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Capítulo Treinta y Seis













—¡Kun! —exclamó eufórico el Alfa castaño, levantándose de la cama y corriendo para abrazar a su amigo. —Volviste muy pronto —justamente ve por detrás como viene Dong Sicheng, el que se supone que es el ex pero ahora nota que las cosas han cambiado por sus manos entrelazadas. —¿Qué pasó?

—Es lo primero que le pregunté cuando lo vi bajar del avión, pero me dijo que nos contaría en el hospital —comentó Johnny apareciendo por detrás.

Otra sorpresa se llevó Jung cuando notó como el Americano se adentró junto al Tailandés, ambos parecían tomarse de las manos pero luego se soltaron.

—Como que tu también tienes cosas que contarme, ¿no crees? —exaltó perplejo, señalandolo junto al moreno.

John suelta una pequeña risa. —Tal vez.

—Mucho amor y felicidad —Woo como siempre sonriendo y echando chispitas brillantes con su sola presencia. A su lado se haya su pareja, el cual le dio un beso en la mejilla ya que no pudo evitar derretirse por su ternura.

—Oh, de pronto toda esta habitación está llena —se sorprendió Taeyong llegando junto a Yuta, Doyoung y Sungchan dándose cuenta que todos parecen haberse reunido.

—Aunque no todos seamos amigos, siempre nos reunimos por Jaehyun —comentó Ten con humor.

—La verdad si, a ti te vi en su cumpleaños pero no recuerdo tu nombre —aseguró el pelirosa con el ceño fruncido.

—Chittaphon Leeicharnoporkul, un placer —se presentó extendiendo su mano dejando perplejo al contrario, con una risa agregó —Puedes llamarme Ten.

—Okey... Ten. Yo soy Lee Taeyong —tomó la mano contraria y se presentó, aun sigue aturdido por aquel nombre tan... Único y diferente que ha escuchado en toda su vida.

—¿Quieren agua? ¿Fresas? Tengo muchas para repartir —apresuró a decir Jae, mientras se levanta de su cama de un salto y busca entre unos cajones un envase lleno de aquella fruta para extendersela a sus amigos.

—¿Por qué tienes tantas? —cuestionó el americano sorprendido, pero aún así agarró una.

—El doctor Moon dice que debo de comprar cosas que me hagan feliz.

—En realidad, no exactamente eso. Llevamos una semana en donde Jae sale para intentar comprar algo que le guste y lo único que ha hecho es comprar fresas, helado de fresa, tarta de fresa o... —fue explicando Doyoung para luego en el silencio que hizo, acercarse a una bolsa de algún negocio de ropa y sacar una prenda de tono rosa —Una pillama de fresa —culminó, mostrándose exasperado. Lo que sostiene es un conjunto de suave algodón, el pantalón tiene un patrón infinito de fresas y la camisa tiene el estampado grande en todo el centro.

—Sabía que te gustaba la fresa pero no tanto —comentó el chino, igual de perplejo.

—¿En serio? —Taeyong se mostró confundido y hasta culpable. Jaehyun nunca le contó que le gustaba, más bien lo apoyaba en su desagrado a aquella dulce fruta —No lo sabía.

—Es mi culpa —lo asumió todo el menor —Yo nunca fui honesto.

—Está bien, al menos lo estás siendo ahora.

Kun se acercó a tomar una fresa para quitar su hoja superior y meterlo en la boca de su novio, de forma un poco rústica pero no fue con mala intención.

Winwin se ríe con su boca llena.

—¿Qué pasa? ¿Quieres otra?

—No, tranquilo.

—Cierto, ¿no nos contarás como llegaron a volver? —cuestionó Jung.

—¿Terminaron? —ahora es Tae perplejo.

—Pero ya volvimos —aseguró Kun.

—¿Cómo volvieron? —cuestionó Do, algo curioso.

—Larga historia —negó Qian sin ánimo de contarla.

—Por alguna razón, la mayoría de las veces son los Alfas los que lo cagan —opino Ten —Winwin es incapaz de lastimar a...

—Yo fui quien le terminó —corrigió el nombrado, un tanto apenado.

—Espera, ¿qué?

—Conoces la situación de mi familia, lo sabes bien, ¿no?

—Kun nos contó un poco —asumió Jaehyun, volviendo a sentarse al borde de la cama.

