twenty Five
La oscuridad los envolvía como un capullo Parecían hallarse en un estado embrionario en el que todo lo que eran, o podían llegar a ser apenas había empezado a gestarse. Los dos lo comprendieron a su manera. Tal vez aquel fuera el único momento en que podrían expresar sus sentimientos sin vergüenza o miedo. Era el momento en que debían confesarse el amor que albergaban en sus corazones desde hacía tanto tiempo.
—No debería haberte dejado venir JunMyeon, a pesar de lo mucho que deseaba que estuvieras conmigo. —se lamentó SeHun—. Debería haberte dejado en lugar seguro. Podría haber afrontado la muerte sin pesar de haber sabido que estabas a salvo. —SeHun volvió la cabeza y dejó un rastro de besos por el pelo de JunMyeon.
JunMyeon estaba atónito. Si estaba soñando, iba a vivir aquel sueño intensamente. Levantó el brazo y deslizó la mano por la mejilla de SeHun.
—No podrías haberme dejado atrás. Eres responsable de mí, SeHun. —susurro JunMyeon mirandolo—. Te pertenezco por ley, y quiero estar contigo porque te amo.
SeHun movió la cabeza sobre la mano de JunMyeon, besándole la palma. No era la mano suave y apreciada de un omega. Estaba áspera y callosa por las horas de duro trabajo... un trabajo que JunMyeon había hecho por SeHun y con SeHun. Le encantaba aquella textura.
—Ojalá estuvieras en la ciudad con jeongyeon y Chanyeol. —insistió SeHun—. Al menos, allí tendrías alguna posibilidad de vivir.
—No. —dijo JunMyeon con suavidad—. No tengo ninguna posibilidad SeHun. Sin ti no hay vida. Estoy donde quiero estar, a tu lado, tanto si lo deseas como si no.
Algo se fundió en el cerebro de SeHun. Sintió cómo la sangre se le subía a la cabeza, ahogando las palabras de JunMyeon y sus buenas intenciones y permitiendo únicamente que una palabra emergiera a la superficie.
—¡Deseo! ¡Deseo! Por la luna todo poderosa, JunMyeon. —jadeo SeHun—.Te deseo más que nada en el mundo. Si fuera mi vida la que estuviera en juego por hacerte el amor, lo habría hecho hace meses y habría muerto alegremente después de conocer la magia de tu abrazo.
El corazón de JunMyeon dejó de latir, tan absorto estaba en las palabras de SeHun. JunMyeon cambió de postura hasta quedar de rodillas junto a SeHun y tomó su rostro entre las manos.
—¡ah, SeHun! —las palabras quedaron rezagadas en su corazón, pero consiguió darles voz—. ¿No comprendes que yo siento lo mismo por ti? Ansió conocer tu amor. La única razón por la que no he puesto más empeño en demostrar mi inocencia es que, en el fondo, sé que si me absuelven no podré estar contigo.
Apenas hacía unos meses, la mención del crimen por el que JunMyeon había sido juzgado habría echado a perder toda idea de romance, pero en aquel momento de verdad, la muerte de Seulgi ya no se interponía entre ellos.
—Te necesito conmigo, JunMyeon. —reconoció SeHun—. No quiero vivir sin ti, ni ahora ni nunca.
JunMyeon deslizó los dedos por el mentón áspero de SeHun. Fue entonces cuando sintió el reguero de lágrimas que fluía de sus ojos. Lágrimas que derramaba SeHun por amor a JunMyeon. Y JunMyeon buscó frenéticamente los labios de SeHun en aquella oscuridad con olor a tierra y murmuró:
—SeHun... ah, SeHun...
No hubo pregunta, ni vacilación, ni culpabilidad entre ellos. Llevaban demasiado tiempo esperando aquel momento. Habían vivido y trabajado codo con codo, entregándose el uno al otro de todas las formas posibles, menos de aquella.
Juntos se habían enfrentado a la muerte y enterrado sus restos. Juntos habían desafiado a los elementos para intentar salvar a los que podían ser salvados. Y juntos habían llegado a entenderse en todos los sentidos menos aquel, y en aquellos instantes también conquistarían ese conocimiento.
SeHun no se apresuró. No necesitaba la luz para desvestir a JunMyeon a besos y cubrirlo con una manta de amor.
Tan delicioso era el juego que JunMyeon lo siguió, devolviéndole sus besos hasta que los dos estaban sin aliento de necesidad.
Pero SeHun había esperado demasiado tiempo por este momento. Podía controlar su deseo y cubrir a JunMyeon de las caricias que tanto parecía necesitar. No sería difícil tomarse su tiempo. Algunas cosas era mejor saborearlas.
