twenty
Después de la visita de los Park, la vida en la casa Oh volvió a la normalidad. Poco después de las festividades, el tiempo se suavizó y la nieve se derritió parcialmente. SeHun y JunMyeon aprovecharon aquel respiro para prepararlo todo para el azote final del invierno.
SeHun recorre los campos para cerciorarse de que todo estaba bien. Los extraños accidentes que habían sufrido no se habían repetido con la llegada del invierno, así que a SeHun no le importaba dejar a JunMyeon solo. Cuando no hacía demasiado frío, jeongyeon salía con su padre.
JunMyeon acababa de salir del lavadero cuando lo vio.
Jimin estaba al borde del bosquecillo que bordeaba el prado. No se movió, sino que esperó a que JunMyeon se acercara.
JunMyeon dejó la cesta de ropa en el suelo y corrió hacia él. Hacía tiempo que había tomado una decisión. Debía decirle a su hermano algo que, sin duda, no comprendería.
—No pienso acompañarte Jimin. —declaró JunMyeon al llegar a su lado—. Y no deberías haber venido a plena luz del día. Los hombres lobo están nerviosos por los humanos. Podrían atacarte.
Jimin lo asió del brazo y lo arrastró al bosque.
—Los lobos tienen motivos para estar asustador JunMyeon. —le dijo—. Los humanos están enfadados de tener compartir la tierra con ellos. Están decididos a expulsarlos. Jackson dice que prenderá fuego a todas las granjas, de aquí a Gayan y que disparan a matar.
—¿No se da cuenta de que los lobos al transformarse son superiores? —inquirió JunMyeon, preguntándose de qué lado estaba su hermano.
—los humanos creen que pueden ganar con el apoyo de las armas, y que el buen lobo es el lobo muerto. —dijo Jimin.
—¿Vas a ir al fuerte a prevenirlos? —preguntó JunMyeon.
—No, hermano yo no hare eso. —replicó Jimin estoicamente—. Como no puedes acompañarme, dejaré que seas tú quien los prevenga cuando pongas a la niña a salvo.
—Pero ¿y si no me creen? —protestó JunMyeon, recordando su último percance con los cambia-formas.
—¿y Crees que me creerán antes a mí? Tu responsabilidad es poner a la niña a salvo y decirles a los lobos de Gayan que los humanos han jurado atacar en cuanto amaine el mal tiempo. Ya han saqueado a algunos lobos cerca de su poblado. —Jimin le puso la mano en el hombro de JunMyeon—. Si tienes alguna influencia con ese SeHun, debes persuadirlo para que vaya al fuerte.
—Puede que SeHun lleve a jeongyeon a casa de unos amigos, pero SeHun volverá a sus tierras. —JunMyeon se ciñó el abrigo que llevaba—. Además, ¿cómo voy a convencer a SeHun sin decirle que has estado aquí?
—¿Por qué no le dices la verdad? —su mirada cobró cierta intensidad—. ¿Y por qué no eres sincero conmigo? JunMyeon, los humanos no viven en un mundo aparte. Conocen las actividades de los lobos. Sé qué esa sentencia te mantiene unido a ese alfa, y sé que tu amor por Oh SeHun te traerá el dolor y la muerte.
—¡No! —grito JunMyeon y se apartó—. No hay nada entre SeHun y yo. Vivimos juntos y trabajamos juntos. Hacemos un buen equipo, eso es todo.
Jimin le levantó la barbilla con la mano y lo obligó a mirarlo.
—¿Estás seguro? —inquirió Jimin.
JunMyeon sostuvo su mirada el mayor tiempo posible, luego bajó los ojos. Nunca había sido capaz de ocultarle nada a su hermano.
—No. —contestó JunMyeon—. No estoy seguro.
Jimin inspiró profundamente.
—Tu verdad debe ser premiado con verdad. Volveré al mundo de los cambia-formas para intentar detener la matanza que acaecerá con el levantamiento que planean los humanos. No podré hacerlo si te llevo conmigo, porque los lobos se levantarían contra tu traición y los dos acabaríamos como fugitivos.
—Ya te dije que no dejaría a SeHun... a jeongyeon. —el desliz solo sirvió para reforzar las sospechas de su hermano. Por un momento, tuvo miedo de que abandonara a los lobos a su suerte y quisiera poner a salvo a JunMyeon, pero las enseñanzas de su padre y el amor por un pueblo en ciernes eran más fuertes que el miedo por lo que pudiera ocurrirle a su hermano.
—Entonces dejaré que decidas tu propio destino. —accedió Jimin—, Pero si ese alfa no puede o no quiere protegerte, vendré por ti. Ahora, ve a hacer el equipaje. No hay tiempo que perder.
Jimin desapareció sin una última mirada y JunMyeon regresó a la casa para terminar de colgar la ropa mientras intentaba hallar la manera de convencer a SeHun de que jeongyeon corría peligro.
Pero no hizo falta. JunMyeon acababa de recoger lo que jeongyeon necesitaría durante su estancia en casa de los Park cuando la niña se acercó corriendo por el camino y esquivó la ropa limpia que colgaba de la cuerda.
–¡JunMyeon, JunMyeon! Papá dice que vayas enseguida. Hay gente junto al río.
–¿humanos? —la palabra se escapó de los labios de JunMyeon.
–¡No, gente de verdad! —dijo jeongyeon casi sin aliento—. Como nosotros, lobos como nosotros.