—Soy el hijo mayor pero por ser Omega no puedo tomar la posición que me pertenece pero mi hermano menor que es Alfa si puede. Es injusto y aun más injusto, que solo por salir con la persona que quiero, tenga aun menos posibilidades de recibir, por lo menos, la parte que me merezco.

Vivir en una familia machista, en donde el Omega lo único que debe de hacer es casarse, tener hijos y cuidar del Alfa, no es algo que le guste del todo. Y no es que le disguste amar, realmente deseaba encontrar a su pareja destinada y formar no solo una relación llena de amor y familia, si no una igualdad y equidad, tanto en el hogar como en el trabajo. Tiene sus propias aspiraciones y deseos. Quería formar un muy buen camino lleno de éxitos en la empresa de su familia pero por sus aspiraciones económicas y sueños personales, terminó perdiendo a su otra mitad.

Fue un tonto al dejar a Kun mal parado sin haberse dado una oportunidad como una pareja. Pero juntos en China, después del beso hablaron sobre sus ideas y futuro.

Fue difícil y triste para Sicheng, pero no quería seguir en su mismo círculo social ni de trabajo. Por eso mismo, él y Kun lograron llegar a una conclusión.

—La familia de Sicheng no confían en sus habilidades por ser un Omega, y si se enterasen que no se casó con algún adinerado heredero o dueño de alguna grande Compañía, le sacaran la cabeza. Y antes de que nos echen, decidimos renunciar y formar nuestro propio negocio juntos —continuó relatando Kun.

—¿Negocio? —cuestionó Jung sorprendido.

—Si, saben que de por sí tenía ahorros para mi futuro. Sicheng tiene los suyos y juntos, formaremos nuestra propia empresa.

—Wow, es como de novela —chilló Woo —¡Los apoyo! ¡Tienen todo mi apoyo!

—Es realmente bueno que luchen así por ustedes —aseguró Tae sintiendo como su corazón se apena de sí mismo. «Debo de hacerlo yo también. Por Yuta y por mi mismo»


—Pero, ¿dónde se quedara Sicheng? —volvió a cuestionar Do. No pudo evitar pensar aquello, ya que se supone que el chino rubio al dejar a su familia, significa dejar todas sus pertenencias incluyendo la casa en donde se supone que vive actualmente en Corea.

—En este momento en un Hotel —contestó Qian y lo siguiente que soltó dejó aún más sorprendido a los oyentes —pero estamos buscando un departamento para vivir los dos.

—¿¡Qué!? —exclamó el americano perplejo —¿Cómo es posible? ¿Tan rápido? ¿Por qué siempre te adelantas en todo?

Y aquello es cierto, pues cuando aún Jaehyun y Johnny estaban lloriqueando por Omegas, Kun ya había reconocido a su destinado.

Cuando Johnny y Jaehyun solo tuvieron leves "avances" con sus Omegas, Kun ya había marcado al suyo.

Y ahora que ambos por fin, se enteran quienes son sus predestinados y están al borde de formalizar su relación. Kun nuevamente se adelantó y ya se va a vivir con su pareja.

El mundo es tan irónico y hasta malvado.

—No es culpa mía que tu seas un bruto —señaló al americano —Y  tu también —apuntó a Jaehyun, luego se dirigió al tailandes —Tu... Me apiado de ti por tener a ese como pareja y tu... —por último señaló a Doyoung —Realmente, pensé que eras más inteligente.

Sus palabras lograron ofenderlo —¿Disculpa?

—No lo hago por amago de ofender, si se ofenden es su problema pero es obvio que yo soy el más inteligente de todos ustedes. Por eso sienten que voy rápido.

—Ya va, ya va. ¿Incluso incluyendonos? —intervino el japonés.

El chino negó —No los incluyo a ustedes, solo a ellos —y luego fijo su vista en el rubio de olor a jazmines junto a su Alfa moreno extranjero —Pero ustedes si.

—¿Me estás diciendo bruto? —escandalizó Jungwoo, quien se arremanga sus mangas y se prepara para ir y golpear al contrario.

Kun solo se rió —Si se ofenden por todo.

Lucas rápidamente abrazó de la cintura a su pareja evitando que agrediera al contrario y con su mirada seria amenazó —No insultes a Woo a menos que quieras que yo sea el que te parta la madre.

