twenty one
Ya era de noche cuando dejaron a los animales en los corrales junto al arroyo y terminaron de cargar el carromato. En lugar de intentar atravesar las carreteras en la oscuridad, decidieron esperar a la primera luz del día, afortunadamente los humanos no podían avanzar tan rápido ni moverse con facilidad entre los frondosos bosques, demorarán más que ellos en encontrar el camino correcto. Jeongyeon consideró que el viaje era una especie de excursión e insistió en que JunMyeon le rizara el pelo para verse bonita.
—Ésta es una de esas veces en que no tienes que acceder a sus deseos JunMyeon. —protesto SeHun—. Vete a la cama. Mañana nos levantaremos temprano.
—No me importa. —le dijo JunMyeon—. Estoy demasiado nervioso para dormir. Supongo que se me ha contagiado parte del nerviosismo de esa familia. Siempre que
oigo un ruido pienso que son los humanos liderados por Jackson que vienen a por nosotros.
SeHun se volvió lentamente. No levantó la cabeza ni los ojos.
—¿Cómo sabías que es Jackson el que dirige los masacre?
JunMyeon vaciló. ¿Se atrevía a decirle que Jimin había ido a prevenirlo? La llegada de la familia junto al arroyo parecía haber sido obra de divina. Había eliminado la necesidad de tener que apelar a SeHun para que llevara a jeongyeon al fuerte, pero acababa de echarlo todo a perder con sus propias palabras.
—Tú me hablaste de él la primera vez que vine aquí y he dado por hecho que era el responsable. Me llamó la atención su nombre. —explico JunMyeon controlando su nerviosismo para no delatarse ante SeHun—. Jackson no es un nombre común, ni siquiera para un humano coreano. Me pregunto en qué habría estado pensando su madre cuando se lo puso...
Se quedó con la mirada fija en la lejanía como si estuviera considerando las posibilidades.
SeHun no estaba impresionado. Encendió la pipa.
—Seguramente estaba pensando en un perro viejo. Muchas humanas escogen el nombre de sus hijos por lo primero que ven después del parto o nombres con significado banal.
JunMyeon estaba al comente de las tácticas imaginativas de los humanos, pero dejó que SeHun siguiera instruyéndolo, contento de que hubiera eludido su pregunta.
Después, terminó de recoger los platos. A la mañana siguiente clavarían las tablas en puertas y ventanas, como siempre que se ausentaban por unos días. SeHun ya había cerrado el salón. JunMyeon se volvió justo a tiempo de ver cómo SeHun paseaba la mirada por la estancia, como si se estuviera despidiendo de un viejo y querido amigo.
JunMyeon se acercó a él y le tocó la manga.
—Todo estará aquí cuando volvamos. —le dijo—. Vendremos a protegerlo.
—Eso no le sirvió de nada a la familia del arroyo. —señaló SeHun—. No quiero que venga un maldito humano y salga huyendo contigo.
—Y yo no quiero que te corten el pellejo SeHun. —replicó JunMyeon—. Así que tendremos que estar pendientes el uno del otro, ¿no?
SeHun sonrió.
—Pendientes el uno del otro. —repitió SeHun—. Sí, JunMyeon, supongo que sí. —SeHun quería decirle que si moría JunMyeon se escapara, pero esas palabras tan dolorosas no lograban salir de sus labios—. Ahora...Vete a la cama. —concluyó SeHun ignorando el dolor, no debía preocupar a JunMyeon—. Mañana nos levantaremos temprano.
Fingiendo una sonrisa calmada SeHun le puso la mano en el hombro a JunMyeon y lo empujó suavemente hacia la zona a cortinada en la que jeongyeon ya estaba durmiendo. Ni JunMyeon ni SeHun se dieron cuenta de cómo se aferraban a aquel roce, porque JunMyeon durmió con la mano sobre el hombro, donde la había tocado fugazmente por su alfa, y SeHun colocó la mano que había usado sobre su corazón, como si el recuerdo pudiera unirlos aún más.
El carromato traqueteaba por la carretera llena de baches en su trayecto de las montañas a las colmas. Detrás de ellos no había más que una niebla gris azulada que ocultaba el camino que seguían.
La pequeña expedición entró en la ciudad la tarde del segundo día. La mitad de los habitantes habían salido a recibirlos. En cuestión de minutos habían acogido a la familia, incluidos SeHun y Chanyeol habían ido al fuerte por ellos.
