
EXTRAS - JOHNTEN [Parte 3/7]
2022
[Después del Final pero antes del Epílogo]
—¿Puedes dejarme en paz? Estamos en público —se quejó Johnny no pudiendo mirar a su pareja con cierto enojo y vergüenza.
—Yo no estoy haciendo nada —contestó juguetón e "inocente" aún cuando no es así.
Ambos caminando con sus manos entrelazadas por las calles, dando un paseo. Pocos minutos antes compraron unas barquillas de helado a petición del menor. Lo que el americano no se espero es que, aquel tailandés no sólo disfrutaría del sabor de aquel dulce frío si no también, que es mucho peor, aprovecharía en molestarlo puesto a que lame, chupa y se deleita con el helado de manera sigilosa pero picarona.
Johnny entendió rápidamente el punto del menor y solo evita mirarlo. Están en público y no quiere luego tener que lidiar con una protuberancia indeseada.
Rodó los ojos ante la respuesta del tailandés y negó para si mismo. Lo bueno es que pasados unos pocos minutos se terminaron el dulce y ya no habiendo más nada que hacer prefirieron ir a casa.
El americano iba más distraído que Ten, el cual mirando hacia el frente pudo notar como un viejo señor, demacrado y con ropas sucias y para nada nuevas, camina encorvado con cierto miedo hasta que un hombre choca con él. No espero que aquel desconocido joven le culpara al mayor y solo lo empujará con puro enojo, logrando tumbarlo mientras le insulta.
—John, mira —agitó el brazo de su pareja, llamando su atención y apuntando hacia la escena.
—¡Busca trabajo y no quedes mendigando! ¡Solo buscas la pena de las personas, ¿nos crees estúpidos?! ¡Vístete bien y ten unos simples modales! ¡No...
—¡Por personas como tu es que llaman al país clasista y de mente estrecha! —se acercó Johnny con rabia, con sus manos aún entrelazadas con la de su pareja logrando arrástrarlo junto a él mientras que la palma libre la usa para empujar al extraño. —¿¡Tú acaso sabes por todo lo que vivió para terminar así!? ¿¡Si quiera conoces como fue su día!? ¡Mejor lárgate antes de que te golpee!
El sujeto, no quiso irse en primer lugar pero al notar que el contrario es mucho más alto y fornido, empezar una pelea solo le perjudicaría. Por lo que, a mala gana se fue sin siquiera disculparse.
—Se creen perfectos y no se miran en un espejo —murmuró rabioso.
—Señor, ¿se encuentra bien? —Ten ayudó a levantar al desconocido junto a su bolso. Dándose cuenta de lo increíblemente alto que es, hasta cree que más que Johnny.
—Si, si, muchas gracias. Realmente no me lo merezco —contestó cabizbajo, apenado de si mismo.
Ten notó la extraña palidez del mayor, como si nunca hubiera salido al sol en años, su cabello al corte del estilo militar, sus ropas como de los años dos mil y el olor que carga es como de haber sido guardado durante largos años.
—¿Usted...? —no pudo terminar la oración cuando notó como el hombre subió un poco el rostro, debido al tapabocas no se puede ver todo pero solo es suficiente ver sus ojos para darse cuenta.
Johnny se gira a verlos y se queda confundido al mirar al desconocido. Cuando ambos hacen contacto visual, es cuando el pelinegro retrocede instintivamente.
—¿John Seo? —cuestionó el mayor perplejo. Realmente no pensó volverlo a encontrar de esa manera, en realidad, supuso que nunca más lo volvería a ver. Y sin evitarlo, sus ojos se cristalinan cual agua.
—No —negó el alto y con su mente completamente desconectada de su cuerpo mientras su corazón pide a grito escapar de esa situación, no está listo, no ahora. Se giró sobre sus talones y quiso correr, lo intentó pero aquella grande mano áspera lo tomó de la muñeca deteniéndolo.
Sintió repulsión ante el tacto y lo empujó bruscamente para alejarlo. Sus ojos llenos de odio dirigidas hacia el mayor.
—Déjame en paz —espero con odio y desagrado puro.
—No pensé que nos encontraríamos así, lo siento —se lamentó un poco el mayor.
—¿Ahora te disculpas? ¿Después de quince años? —bufo irónico, mostrándose rudo aunque por dentro se estuviese desmoronando.
—No merezco ser perdonado, lo sé —asintió para si mismo. ¿Qué esperaba de su hijo? ¿Ser perdonado después de todo lo que los dañó? No merecía nada de ellos, a pesar de haber cumplido su condena, eso no significaba que lo perdonen. No después de lo que les hizo.
—¿Por qué? —cuestionó aún sin entender la razón durante tantos años —¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué eras así?
—No lo sé —suspiró con tristeza y los recuerdos del pasado vuelven a atacar su atormentada mente —Creí que estaba bien, que realmente era... No sé, no sé porqué pensaba tan mal, solo creí que así eran las cosas... Tus abuelos me decían que estaba bien... —murmuró lo último con vergüenza.
—Por esa razón, hace quince años no hablo con tus padres —espetó con rabia.
Sus abuelos, sabían de toda la situación que sufría su madre pero nunca decían nada para defenderla, más bien le recriminaban que todo lo hacía mal, le decían a su propio hijo que la regañara y la educara. Lo peor, es que él les hacía caso. Nunca mostró misericordia con ellos, nunca les escuchó ni les apoyó como debía.