—Tienes que disculparte —Winwin susurró mientras jala de la manga a su novio apenado —Me disculpo en su nombre.

—¡Winwin es mil veces más inteligente que tu! —atacó Doyoung aún molesto —No buscando pelea. Tu siempre atacas a otros.

—Yo nunca ataco a nadie —se cruzó de brazos indignado. —Ustedes son los sensibles que se ofenden.

—Decerebrado materialista —insultó John.

—Tonto gigante sin cerebro.

—¡Me desagradas!

—¡Y yo aún más!

Ambos amenazantes, terminaron tirándose encima del otro y como si fuesen dos críos se empiezan a jalar por los pelos.

—¿Qué son? ¿Unos niños de cinco años? —se ríe Ten.

—¡Se pueden lastimar, dejen de pelear! —Winwin quiere meterse pero no sabe por donde y se asusta aún más cuando ambos Alfas caen al suelo y ruedan en el mientras se gritan.

—¡No te rías, son tus amigos, deténlos! —Do agita a Jaehyun, el cual solo ríe a carcajadas en la cama.

—Eso es normal —contestó a la ligera —Siempre nos peleamos así al menos una vez al mes.

—¿"Peleamos"? ¿Tu vas incluido?

—Son cosas de nosotros, aunque más de ellos dos. Son muy contrarios pero se quieren, lo hacen con amor.

—¡Si vuelves a denigrar mi inteligencia, juro por mi madre que te despellejare vivo!

—¡Atrévete, atrévete! ¡Te demandare y te pudriras en la cárcel!

—¡Te demandaré por abuso emocional!

—¿Abuso emocional? ¡Já! ¡Existen peores. Palabras e insultos, ¿y ya me acusas?!

—Jaehyun si no los detienes, no vendré a verte mañana  —amenazó el Omega pelinegro, dejando perplejo al contrario.

—¿¡Qué!? —rápidamente se levantó de un tirón de la cama y empieza a jalar a Kun tomándolo de los hombros para alejarlo del americano —¡Déjense de una vez o si no, no veré más a Hyung! ¡Kun y Johnny sueltense ahora! ¡Dejalo ir! ¡Dejalo ir!

—¡Fuera de aquí esta es una pelea de Alfas, no de dominados!

Jung al escuchar las palabras del Chino, se enfureció tanto que agarró y le mordió el brazo tan fuerte que el contrario soltó un grito.

—¡Ahh...! ¡Ya, ya solté al estúpido!

Jae al verificar que es cierto lo dicho por el mayor, dejó de morderlo pero no se espero que el contrario lo tomase del cabello y lo jalara para tumbarlo al suelo. Ahora son ellos dos los que se halonean unos a otros.

—¡Kun! ¡Deja al enfermo! —Doyoung se acercó y empezó a golpear al contrario.

—¡Pero no golpees a mi novio! —Sicheng se interpuso tratando de empujar a Kim. —¡Jaehyun fue quien empezó y le mordió!

—¡Lo defiendes porque es tu novio!

—¡Kun, juro que te mataré! —exclamó Jung y con maldad muerde la mejilla del contrario.

Yuta se haya delante de Taeyong, temiendo que le suceda algo por la tonta y graciosa pelea que puede llegar a ser peligrosa. Mientras su Omega además de reír un poco por la situación, también un cierto pesar se haya en su corazón.

Nunca, en sus diez años junto a Jaehyun lo conoció.

El brillo en su mirar, el como juega con sus amigos, el como una pequeña sonrisa maliciosa se adorna en su rostro de forma burlona dirigida hacia el adolorido Chino que ya dejó de golpearlo. Realmente parece otra persona, una persona totalmente diferente a la que se ha acostumbrado ver durante tanto tiempo.

En ese día, no sólo Taeyong lo notó, también Doyoung se dio cuenta, que Jaehyun empezaba a cambiar.

Ese instante, solo fue el inicio de un gran camino que al Alfa le tocaba recorrer, uno difícil pero no imposible.



Hay esperanza.














Por todo el arduo trabajo que ha estado teniendo Jaehyun para ponerse al día con sus tareas y trabajos con ayuda de aquella pareja, más su intento de seguir las instrucciones de Taeil que podrían parecer normales para cualquier persona pero para Jung es una dificultad. Doyoung siempre se mantuvo a su lado atento a él, a sus comportamientos, a sus intentos y al cambio, el cual no ha sido mucho pero lo poco, es más que suficiente para volverse en una esperanza.

