Capítulo Diez
—¿Le va muy bien con Yuta, Hyung? —cuestionó Doyoung al mayor.
Ambos aquel día de semana decidieron salir a comer juntos, manteniéndose aún en contacto después de su primera reunión días atrás. Doyoung siente que todo lo que dice o hace es con doble intención, lo cual es absolutamente mentira. Realmente esta curioso por cómo le va la vida a Taeyong, odia que después de esto muy posiblemente, el tonto Alfa con aires superiores le saque toda la información que consiguió del pelirosa.
—Por el momento, vamos muy bien —asintió con una sonrisa tranquila.
—¿"Por el momento"?
—No... Solo, digo, no sabemos que nos deparará al futuro. Solo lo conozco por medio año, hay mucho de que aprender el otro.
—Si, entiendo. ¿Él es tu predestinado? —notó como el cuerpo de su Hyung se tensó y tardó en contestar. Doyoung iba a comer del arroz que tomó con sus palillos pero lo devolvió al plato mientras mira consternado al pelirosa. La primera vez que vio a Jaehyun estaba la parejita, recuerda perfectamente que Taeyong dijo "Somos Predestinados". ¿Por qué lo dijo en frente de Yoonoh? Si no está seguro ¿por qué? Entrecerró los ojos y lo miró con sospecha.
—No lo sé —vaciló un poco.
—¿Cómo que no lo sabes?
—No todos tienen los sentidos de sus lobos desarrollados para darse cuenta al instante —se excusó nervioso.
—Usualmente, los Alfas son los que deberían de decir "Mío", con eso deberías de saberlo. ¿Yuta-ssi lo ha hecho?
—No...
—Y es obvio que aun no han tenido intimidad entonces...
—¿Por qué dices esas cosas con tanta facilidad? —su rostro rojito como tomate, avergonzado.
—Eres Médico, ves y escuchas cosas peores.
—Hablar de otras personas es más fácil pero de uno mismo no.
—Lo entiendo —asintió, él también es así. Podrá soltar cualquier cosa pícara con su querido viejo amigo pero, cuando se invierten los papeles con él, estaría sumamente avergonzado.
—Tu... ¿Por qué le dijiste a Jaehyun que tu novio es tu predestinado? —cuestionó entre el silencio.
El mayor volvió a tardar en responder, mientras toma un bocadillo y se lo mete a la boca. Cuando termina de masticar mira al pelinegro y contesta al fin —Solo... Creí que debía hacerlo.
—¿Creíste?
—Luego le explique que no estoy seguro si es cierto, que no se lo tomara como una afirmación.
—¿Dices que intentaste cortarle sus alas pero las reparaste?
—¿Alas?
Doyoung se palmea la frente. «Aquí todos son unos idiotas»
—¿Y qué piensas de los actores? —soltó de pronto.
—¿Qué?
—Digo, eres muy atractivo como para ser médico, Hyung. Yo teniendo su rostro sería algún actor o al menos modelo —rió intentando aligerar sus nervios, casi la arruina. —¿No le gustaría convertirse en actor?
—No, no me gustan los actores. Son gente problemática con muchos problemas y escándalos. No me gusta la fama y la asfixiante vida que lo conlleva. Ni siquiera veo kdramas.
—¿En serio? Oh, sí, a usted nunca le gustaron las novelas románticas —de pronto recordó aquello. ¿Será por eso que Jaehyun finge que no ve dramas o será que realmente dejó de verlos?
"No, no me gustan. Son gente problemática con muchos problemas y escándalos. No me gusta la fama y ya no veo dramas como antes, Hyung."
Él dijo justo eso aquel sábado en que salieron, frunció el ceño cuando se dio cuenta de lo parecido que sonó a lo dicho por su Hyung.
—¿Y qué ve actualmente?
—Prefiero documentales educativos o series de criminalística y doctores, aunque The Doctors me gusta a pesar de que es un kdrama. Los que son sobre médicos a veces los veo —explicó obvio. —¿Y tú? ¿Qué te gusta ver?
—Tengo un familiar lejano que actuó en "La novia del Dios del Agua", romance trágico combinado con la fantasía. Es lindo y triste, se lo recomiendo —contestó con honestidad.
—Oh... ¿Un familiar actor? ¿Por qué no te vuelves uno tú? Aunque no te lo creas eres muy lindo, todos tienen lo suyo.
—Gracias.
—Párate, vamos a salir —ordenó el chino pelinegro una vez se levantó y llamó la atención de su subordinado en el escritorio de al lado.
