2022
[Un día después del Final]

—¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Mamá, no lo dejes volver a venir! —exclamó aquel joven Alfa de apenas catorce años. Un muchacho delgado y bastante alto para su edad.

Su progenitora intenta aguantar la risa y asiente. —Bueno, eso sí no es muy tarde.

—¿Tarde? ¿Por qué tar...

—¡Jisuggie~~, vine a visitarte! —exclamó aquel Omega chillón con su olor fuerte a arándanos. El pequeño Alfa no tuvo tiempo de escaparse de sus garras porque ya tenía al enano colgándose de su cuello mientras suelta bobas sonrisas.

—Ilusionaste a un Omega al besarlo, tienes que aceptar las consecuencias de haberlo hecho así que no seas malo —explicó su madre obvia y los deja solos en la cocina, sin olvidar su postre favorito de fresa.

—¡Eso fue cuando tenía ocho años! —chilló con fastidio.

—Por lo general eres más tranquilo, ¿pasa algo? —cuestiona inocente mientras abanica sus pestañas.

—Pasa que estoy molesto ¡ayer hiciste una escena en la graduación de mi hermano mayor! ¡Tienes prohibido llamarlo "Hyung"! —le grita mientras se sale de su agarre con brusquedad. Se dirige a la sala y toma sus apuntes para dirigirse al enorme patio trasero de su casa que cuenta además de un pequeño jardín con flores y distintas mesas con sombrillas, también hay una gran piscina.

Se sentó en una de las sillas y se dispuso a seguir haciendo sus deberes. En todo el trayecto fue perseguido por el silencioso y curioso Omega de pelo rubio. Cuando lo vio por el rabillo del ojo le ordenó sentarse con rudeza.

—No me fastidies, mañana tengo examen.

—¡Esta bien! Seré una tumba —asintió eufórico —Una tumba silenciosa pero muy atractiva. ¡Oh y llena de mucho, mucho dinero! Y... Y...

Antes de que su imaginación pudiera volar para idealizar la tumba más perfecta y posiblemente la más cara de todo el mundo, Jisung levantó la vista enviándole de su silenciosa mirada asesina. Aquella simple acción hizo que el Omega se tapara la boca con ambas manos nervioso y asintió rápidamente con la cabeza.

Ahora está vez, Jisung pudo estudiar más tranquilo. Lo malo es que, cualquier movimiento del Omega, así sea mínimo lo distrae fácilmente. Odia eso, odia distraerse y descontrolarse por un simple chico. Él no es así, él es tranquilo.

—Estudiamos en la misma escuela y en la misma clase, si yo tengo examen mañana tu también, ¿lo sabes? —le habló de pronto.

Chenle puchereteo —No me gusta estudiar.

—Pero debes, es importante para poder entrar a una buena universidad, estudiar una buena carrera y convertirte en un profesional apto.

—Ya me diste sueño —se quejó y se levantó —Estudia todo lo que quieras "señor sabelotodo" yo me voy a disfrutar la vida.

Dicho esto se fue enojado, cruzado de brazos.

A pesar de ambos tener catorce años, son completamente diferentes. El Omega es un poco inmaduro y el Alfa es mucho más maduro y serio de lo que debería ser para su edad. Y es que no puede evitarlo, la figura de su padre se ve tan imponente y capaz, es su modelo a seguir ideal. De grande quiere ser como él. Chenle es solo un niño mimado, aún no le cree eso de que son "Destinados". Es muy joven para eso. ¿Debe de casarse ya y tener hijos? Tiene que desarrollarse primero por completo, estudiar y luego buscar a su pareja ideal. Aún es muy pronto e inaceptable.

Enojado con el Omega y conociendo su debilidad, sigilosamente fue hacia lo profundo del jardín, buscando entre el pasto y arbustos. Tardó bastante debido al buen cuidado pero logró, exitosamente conseguir una lagartija. La agarró con sus manos desnudas sin asco ni miedo y volvió a su asiento teniéndola en su bolsillo.

Al rato, el pelirubio vuelve con una malteada, distraído mientras tararea una canción que escucha por medio de sus auriculares. Esta tan ensimismado en su mundo que cuando se acercó a sentarse, Jisung aprovechó en sacar la lagartija y tirarselo encima.

Zhong al ver aquel reptil volar a él y tocarlo, pegó el grito de su vida mientras retrocede torpemente buscando sacar a ese animal que se aferra a su camisa. Grita y llora escandalosamente, mareandose en el proceso se tropieza y cae de trasero contra el suelo. Fue una caída dura pero lo suficiente como para asustar a la lagartija y hacer que brinque al suelo y escape.

—¿Tanto miedo le tienes a algo diez veces más pequeño que tú? —cuestionó Jisung burlón.

Pero Chenle no estaba para nada de humor con aquella mala broma. Las lágrimas siguen brotando y su cuerpo aún sufre espasmos, además del temblor de sus manos. Su roto corazón late a mil y ahora es que logra por fin respirar luego del caótico suceso.

—¿T-Tengo prohibido tener miedo? —su pregunta descolocó al Alfa. Se levantó del suelo sintiendo su cuerpo entumecido —¡Eres un estúpido! —le gritó entre sollozos, con mucha rabia y salió corriendo.

Fue ahí cuando Jisung se dio cuenta que tal vez se había pasado bastante con su broma. Al final, Chenle a pesar de fastidiarlo todos los días, en realidad nunca lo hizo para hacerle ningún mal. Solo está enamorado de él. Y él por su molestia del día anterior, lo terminó lastimado hoy prácticamente adrede ya que conoce de su miedo.