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Tal como Jimin lo había mencionado, los humanos ya habían iniciado la matanza a algunas casas de los lobos aledañas al pueblo humano. Una familia felizmente había logrado escapar gracias al sacrificio del alfa joven del hogar, corrieron rápidamente transformados en su forma animal hasta llegar a una cueva dentro de un arroyo, SeHun los encontró guiado al sentir la presencia de un alfa desconocido cerca de sus terrenos.
Descubrió ahí que se trataba de un alfa anciano y una omega con dos cachorros, estaban reuniendo fuerzas para continuar su escape al fuerte (cuidad de Gayan) SeHun les pidió que lo siguieran hasta su hogar, pero la familia se negó a acercarse a la casa luego de que SeHun se entera de su situación. SeHun y JunMyeon les llevaron vendas, pomada, comida y ropa al cobertizo próximo al arroyo, donde se habían refugiado.
—Nos iremos de aquí al amanecer. —prometió el alfa de tercera edad, abrazando a su hija omega y sus dos nietos—. Seguramente los humanos nos estén pisando los talones. Nos pareció ver algunos hace unas horas.
—Prepararemos el carromato, están muy cansados como para seguir corriendo en nuestra forma natural y los llevaremos al fuerte. —se ofreció SeHun—. Denos unas cuantas horas para recoger nuestras cosas.
El alfa pareció vacilar.
—No queremos ponerlo en peligro señor. —se aventuró a decir-. No nos hemos acercado a nadie desde el ataque. No habíamos visto a nadie hasta que usted nos encontró.
—Su familia está agotada y enferma. No aguantarán mucho más tiempo. —señaló SeHun—. Los llevaremos en el carromato. Si usted quiere ir solo, puede ir al paso que quiera. De todas formas, voy a llevar a mi familia al fuerte, así que no será ningún problema llevar a su hija y sus nietos de paso.
El alfa asintió con gravedad.
—Siempre que llevemos ventaja a malditos humanos, supongo que no pasará nada.
—Iré a prevenir a... —empezó a decir SeHun.
—Podemos prevenir a todas los cambia-formas que estén en nuestro paso. —dijo el alfa anciano con firmeza—. Pero no voy a desviarme de mi camino para prevenir a nadie hasta que no ponga a salvo a mi hija y mis nietos. Ya han sufrido bastante al perder a su alfa quien se sacrificó su vida para que nosotras ganemos tiempo al huir acá.
La omega abrazo a sus hijos tratando de cubrirle los oídos mientras lloraba en silencio por el dolor de perder a su alfa, pero no podía rendirse y tirar al caño el sacrificio de su esposo porque ellos vivieran, beso con cariño a sus niños susurrándoles que su padre los alcanzaría en el fuerte, era una mentira pero era lo único que podía hacer para evitarles el dolor a sus hijos.
SeHun no pudo evitar entristecerse por la imagen y de solo imaginar en esta situación a JunMyeon con jeongyeon se sentía desfallecer. Iba a proteger a su familia de la única forma que sabía.
SeHun estaba dividido entre la lealtad hacia sus vecinos y la urgencia por poner a JunMyeon y a JunMyeon fuera de peligro. El alfa anciano, al ver su indecisión, lo apartó a un lado.
—Sé cómo se siente. Cree que tengo el corazón duro, pero eso no es cierto. Me preocupo como cualquier hombre lobo, pero pongo a los míos primero. — hablo el anciano—. Son lo único que me queda. A los demás los mataron. Prendieron fuego a mi casa y robaron mis posesiones y mi yerno no tuvo ni la oportunidad de despedirse de sus hijos cuando decidió quedarse para hacer frente a los humanos
El anciano movió la cabeza como si quisiera liberarse de los pensamientos e imágenes terribles que lo acosarían durante el resto de su vida.
—Cuando supe que los humanos iban a atacamos, me puse las raquetas y fui a prevenir a mis vecinos. Cuando volví, la nieve se había derretido. Los humanos habían arrasado el lugar. La mitad de mi familia había muerto o desaparecido. Los que sobrevivieron estaban corriendo tras la hilera dentro del bosque, los alcance, pero conmigo también llegaron los malditos humanos y mi yerno se quedó. —se rascó la cabeza—. Permítame que le diga, señor Oh, que, en esta vida, uno no puede fiarse de nadie. Ni de los vecinos, ni del tiempo y, a veces, ni siquiera de la propia fe en el Todopoderosa luna. Ahora, si vamos a irnos, será mejor que recoja sus cosas y, si no, voy a dormir para que mi familia pueda partir por la mañana temprano. No me queda mucha fuerza pero con dejar a mi hija y sus niños en seguridad podre morir en paz.
JunMyeon se acercó a SeHun y le puso la mano en el brazo.
—Debemos poner a jeongyeon a salvo. Cuando lo hayamos hecho, podremos volver y prevenir a los demás colonos. —dijo JunMyeon secándose las lagrimas por las palabras del anciano. JunMyeon sabia lo que era perder a una familia, pero debería ser más doloroso perderla de la noche a mañana y ser testigo de las mutilaciones y llantos.
SeHun miró a JunMyeon y luego a su hija. La niña era la luz de su vida. Su belleza recién descubierta lo había hecho profundamente feliz, igual que JunMyeon le había dado esperanza.
—Tienes razón. —corroboró—. JunMyeon ve a hacer el equipaje. Nos iremos lo antes posible.
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Uy que creen que pase ahora
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