—S-Si —asintió el rubio parándose con rapidez y ordenando sus papeles con nerviosismo. —¿A dónde iremos?
—Buscaré al Sr. Choi, pidió un descanso aún cuando no firmó los papeles que debía de haber firmado antes. Me esta poniendo en un aprieto y no permitiré que los directivos me culpen por su negligencia —explicó rápido. Toma su saco y se lo viste para luego agarrar su maletín —Muévete.
Winwin apresuró en tomar su carpeta. Camina detrás de los talones de su mayor sin decir palabra, mientras intenta seguirle el paso.
Ambos suben al ascensor y entre aquel pequeño espacio cerrado, el menor siente como se asfixia. El olor del alfa se siente poderoso pero no debido a felicidad o exitación, al contrario, se ve furioso, algo que lo cohibe un poco.
Abraza la carpeta contra su pecho y baja la vista al suelo.
Llegan al estacionamiento y se dirigieron al auto del Chino mayor. Ambos se montan y Kun arranco. A pesar de estar furioso y con ganas de partirle la cara a su actual enemigo principal, sigue estando cuerdo por lo que conduce como las normas lo dictan en la calle, sin sobrepasarse de la velocidad, incluso le recordó a Win ponerse su cinturón de seguridad.
Después de unos minutos se estacionaron cerca de un bar.
—Aquí está el bastardo a plena luz del día —negó con decepción. Sacando los papeles importantes de su maletín y un lapicero, baja junto al menor, el cual se sorprendió, reconoce esa calle.
Mientras caminan, un oficial de policía se acercó a ellos, sorprendió a Kun el cual se detuvo.
—Buenas tardes.
—Buenas tardes, oficial de policía. ¿Sucede algo? —cuestionó preocupado.
—Oh nada, solo quería saludar al joven Chino —señaló a Winwin, el cual sonríe tímido y asiente —Su carro se averió a media calle aquí —señaló al asfalto —y no sabía dónde estaba, lo ayude a ubicarse.
—Oh, si, él es nuevo en la zona por lo que no conoce mucho —sonríe por cortesía. De pronto recordó, el primer día del Omega, él cual llegó tardísimo, unas tres horas después de la hora de llegada. Le dijo un montón de excusas raras pero no lo quiso ni escuchar, no le importaba.
—Q-Que... pase buenas tardes, Sr. Policía —dice Winwin con un acento y una pronunciación que se suerte se entiende, hace una reverencia amable y así se despiden.
A penas dieron tres pasos cuando un viejo señor que vende helado en la calle los miro y les sonrió, Kun se detuvo abruptamente confundido de que un desconocido hiciera aquello.
—Buenas tardes, ¿quieren helado? La casa invita.
—¿Por qué de pronto...? —el Contador no quería sonar grosero pero aquello no le generó confianza.
—Es el abuelo del niño que encontré perdido el día que llegue tarde, yo le dije —explicó rápido Winwin. —Muchas gracias, Sr. Abuelo p-pero trabajo.
—Oh, no me agradezcas. Yo te lo agradezco a ti, ojalá pronto encuentres a un buen Alfa, eres muy amable. Ven seguido, la próxima vez te daré helado fuera de tu trabajo.
—Gracias —se ruborizo.
—Si, está bien. Adiós —apresuró Kun.
Otra vez siguieron caminando, con el ceño fruncido de Kun notorio. Bien, ahora sabe que al menos lo de que Sicheng se perdió, su carro se averió, eso de que ayudó a un niño perdido es cierto, aún así faltaba una cosa más pero esta seguro de que no puede ser cier...
—¡Oh, pero si es el bonito Omega Cereza! —exclamó una mujer cuarentona de forma alegre y sonriente. Llegó a Winwin y lo abrazo con fuerza, logrando ruborizar al menor. —Estuve esperándote, cariño. Te preparamos un pequeño ramo de flores.
—¿Por qué? —cuestionó de pronto Kun, rápidamente se arrepintió. ¿Qué problema era de él si le daban flores a Winwin?
—Oh... Tienes un Alfa celoso —miro al menor con picardía.
—No, no, él no es... —intento explicarse con nervios y su rostro rojito cual tomate pero el Coreano se le trabo por completo. La señora sólo se rió, entró a la floristería y sacó un pequeño ramo de Lirios.
—Tómalo, es como agradecimiento por atrapar al ladrón.
—¿Atrapaste un ladrón? —el Contador lo miró con las cejas alzadas, asombrado.
