
EXTRAS - SUNGTARO [Parte 6/7]
2022
[Después del Final pero antes del Epílogo]
Luego de haberse quedado dormido por un par de horas encima de un pupitre en uno de los tantos salones de la gran universidad, Sungchan solo había dicho que descansara un momento luego de su clase pero una vez cerró los ojos cayó por completo en los brazos de morfeo sin percatarse que debía ir a ver a cierto Japonés.
Su celular silenciado recibe múltiples llamadas que no logra oír.
Cuando se ve claramente como el sol empieza a ocultarse dando hermosos colores en su crepúsculo a la vista por el gran ventanal, es cuando sus párpados empiezan a moverse.
Abrió un poco los ojos y los frotó. Se acomodo y vuelve a quedarse dormido, o al menos, eso intentó ya que a los pocos segundos se dio cuenta.
«¡Shotaro!» exclamó alarmado en su mente.
Tomó sus cosas con rapidez dándose cuenta de una lata de Sprite, no recuerda haber comprado pero si la tiene junto a su bolso debe de ser porque lo hizo así que la abrió y la llevó consigo. Salió volando hacia la entrada de la Universidad pero no lo encuentra por ningún lado.
Revisa la hora de su celular y maldice por lo bajo, hace tres horas debían de haberse reunido pero debido al cansancio por sus exhaustivos estudios fuertes ya que esta en el penúltimo semestre, se quedó dormido por mucho más rato de lo planeado.
Empieza a llamar al contrario pero por más que lo hace, no logra localizarlo.
«¿Se molestó?» se preguntó con preocupación y angustia. No tenía intención de dejarlo plantado, realmente no pudo evitarlo.
«¿Dónde estarás?» y para colmo, el contrario solo lleva dos meses en el país. Aún no conoce las calles, se puede perder... Bueno, si conoce el idioma ya que contó que de niño vivió un tiempo en Seúl. Pero aún así, dejó a un tierno y pequeño Omega extranjero solo a su suerte.
Pensó en llamar a Yuta-ssi, ya que si no se fue con él, el pelirrojo debe de saber donde está. Pero si le dice que lo dejó plantado, teme que lo regañe y se moleste por su poco cuidado.
No se atrevió a llamarlo y se sentó en un banco, decidido a esperar al pequeño japonés.
Le dejó un mensaje de "Lo siento, no fue mi intención dejarte. Te estaré esperando en la entrada. No me iré hasta que vengas”
Y así mismo se dispuso a esperar.
Pero cuando ya pasaron veinte minutos sin respuesta, aprovechó en sacar su Laptop y adelantar su tarea.
Y así, sin darse cuenta. Lo que eran minutos se volvieron horas.
No importa si oscureció, Sungchan se quedó ahí esperando. No importa si empezó a llover, se quedó ahí esperando. No importa si todos se fueron y casi no quedaba nadie, Sungchan no abandonó su posición.
Pero cuando ya estaba empapado por completo y la lluvia se hizo más fuerte, con relámpagos resonando, se lo empezó a pensar.
«No va a venir a verme» Pensó con tristeza. «Y me enfermaré por nada»
Tomó su celular y revisó el mensaje que le envió al Japonés, notando que fue visto y leído más no le contestó.
Suspira con desgano mientras mira sus pies, jugando con ellos.
«Me iré» se dijo a sí mismo con decisión.
Pero justo antes de que se levantara, vio unos pies enfrente suyo y como las gotas de lluvia ya no caen encima de su cuerpo. Levantó la vista atónito y se encontró al Japonés cubriéndolo con el paraguas, y al hacerlo, se deja mojar.
Se levantó apresurado y tomó la manilla de la sombrilla, sin percatarse al principio que cubrió la pequeña mano con la suya y movió el objeto para que solo cubra al menor.
Shotaro sorprendido, mueve de nuevo al sombrilla para cubrir a ambos y se acercó quedando frente a frente a solo centímetros de chocar su nariz contra el pecho ajeno. Se ruborizo y no se atreve a levantar su rostro. Se siente apenado y pequeño.
—Viniste —murmuró sorprendido el más alto, mirando hacia abajo solo topandose con la cabellera castaña y el perfil desde arriba del menor.
—Y-Yo... Bueno... —habla penoso y justo bosteza.
Sungchan ve una lagaña en el ojo contrario. Levantó su mano y tomó aquella mejilla con delicadeza. Shotaro se vuelve un tomate ante el tacto y con el sonido de su corazón retumbando por todo su cuerpo y mente, se queda estático, sin atreverse a moverse. Jung le limpia la lagaña del ojo y se ríe.
—¿Te quedaste dormido? —le preguntó con una pequeña sonrisa.
—¡No! —exclamó de pronto, sobresaltando al coreano. Al darse cuenta de su alteración, se aclara la garganta y buscando hablar con normalidad, se explicó mejor —Si... Pero no en todo este rato. Y- Yo... Bueno note que te tardaste y fui a buscarte pero te encontré durmiendo y me dio pena despertarte. Solo te compré un Sprite y para no molestarlo, fui a estudiar a la biblioteca pero... Me quedé dormido... Realmente, realmente acabo de despertar y ver el mensaje, vine corriendo. Siento llegar tarde.
Sungchan se enterneció al ver el tierno puchero lamentable del menor. De forma inconsciente, le acarició el cabello y asintió con una sonrisa.
—Está bien, pero la próxima vez me despiertas.
—¿Pero y si está muy cansado? Quiero que descanse bien.