Dañó a su madre y junto a ella, lo dañó a él.
Desde pequeño supo que su padre no era un ejemplo a seguir.
Agresivo, abusador, machista. Les insultaba por todo y por nada.
Siempre tenía que esconderse de él, mientras abrazaba su peluche con fuerza intentando ignorar los gritos de su madre.
Cada día que pasaba en esa casa, se volvía un infierno que solo desgarraba de manera cruel la pura y hermosa felicidad de su madre.
Y una vez, cuando tenía diez años y se harto de acobardarse y defendió a su madre. Por eso la cicatriz de su espalda, la cual le llevó diez puntos.
No se arrepiente de nada, porque gracias a su herida, fue cuando su madre llamó a la policía.
Salió de ese infierno gracias al ver su pequeño hijo tan herido que pudo haber perdido la vida.
Lo que más odió y aborreció con todo su corazón fue notar que su padre aceptó toda la culpa sin mencionar a sus abuelos, los cuales lo miraron con desdén y lo abandonaron por su propia cuenta. Das vergüenza, los escuchó decir.
Nunca lo visitó durante esos quince años y sabe que, ni siquiera sus propios padres lo visitaron. Ellos lo abandonaron demostrando cruelmente, que nunca lo amaron de verdad. Si lo hubieran querido aunque sea un poco, no hubieran dejado toda la carga legal encima de sus hombros.
No puede negar que sintió algo de pena la última vez que lo vio, luego de que sentenciar su condena, con su ropa de prisionero siendo llevado por la policía, miraba con tristeza la espalda de sus progenitores fríos y reacios a apoyarlo.
No sabe mucho de la vida de su padre, ni la forma en que fue educado por los suyos y la verdad, ni se interesa saber si sufrió o no. De igual manera, lo que hizo estaba mal.
Los dañó por su propia culpa, por haberse dejado llevar por las habladurías de sus progenitores. Y por su propia culpa, hundió a su vida.
Y no dejará que una vez más, lo vuelva a hundir.
—Parece que estás viviendo bien —el señor miró al tailandés por varios segundos y esbozó una sonrisa sin mostrar sus dientes. —Sigue con tu vida, no planeo molestarte de nuevo y lo siento, lo lamento todo. Me hubiera disculpado antes pero nunca me visitaste.
—No tenía porque visitarte —intervino serio, pero sin ser tan rudo como antes. Perdió su fuerza gracias al nudo de su corazón.
—Tienes razón —asintió con tristeza el mayor, retrocediendo un poco —Y-Y no hay razón para que nos veamos. No te preocupes por mi.
—No lo hago.
Escuchar aquello, fue como sentir que lo hubieran golpeado de sorpresa, más no mostró emoción y asintió. —Si, claro, no deberías... A-Adiós, cuídate.
—Igual.
Mira por última vez a su hijo y la pareja que tiene a su lado. No quería irse y levantar sus pies para alejarse, fue realmente difícil pero es lo mejor. Les dio la espalda y se fue sin más, con las lágrimas deslizándose por sus mejillas.
«Lo lamento»
Johnny al verlo alejarse, no pudo evitar soltar algunas lágrimas. Las seca con brusquedad y sólo niega.
—¿Estás bien? —Ten lo mira con preocupación mientras levanta una mano y acaricia con suavidad su mejilla. John cierra los ojos ante el delicado tacto, necesitaba de su calor, lo único que sentía que podía calmarlo.
—Lo estaré... —respondió en un susurro débil y ronco.
—Tenías tanto miedo de verlo y justamente te tocó hacerlo cuando estabas desprevenido, está bien que no estés bien.
—Lo defendí y dije tantas cosas que ni yo mismo aplique, s-soy un hipócrita —se muerde su labio inferior tembloroso. ¿Por qué tuvo que ayudarlo? ¿Por qué tuvo que verlo en aquel deplorable estado?
No pensó que después de quince años, en vez de rabia, sintiera pena.
Solo y viejo, sin nadie que lo acompañe en el camino de su vida. Pasó quince años de su vida encerrado sin quiera ver la luz del sol, disfrutar de las diferentes estaciones ni la buena comida. Sólo encerrado en una gris habitación sin color llenándose de arrepentimientos y pesares.
Se lo merecía, pero después de pasar por todo eso, se ve tan triste y lamentable.
Sin fuerzas para vivir ni el brillo de vida de sus ojos.
«Si realmente has cambiado, debes de salir adelante por ti mismo y olvidarnos.
Mientras mamá no quiera verte, yo no lo haré.
Lo siento, pero fuiste tú el que se hundió a si mismo.
Aún así, no soy lo suficientemente malo como para desearte lo peor. Que te vaya bien en esta segunda oportunidad de vida...
Sin nosotros.»
Seca sus últimas lágrimas y esboza una suave sonrisa.
—No voy a morir por esto. Solo quiero disfrutar de nuestra cita, vamos.
Dicho esto, tomó la pequeña mano de su pareja y se marchó en un camino opuesto al de su progenitor.
Ahora son extraños, unos extraños que ni se miran ni se sonríen en la calle. Así lo decidió Johnny.
«Sólo deseo disfrutar mi vida junto a Ten, eso es suficiente para mi»
✨✨
Mañana sigo publicando
los demás extras🤗
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