Capítulo Treinta y Cuatro
—¿Cómo le fue en la sesión de hoy? —le preguntó Doyoung al psicólogo con preocupación. —¿Le contó sobre lo de ayer?
—Todavía sigue perturbado, posiblemente siga teniendo esta clase de sueños durante algún tiempo más hasta que empiece a superarlo —su respuesta no trajo ninguna calma al pelinegro —Pero con la charla de hoy, me di cuenta que se siente muy culpable. Siento que la culpabilidad no ayuda nada con su caso.
—¿Culpabilidad?
—¿No habías dicho antes que él te había lastimado?
—Pero lo he perdonado, incluso tuvimos una charla. Estaré a su lado, no lo dejaré. No tiene porqué estar culpable, se lo he dicho.
—Aún así, algo le perturba. ¿Será que le hizo un daño accidental a alguien más? ¿No se supone que el tal Taeyong ha sido su amigo por una década? ¿Donde está? Nunca lo he visto visitarlo.
—Ellos... Creo que discutieron el día de su accidente —fue hablando mientras pensaba, frunce su ceño al recordar su charla con aquel Omega días atrás —Hablé con él no hace mucho, dijo algo de que no perdonaba a Jaehyun aún.
—Debe de ser eso —afirmó de inmediato sin pensar ya que es algo obvio —Taeyong debe de venir a verlo y poder perdonarlo, así al menos le sacaremos una preocupación de encima. Que hablen tal vez le cause dolor y malos recuerdos, pero siento que es necesario. Primero conocer la verdad, resolver malentendidos, aceptar y perdonar para salir adelante. Es un ciclo que necesitamos hacer que Jaehyun cumpla.
—Entiendo. Hablaré con Taeyong-Hyung.
En la sala de aquel lujoso hotel de cinco estrellas con las paredes brillantes, enormes candelabros al estilo de la realeza hecho de oro con cristales incrustados. Mesas repartidas con distintas personas de la clase alta sentados y regados, la mayoría sosteniendo una copa de vino.
Kun se adentra con su madre y asistente. Viste un traje azul marino, con una camisa de botones blanca de rayas y la corbata del mismo color, saco color azul oscuro al igual que sus pantalones. Unos lisos zapatos negros elegantes y su cabello bien peinado con gel hacia atrás, dándole un aspecto maduro y serio mas sus oscuros ojos filosos sin expresión.
Su hermosa progenitora viste un largo vestido dorado que acentúa su delgado y esbelto cuerpo.
Ella lo lleva y hace que salude a los distintos empresarios y hasta políticos. Hay de todo, abogados, contadores, modelos, inversionistas, entre otros. Todos grandes jefes de China.
Kun no pasó desapercibido el como Henry estaba atento a su madre, hasta cree haberlo visto tomándole de la mano pero no esta seguro ya que de un parpadeo ambas palmas estaban bien lejanas de una a la otra.
Se siente confundido, con una punzada de traición en el pecho.
—Hijo, este es el empresario Huang que te hable —le señaló un canoso viejo el cual tiene sus dedos llenos de anillos que está seguro que valen más que su propia vida.
Saludó con respeto dando una reverencia a pesar de la sorpresa. Su madre nunca le dijo quien es que lo quiere contratar y reconocer aquel apellido no le dio buena espina.
—Un placer, Señor Huang.
—Oh, ¿te interesa el trabajo?
—Puede ser, necesito hablar de los detalles primero antes de confirmar.
—Ustedes pueden hablar tranquilos, los dejaré solos —con una pequeña reverencia, la mujer los dejó a ambos.
—¿Cuánto quieres al mes? ¿Veinte mil dólares? —así de golpe inició la charla aquel señor.
Kun se sorprendió al escuchar tal cantidad, pero además de amar el dinero, sabe que conseguirlo no es tan fácil.
—¿Cuál va a ser mi trabajo?
—Administrar las cuentas de la empresa, es simple —contestó obvio mientras toma de su vino. Se apareció una joven mujer de corto vestido, una Omega totalmente sensual y al menos unos treinta años más joven que el viejo, se posa a su lado de forma descarada. Él mientras toma de su vino acaricia la pequeña cintura ajena con gusto.
—¿Y cuál es? Mi madre no me explicó mucho.
—La Wingho Corporation, ¿te suena? Debería —contestó con orgullo.
—Si, claro. ¿Cómo no conocerla? —ladeo una sonrisa sarcástica.
«La empresa más reconocida por sus escándalos, malversación de fondos y por comprar a diversos políticos» Pensó con obviedad.
—Veo que no quiere un simple contador —continuó sin dejar de lado la ironía y bebe un poco del vino.
«De entre todos, ¿por qué mi madre lo escogió a él?» la rabia se fue formando en su corazón.
