Despierto temprano y toco el otro lado de la cama vacía, que idiota y que manía que debo quitarme, ya tengo que olvidarme de ella, tengo que aprender a vivir sin ella, rompimos y tengo que seguir adelante.

Me paro mirando la heladera, la abro y cierro varías veces, cómo si por arte de magia fuera a aparecer algo en la 3era vez que la cierro y la abro. Entonces recuerdo lo que hice ayer, tomo mi cartera y veo los fajos de billetes, cuento el dinero y tengo 7 mil en efectivo ¿En serio me dio dos mil dólares solo por haber sido una salvaje anoche? Algo dentro de mí hace click y me siento sucia, me dan ganas de vomitar y largo todo al inodoro.

Pienso en mi madre, de los 30 mil, me faltan 25 para pagar la deuda de la hipoteca, pero ya tengo los 5 del adelanto que tiene que entregar, me quedan dos mil, tengo que ir a buscar mí liquidación hoy, pagando el alquiler y los servicios, sigo en rojo. Suspiro y busco mi teléfono ¿Podría hacer esto otra vez? ¿Cuántas veces más?

—Hola soy Griselda, la chica que se cogió a tu clienta ayer —sí, la sutileza no es mi pasión.

—Esperaba tu mensaje, la tipa me puntuo 5 estrellas, siempre me daba 3,5 o cómo mucho 4 ¿Qué le hiciste? ¿Te dió propina?

—No, ella no da propina. Me interesa el trabajo ¿Cómo hago para entrar?

—Alguien tiene que presentarte y tienes suerte, cada chica que he presentado no me ha decepcionado. Eso sí, hay un costo, entenderás que alguien nuevo es menos trabajo para mí. Si te interesa te puedo presentar por un porcentaje de mil dólares por cliente que atiendas, te quedan 4 mil limpios y libres de impuestos.

—Necesito ese dinero.

—Yo también —maldita chantajista.

—Bien.

—Una cosa más que nuestro acuerdo sea solo nuestro —la conversación de pronto se borra y no quedan más mensajes—. Si me exhibes te perjudicaré ¿Soy clara? —el  mensaje se borra.

—Muy clara.

—Lleva dinero unos 100 dólares te va a cobrar eso para meterte al sistema.

Sabía que era demasiado buena para ofrecerme su ayuda, y 4 mil en efectivo limpios de impuestos es todavía un buen porcentaje de dinero.

—Les daré tu número, él se pondrá en contacto contigo, elije un alias para ser llamada, en este trabajo no usamos nuestros nombres reales. Por cierto ¿Cuál es tu nombre y apellido? Me lo van a preguntar.

—Griselda Serrano.

—Bien elige un alias y luego me dices cuál es, así no te pierdo el paso 😉

—Ok.

¿Cómo es que terminé en ese bar? Con el corazón roto, solo queriendo despejarme, sin buscar nada más y acabé teniendo sexo, por dinero y ahora a punto de tener una entrevista de trabajo, siendo citada en el lugar más insólito. Bueno así.

Flashback

Mi cuarto día de trabajo después de la separación y voy de la mierda. Dejar de llorar cada noche hasta quedarme dormida es un lujo. El departamento se ve más vacío sin sus cosas y hasta yo sin querer admitirlo, me siento más vacía también.

—Ahí viene la vieja problemática, te toca atenderla —suspiro me doy vuelta masajeandome las sienes y volteo a verla.

—Buenos días ¿En que la puedo ayudar?

Y el resto es historia, porque me mandaron a casa y seguido de eso recibí un mensaje de que pase mañana a buscar mi liquidación, al parecer mi colapso mental con la mujer que le es infiel a su esposo y luego darle cátedra de lo inmoral que es (a los gritos), y que espero que el infierno tenga un lugar apartado solo para que arda por la eternidad, en el calor de las brasas, no estuvo bien.

Golpean la puerta, abro y es su hermana, sé que seguro ella está de viaje, al menos esa parte era cierta, aunque a esta altura lo dudo, ya no sé que fue verdad y que fue mentira con ella.

—Hola Gri.

—Hola, pasa Mara —la dejo entrar— esas son todas sus cosas o eso creo, también van cosas que me regaló y no quiero tener —entra su novio detrás de ella y me abraza fuerte.

—Hola Gri —me dice él— lo lamento. En serio.

—¿Ustedes lo sabían?

—No sabíamos que ella estaba con ambos, según nosotros había cortado con él en cuanto ustedes se pusieron de novias —me seco la naríz y suspiro, nos ha mentido a todos—. Dejó de llevarlo a reuniones familiares, y se veía feliz a tu lado, por fin había vuelto a ser mi hermana.

—Bueno ahora está comprometida con él —me encojo de hombros y ellos se miran.

—Griselda ella rompió el compromiso, no van a casarse. Pero él no lo tomó bien —ambos se callan—, solo trata de escucharla cuándo vuelva y...

—No —dijo tajante— esto se acabó. No puedo estar con alguien que llevaba una doble vida, con alguien que me ha mentido tanto, no puedo estar con una infiel.