—Yo se lo dije el primer día que llegue tarde —contestó con un puchero, debido a la pena.
Kun sintió algo extraño hurgar su corazón, nunca, o más bien muy pocas veces en su vida se equivoca. Siempre trata de ser lo más parcial y justo posible, analiza a las personas y se comporta como debería de hacerlo. Si son amables con él, será amable; si le sonríen, él sonríe; si lo atacan, contraataca. Trató mal a Winwin al principio pensando que llegó tarde solo porque es un mimado, ahora se da cuenta de que fue injusto y para nada parcial.
Cuando se alejaron de la floristería, mira de reojo como el menor disfruta oler las lindas flores entre sus manos. No pudo evitar pensar en lo tierno y genuino que se ve, a pesar de haber nacido en una cuna de oro.
Se detuvo abruptamente, Winwin hizo lo mismo mirándolo con confusión. Kun carraspeo y siente que es muy difícil para él hablar, decir aquellas dos palabras atascadas en su garganta. Odia cuando se equivoca, porque muy pocas veces en su vida lo ha hecho. Desde que tiene memoria es alguien cuerdo, que piensa con la cabeza y analiza antes de hablar o realizar alguna acción.
Entre sus mejores amigos, él es la cabeza del grupo. Jaehyun a pesar de ser muy inteligente (ya que claro, está estudiando medicina) piensa demasiado con el corazón y Johnny, ese ser ni siquiera piensa.
Odia sentirse un tonto, odia sentir que se equivocó desde el primer momento con Winwin. Odia admitirlo, pero debe de hacerlo, es la única manera en que pueda olvidarlo y seguir adelante.
—L-Lo... Lo siento —arrojó apenado.
—¿Qué?
—Ya lo dije ¿acaso quieres que vuelva a repetirlo?
—No, es que...
—Lo siento, ¿escuchaste ahora? —dijo rudo.
—Oh, si... Pero ¿por qué?
—Pensé que el primer día llegaste tarde porque querías, no creí ninguna de tus excusas y te tache como irresponsable —explicó de tal forma que parece estar haciendo alguna exposición mientras hace gestos con sus manos.
Winwin suelta una pequeña risilla cuando siente el aroma del Alfa ponerse nervioso.
—¿Por qué te ríes? ¿Te estás burlando de mi? —frunció su ceño molesto aunque más bien, avergonzado.
—No, solo. Disculpe... —se tapo los labios e intentar dejar de reír. —Es solo, que es la primera vez que lo siento nervioso.
—Yo no estoy nervioso. Ni siquiera solté algún feromona... —Kun confundido se huele a si mismo. Claramente, huele con normalidad y está seguro de que con su serio semblante es imposible que se delaten sus nervios a pesar de que interiormente quiere que la tierra lo trague y lo devuelva a China.
—¿En serio? —lo miró con cierta sorpresa —P-Pensé que usted acostumbra a mostrar sus sentimientos con sus feromonas.
—Claro que no, ese es Jaehyun —murmuró lo último, recordando a su tonto mejor amigo. Arruga su nariz olfateando el ambiente, sintiendo como el olor de la Cereza es deliciosa y dulce, signo de felicidad.
Mira por varios segundos en silencio al Omega enfrente suyo, analizandolo con la mirada mientras lo piensa. «¿Ese Omega puede sentir mis emociones y yo... Las suyas?»
Jaehyun se encuentra esperando en la entrada de uno de los tantos edificios de la gran Universidad. Mira su celular verificando la hora a cada tantos minutos. Ansioso mientras camina en círculos o cuando se queda quieto, su pierna derecha tiene un tic nervioso, no dejando de moverse.
Cuando el aroma que tanto esperaba en oler apareció, alzó la mirada y busca desesperado. Sonrió cuando se encontro con el chico de Peras y Manzanas caminando hacia él.
Doyoung frunció el ceño cuando siente la felicidad de su amado al verlo. ¿Por qué? Se preguntó extrañado.
Con cierta desconfianza y su corazón latiendo descontrolado siguió caminando hacia la puerta, deteniéndose justo delante del Alfa, el cual se encuentra a un lado.
—¿Qué haces aquí? Cualquiera diría que me estás esperando —lo miro de arriba a abajo, con sus ojos entrecerrados.
—Eso hago, Hyung —contestó con una honestidad abrumadora logrando asombrar al mayor.
—¿Para...?