—Victoria me contó lo muy bueno y limpio que eres con los números, necesito un joven con un talento como el tuyo, alguien que sepa jugar con los números. Me contaron que eres bueno —dicho esto se rió —Me agradas, eres totalmente de mi tipo. Callado y serio, solo necesito que actúes y no hagas alardes.
Kun soltó una risa seca sin humor —Woah, pero creo que a mi madre se le pasó decir que no soy como ella, no trabajo para sucios verdes —su sonrisa se torció demostrando ahora una expresión seria sin escrúpulos. El buen humor del viejo desapareció mirándolo con ira.
—¿Qué? ¿Te estás burlando de mí muchachito?
—¿Pues que cree? —le retó sin miedo. —No me vuelva a llamar en su vida y ni me recomiende, no quiero estar en su asqueroso círculo.
—¿¡Pues quién te crees que eres para hablarme así, niño!? —exclamó furioso logrando llamar la atención de algunos presentes.
—Yo nunca le he gritado, exijo mi respeto.
—¿Respeto? —se burló. Justo al lado iba pasando un mesero con varias copas de vino en una bandeja, el viejo la tomó y tiró todo en dirección al menor.
Kun se cubrió como pudo pero igual terminó empapado.
Si antes no habían llamado la atención de todos, ahora sí. Los ojos de los presentes se posaron en la escena curiosos.
—¿¡Qué es lo que le está haciendo a mi hijo!? —exclamó Victoria llegando a la escena.
—¿¡Qué puedo hacer si tienes a un maldito mocoso como hijo!? ¡Una falta de respeto que lo único que ha hecho es burlarse en mi propia cara!
—¿Burlarme? —bufo sarcástico el joven —¡No es mi culpa que usted sea tan sensible como para no aceptar una simples palabras sinceras!
—¡Nunca te voy a contratar! ¡No me importa si te pones de rodillas y me ruegas durante un año! ¡No lo haré, maldito mocoso malagradecido!
—¿¡En serio cree que lo voy a hacer!? ¡Usted es el que esta buscando mi trabajo, yo no! ¡Viejo estúpido y sucio! ¡Sin honor ni buena reputación!
El Señor se molesta tanto por la vergüenza que se acercó levantando los puños cerrados ejerciendo tal presión que blanquea sus nudillos. Kun no flaquea en su mirar y tensa la mandíbula. Nadie osa en querer golpearlo sin salir ileso y menos aún cuando su ánimo está para el coño.
Pero no pensó que su madre interviniera y fuera ella quien recibiera el golpe, cayendo bruscamente contra el suelo.
—¡Victoria! —exclamó el asistente con temor acercándose a ella para verificar el daño. Se ve muy preocupado y hasta enojado —¿¡Cómo puedes golpear a una Omega enferma!? ¿¡Acaso tienes un mínimo de sentido común, maldita bestia!? —bramó increíblemente furioso aquel "asistente" logrando sorprender a todos los presentes, casi parece al borde de usar su voz de mando puesto a que sus ojos brillaron como unos rubíes.
La ira de Kun al ver tal atrocidad ocasionada por aquel hombre a su progenitora se disipó por unos segundos siendo opacado por la perplejidad al repetir en su cabeza las palabras dichas por Henry.
—¿Dijiste enferma? —cuestionó perplejo, mirando en su dirección.
Sintió como su corazón dejó de funcionar durante unos segundos y su mente se quedó en blanco, deseando sólo saber la respuesta para después reaccionar.
—N-No es nada, hijo... —dijo la mujer con expresión lamentable, se levantó con ayuda del Alfa a su lado, el cual la tomó de la cintura para no dejarla caer.
—¿¡Por qué actúas tan cercano a mi mamá si eres un simple asistente!? —ahora exclamó furioso teniendo muchas ganas de ir y empujar aquel hombre pero se contuvo en su posición —¿También me haces esto? ¿¡Acaso soy un buen espectáculo para ver!? ¿¡Por qué siempre me traes lo malo!? ¿¡No es suficiente dejarme en paz!?
Su corazón es un completo lío de emociones y se percató del doloroso nudo que se formó en su garganta que amenaza en romper en llanto, cabizbajo con los dientes rechinados, se fue a paso rápido de la multitud para esconderse de todos.
«Que humillante»
Pero lo peor apenas empezaba, puesto a que mientras escapaba de los ojos de todos, su mirada se topó con un rostro totalmente familiar, con el rostro de Dong Sicheng.
Kun se detuvo aprubtamente cuando se dio cuenta que sus miradas chocaron. No supo qué hacer por aquellos pocos segundos que se sintieron una larga eternidad hasta que captó un tercero. Un hombre de al menos unos treinta años acompañando al joven, no tuvo que pensarlo mucho para darse cuenta que se trata del mismísimo Zhang Yixing, el pretendiente y tal vez futuro esposo del que se supone, es su Omega.