—Pero se aman e ibas a proponerle casamiento.

—El amor no alcanza para tapar todo... —suspiro—. Ya no quiero hablar más del tema, gracias por haber venido si llego a encontrar algo más de ella lo dejo por el departamento de ustedes, tengo que irme a trabajar en una hora —miento— y necesito maquillarme para ocultar esto —señalo mi rostro.

—Claro ya nos llevamos todo.

Bajan todas sus cosas y suben por una última caja, ambos me abrazan fuerte, lo que voy a extrañarlos también a ellos y se marchan, y yo vuelvo a derrumbarme trás la puerta. Mi teléfono suena, veo que es mi madre, intentando reponerme rápido atiendo.

—Hola mamá.

—Hija hola ¿Cómo has estado? ¿Cómo está Lyra? —no le había contado que ya no hay más un Lyra.

—Bien ¿Pasa algo? Nunca me llamas.

—Sí, pasa —suspira y siento que su voz se quiebra—. Nos van a quitar la casa.

—¡Qué! ¿Porqué?

—Me retrasé en la hipoteca, no he podido pagarla a tiempo y el interés...

—Ay mamá —me levanto del suelo, yo estoy quebrada, separada, de la cagada y ahora ella me llama con esta noticia— ¿Porqué no has podido pagarla? ¿Porqué no me has dicho antes? ¿Cuánto debes?

—Le debo 30 mil al banco —suspiro es demasiado dinero que no tengo— me piden que al menos adelante 5 mil en 5 días y...

—No los tienes.

—No.

—Yo voy a conseguirlos —me comprometo, tal vez le de mi liquidación y vaya a vivir con ella— ¿Cómo está Bloom?

—Bien, tal vez el mes que viene le pueda comprar unos audífonos nuevos y su doctora me dijo que es candidata para la operación de implantes —Mi hermana es parcialmente sorda.

—¿Y cómo piensas pagar eso? —me doy cuenta que sueno demasiado dura muy tarde— perdón mamá.

—Está bien, tienes razón. Pero encontraré la manera, sabés que Bloom sueña con esa operación.

—Te ayudaré mamá. Dile que iré a verla pronto y pasaremos una tarde de hermanas. Mamá tengo que dejarte entro a trabajar y debo irme.

—Claro, claro y Griselda —me llama por mi nombre antes de cortar—, te lo devolveré, lo prometo.

—Vamos viendo mamá. Las quiero.

Corto, miro la hora y me decido por ir a un bar, necesito despejar mi cabeza de este día de mierda. Quizás ver gente y el ruido de la música logre distraerme un poco.

Me visto sencillo y me maquillo lo suficiente cómo para ocultar mis desgracias reflejadas en mi rostro, no me molesto en sonreír, me vale mierda lo que piensen de mí y no voy con intenciones de levantarme a nadie y menos aún acostarme con alguien esta noche.

Elijo quedarme en un mesa y pedir un jugo de naranja y frutilla sin alcohol por ahora, no quiero ponerme ebria tan pronto, el mozo me mira sin entender y la verdad que me importa una mierda, porque no pienso explicarle nada.

—Hola hermosa —se acerca una mujer linda, pero no me interesa— te veo muy solita ¿Esperas a alguien o puedo invitarte algo? —Levanto la vista y le sonrió.

—Gracias, pero no me interesa.

Ella se marcha, y decido dirigirme a la barra para pagar el mojito Malibú que me tomé, a la final tampoco tenía tantas ganas de beber. Hay un detalle que no me se ha pasado por alto que otra mujer con compañía me ha estado mirando sin sacarme los ojos de encima, solo quería una noche para despejarme y no estar deprimida en el sofá de mi apartamento en pijama, frente a la televisión consumiendo series de la cual ni siquiera me acuerdo de la trama.

—¿Me cobrás por favor?

—Tu cuenta ha sido pagada —señala sobre mi hombro a la castaña de cabello largo abundante que me sigue mirando con descaro.

—La verdad es que prefiero que me cobres a mí, lo que pagó descuentaselo a ella de su propia cuenta

—¿Estás segura? Dinero no le falta.

—Mi clienta no ha dejado de mirarte —se coloca una mujer de unos veinte de cabello bien corto a mi lado y la miro—, mi clienta en aquella mesa no ha dejado de mirarte en toda la noche —vuelve a mencionarlo y señala a una castaña de cabello largo abundante que me levanta la copa— le interesas. Quiere saber si estás dispuesta a pasar una noche con nosotras.

Fin del flashback

Eso pasó y esto está por pasar ahora. Me contactaron de inmediato, me citaron en un lugar y hora. La entrevista que tuve, fue de lo más inusual, y no es porque me citara en un museo de arte, ni siquiera porque puso mis conocimientos a prueba, sino porque la persona que me entrevistó, ni siquiera tenía pinta de tener un negocio como este. El dueño en persona, se acercó a mí en ese banco en el museo, y la entrevista laboral, fue más bien una charla como la que tendrías con un viejo amigo, de hecho viejo, es lo que mejor lo define.