Dirigiéndose al hospital con su mano cargando una tarta de fresa, la favorita del Alfa, hace rato habló con la madre de éste la cual le dijo que no podría pasar aquel día con su hijo hasta la noche después de su trabajo, por lo que le pidió que lo cuidara por ella. Algo que aceptó al instante.

Una vez entró a la habitación se sorprendió al no encontrarlo. Esperó durante algunos minutos a  que vuelva pero nunca lo hizo. Algo que sin duda, le preocupó.

Llevándose la tarta con él, salió del cuarto y fue en su búsqueda. Pero por más que preguntó a los conocidos por los pasillos nadie supo responderle, nadie sabe dónde está.




«No creo que haya subido a la azotea, ¿o si?»





Debido a su paranoia por el miedo que paso por situaciones anteriores corre hacia la escalera y cuando va a empezar a subir, logró ver por el gran ventanal algo que le llamó la atención.

Es Jaehyun, sentado en el Jardín detrás del Hospital.

Suspiró aliviado y bajó apresurado. Recorriendo con rapidez hasta llegar al pasto.

El Alfa se encuentra sentado en un banco sosteniendo una rosa blanca mientras mira los hermosos e innumerables tipos de flores en la extensión del Jardín. Se acercó a paso lento y se sentó a su lado.

—Hola, Jae —le saludó con tranquilidad, mientras mira el paisaje.

—Hola, Hyung. No sabía que vendrías tan temprano —esboza una sonrisa de forma instantánea al notar la presencia del mayor.

—No sonrías si no te sientes de humor —Doyoung desde lejos pudo notar el desánimo del mayor pero no pensó que apenas terminase la oración, la sonrisa de Jung se esfuma en un instante.

El menor carraspeo un poco incómodo y baja la vista hacia la delicada flor que toman sus manos en su regazo —Aún así, una vez te vi, me sentí mejor —murmuró bajo pero fue lo suficientemente alto como para que el mayor lo escuchase con exactitud.

Do asintió con un leve rubor y luego fijo su vista en la planta —¿Y eso?

—Solo lo tomé —se encogió de hombros.

—¿Por qué lo arrancas porque si? No debes de hacerlo, las plantas también son una vida que hay que cuidar y preservar, no sigas arrancando flores, esta mal —le regaño con el ceño fruncido.

Jung asintió y se lamentó —Lo siento, no me había dado cuenta que la arranque hasta que me senté —reveló apenado —siempre he sido así, todo es tan bueno y lindo hasta que mi mano lo toca.

—¿Qué? ¿De qué hablas? Claro que no —negó de inmediato empezando a sentir un pesar en su pecho y no es suyo, el sentimiento del Alfa le está llegando.

Más Jaehyun no respondió y se quedó callado por varios minutos que se volvieron eternos para el nervioso Doyoung.


—El día del accidente... —empezó a relatar con un nudo en la garganta —El día en que te lastime y arruine mi amistad con Tae-Hyung... El día que reprobe el trimestre, el día que se me daño el auto y destruí el de Johnny accidentalmente. Ese día, aquel día de marzo hace veinte años murió m-mi p-padre...

El Omega le miró con perplejidad, sintiendo como su corazón colapsa en un paro. No lo sabía, osea, conocía la historia pero no conocía el día exacto. Nunca se le pasó por la mente que tal vez por eso, Jaehyun estaba tan sensible aquel día, tal vez por eso sostenía una rosa negra, tal vez por eso le había pedido que no se fuera, que le diera al menos un abrazo...

—La rosa que había tomado ese día, no me había dado al principio que, en realidad era para él.

—¿Y por qué negra y no blanca? —se atrevió a preguntar un tanto temeroso.

Jung suspiró y apoyó su espalda en el banco estirándose un poco. Mira el soleado cielo azul y brillante mientras sus ojos se encuentran cristalinos.

—Porque lo amaba, sostenía una rosa. Y porque lo odiaba, era negra.


—¿Por qué ahora sostienes una blanca?

Nuevamente, la respuesta del Alfa tardó en llegar causando más intriga en el mayor.

—Tardé días en recordar donde estaba enterrado y hoy, que lo recuerdo, quiero visitar su tumba.