«Realmente que humillante» Volvió a pensar una vez bajó la vista y pasó a un lado de ellos, sin flaquear con su mirar.
Fue caminando con rapidez entre unos pasillos desconocidos, no sabe a dónde va y menos sabe qué va a hacer con sus amontonadas emociones mucho más grande de lo que puede soportar su corazón.
De pronto, escuchó la voz de su preocupada madre, quiso evitarla corriendo pero una mano ajena y varonil lo tomó bruscamente de la muñeca. Al girarse, ve al dichoso "asistente" que lo alcanzó primero mientras Victoria viene por detrás cansada de la carrera.
—¿¡Cómo puedes ser tan insensible!?
Dejavu. Eso sintió el pelinegro ante aquella oración. No es la primera y está muy seguro que tampoco será la última vez que se lo digan.
—¿Insensible yo? ¡Já! ¿De quién crees que lo aprendí!? ¡No sabes nada de mi, nada de mi familia, nada de como me han tratado todos los malditos años de mi vida! —ladró tan furioso que sin darse cuenta empuja bruscamente al mayor logrando casi tumbarlo al suelo. —¡No tienes el derecho! —le miró con mucho odio, tanto odio emergió dentro de él que que sin darse cuenta se puso tan a la defensiva que sus ojos brillaron carmesí. Su voz tan potente en el último exclamo que casi pareciera que usó su voz de mando.
—¡Hijo! —su madre llegó hasta él y con todo el dolor del mundo, le dio una cachetada sonora al menor dejándolo atontado. —¿¡Por qué haces tanto escándalo!? —su voz se rompe en lágrimas, doliendole no solo la actitud del menor si no también el haberle golpeado siendo tan grande. Nunca, nunca jamás le había pegado hasta ahora —¿Por qué te estás portando así? Tú siempre has sido bueno y buen portado conmigo. Siempre has sido respetuoso entonces ¿por qué...
—¿Por qué me recomendaste a ese pedazo de basura?
—Para que vivieras bien —reveló adolorida —Llevas sufriendo y viviendo una dura vida de trabajo, solo quiero lo mejor para ti. No mereces sufrir, mereces lo mejor de la vida, no importa si eso conlleva a que ocultes algo de dinero. No me importa eso.
—Que irónico —esbozó una sonrisa sarcástica llena de agonía y fue ahí, cuando las primeras lágrimas se deslizaron por sus mejillas sin poder evitarlo —¿Quién crees que me hizo más daño?
—Lo lamento mucho, y-yo... Yo realmente estoy arrepentida.
—¿Por qué? ¿Por qué estás enferma? —espetó con rudeza.
Ahí es cuando Henry interviene —No le hables así a tu madre, sé todo lo que ha sufrido y tenido que pasar para estar aquí. Tu madre tiene un tumor y yo soy su doctor encargado.
—Un simple doctor no mira con esos ojos a una mujer, no me engañan —negaba mientras retrocedía.
—Lo siento, quería contártelo pero tenía miedo... Solo quería pasar estos días difíciles contigo a mi lado, no quería que lo supieras. Verte es suficiente, no necesito nada más, no me lo merezco.
—¿Por qué ahora? ¿P-Por qué ahora si quieres estar conmigo? E-Es i-injusto —y sin querer, soltó un sollozo lamentable.
—H-Hijo, y-yo...
—¡No! —se alejó de la delicada mano que buscó consolarlo. Cerrándose a si mismo, no aceptando cualquier buen trato que le quisiesen dar. No puede aceptar nada de ella —Me dejaste, m-me abandonaste. Siempre me dejaste solo, nunca estuviste ahí para mi. Nunca me trataste como a un verdadero hijo. Dinero, dinero y dinero. Todo era dinero. Tenía que ser un buen hijo que hiciera dinero.
» Nunca dejaste el trabajo, no importa si estaba muriendo de fiebre, no importa si llamaron de la escuela porque me porte mal, ni siquiera cuando fui hospitalizado fuiste a verme. Todo eran unas simples llamadas de un minuto con palabras vacías y cortas. Nunca me regañaste por portarme mal, nunca te fijaste en mi.
—Lo siento, desde que enfermé me he dado cuenta de lo mal que había hecho. Pensé que trabajar lo era todo para mi pero me di cuenta que no.
—¿Después de qué? No puedes volver al pasado.
—Yo realmente te amo, eres mi hijo. F-Fui una tonta...
—¿Una tonta le contaría a su propia familia que se arrepiente de haberme tenido? —cuestionó completamente roto, dejando perpleja a la progenitora.
Y es que ¿cómo no recordarlo?