—Acaba de volver de una salida con Taeyong-hyung, ¿hablaron de mi? Y si lo hicieron, ¿fue de algo malo?
Doyoung lo mira indignado y rueda los ojos con fastidio. Lo esperó solo por Taeyong, siempre Taeyong...
—Si, hablamos de ti.
—¿Volvió a decir algo malo de mi? —puso sus mejores ojitos.
—No, solo... —se detuvo un momento para mirar al Alfa en frente de sus ojos. —Dijiste que ya no veías kdramas, ¿qué es lo que ves actualmente?
—Bueno, usualmente no tengo mucho tiempo así que lo poco que tengo lo uso para ver programas educativos como documentales o series sobre doctores o incluso criminalística. No deje de ver por completo kdramas, solo los que tienen buenas tramas de doctores y llegan a enseñar —explicó y luego le miro curioso. —¿Por qué quieres saber lo que veo?
—¿Por qué respondes casi exactamente lo mismo que Taeyong-hyung? —no puede evitar demostrar lo sorprendido y preocupado que se encuentra. Mira de arriba a abajo al bien vestido Alfa, elegante sin un solo error ni siquiera en su cabello. —Tae-Hyung siempre ha sido perfeccionista en su vestir, lo sé desde siempre y yo recuerdo que tu usabas trapos, ¿qué pasó?
—Nada, solo crecí —se encogió de hombros con obviedad —Tampoco es que nos conociéramos tanto, Hyung.
—Estudiamos nueve años juntos, el problema es que estabas ocupado enamorándote de gente bonita que no prestabas atención al niño nerd del salón —sus palabras, por más que intento no sonar herido, lo hizo. Sinceramente, Doyoung aún sigue sin olvidar todo lo que pasó, el infierno que creó su propio "predestinado".
—¿Estudiamos tantos años juntos? —cuestionó perplejo. Con sus dedos se dispone a contar, intentando recordar. —Creo que solo en la secundaria, fueron tres años nada más, ¿de dónde sacas los otros seis?
—Estudiamos juntos desde primer grado, Jung Jaehyun, por si no te acuerdas, dure dos años sentándome justo detrás tuyo y aun así me olvidabas. Siempre me olvidaste.
—Lo siento, usualmente soy distraído, solo recuerdo los rostros de mis amigos cercanos nunca el de personas a las que casi ni les dirigía palabra —se excusó pero aun así se ve molesto —Aun así, yo no debería de explicarte nada y tú no tienes el derecho de quejarte el porque no te reconocía si no eramos cercanos ni nada. Tu no me conoces, solo llevamos poco más de una semana desde que hablamos.
—Ese "poco más de una semana" que tu dices fue suficiente para saber que al menos, te conozco más de lo que Taeyong-hyung alguna vez hizo.
—¿De qué hablas?
—De nada —bufo harto. Decide que es mejor irse y apresurarse a la clase que le toca dar, se hace a un lado y entra al edificio, cuando lo hace recuerda algo importante. Poniendo los ojos en blanco se devuelve hacia Jaehyun y saca de su bolso la lonchera ajena, en la que hace varios días recibió una deliciosa sopa. —Ten, no me gusta devolver un plato vacío, así que hice unos dulces.
—¿Dulces?
—Es... Una tarta de fresa, es un poco, no mucho. Se que te gustan mucho las fresas así que... —se odio por balbucear así, tan indefenso como si fuese de verdad un tierno Omega, además acaban de discutir, no puede ser amable. Extiende bruscamente el objeto hacia Jung, el cual lo toma un poco cohibido. —Y por favor, no botes el anuncio. Ahora si, no me hables que estoy molesto contigo.
—Gracias pero yo también estoy molesto contigo.
Ambos, como si fuesen dos críos, se giran sobre sus talones dándose la espalda y se van por caminos separados.
Jung se dirige a un parque del Campus y se sentó en la misma banca justo al lado del árbol, al cual acostumbra acompañar. Mira el objeto entre sus manos y esboza una sonrisa. Lleva todo el día antojado de una tarta de fresa, ¿cómo es que el Omega lo supo?
Abre la lonchera con ilusión y ve un pedazo de una exquisita tarta de fresa. Incluso Doyoung fue tan amable en poner servilletas y un tenedor. Su corazón se sintió cálido y ansioso por probar una rebanada. Lleva semanas sin hacerlo.
Ve debajo de la lonchera un pedazo de hoja doblada, la toma y desbobla para ver de que se trata. Es un anuncio, el mismo de que están buscando actores para un Teatro, simplemente lo arruga y lo tiro dentro de su mochila.