—¿Qué? P-Pero no puedes salir aún...

—Ya pedí permiso.

—¿Moon Taeil lo permitió? ¿Tu madre lo sabe?

—Tengo el permiso del Hospital.

—¿Les dijiste?

Jung negó sutilmente —Les dije que quería tener una cita contigo, fue sorprendente la rapidez con que me dieron el permiso —no pudo evitar esbozar una minúscula sonrisa traviesa.

—¡No puedes mentirles!

—Aún así, saldré contigo. Podemos pasar por un café, así que es lo mismo.

—No es lo mismo —negó indignado —Nuestra primera cita debería de ser cuando salgas del Hospital, cuando tu autoestima mejore, cuando empieces a superarlo. No ahora, no quiero mentirle a nadie y no quiero que esta sea nuestra primera ci...

Do no pudo terminar la oración porque se detuvo abruptamente al sentir los labios del Alfa rozar contra su mejilla, dándole un suave beso que le ruborizo de inmediato.

—¿¡Q-Qué es lo que haces!? —se alejó exaltado y avergonzado. —No puedes, no puedes... 























Y ahí estaba, al pie de la entrada de un desconocido cementerio.

Hace casi una hora salieron después de que Doyoung terminará asintiendo a duras penas. El trayecto fue bastante largo y al llegar se dieron cuenta que estaban en un remoto lugar muy alejado de la gran Ciudad. El asfalto es bastante viejo y algo maltratado que incomodó un poco el camino. Una vez estacionado bajaron y se encontraron con las rejas abiertas del Cementerio, con una rota y caída. La naturaleza ha hecho de las suyas, con ramas rodeando toda la reja y hasta por donde pisan.

No hay ni una sola alma rondando, solo ellos, el taxista al que pagaron para que esperase y el vigilante de la entrada, el cual los miró con confusión.

—¿Sabes dónde está? —le preguntó Do al menor el cual negó. —¿No dijiste que lo recordaste?

—Nunca lo recordé, solo busque su acta de fallecimiento y vi el nombre de este cementerio —reveló con honestidad, temeroso esperando el regaño del mayor, algo que no tardó en llegar.

—¿¡Qué!? —su exclamó sonó más fuerte de lo esperado debido al tormentoso y puro silencio de toda el área por varios kilómetros. —¡Rayos, me volviste a usar a tu antojo! —se quejó indignado —Debiste de haberle sido honesto a tu madre y preguntarle, ella debe de saber.

—Ya estamos aquí, solo busquemos, no será tan difícil.

A pesar de que intentó relajar la situación demostrando que no es nada grave, el vigilante se acercó e intervino de pronto —Solo son diez mil tumbas.

Las palabras del desconocido descolocaron la cordura del Omega, mientras el Alfa se mantuvo bastante perplejo, un tanto apenado.

—Woah... Es bastante... —se ríe nervioso mientras se rasca la nuca y baja la vista al ramo de flores blancas que compró en el camino.

—¿Diez mil tumbas? —cuestionó consternado el mayor. ¿Quién quiere revisar esa cantidad? ¡Nadie!

—Creo que es mejor irnos —comentó Jung con cierto desgano pero no puede hacer mucho. Revisar tantas tumbas le tomará un tiempo considerable que no tienen en ese momento.

—¿Cómo? ¿Te vas a ir así sin más? Tardamos una hora en llegar hasta aquí, ¿harás que tu esfuerzo sea en vano? —nuevamente el Omega lo está regañando —No te vas a ir de aquí hasta que dejes esas flores en la lápida de tu padre.

A Jung le sorprendió la determinación del Omega aún cuando lleva quejándose un buen rato por no haber querido llegar hasta ahí, le apoya mucho, más de lo que él lo hace a si mismo.

Le sonrió sintiéndose cálido y bonito. —Podemos hacerlo, hyung.

Jae pensó en iniciar la muy posiblemente, larga caminata pero Kim le puso la mano en su pecho deteniéndolo. —No seas ingenuo, no revisaré todo eso contigo —negó con obviedad y luego se dirigió al vigilante —Este cementerio está muy lejos de la ciudad, además de viejo.

—Los primeros entierros fueron entre 1940 aproximadamente, es bastante viejo, por eso es inusual recibir visitas.

