí me voy ahora y no vuelves a verme —me quedo callada.
—Debo volver.
Vuelve a acortar la distancia y nos besamos y desearía ser más fuerte y no devolverle el beso, pero no puedo, soy débil y se lo devuelvo y quiero más, pero me contengo.
—Llámame, cuándo haya algo que pueda hacer para ganarme tu perdón.
Me bajo del auto y camino a la galería, el chófer vuelve a subirse al vehículo y arranca, me llega un mensaje de ella que leo frunciendo el ceño.
—Siempre tan hermosa cómo la última vez que te ví. Me encantó verte, te había extrañado demasiado.
Bloqueo la pantalla sin responderle. Sufrimiento sentía con ella lejos y ahora vuelve de nuevo. Entro en la galería limpiandome la comisura de la boca.
—¿Tan mal te fue? —me pregunta Alba.
—Me tiene harta, de verdad aún no sé porqué no la mando a la... —suspira— Siempre lo mismo, no sé que me sorprende a estás alturas —me mira con la cartera puesta—. Te tienes que ir, anunciaron tormenta y está Maddy en casa.
—Sí.
—Está lloviznando, llévate mi auto —intenta negarse pero le quito el casco y las llaves de su moto—. Llévate el auto, vives más lejos y a mitad de camino te va a pillar la lluvía fuerte ¿Crees que quiero que una rubia y una pelinegra me maten? Déjame la moto, la guardó en el depósito sabés que vivo cerca.
Increíble que tenga dos parejas y las tres estén de acuerdo en compartirse, ojalá fuera así con Nina y Giovanna ¿Qué estoy pensando? Ellas ni loca me compartirían, admiro a Alba, pero aún más a sus parejas.
—Gracias —toma las llaves.
—Alba —la freno tomándola del brazo— ¿Somos amigas verdad? —extrañada asiente con la cabeza— bien, sabés que puedes contar conmigo, que soy el tipo de amiga que si me dices mate a alguien, tomo una pala y te digo yo cavo el pozo —se ríe y asiente—. Bien, también sabés que venimos de mundos complicados e hicimos cosas que no cualquiera haría para sobrevivir.
—¿Cuál es el punto?
—Me quedé pensando en tu ex —la suelto— sé lo que es que el pasado vuelva. Si necesitas algo voy a apoyarte, pero las tienes a ellas, confía en ellas, no las dejes afuera Alba. Ahora vete que te esperan en casa y trata de dormir, que espantas a los visitantes y aún no es Hallowen —me saco el dedo medio y le devuelvo el saludo sonriendo.
Definitivamente si ella necesita ayuda estrujaré a Giovanna para que me ayude, total caga y se limpia el culo con un billete de cien dólares.
—¿Me pasas a buscar? —le mando un mensaje a Nina— le presté mi auto a Alba y está lloviendo a mares aún.
—En media hora estoy ahí mi amor.
Le clavo el visto, ni siquiera me sale decirle amor aún. Llega a buscarme y voy apagando las luces de cada sala, guardé la moto y coloqué paños bajo la puerta así no entra el agua. Baja con un paraguas, entra cerrandolo y me da unas botas para la lluvia.
—Te extrañé —le digo y me sonríe. Me coloco las botas tomando mis zapatos, me acerco a besarla— ¿Vamos a mi departamento? Hace rato que no duermo ahí y quisiera llegar a bañarme, ponerme mi ropa y dormir en mi cama —ella asiente— ¿Te quedas a dormir?
—Tengo una reunión mañana de trabajo y tengo que llegar a mi casa, tengo ropa ahí. Pero podemos cenar juntas, bañarnos y luego me voy.
—Bueno.
Eso hicimos, nos bañamos juntas, cenamos y entre besos interminables ella se fue. Ni siquiera cruzó la puerta cuándo tomé el teléfono para abrir el chat de Giovanna.
—Tal vez si puedas hacer algo para obtener mi perdón —su respuesta no tarda en llegar.
—Lo quieras, solo dilo.
Si Alba necesita ayuda, Giovanna tiene los medios económicos para ayudarme a ayudarla y ella no hará preguntas cómo Nina, si le pido el dinero.
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