Después del divorcio de sus padres, cuando su madre se quedó con su custodia, todo porque alguien debía de tenerla y no porque realmente lo quisiera. Teniendo miedo de dormir solo en su habitación, fue hacia la de su progenitora queriendo buscar calor y preguntar por su padre, extrañando su falta. Era ingenuo en ese tiempo, totalmente un tonto ingenuo.
Pero se detuvo cuando la oyó detrás de la puerta hablando con una de sus mejores amigas, entre un sonoro llanto lamentándose de todo. Casi todos los días, de alguna manera terminaba escuchando a su madre arrepintiéndose de él.
Cada una de aquellas palabras fue clavándose en su corazón como dagas.
“No debí de haberme casado con él, no debí de haber tenido un hijo”
Fue lo primero que escuchó de ella, la primera daga que atravesó su pequeño corazón.
“Kun es una molestia, tiene una baja nota. ¿Qué debería de hacer?”
Empezó a madrugar estudiando para no ser una molestia y sacó las notas más altas del salón para ser un orgullo.
“Necesito viajar pero no puedo llevarmelo conmigo, si pido permiso a la empresa tal vez pierda la oportunidad”
Aprendió a cocinar, limpiar y hacer las compras a los doce años. Para así, con seguridad le dijo que podría viajar en paz. Pero al ella irse, le costó un par de años acostumbrarse a la soledad de todos los días y al miedo de dormir completamente solo en un hogar oscuro, sombrío y vacío.
“Siempre pierdo buenas oportunidades por cuidar a Kun”
Mamá, está bien. Debes de ir, el dinero es importante. Eso le dijo.
“¿¡Qué se cree que es Lukai, ah!? ¡No quiere llevarse ni unos días a su hijo! ¡Me esta dejando toda la carga a mi sola, lo único que hace es dar la mensualidad, no quiero una mensualidad, quiero que lo cuide!”
Al día siguiente consiguió como ayudarla: Jaehyun me invitó a una pillamada de cinco días en su casa porque tiene miedo de estar solito sin sus hermanos en su casa, ¿puedo ir?"
—S-Siempre b-buscabas una manera de alejarme y-y lo acepté. N-Nunca lloré, n-nunca me queje. N-No importa si tenía miedo de estar solo en una c-casa, no i-importa si siempre me a-abandonabas. S-Siempre lo acepte todo c-comportándome bien para ti ¿r-realmente quieres que v-vuela a ser así? M-Mientras te complazca como el títere que tanto amabas t-todo estará bien para ti pero... ¿Y-Y para mi? —la miró con agonía, sus lágrimas cayendo como un torbellino junto a sus emociones y no es el único, su madre no está mucho mejor que él.
Culpable y dolida por su yo del pasado. Cuando enfermó, se dio cuenta que la vida nunca fue como creyó que era. Había sido egoísta y cruel con la persona que más debía de haber cuidado. Se dio cuenta tarde que siempre quiso a su hijo y ahora, desea estar con él hasta sus últimos momentos ya que él fue el único que la acompañó, de alguna manera, de principio a final. Él único que nunca la dejó a pesar de todos sus tratos.
—¿P-Puedes perdonarme?
—¿P-Por qué eres tan egoísta? —cuestionó y negó retrocediendo —N-No puedo, e-esta vez no puedo hacer lo que me p-pides. S-Siempre me quisiste lejos y c-cumplí tus d-deseos ¿y ahora me quieres cerca porque estás enferma? ¿Vas a hacer que pasé mis últimos días cuidándote y recuperando todos los años perdidos para que en un par de meses te mueras? ¿R-Realmente quieres obligarme a acercarme a ti para otra vez abandonarme? ¿P-Por qué debo dejar que me abandones otra vez? ¿P-Por qué siempre debo de ser abandonado por las personas que quiero? ¿En serio todos creen que soy un insensible? ¿P-Por qué no puedo opinar? ¿Por qué no puedo ser yo el que decida alejarse si quiere? ¿Solo por hacerlo me consideran malo?
¿Por qué me miran con esos ojos? ¿Por qué debo de ser yo el malo de la historia?
No es justo.
Viniste para arruinarme de nuevo y no lo dejaré pasar otra vez. Estoy muy grande como para caer en tus juegos.
—No quiero, no quiero estar contigo, mamá —dicho esto, se seca sus lágrimas con brusquedad. Dio la media vuelta y se fue caminando sin vacilar en su decisión a pesar de todo el dolor que esto le trajo.
Detrás de él, su madre quedó tan devastada que cayó al suelo sin fuerzas, llorando y sollozando sin final, arrepintiendose de lo tonta que había sido, de lo que había perdido por sus decisiones. Henry a su lado, lo único bueno que sacó de su vida, se arrodilló a su lado y la consoló dándole caricias.