—¿En la Segunda Guerra Mundial? —cuestionó perplejo y luego se dirige al Alfa —¿Seguro que es aquí? ¿No habrás leído mal? 

—Ya no lo sé —murmuró pensativo.

—¿En qué año murió? Tal vez les pueda ayudar —habló el desconocido.

—No creo que sea por aquí —negó Do —Estamos buscando una tumba del 2001.

—Oh, que casualidad. Sólo tenemos un cuerpo de ese año.

—¿Ah sí?

—Fue el último entierro del cementerio. Aún lo recuerdo, el cuerpo de un hombre joven y atractivo. Su esposa estaba muy devastada, siempre venía para acá y era muy amable. Hace años dejó de venir pero un par de días atrás volvió.

—¿Lo hizo? —cuestionó Jung interesado —¿Por qué?

—Comentó algo de su hijo que la está pasando mal y se puso de rodillas llorando ante la lápida —relato con tristeza —Debe de haber sido duro para Jung verla en ese estado, no cualquier Alfa soportaría acompañar a su pareja para visitar la tumba de su alma gemela.

—¿Conoce a Jung Bin? —cuestionó Jae perplejo al escuchar aquel nombramiento.

—¿Tu cómo lo conoces?

—Ellos son mis padres.

Su respuesta dejó perplejo al señor, el cual se acercó a mirarlo detenidamente. —¿En serio? ¿No estabas en el hospital?

—Estaba, porque se escapó —reveló Doyoung cruzándose de brazos mientras mira de forma acusatoria al Alfa.

—Pero si no me hubiera escapado, no sabría esto —el menor se defendió rápidamente, un tanto cohibido y confundido —Mamá no me dice nada para no lastimarme, de igual manera, estoy mal con y sin la información. Si tuviera la oportunidad de cambiar algo, preferiría nunca haber despertado pero ahora que lo hice, que no sea a medias, quiero saberlo todo.

—Hace unos veinticinco años, el Sr. Jung se casó.

—¿De qué habla? ¿Es divorciado?

—Viudo —corrigió y soltando un suspiro de lamento, dirige su vista al más allá en un punto perdido entre las innumerables lápidas que siguen un camino infinito y hasta desconocido para muchos —Perdió a su Omega y su hijo de cinco años en un accidente automovilístico. Lo sé porque ella era mi prima segunda, también esta enterrada aquí, fue el penúltimo entierro de este cementerio.

—¿Era su alma gemela?

El señor asintió sutilmente —Ambos sufrieron muchas desgracias y desdichas, y de alguna manera, la Reina Luna los hizo conocerse, se entendieron rápido y se consolaron mutuamente.



Usualmente cuando las parejas se forman, lo hacen con amor y alegría pero, ellos se unieron a través del dolor que compartían y juntos, de alguna manera, lograron sobrellevarlo y conseguir la felicidad. Amándose a pesar de tener el vacío, un vacío que rellenaron con la presencia del otro por la falta de sus destinados.

Imaginar aquel escenario deja mucho que pensar a Jaehyun, puesto a que ahora puede decir con seguridad que conoce a sus padres. Siempre fue un ignorante ante aquel tema, sin saber la verdad ¿por qué tuvo que encerrarse  tanto en su propia burbuja? No es el único que sufrió y pasó por eventos que le marcó toda su vida. Y no es que éste regañandose, si no más bien, está buscando aprender de sus progenitores cómo es que lograron salir adelante y formar aquella felicidad tan deseada por él.

Jung Bin tenía su propia familia, una que le fue arrebatada. Tenía un niño de cinco años. Justo era la edad en que lo conoció por primera vez y fue acogido como su hijo. No puede llegar a imaginar el dolor de perder un hijo pero supone que debe de ser parecido al dolor de perder a su padre, por lo que, más o menos lo entiende.


Fue llevado y guiado por el Señor desconocido hacia la lápida de su padre.

Nervioso y cohibido, con su latente corazón ansioso.

Y una vez que llegó.

Una vez que vio aquella lápida con el nombre "Park Bo Gum" escrito en el.

Jaehyun se rompió ahí mismo.




Cayendo de rodillas contra el pasto, deja las flores deslizándose por su regazo mientras se apoya de la lápida para no tumbarse por completo al suelo. Su pecho duele de una sobremanera totalmente inimaginable, haciéndolo sentir tanta agonía y tristeza que no puede soportar.