Le dirigió una sonrisa cuando dejó caer la chaqueta al suelo. Detrás fue la blusa. Aunque su suspiro cuando los nudillos rozaron la curva de los pezones de JunMyeon mientras le desabrochaba los botones estuvieron a punto de acabar con el poco control que le quedaba.
SeHun cerró los ojos un momento y tomó aliento antes de volver a abrirlos y disfrutar con la visión de su piel.
—Eres exquisito conejito. —murmuró SeHun mientras deslizaba las yemas de los dedos por una vena azul hasta que desapareció bajo el abdomen fino de JunMyeon.
SeHun agachó la cabeza y recorrió el camino del dedo con la lengua. El aroma de la piel de JunMyeon se le metió por la nariz y lo instó a respirar profundamente. Le puso las manos en el botón de la cintura, lo desabrochó y después le bajó la cremallera. La ropa interior se le cayó al suelo y SeHun ayudó mientras JunMyeon se las quitaba al mismo tiempo que los zapatos.
SeHun se tomó unos segundos para contemplar el cuerpo de su amado, sus curvas algo femeninas, los secretos ocultos en la oscuridad del sótano. La sangre le palpitaba en la ingle y le enviaba un mensaje muy antiguo al cerebro.
"Suyo. JunMyeon era toda suyo."
Estiró los brazos hacia las horquillas del cabello de JunMyeon y sonrió de nuevo cuando la melena le cayó libre sobre los hombros. Había estado increíblemente hermoso la primera vez que lo vio, aunque no fue en las mejores condiciones, pero había una luminiscencia en JunMyeon ahora que resultaba mucho más atractivo.
JunMyeon se aproximó hacia delante. Estaba tan cerca que SeHun podía sentir el calor a través de la barrera de su camisa. Entonces JunMyeon le puso las manos en la ropa, pero le temblaban tanto que apenas pudo desabrocharle los botones de la camisa de SeHun. SeHun le agarró las manos y tiró hasta que los botones volaron por el aire. Le llevó sólo unos segundos librarse de los zapatos, quitarse el cinturón y bajarse los pantalones.
Por un instante SeHun se detuvo, reticente a dejar que JunMyeon viera sus cicatrices, a que las tocara, pero entonces JunMyeon le puso una mano en los calzoncillos y la otra en el cuello para besarlo. Entonces el último vestigio de inseguridad desapareció de su mente.
SeHun devoró nuevamente los labios de JunMyeon con un beso que estuvo a punto de hacerle perder el control allí mismo. De hecho, cuando JunMyeon deslizó las yemas de los dedos por encima de sus calzoncillos, SeHun no pudo evitar gemir y hundir las manos en el pelo de JunMyeon para darle pleno acceso a su boca, a su rostro, a su cuello. SeHun recostó a JunMyeon sobre la alfombra y se tumbó sobre él y el contacto con su piel fue una sensación que había subestimado por completo. Cada terminación nerviosa de su cuerpo se activó, sensible a todas sus caricias.
SeHun introdujo la mano entre ambos y acarició a JunMyeon través de sus nalgas. JunMyeon arqueó las caderas hacia arriba para incrementar la presión de sus dedos. Ya estaba húmedo de deseo y aquella certeza le hizo a SeHun sentir más fuerte de lo que se había sentido en su vida.
—He estado soñando con estar contigo JunMyeon. Una y otra vez hasta que empecé a temer que estuviera loco, obsesionado contigo. —le SeHun dijo con voz temblorosa.
—Yo también he soñado contigo SeHun. Demasiadas veces como para llevar la cuenta. Pero esto, tocarte y sentirte, es mucho mejor que cualquier sueño, y mucho mejor de lo que recordaba. — respondió JunMyeon entre gemidos.
SeHun introdujo los dedos entre la raja del culo de JunMyeon y jugueteó con la entrada de su suavidad interior.
—ah, sí. —susurró SeHun—. Es mucho mejor.
Deslizó un dedo por su zona más húmeda, arriba y abajo, arriba y abajo, hasta que JunMyeon se retorció.
—Más, Hunnie, por favor. —suplico el omega jadeando.
SeHun sonrió y le cubrió de besos el vientre a JunMyeon.
—¿Quieres más conejito? —preguntó SeHun con sorna.
JunMyeon asintió; sus ojos eran como dos lagunas casi verdes y brillantes en su hermoso rostro. Mientras SeHun lo miraba, introdujo el dedo en su interior y sintió que los músculos de JunMyeon se tensaban al instante.
—¿Así conejito? —preguntó de nuevo.
—Más. Te deseo, hunne. Todo mi cuerpo quema. —sollozo JunMyeon.
—Aún no momento conejito. —contestó SeHun.