Por detrás de ellos, doblando el pasillo, en todo momento estuvo aquel Omega pelirubio escuchando con lágrimas en sus ojos y su lobo ahuyando de tristeza pidiendo acompañar a su adolorido Alfa.
«Lo siento, Kun. Lo lamento tanto»
Con la luz de luna a todo su resplandor en medio de la oscuridad en aquella cruda noche, un alto pelinegro se haya caminando en soledad con una botella en mano.
Sus interior está totalmente colapsado por toda las difíciles y problemáticas situaciones que se han amontonado una encima de la otra.
Primero, Jaehyun con su oculto dolor, sufriendo por años sin revelar ni siquiera una pista de su pasado hasta ahora.
Segundo, Kun y su problema con Winwin. Johnny está completamente seguro que el Chino se fue a su país natal para escapar de su predestinado. ¿Por qué lo dejó?
¿Por qué los predestinados se dejan? ¿Por qué no se reconocen? ¿Por qué justo debe de ser la persona que lo lastimó?
Llegando al edificio en donde se supone que vive con sus mejores amigos, sabe que si entra no encontrará a nadie, solo la dura soledad acompañándolo. De forma tambaleante se sentó en la acera sin querer entrar.
Levanta la botella y termina por beberlo todo, frustrado intenta aprovechar cada gota.
—Maldita sea... —murmuró con fastidio y dejo la botella a un lado.
«¿Por qué todo es así?» Se preguntó.
Pasó el día entrenando, visitó un rato a su amigo en el hospital y luego volvió a entrenar. Si vuelve a casa, no tiene con quién pasarla. Están sus amigos del equipo pero si es sincero, no tiene ánimo de nada.
Cuando volvía a casa recibió una llamada de un primo, el cual le contó algo de lo que no estaba enterado.
—Tu padre va a salir de prisión en septiembre, ¿lo sabías?
—¿Qué? ¿De qué hablas? Él saldrá es el año que viene.
—Al parecer ha portado una muy buena conducta en la cárcel y le adelantaron la libertad.
—Mamá no me ha contado nada de eso. ¿Seguro? Debes de estar equivocado.
—Ella lo sabe.
Aquella noticia lo dejó desconcertado, si de por sí ya tenía muchos embrollos con sus propios sentimientos al pensar en Jaehyun y Ten, justo tienen que venir a agregar otra carga para su corazón.
Por eso no pudo evitar ir a un bar y beber hasta perder la noción del tiempo, quejándose y maldiciendo al estúpido mundo.
¿Y si su padre intenta buscarlo? ¿Qué debe de hacer? ¿Cómo debería de reaccionar si eso llega a suceder?
Espera que aquel hombre nunca más vuelva a aparecerse en su vida ni en la de su pobre madre que tuvo que sufrir de sus abusos durante años. ¿Cómo está ella? ¿Cómo lo estará sobrellevando?
Realmente espera que sea mucho mejor que él. No desea verla sufrir. Ella soportó tanto por él. Le costó mucho salir adelante y dejar el pasado atrás. Johnny conoce por su propia experiencia como es vivir con un trauma. Lo vio en su madre, quien pasó años intentando superarlo y por si mismo, tuvo que aprender a dejarlo atrás pero aún, no ha podido aprender a dejar de recentirse por su padre.
Mira el oscuro cielo estrellado y suelta un suspiro cansador.
La vida es realmente difícil y contradictoria. Así como te da felicidad, te da tristezas. Te permite concederte razones por las que sonreír pero también por las que llorar. Sufres, ríes, bromas, te derrumba, te tropiezas, caes y te levantas o a veces... No te levantas.
Existen muchas vidas y situaciones. Cada persona es su propio mundo con sus propias dificultades. Las luchas constantes en el día a día del ser humano puede volverse en algún momento agotador para cualquiera.
Johnny adora la vida que tenía hasta hace un par de meses. Sin Ten, sin que Jaehyun estuviera sufriendo, con Kun aún insultando estúpidamente al nuevo aprendiz adinerado que tanto "odiaba", a su simple vecino Sungchan sin Ten. Todo era como normalmente vivía y lo extraña, lo extraña muchísimo.
—¿Qué haces aquí a estas horas? —una voz se apareció, logrando sobresaltarlo.
Johnny se giró y se encontró con el tailandés. Ten se sorprendió y se preocupó al notar las húmedas mejillas llenas de silenciosas lágrimas que salen de aquellos oscuros y brillantes ojos.
—¿Qué hace un Omega tan tarde afuera?
—Me quedé dormido en la sala de baile —contestó y se sentó al lado del Alfa. —¿Te gusta la vista? —miró hacia arriba.
—Si hubiera estrellas, sí. Pero es todo tan oscuro aquí en Seúl.
—¿Has tomado?
El contrario asintió en silencio mientras su cuerpo se mese de un lado a otro.
—¿Conduciste hasta aquí?