Ni siquiera se dio cuenta cuando las lágrimas se empezaron a deslizar, una tras otra sin un final aparente.

Doyoung lo miró con pesar y sin evitarlo, un nudo se formó en su garganta. Su lobo interior aulla de manera lamentable sintiendo la destrucción interior del Alfa.

—L-Lo s-siento... —sollozo Jung —L-Lamento v-visitarte tan t-tarde, s-siento h-haberte q-querido o-olvidar... V-Viví mal, h-he vivido m-mal por m-mi c-culpa y-y t-te f-fallado...

—¿Por qué dices eso? —se alarmó Do, poniéndose de cuclillas ante el menor mientras lo toma del hombro. —No has fallado a nadie, no es tu culpa, no tienes...

—N-No d-debí de haber n-nacido... —le interrumpió y gracias a sus duras palabras dirigidas hacia sí mismo, sollozó aún más fuerte. Su respiración entrecortada hace que le sea difícil rellenar sus pulmones de aire, su diafragma sube y baja con desespero buscando respirar. —L-Lamento h-haber n-nacido... —se disculpó mirando la lápida y con espasmos debido al llanto se inclinó en una reverencia contra el suelo como si estuviese ante un ser superior, como si él no fuese nada.

—No lo hagas, no debes de hacerlo —Kim trata con todas sus fuerzas de levantarlo —No te arrodilles ni inclines así. N-No has h-hecho n-nada... M-Maldito t-tonto, me h-haces llorar —seca bruscamente sus propias lágrimas con su corazón turbulento debido a todas las repentinas emociones mezcladas.

Pero Jung ignoró las palabras del Omega, aún encerrado en su propio mundo de dolor —L-Lamento a-aún más q-querer v-vivir, s-siento s-ser un e-egoísta m-miedoso q-que n-no fue c-capaz de a-ayudarte, l-lamento h-haberte querido o-olvidar s-solo p-por mi b-bienestar. S-Si m-me hubieran dado o-otra o-oportunidad, c-cambiaría... C-Cambiaría t-tantas c-cosas...



«Siento solo poder disculparme, es lo único que se hacer.

Palabras vacías, sin acciones porque lo que pasó, ya pasó.

No queda nada de ti ya que me encargue destruirlo y esconderlo.

Lamento haber sido así.

Siento no haberte salvado y haberme hundido en el proceso.

Tarde me di cuenta que, aquel día que moriste frente a mis ojos, dejé que mi alma se fuera contigo y nunca más volviera.

No fui capaz de ayudarte ni de salvarme»










—L-Lo l-lamento... —al final, todo se reduce a estas dos simples palabras, con un largo significado y miles de razones. Se siente vulnerable y triste pero sobre todo, impotente por su antiguo yo cobarde que nunca fue capaz de luchar, ni antes ni ahora.


Todos parecen avanzar pero él sigue estancado en lo mismo, una y otra vez.

¿Por qué?

¿Por qué debe de seguir así?

Hay muchas más razones por las que salir adelante que por las que quedarse estancado. Así que debería de cambiar, y lo hará.

Levantó su cabeza del pasto para quedarse sentado, mirando hacia abajo con su llanto más calmado. Respira hondo mientras busca relajarse con Doyoung abrazando sus hombros en silencio.

No sabe porqué, pero se giró hacia la lápida de al lado, encontrándose con el nombre de una mujer "Yoo Ji Eun".

El vigilante, el cual se quedó en todo el rato detrás de ambos muchachos sin haberse movido, se acercó y explicó con tristeza.


—Ella era la pareja del Sr. Jung.

—E-Es realmente irónico... —murmuró con una media sonrisa.

—Lo sé, el mundo a veces tiene tantas coincidencias.


Doyoung se separó con lentitud del Alfa para asomarse en el entierro vecino. Jaehyun aprovechó en levantarse, sintiendo sus piernas entumecidas. Casi cae pero logró, de alguna forma, mantenerse de pie por más que temblase. Se aproximó a la lápida de la mujer y también fijó su vista en la que está al lado de ella:




"Jung Seunghan"
1997-2001






Ese era el hijo de su actual padre. Además de tener su misma edad, murieron el mismo año que su progenitor, solo meses antes.

—Prometo cuidar mejor a papá —murmuró dando una reverencia por respeto.

Y eventualmente, se fueron.