—No importa, despiertame y luego, descansaremos juntos, ¿si?
Shotaro asintió apenado.
Sungchan sin evitarlo lo tomó de los hombros y lo abrazó, para inhalar su dulce aroma a flor de loto que complementa muy bien con el suyo de agua. Y una mezcla de ambos olores, crea una fusión gustosa para cualquier olfato.
«Pensé que estabas molesto conmigo, me alegro que todo haya salido de esta forma. Prometo ser más responsable»
Al alejarse un poco del menor, antes de que rompiera el abrazo por completo, su nariz roza con la contraria causando un hormigueo y una respuesta inmediata en ambos cuerpos que logra tensarlos.
Si es sincero, no podía esperar por probar los labios del menor desde hacía dos meses cuando lo conoció. Es imposible no caer ante sus encantos. No pensó que superaría tan rápido su amor por Doyoung, pero se dio cuenta que una vez que llega tu pareja ideal, aquel que el mundo trae para que sea tu destinado y enlazarlo para toda tu vida, cualquier sentimiento extra desaparece y de repente toda la atención de tu mente y corazón se quedan estancado en esa persona específica.
Shotaro fue traído a él como un regalo muy hermoso de la vida y viendo todos los errores que han cometido sus mayores, no hará lo mismo de ellos al tardar mucho en admitir o expresar sus sentimientos. A pesar de ser algo tímido, cuando algo le gusta, prefiere luchar por ello. Así como hizo con Doyoung en su momento y esta vez por Shotaro.
—¿Puedo besarte? —le preguntó en un murmuró apenado.
El menor se sorprendió y a pesar de toda la vergüenza y de su agitado ser, asintió con timidez y cierra los ojos.
Sungchan esboza una tierna sonrisa y no espera para besarlo.
Pero solo es un pequeño, tierno e íntimo roce que logra desequilibrar el estado de ambos corazones.
Sungchan quería más, el beso solo logró hacer que su necesidad sobre tener el cuerpo ajeno para si y sus besos se hizo más grande. Su lobo deseaba más con desespero, pero lo soportó y se alejó. Teme dañarlo debido a sus mundanas aspiraciones. Prefería preservar su inocencia y belleza hasta que llegara el momento.
Shotaro amo mucho cuando sus labios chocaron con los ajenos, pero se molesto un poco al notar que fue tan fugaz que no pudo disfrutar nada.
Frunció el ceño, algo que notó el Alfa.
—¿Qué pasa? ¿N-No... No te gustó? —cuestionó preocupado.
Shotaro apretó sus labios y negó.
Jung se quedó sin palabras, no sabiendo qué decir. Sintió pena ajena de sí mismo, no creyó que besara mal hasta hoy.
—Q-Quería... —balbucea apenado —Quería más.
Su oración deja perplejo por unos segundos al mayor, que luego de repetirla en su mente se dio cuenta y sin evitarlo sonrió algo penoso.
—¿Quieres otro? —cuestionó sin borrar su hermosa sonrisa risueña. Shotaro aprieta sus manos entre sí tembloroso y asiente. —Está vez no me detendré.
Al no recibir respuesta, lo tomó como un si.
Y en esta segunda ocasión, como prometió, lo hizo.
Tomó el pequeño rostro ajeno con sus ambas manos largas, logrando cubrir aquellas mejillas y estampó ambos labios en un beso que no se detuvo. Saboreo, succionó y mordió aquellos belfos disfrutando de su sabor.
Anhelando más, se fundió en los labios ajenos saboreando su interior.
Ambos ruborizados y con sus corazones latiendo con fuerza siendo escuchado por el contrario volviendo el mundo de su alrededor, su mundo.
Shotaro toma con fuerzas la sudadera ajena a la altura de su pecho, apretando con fuerza y con sus ojos cerrados también forzados debido a los nervios.
Pero estaba feliz, muy feliz, emocionado y hasta excitado.
No se había dado cuenta de lo mucho que necesitaba de Sungchan.
Una vez se separaron, abrió sus ojos con un brillo de emoción genuina y una radiante sonrisa formó sus labios hinchados. Con sus mejillas ruborizadas cuestionó.
—Ahora somos novios, ¿no?
—¿Quieres serlo? —no había terminado de preguntar cuando ya recibió la afirmación con rapidez. Soltando una pequeña risilla asiente —Ya somos novios.
Sung toma la mano de Taro y la entrelaza para besarla.
—Entonces... —el menor balancea sus manos juguetón —¿Puedo dormir en su casa?
—¿Dormir? Claro —asintió ingenuo. —Siempre puedes venir.
—¡Vamos rápido, antes de que cierre! —hala al mayor y empieza a correr.
—¿Cerrar qué? —aún sin saber a qué se refería, lo seguía en su carrera.
—La tienda de convivencia.
—¿Para? ¿Quieres snacks?
Shotaro se ríe nervioso cual niño y por más inocente que se ve con su acto y expresiones, su mente no es igual a su tierna apariencia —Vamos a dormir juntos, necesitamos condones. Taeyong-ssi me recomendó uno con ricos sabores que...
No pudo terminar su explicación cuando esta vez, Sungchan jala de él haciendo que corrieran más rápido.
—Vamos rápido, van a cerrar.
Algunos, tienen su propio ritmo en las relaciones. Unos más rápidos y otros más lentos pero eso no quiere decir que unos amen más que otros. Cada persona tiene su propio mundo y tiempo personal.
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