Se giró para llamarlo pero antes de que pudiera hacerlo, ve al Omega cruzar al lado de la piscina y debido a su torpe correr se desbalo y cayó al agua.

«Chenle no sabe nadar»

—¡Chenle! —gritó preocupado, sintiendo como su vida pasa delante de sus ojos.

Corre y sin pensarlo se tira así mismo a la piscina. Tomó entre sus brazos el asustado cuerpo temblante del Omega y se sintió patético.

Él nunca ha hecho daño a nadie, es la primera vez que hace algo tan malo.

Cargando al estilo princesa al menor lo lleva hacia arriba. Se asustó aún más cuando no ve que reacciona.

—¿Chenle? ¿Chenle? ¡Despierta, Chenle! —exclama preocupado. Llega a la orilla y lo deja recostado.

—¿Qué es todo este alboroto? —salió su madre debido a los gritos escuchado. Se quedó perpleja y asustada al ver al pelirubio inerte en el suelo. —¿¡Qué le pasó!?

—E-Es mi c-culpa... —sollozó no pudiendo evitar soltar sus primeras lágrimas. —Y-Yo estaba harto de él y l-lo lastime m-muy feo. P-Prometo n-no hacerlo más pero n-necesitamos s-salvarlo. E-Es muy fastidioso p-pero l-lo quiero, y-yo l-lo.... Lo... —no pudo seguir con su llanto y arrepentimientos cuando notó como una mosca se para encima de la nariz del chino el cual se supone que esta "muriendo" pero que aún así arruga su nariz de manera silenciosa y meticulosa.

Jisung con rápida lo empuja. —¡Me mentiste, estás despierto! —exclamó increíblemente enojado.

Chenle abre los ojos y se sentó. —¿"Lo... Lo..." qué? ¿Ibas a decir que me amas? —lo mira con mucha ilusión más una sonrisa imborrable.

Jisung frunce su ceño muy molesto por aquella broma pero aún así, no se pudo descartar el notorio rubor que tiñe sus mejillas. Se levantó y fuerza una dura mirada, no queriendo que su corazón se ablande por el menor.

Yejin se ríe más relajada y con ternura hacia los menores. Corrió hacia dentro y segundos después salió con dos toallas para darle una a cada menor.

—No te excedas con las bromas, Jisung es muy sensible —le susurró al segundo menor desordenando sus cabellos mojados. —Tratense bien y cuídense. Estaré dentro, me llaman cualquier cosa —y con una sonrisa amorosa, los dejó.

Jisung se secó un poco con la toalla y se dirigió hacia su silla para sentarse de nuevo en frente de sus apuntes, los cuales cerró y dejó a un lado para no mojarlos.

Chenle caminó a él saltarín. Tomó una silla y la arrastro para pegarla justo al lado de la del pelinegro.

—¿Me amas, verdad? Somos predestinados, es algo obvio lo que deberías de sentir —alardea con orgullo.

—Si, claro —rodó los ojos.

Chenle al notar su falta de atención empieza a toser de forma sonora y descontrolada. Logrando alertar al pelinegro, quien se inclinó hacia él y le soba la espalda.

—¿Estás bien?

Aprovechando la cercanía, el Chino formó un tierno puchero con sus labios y le robo un fugaz beso al contrario. Jisung quedó boquiabierto, perplejo y ruborizado, con su corazón latiendo más rápido de lo pensado.

—¿P-Po...¡Por qué hiciste eso!? —intenta enojarse aun cuando su verdadero sentimiento es la pena y vergüenza.

—Tu me lo debías —contestó obvio haciendo énfasis en el beso que el Alfa le robo cuando tenían ocho años  —Y yo te lo devolví. Ahora estamos a mano.

Jisung negó más no respondió, tomó su libro de tareas y se dispuso a leer para distraer su mente.

—Ahora somos oficialmente novios —las palabras del Chino logró hacer que el Coreano se atragante con su propia saliva.

—¿Q-Qué...? ¿Cuándo? ¿En qué momento? ¡Eso no es así de simple Chenle!

—¡Claro que sí!

—No, no lo somos.

—Nos besamos y nos dijimos que nos gustamos, ¿qué mas falta para oficializar?

—Tenemos solo catorce años, espera al menos hasta los dieciséis.

No pensó que sus palabras lograrán sacar una enorme sonrisa risueña llena de emoción del menor, el cual empezó a picarlo con el dedo a su brazo. —No negaste que te gusto, ¿lo sabes?

Jisung sintió su corazón revolotear al escuchar aquellas palabras y por alguna razón, no fue capaz de negar nada. Sólo calló.

—Pero aún así, dieciséis años es mucho~~ —puchereteo, mientras deja que su cabeza se pegue al brazo contrario, meciéndose para sentir el calor ajeno.

—Solo son dos años más —dijo bajo el pelinegro —Podemos esperar, no es mucho.

—¡Si es mucho! —frunció el ceño enojado mientras cruza sus brazos, viéndose tierno ante los ojos del contrario.

Jisung no puede evitar formar una pequeña sonrisa por la imagen frente a él y sin atreverse a mirarlo, suelta lo que muy posiblemente es, la oración más romántica de sus catorce años existiendo.

—Dos años es poco a comparación de toda la vida que quedará por delante, lo mejor viene cuando tenemos paciencia.

—Entonces... ¿Si me amas?

«Tal vez» vacilo en su interior, siendo solo un poco orgulloso para admitirlo.

Pero aún tiene catorce años, no sabe nada del amor ni de los romances. No es perfecto en esos temas ni lo suficientemente empalagoso o dulce pero aún así, ama de verdad.