Despidiéndose del vigilante, promete volver a ir con su familia en algún momento.

Una hora después había llegado al hospital. Todo el trayecto fue silencioso, con Doyoung dándole su espacio pero aún así su compañía demostrando que lo apoya en todo, al entrelazar sus manos con la suya desde que se montaron al taxi hasta que bajaron.

Una vez dentro del Hospital, caminan por los pasillos. Doyoung se encuentra algo temeroso por la tardanza, ya que se desaparecieron por tres horas aún cuando el permiso de Jung es válido solo por una hora.

Estando a sólo unos metros de distancia de la habitación del enfermo, justamente sale de ahí el tan mencionado Señor Jung. El cual viste su pulcro e imponente traje que se acopla a su ejercitado y bien cuidado cuerpo. Su ceño fruncido que saca a relucir algunas de sus arrugas debido a la vejez de los cuarenta pero aún así, un hombre atractivo. Se ve preocupado, demasiado y solo se relaja cuando ve a su hijo.

Esbozo una sonrisa aliviada. —¿Dónde estabas? No sabes lo preocupado que...

Jaehyun desde que lo vio, nuevamente las lágrimas caen de forma abrupta y su pecho duele como si una daga lo hubiese traspasado. Interrumpiendo a su progenitor, corre y lo abraza con fuerza dejándolo perplejo ante aquel acto.

—¿Qué es lo que...

—G-Gracias por todo —soltó entre lágrimas silenciosas, más no solloza. Es un llanto más tranquilo. Justamente Yejin, salió de la habitación encontrándose aquella escena y escuchando las siguientes palabras de su hijo: —Gracias por haberme aceptado, por otorgarme tu apellido y concederme una segunda oportunidad para vivir.

Bin al escuchar las palabras de su hijo, se conmueve y devuelve el abrazo con calidez. —No necesitas agradecerlo, no hice nada en especial.

—Si, si lo hiciste. Me regalaste una nueva vida.

—Y tu me regalaste una nueva familia —respondió igual de melancólico —No creas que todo lo hice por ti, en parte también fue por mi. Necesitaba salvarte.

Y no es que fuera una obligación de vida o muerte. Era una necesidad que se formó al conocer a Yejin y su historia. Jaehyun tiene la misma edad que su fallecido hijo, al principio no pudo evitar compararlos, fue por eso que lo acogió tan rápido sin problemas. Necesitaba salvarlo para cubrir la falta que cometió al no haber podido hacerlo con su primer hijo. Y al tiempo, terminó amando a Jaehyun como persona, sin seguir viendo el reflejo de su hijo.


A los dos lo ama, a los cuatro los ama.

Yejin se acercó y acarició la espalda de su hijo, quien no tardó en pasar su brazo por detrás de ella para unirla al abrazo.


—También tengo mucho que agradecerle, madre.

—Somos familia, no necesitas agradecer por cosas tan triviales.


En eso, Jaemin y Jisung salen de la habitación y se encuentran con aquel trío compartiendo un lindo abrazo.

El Omega pelirosa rápidamente exclamó —¿Se están abrazando? ¿Sin mi? ¿Cómo pueden dejarme por fuera? —sin espera corrió y se unió.

—¿Por qué te sientes excluido? Siempre abrazas a papá y mamá. Y es todos los días, Nana —especificó Jisung acercándose a su familia tranquilo. El contrario sólo le sacó la lengua.

—Tiene miedo de dejar de ser el consentido —se burló el Jae mayor desordenado la cabellera del pelirosa.

—Ven aquí, hijo. Muy pocas veces tenemos este abrazo familiar —el Sr. Jung tomó a su hijo menor y lo une a ellos.

—¡Falta Doyoung-Hyung! —exclamó Jaemin de pronto con emoción.

—Pero si no soy parte de la familia —apresuró en responder apenado el nombrado.

—¡Pero si eres mi cuñado!

Jaehyun se rió mientras Doyoung se ruboriza por completo. El Alfa se acercó al contrario tomándolo de la muñeca y jalandolo para meterlo al abrazo. Sus brazos cubren la delgada cintura ajena mientras deja su cabeza reposar en el hombro ajeno para susurrar en su oído un:




—Gracias por todo, Hyung.















Fin.



































¿Se la creyeron?  Xd

Aún falta un poco más, solo un poco 🤏












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