—No, dejé el auto en el bar. No quiero que me agarre la policía, sería el colmo —rió agrio, sin ánimo.
—¿No quieres subir? Pareces cansado, déjame ayudarte a subir.
—Prefiero dormir fuera. No quiero regresar al departamento, no ahora.
—¿Por qué?
—Porque estaré solo, mi hogar esta junto a mis amigos y familia p-pero... —sin evitarlo, su voz se rompió —no hay nadie... —bajó la vista y se seco sus lágrimas avergonzado —Jaehyun esta sufriendo. Kun la esta pasando mal y no nos cuenta nada para conocer la gravedad. Y-Y yo... Estoy preocupado por mi mamá.
—¿Tu mamá? ¿Le pasó algo malo?
Levantó la vista y miró a los ojos al menor. Sus mejillas sonrojadas debido al alcohol y sus ojos como cristales. —P-Papá va a salir de prisión...
—¿Qué? —le miró perplejo.
Conoce la historia, recuerda que en su semana de aventura hace un par de años, estando ambos recostados en la cama entre sábanas, acariciaba la espalda del Americano, en especial una zona en donde tenía una cicatriz. En ese momento, le preguntó y Johnny reveló que se hizo esa herida protegiendo a su madre de niño, la cual estaba siendo agredida por su padre. Diez puntos. Muy doloroso, había dicho.
—¿Por qué?
—Ya han pasado muchos años, en algún momento tenía que salir —admitió con desánimo.
—¿Y qué harás?
—¿Qué puedo hacer? Ya él cumplió su castigo, si cambió o no es su problema, no pienso encontrarme con él ni aceptarlo.
—Está bien —asintió comprensivo y reuniendo todo el valor que tiene, el cual es bastante poco, pero gracias al fuerte amor hacia el hombre que tiene en frente, fue suficiente para darle todo el valor que necesita para lograr, lentamente levantar su delicada mano delgada y dejar que repose en la espalda ajena, moviendola de arriba a abajo propiciandole delicadas caricias. —No tienes porque perdonarlo, no tienes porque verlo si no quieres. Tu madre es fuerte, una mujer valiosa a la cual aquel señor no supo valorar. Él trató de destruir sus vidas, sus preciadas sonrisas pero no debes dejar que eso siga afectandoles. Sé que esto abre heridas pero tu decides si enfrascarte en ellas o salir adelante. Eres fuerte, siempre lo has sido. Eres muy valiente y leal, lo sé porque te conozco. Te conocí hace años y realmente me arrepiento de no haberte valorado lo suficiente, por no haberme dado cuenta hasta después de perderte que en realidad te amaba.
Johnny, quien hace minutos dejó de llorar, al escuchar como el tailandés terminó de hablar, se giró a verlo. Su corazón late de forma cálida, llena de emoción por tener a su Omega a su lado y no puede negarlo, no puede evitarlo más.
—¿Vas a volver a Tailandia? —cuestionó de pronto dejando sorprendido al moreno.
—¿Ah? Bueno, en algún momento debo —asintió apenado. Irse significa perder contacto con su Alfa, no desea dejar de verlo. Si lo piensa con profundidad, puede buscar la manera de establecerse en Corea y continuar su carrera exitosa de bailarín en dicho país, el problema es si el americano acepte estar a su lado después de lo que le hizo. Entiende si no desea perdonarlo, no muchos le han perdonado.
—¿Puedes quedarte? —su pregunta dejó perplejo al menor, el cual le miró con sus ojitos brillantes.
—¿Por qué lo pides? —se atrevió a indagar mientras se siente de alguna manera ansioso y una ilusión hizo que se llene de anhelo.
Johnny acortó la distancia de sus rostros y deposito un casto beso en los labios ajenos, un roce íntimo y fugaz con una felicidad efímera. Y cuando se alejó le miró a los ojos.
—No te vayas, quédate conmigo.
Ten no pudo evitar esbozar una sonrisa y asintió. —Me quedaré.
Sentado en la acera entre los autos del estacionamiento, Kun se haya mirando un punto perdido con castas lágrimas cayendo. Ya no solloza como un niño pequeño como hace rato pero el dolor no es menos. El sentimiento de vacío y desolación atacan por completo su roto corazón hecho añicos.
Todo estaba bien en su vida ¿por qué tuvo que venir a China si vivía tan bien con Jaehyun y Johnny?
Estaba tan ensimismado en su mundo que no se dio cuenta que se acercó un Omega de cabellera rubia, el cual se sentó a su lado a unos dos metros aproximadamente.
—Lo lamento —soltó con completa sinceridad, sintiendo a su lobo interior volviéndose loco ante la lejanía que le impide tocar al Alfa.
Kun al escuchar la voz del menor se sorprendió un poco, lo miró y frunció el ceño.