Cuando toma el utensilio y piensa dar su primer bocado gustoso, una llamada entrante en su celular lo interrumpe. Con desilusión deja el tenedor a un lado y saca su teléfono del bolsillo del pantalón.
La felicidad volvió a él cuando ve que es Taeyong quien lo llama, aclara su garganta y contesta a los segundos.
—Hola, Hyung.
—Hola, Jae.
—Cuénteme, ¿sucede algo?
—No, en realidad no mucho. Mi turno acaba de terminar y te llamaba para ver si podríamos reunirnos en un café, traje los apuntes que te dije la otra vez.
—Oh, si. Está bien, vamos, no tengo más clase por hoy.
Al colgar Jaehyun ve por última vez la rebanada de tarta. —Te comeré más tarde, preciosa —cerró la lonchera y lo guardo en su bolso.
Estar sentado en un café, a solas con su Hyung favorito, con el amor de su vida, al cual quiere como padre de sus hijos, es algo que sin duda trae felicidad al corazón de Jung.
El mesero trajo sus pedidos.
Taeyong adora los dulces de piña, es un vicio para él. Mientras Jaehyun, no sabiendo que pedir, pensó en una tarta de manzana pero eso le recordó a Doyoung y desechó esa idea con rapidez. Odio cuando su Hyung le recordó que a él le gustaba la zanahoria, con una forzosa sonrisa asintió y pidió una tarta de éste.
Maldijo el día en que se le ocurrió la estupidez de decir que le encantaba la zanahoria. No le desagrada, ya que lo come mucho en sus comidas diarias pero, ¿en un dulce? ¡Imposible, no lo puede pasar!
—Aquí están los cuadernos, no es mucho pero espero que te ayuden —le extendió cinco libretas, repleta de apuntes desde el inicio al final.
«¿No es mucho? ¡Es demasiado! Hyung es tan amable, trajo todo su esfuerzo para ayudarme a mi»
—Gracias, aunque no era necesario tanto, Hyung, de verdad.
—No, tómalo. Sabes que no le doy mis cosas a cualquiera, tu eres mi mejor amigo, casi como mi pequeño hermano menor. Necesito verte vistiendo un birrete y con tu diploma en mano —le sonrió amable mientras insiste.
—Muchas gracias, lo cuidare bien y se lo devolveré, Hyung —aceptó apenado, toma las libretas y lo guarda en su mochila, mientras hace espacio con dificultad, ve el anuncio arrugado de la audición de Teatro. Intentó no prestarle atención y cerró una vez guardo todo pero su corazón, muy en el fondo se siente incómodo. ¿Más párrafos de medicina que leer? Le tomará meses en aprenderse todo los apuntes de ayuda de su Hyung.
Miró la rebanada de la nada apetitosa tarta de zanahoria. Todo inició hace años porque escuchó a Taeyong decir que odiaba la fresa ya que vivía con ese olor todos los días de su vida, en ese tiempo no soportaba ver ni siquiera una fresa y muy posiblemente aún no lo soporte. Por su estúpida falta de imaginación y porque justamente traía un bibimbap con Zanahoria, fue lo primero que se le ocurrió decir que "amaba" comer. Nunca más pudo rectificar su mentira y lleva más de siete años comiendo tarta de Zanahoria enfrente de su Hyung.
Tomó un pedazo y lo metió a la boca. Intentó imaginar que es fresa, pero le es imposible. No sabe cómo pero terminó tragandolo, aún con náuseas y todo.
—Jaehyun ¿te sientes bien? —el Omega enfrente de él lo miro preocupado, notando su extraña expresión incómoda.
—No es nada.
—¿Seguro? No pareces querer comer la tarta, no lo hagas si no te gusta.
—Sabes que es mi favorito, así que...
—Pero no siempre tendrás antojo de lo mismo, digo, si quieres pedir otra cosa esta bien.
—Solo es un malestar estomacal —se excusó. Fue lo más inteligente que se le ocurrió.
—¿En serio? ¿Y qué tienes? ¿Cuántos días llevas? Puedo recetarte algo ahora si lo necesitas —apresuró a decir con sus grandes ojos claros mirando a su menor.
—No es nada, solo comí comida chatarra con mis amigos anoche —bien, no es una completa mentira al 100%. Días atrás si lo hizo pero exactamente ayer en la noche, no.
—Oh... Entonces unos té bastarán, ¿tienes en casa?