Deslizó otro dedo en el interior de JunMyeon, acariciándolo suavemente. JunMyeon echó la cabeza hacia atrás sobre la cama, cerró los ojos y por fin se entregó a las sensaciones que despertaba SeHun en él. Sabiendo que toda su concentración estaba puesta en lo que estaba haciéndole, SeHun colocó la boca sobre su pequeño miembro y la saboreó mientras oía los gemidos de placer desinhibido.
Sopló contra el tejido nervioso y después presionó otro dedo contra la entrada de JunMyeon.
JunMyeon se arqueó para incrementar la presión de su boca y de sus dedos. SeHun dejo de chuparle el miembro y colocó la boca sobre la parte que sabía que volvería loco a JunMyeon. le acaricio el culo con la lengua y sintió cómo se estremecía, cómo sus músculos internos se tensaban alrededor de sus dedos y los apretaban con fuerza. Deslizó y giró la lengua alternativamente dentro de sus propios dedos, primero despacio, luego más deprisa, y sintió que el cuerpo de JunMyeon se tensaba a medida que se aproximaba al orgasmo, pero sin permitirle alcanzarlo, negándole lo que prácticamente estaba rogándole.
SeHun lo mantuvo así todo el tiempo que pudo aguantar, disfrutando de los sonidos que hacía JunMyeon, sabiendo que tenía el poder de volverlo loco. Era el momento de sobrepasar el límite. Cerró los labios sobre el culo de su conejito y succionó con fuerza hasta que, con un grito agudo, JunMyeon se retorció y las sacudidas de placer inundaron su cuerpo. SeHun se giró sobre la alfombra y se quitó los calzoncillos rápidamente antes de terminar de desnudar a JunMyeon. Cuando lo poseyera no quería que hubiese nada entre ellos. Nada en absoluto.
SeHun se colocó entre las piernas de JunMyeon.
—Mírame, conejito. —le dijo SeHun.
JunMyeon abrió los ojos y SeHun vio el brillo de satisfacción que nublaba su visión. Comenzó a penetrarlo lentamente, primero sólo con la cabeza de su miembro. JunMyeon entornó los párpados.
SeHun terminó de hundirse en JunMyeon y estuvo a punto de alcanzar el clímax de inmediato. JunMyeon le rodeó las caderas con las piernas para aferrarlo a él. A SeHun le temblaban las piernas mientras intentaba contener su orgasmo, aguantar todo lo posible antes de perderse por completo en el interior de su conejito, pero JunMyeon comenzó a moverse bajo su cuerpo con una sonrisa en la boca.
Su sonrisa fue su perdición. Estaba decidido a tomárselo con calma, a darle tiempo para recuperarse antes de volver a provocarle otro clímax. Pero en cambio no fue lo suficientemente fuerte para aguantar un segundo más. SeHun lo embistió con fuerza y JunMyeon recibió sus embestidas hasta que todas las células de su cuerpo explotaron en un mar de placer.
JunMyeon volvió a gritar y, a través de su placer, SeHun sintió que se unía a JunMyeon en el clímax. Finalmente se dejó caer sobre su conejito, luego giró hacia un lado y lo acurrucó contra su cuerpo.
SeHun le acarició el cuello con la nariz y JunMyeon disfrutó del contacto. El cuerpo aún le ardía tras las sacudidas de placer. Lo que tenían era increíble; no se parecía a nada de lo que hubiera compartido con nadie más.
Todos los años con Seulgi se desvanecieron. Todas las veces que Seulgi lo había llamado sucio patán y lo había echado de su lado cuando él la había deseado perdieron su importancia. Sólo importaba JunMyeon. su JunMyeon que se retorcía con gozoso abandono bajo su cuerpo y lo urgía a continuar con sus manos y sus labios. JunMyeon, que silenciaba sus pequeños gemidos de placer contra su cuerpo, aunque SeHun los sentía por toda la piel.
Y JunMyeon, que le entregó su virginidad, su amor, todo su ser en un dulce abandono que trascendió todo lo que SeHun había creído posible.
Volvieron a la tierra y sus almas se unieron una vez más con sus cuerpos, brillantes de transpiración, antes de dormir abrazados. Era imposible saber cuándo se despertarían, porque no existía el tiempo, ni el día ni la noche en su capullo de amor.
Solo satisfacción y maravilla, y la paz perfecta de amar y ser amado.
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la voz de junmyeon la letra todoo me parecio lo correcto para esta escena. la cancion se llama O2 de suho y escuchenla manenla, amen a suho en agradecimiento de todo lo que les doy siempre siempre. Sin junmyeon de verdad mi vida no se que seria porque muchas veces pierdo las fuerzas de seguir... perdon estoy muy sensible
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