—Vete —espetó rudo.
—Lo siento mucho, no debí de haberte abandonado así. Debí de habernos dado una oportunidad —volvió a lamentarse con sus ojitos cristalinos, sin ser capaz de mirar a la cara al mayor. —Fui duro a pesar de ser yo quien quiso que empezáramos a salir, también fui el primero en abandonarte.
—Me alegro que estés consciente de tu falta —soltó tosco con su voz ronca debido al largo llanto que había tenido hace rato. Ahora sus cuerdas vocales se encuentran adormecidas y su corazón agotado de todo, de la vida misma. —Te puedes ir.
—Por favor, déjame... —intentó aproximarse a él, extendiendo su delicada y suave palma para acariciar y consolar al ser enfrente suyo. Aquel que lleva tanto tiempo sufriendo y pasando soledad, encerrando sus propios sentimientos, todo por una situación que en realidad, nunca fue su culpa si no de los demás.
—No —se negó ante aquel gélido tacto, teniendo miedo de volver a caer en la ilusión. Nuevamente las lágrimas se acumulan en sus cristalinos y brillantes ojos oscuros, y dirige una mirada llena de dolor al contrario —¿P-Por qué? —cuestionó en un hilo de voz, demostrando de nuevo, sin querer, que está roto —Viniste cuando quisiste y te fuiste cuando quisiste, no tuve tiempo para aceptarte y tampoco para al menos despedirte. Me dejaste sin pensar en mi ¿y ahora quieres volver?
—Solo quiero consolarte, luego me iré. No merezco estar a tu lado, perdí esa oportunidad.
—¿Entonces pretendes abrazarme y consolarme para luego volver a irte? ¿Quieres que vuelva a extrañarte? ¿Por qué eres tan cruel? ¿Por qué no puedes quedarte de una vez a mi lado? —cuestionaba con tristeza, cansado y abatido. No tiene fuerzas de seguir peleando y gritando, se siente tan débil emocionalmente que afecta su fuerza física. El simple moverse le pesa, abrir sus párpados y pronunciar aquellas palabras son igual de pesadas.
Le duele mucho, le quema hasta el alma pensar en volver sentir aquellos delgados brazos a su alrededor, dándole el cariño y calor que nunca le fue dado. Todo para tranquilizar su agonía y desastre interior pero si es consolado y luego, nuevamente dejado ¿no se sentirá peor? ¿Por qué debe de aceptar que hagan lo que quieran consigo si ya no puede soportar más abandonos sin su permiso?
—¿Puedo hacerlo? —cuestionó Win con sus brillantes ojos llenos de ilusión —¿Puedo quedarme contigo? —volvió a preguntar, anhelando una afirmativa.
Por primera vez en la noche, Kun se atrevió a mirarlo a los ojos y no pudo evitar volver a caer en la belleza de aquel muchacho de piel de porcelana y cabello tan suave como las nubes. Delicado y bonito, pero por sobre todo, su segunda mitad.
—No me vuelvas a dejar —pidió y sin darse cuenta, volvió a llenarse de ilusiones.
—Lo prometo pero debes de prometer, confiar en mi a pesar de ser un simple Omega.
—Prometo confiar en tus habilidades a partir de hoy.
Con aquella promesa cellada, Kun se aproximó a él y acortando la distancia de sus rostros deposita un beso en aquellos dulces labios sabor a miel que tanto ha extrañado. Sus ásperas manos toman el suave rostro pequeño y con ansias, profundiza el beso queriendo sentir cada parte así sea pequeña del menor, no dejándolo escapar, no lo volverá a permitir de nuevo.
Esta vez, no volverán a separarse y enfrentarán todo juntos como debió de haber sido desde un principio.
A medio atardecer, Doyoung se encuentra sentado en una cafetería con una taza de café entre sus manos. Con su cuerpo ansioso y preocupado, mira impaciente la entrada varias veces. Bebe un poco de la taza y la vuelve a dejar sobre la mesa.
El tintineo de las campanas resuenan y hacen que levante su vista de inmediato.
Taeyong y Yuta ingresaron al local, ambos agarrados de las manos. Al localizar al pelinegro, caminan a él.
Cuando se sentaron, llegó el empleado pidiendo sus pedidos, siendo lo mismo que Do, una simple taza de café.
—¿Por qué nos citaste? —cuestionó Tae un poco curioso.
El día de ayer, Doyoung lo llamó a media noche diciéndole que debe de verse con él y su novio urgente, que es algo que no puede esperar y no puede dejar pasar por alto. No sabe de qué se trata pero se preocupó, ¿qué es eso que tanto necesita saber?
—¿Ustedes realmente están bien? Jaehyun me contó que tuvieron problemas por su culpa —se desvió un poco al preguntar pero realmente necesita saber.