JunMyeon fue a casa de Kyungsoo.
—No creo que Gayan central corra un peligro inminente. —dijo JunMyeon mientras contemplaba por la ventana la calle atestada de cambia-formas que comentaban en grupos la situación.
—No están tan preocupados por sí mismos como por sus familias. Casi todos tienen a un ser querido viviendo en los límites de gayan frontera con los humanos. —explico Kyungsoo—. Hay que prevenirlos.
—SeHun y yo pondremos sobre aviso a todos los que podamos de regreso a casa. —dijo JunMyeon.
Kyungsoo se puso en pie al instante.
—No querrás volver allí ahora, ¿verdad JunMyeon? —pregunto con cautela.
—Nos fuimos tan deprisa que no tuve tiempo de guardarlo todo como es debido. —respondió JunMyeon—. Claro que debemos volver.
—Pero JunMyeon los humanos...
—Hasta ahora no hemos visto a ninguno La familia que trajimos con nosotros procedía de un valle más próximo a las montañas. —explico con determinación JunMyeon—. Los humanos pueden no haber tomado este camino O tal vez no avancen más hacia el Este hasta que llegue la primavera, ellos son lentos y no cuentan con las ventajas que los lobos tenemos Kyungsoo.
Kyungsoo movió la cabeza.
—los humanos son seres nada predecibles JunMyeon. sé que SeHun tiene que volver para ocuparse de sus tierras y de su ganado, pero tú deberías quedarte aquí. —suplico—. No hay razón para que corras ese riesgo. No es tu deber...
—Mi deber es estar con SeHun. —dijo JunMyeon en voz baja.
Kyungsoo abrió y cerró la boca dos veces antes de decidir que, en realidad, no tenía nada relevante que decir. Kyungsoo era consiente que por la unión que tenían SeHun y JunMyeon le seria imposible tratar de separarlos. Dos lobos destinados no se separaban y menos en situaciones de peligro, luchaban juntos hasta el final.
—Bueno, entonces, enséñame cómo rizarle el pelo a jeongyeon antes de que te vayas.
La voz de Kyungsoo se quebró con la última palabra. Por alguna razón, sentía que tal vez no volvería a ver a sus queridos amigos de nuevo, o que, si lo hacía, no sería lo mismo. Su corazón albergaba un fuerte presagio, y abrazó a JunMyeon rápidamente antes de disponerse a preparar la cena.
Cuando JunMyeon salió de la casa de los Park justo antes del amanecer, había dos caballos atados a un poste esperando. Chanyeol le entregó el atado de comida que Kyungsoo había preparado y lo ayudó a subir a la silla. Sus ojos se cruzaron con los de SeHun y luego volvió a mirar a JunMyeon. Levantó la mano a modo de saludo final y los dos se alejaron por la calle, con el ruido de los cascos resonando en el silencio de la mañana como tambores humanos, por el avance de la nieve era mejor que ambos fueran a caballo hasta la hacienda, ya luego de ahí partirían a advertir a los demás en sus formas lobunescas para ganar tiempo y terreno.
Cuando el sonido se extinguió en las sombras, Chanyeol regresó a la casa donde jeongyeon lloraba en brazos de Kyungsoo.
—¿Pero por qué JunMyeon no puede quedarse? —sollozó jeongyeon—. ¿Por qué tiene que ir con papá? ¿Quién va a ayudarme con mis estudios? ¿Y... y... quién me rizará el pelo?
—Yo te ayudaré jeongyeon. —prometió Kyungsoo—. Estaré aquí contigo hasta que vuelvan.
—Pero ¿y si no vuelven? —gimió la niña.
Kyungsoo y su marido se miraron, pero Chanyeol se volvió, dejando que fuera Kyungsoo quien afrontara los miedos de la pequeña.
—Por supuesto que volverán jeongyeon. Ya verás como todo sale bien, tu padre es el alfa más fuerte de clan, nadie podrá acabar con él ni con JunMyeon. —dijo Kyungsoo con una firmeza en la voz que no sentía en el corazón—. Por supuesto que volverán sanos y salvos.
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gente malas noticias, voy a empezar a trabajar al aprecer 7n7 no podre actualizar muy seguido asi que subire los cap que ya tenia escritos
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