—Yo... —estuvo a punto de asentir pero negó de inmediato —No, se me gastaron hace unas semanas.
—Cuando termine de comer, vamos al super, también necesito comprar unos refrigerios para la casa, ¿si?
El corazón de Jung latió feliz y asintió emocionado —Si —agarró el tenedor de nuevo y estuvo a punto de comer hasta que la mano de su Hyung se lo impidió.
—No comas, te caerá mal.
—Está bien.
Luego de unos quince minutos, salieron de la Cafetería y fueron directo al super mercado más cercano. Jaehyun se sintió a gusto y su lobo chilló de emoción cuando una vendedora los confundió como pareja, Taeyong avergonzado le explicó que sólo eran amigos. Le hubiese gustado que lo hubiera dejado así.
Acompañó a Taeyong hasta su casa, el tierno Omega aún sigue viviendo con sus padres. Insistió en que bajara a saludar pero se apena por ello y niega, prometiendo una próxima vez.
Más tarde cuando llegó a la suya, ve a su amigo deportista, quien anda sentado en el sofá viendo alguna de las tantas películas de la saga de Avengers en inglés. Lo saludó fugazmente mientras deja las bolsas en el mesón de la cocina. Ordena todo y se prepara un té.
Con una taza en la mano y su pesado bolso en sus hombros, se encerró en el cuarto para ponerse a estudiar. Cuando se sentó enfrente de su escritorio y abrió la mochila, volvió a ver el anuncio arrugado, rápidamente lo tomó y lo botó al cesto de basura. Sacó los pesados libros de Taeyong y abrió uno para empezar a leer.
Antes de que bebiera si quiera un sorbo del té que su querido Hyung le recomendó, recordó la tarta de fresa. Se apresuró en tomarla dentro del bolso y abrió la lonchera encima del cuaderno.
Olvidó por completo el Té "saludable" y "bueno para la digestión" que le compró Taeyong por el exquisito dulce, al cual lleva horas ansiando comer.
Disfrutó un poco más el cansador estudio aunque se lamento cuando se acabo la tarta. Pensó en beber la taza pero cuando notó que el líquido ya había enfriado, decidió dejarlo así, le dio flojera levantarse y calentarlo y claramente, no lo bebería así.
Terminó por botarlo.
Esa noche, extrañamente estaba mucho más cansado de lo usual, por lo que se acostó más temprano, a las diez de la noche.
Rodando por su cama una y otra vez, había algo que quería hacer que no era capaz, sabiendo que es mejor hacerlo y ya para dormir plácidamente, tomó su celular el cual alumbra la pantalla contra su rostro entre la oscuridad. Bajó de la cama y se dirigió a una gaveta de la esquina, sacando un viejo álbum de fotos de cuando era niño.
Vio una fotografía escolar, con todos sus compañeros de cuando estaba en primer grado. Él estaba en el centro de los niños, rió cuando recordó que todos lucharon por pararse al lado de él. De pronto, su mirada quedo atrapada por un pequeño niño, en una esquina, de cabellera negra y grandes lentes oscuros que opacan su belleza.
«Doyoung» Lo reconoció, ahí supo que lo que decía su mayor es verdad.
Rápidamente abrió el chat y escribió sin pensarlo mucho.
Conejo Do 🐰
Estuvo delicioso,
gracias por la tarta.
1:35 pm
Y lo siento, antes de conocer
a Taeyong-hyung nosotros
fuimos compañeros de clase
por seis años.
1:35 pm
Debí de haberte reconocido,
lo siento 🙏
1:36 pm
Esta bien, no eramos
cercanos ni nada.
1:42 pm
Descansa.
1:42 pm
Aún así me siento culpable, lamento comportarme como un tonto contigo.
1:43pm
Te perdono, ya puedes d
ejar de escribirme.
Buenas noches.
1:44 pm
Buenas noches🌙
1:45 pm
Sonrió una vez sintió un peso irse de su corazón. Una estúpida sonrisa estuvo dibujada en su rostro hasta caer en los bellos brazos de morfeo.
«Me gustan los Conejos, ¿y si adopto uno?» fue su último pensamiento.
¿Qué creen que pasa por la mente de Jaehyun?
¿De verdad ama su carrera o es una simple fachada?
¿Taeyong está seguro de su relación con Yuta?
¿Doyoung seguirá ayudando a Jaehyun o se hartara y por fin revelará la verdad?
¿Cuánto tiempo creen que tarde Kun en darse cuenta de su predestinado?
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