Tae vaciló un poco y asintió —Ahí vamos, nosotros estamos bien después de bastantes discusiones —se avergonzó un poco.
—Está bien —Yuta le acarició la espalda, regalandole una sonrisa.
—No es del todo culpa de Jaehyun, mis padres son los que más me tenían harto —reveló un poco triste. —Y yo no supe sobrellevar la situación.
—Entiendo.
Lo entiende y siente la necesidad de ayudarlo con todo lo que puede. La familia Lee consta de miembros reservados, son dueños de algunos templos, empezando desde ahí ya se puede dar una idea de lo cerrado y estrictos que son. Para ellos, mantener el linaje familiar puro de Coreanos sin desvergonzadas mezclas, es lo mejor y de alto respeto. Y en especial, odian a los japoneses como muchos, aún no los aceptan del todo y siguen sin poder aceptar que su hijo haya caído en las "trampas" de uno.
Taeyong siempre fue un buen hijo, puede ser que gracias a las exigencias dadas en su niñez por siempre ser un buen niño, bien portado e inteligente, ya le sale natural. Incluso es mucho más perfeccionista y honesto que sus padres.
El amor es amor. Le costó mucho entenderlo, le costó mucho aceptarlo y le costará mucho más enfrentarlos. Algo que ya está planeando.
Aquella noche, después de la horrible situación que pasó con Jaehyun, entendió que también tenía culpa. No fue honesto con Yuta ni fue suficientemente fuerte como para enfrentar a sus padres. Hizo mal al tratar a Jaehyun más cercano que a su propia pareja.
Con múltiples disculpas hacia su Senior y pareja, Yuta. Se perdonaron y prometieron llevar mejor aquella situación.
«Me alegro de que no se haya arruinado su relación» Pensó con felicidad Doyoung al escuchar el relato.
—Jaehyun se siente muy culpable —reveló el pelinegro de pronto —Realmente esta muy arrepentido, se culpa de todo y no esta bien. Él...
—Ya te dije que no quería hablar de él, necesito mi tiempo, ¿sabes? —le interrumpió con cierta brusquedad el pelirosa.
—Pero él te necesita ahora, si lo dejas para después no sé que será de él —apresuró en responder con preocupación.
No puede permitirse ver a Jaehyun sufriendo así, debe de sanar lo antes posible así sea que tenga que rogar a Taeyong de que vaya al hospital y le diga que todo está bien.
—Debe de sentir culpabilidad para saber que hizo mal, eso es normal y está bien.
—Pero él no está bien —negó, sus manos tiemblan en su regazo y las mueve forma nerviosa. Sin evitarlo sus ojos se cristalinan al pensar en todo lo que él debe de estar sufriendo.
Imaginarlo siendo un simple niño de cinco años presenciando la muerte de su padre. Su vida ha estado llena de agonía y arrepentimientos, cubierto por una falsa máscara que no ha hecho más que dañarlo y ocultar aún más tristeza, volviendo su interior aún más doloroso.
Saber que todo su amor hacia Taeyong no fue un simple capricho o una superficialidad de su parte, si no, habiendo algo mucho más profundo que eso, le hace sentirse muy mal por él. Nunca como su predestinado pudo ayudarlo de verdad, Jaehyun necesitaba ser salvado y nadie fue capaz de hacerlo, ni él mismo. Si no se hubiera ido por diez años, si hubiera sido más fuerte y decidido a quedarse junto a él, si hubiera sido más imprudente y honesto, tal vez todo... Hubiera acabado años atrás.
—Jaehyun está recibiendo tratamiento psicológico y psiquiátrico por trauma.
—¿Dices por un estrés post-traumático por el accidente que tuvo? —frunció el ceño preguntando.
—No, por algo más —negó sutilmente y suspiró —Se que sonará loco o una excusa para hacer que lo perdones, pero si no lo haces ahora, tengo miedo de que no pueda mejorar. Jaehyun también me lastimó, incluso usó su voz de mando conmigo. Fue hasta hace poco que lo perdone, es inevitable no perdonarlo ya que a fin de cuentas, la actitud que tuvo hacia nosotros no fue porque realmente quiso, tiene hasta una razón médica y ustedes como doctores deberían de entender y saber qué es lo mejor para su salud mental
Y así, Doyoung inició con aquellos detalles.
Espero que les haya gustado el capítulo a pesar de que no haya tenido una escena de nuestra pareja principal, aún así, es necesario formar las demás y darles su pequeño protagonismo 🥰
¿Kunwin o Johnten?
Actualice rápido porque ya tenía gran parte escrita, incluso del siguiente capítulo he adelantado algunas cosas. En un par de días lo publicaré🤗 Ando aprovechando para escribir todo lo que pueda porque estoy en mi mes de vacaciones de la Universidad 🥳
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